Despiertas en una habitación iluminada por un foco intermitente. Estas recostado sobre una camilla con sabanas teñidas de gris y beige por el polvo. Las paredes se ven gastadas también. No se aprecian muchas cosas en el lugar, salvo un espejo opacado también por el polvo, y una puerta metálica sin rendijas, además de una televisión en una de las esquinas superiores del lugar.
Te sientes mareado y confundido, notas el hormigueo típico que da en las piernas cuando se te duermen, pero en todo tu cuerpo. Luego, un fuerte dolor de cabeza te invade, como si de la peor resaca de tu vida se tratase.
Te sientas en la cama, pero al moverte sientes un extraño peso alrededor de tu cuello. Tienes una especie de aparatoso collar sobre los hombros, y la parte superior del pecho y la espalda. Solo puedes notar unos pequeños paquetes conectados a cables. Te sientes nervioso, te acercas al espejo y compruebas que no hay forma de quitarte el collar con las manos, e incluso notas unas cuatro lucesitas que parpadean débilmente.
Miras la puerta, te acercas, pero antes de llegar a ella, la televisión se enciende. Inmediatamente, un extraño muñeco te saluda con una voz oscura y ronca, parecía distorsionada por un programa de computadora.
“Hola Harold. Quiero jugar a un juego. Probablemente eres el sujeto más oscuro con el que me haya topado. Debo reconocer que tu careta de viejo amable te queda a la perfección, pero no es perfecta. Pude ver toda la maldad que se esconde tras ese rostro sonriente que ofreces a tus clientes.”
“Has pasado los últimos años de vida fingiendo ser un juez, alguien con el derecho de tomar la vida de las mujeres a las que consideras indignas. Las maltratas y luego las liquidas, sin importante las familias que hay detrás, o a las personas cuya falta podría afectar. Te ves con el derecho de juzgar a la gente a la que no conoces, te vez a ti mismo como a un sentenciador, yo te veo como lo que eres, un psicópata indigno de vivir.”
“Podrás pensar que soy igual que tu al secuestrarte, en contra de tu voluntad, y llevarte a un lugar desconocido, pero no seré yo quién te juzgue. ¿Como te sentirás al darte cuenta de qué tu vida ya no depende solo de tus decisiones? ¿Como se sentirá el juez al ser juzgado?”
Las palabras de aquel muñeco te tocaron de verdad. Con lo que decía, sentiste el peso de tus malas decisiones. Obraste mal y lo sabes. Cualquier persona normal sentiría miedo de lo que pasaba, pero tu no, tu sentiste admiración por aquel que te llevo allí, y la idea de poder seguir sus pasos como un fiel apóstol del muñeco y la justicia que predicaba. En menos de cinco minutos, a tus 61 años, tu vida había cambiado.”
Eres el Arrepentido. Si eres seleccionado por los Secuaces de Jigsaw para ser atacado por las noches, pasaras a pertenecer a su bando. Pero cuidado, no eres inmune a las votaciones diurnas, así que lo mejor es tratar de guardar las apariencias.
Perdona mi ignorancia, pero este es la escena personal de mi personaje donde tengo la info o es para postear? :P
Sales de la habitación, y te encuentras en un pasillo lleno de personas. Todas con el mismo collar que tu, todas en la misma situación que tu. Hay por lo menos veinte personas en ese lugar, los desconoces a todos, pero entre todos reconoces a una persona.
Tus ojos muestran furia al ver a Arthur, un sujeto con el que trabajabas. Sabías que se acostaba con la hija del dueño de la inmobiliaria, Kim, pero nunca tuviste mayor relación con ella. Sin embargo, Arthur... aquel bastardo te había hecho la vida y el trabajo imposible mientras estuvieron en la misma empresa, hasta que lo despidieron. Arruinaba tus ventas, y con ello tus comisiones. Solía mofarse de ti, y de tus compañeros, más te obligabas a no decir mucho puesto que no era conveniente que desquitaras con alguien que no fuera una prostituta, quizás era algo de paranoia lo que te hacía pensar que si no era cuidadoso, serías descubierto.
No agrego a quién jodiste, puesto que asesinaste a la prostituta que un personaje amaba, y nadie sabe de esa faceta tuya, ni Harold a que personaje se refiere.
Un mensaje en la televisión enciende tu curiosidad. Y tras leerlo, tus ojos se encienden con creciente emoción.
- "Hola Harold. He estado observándote, he estado pendiente de ti. Se que admiras mi trabajo, aunque no puedo decir lo mismo del tuyo. Lo sabes igual que yo, ninguno de ellos merece vivir realmente. No han aprovechado la oportunidad, no han querido tomar la salvación de ellos mismos que les he ofrecido. Revisa debajo de tu cama, Harold. Quiero que me ayudes a acabar con sus vidas, no son más que escoria. Te dejaré vagar libre por las noches para que les des justicia por tu propia mano. ¿Qué dices Harold? ¿Quieres jugar a un juego? -
Si revisas bajo la cama, encontraras un cuchillo. Uno muy familiar, aquel cuchillo que solías usar para acabar con las prostitutas que tanto odiabas. Ahora ellos son todos rameras de la vida, meretrices que usan el oxígeno como pago a vivir sus inmundas existencias.
Desde ahora eres el Cazador.
Cada turno nocturno deberás escoger una victima en esta escena, la cual despertará muerta al día siguiente.
La cara de Harold se transfigura en éxtasis cuando la voz del altavoz que tanto admira se dirige personalmente a él. Se levanta de la cama donde estaba sentado de inmediato, mirando la pantalla con emoción y en cuanto la voz se lo indica se agacha con dificultades para sacar un objeto de debajo de su cama. Su cuchillo.
Aquel hombre es maravilloso, lo comprende todo. Incluso la satisfacción de realizar sus trabajos con su propia herramienta. Una lágrima empieza a deslizarse por el rostro de aquel anciano, que en estos momentos se siente un iluminado, bendecido por un dios.
- Gracias... Gracias... - Repite una y otra vez. - Haré que paguen por sus pecados... Gracias...
Con energías renovadas y acariciando el cuchillo con los dedos índice y corazón empieza a analizar la nueva situación. - ¿Quién merece morir el primero...?
Cuando Harold ve que Arthur parece volver a la vida su mirada se entrecierra ligeramente. El anciano nunca había podido vengarse de ese malnacido. Soportarlo día tras día había sido peor que sus recuerdos sobre Vietnam. Pero ahora... Ahora tenía las herramientas. Tenía la oportunidad.
Harold había elegido su primera víctima.
Pues a por Arthur.
Me he colado con el pj en el post anterior y no puedo editarlo, ¿me lo cambias? u.u
Tendré hipercuidado a partir de ahora con esto xDDDD
¿Arthur? Eso es ser cabrón y el resto son tonterías.
Soy el más cabrón del multiverso, muajajajajaja :D
Pos que putada revivir pa morir de nuevo xD
Po sí, pero oye, que no me hubiese jodido la vida, que se pasaba el día intentando boicotear mi trabajo y mi buen hacer.
*Harold se encoge de hombros y pone cara de gato de Shrek*
Yo solo soy un pobre ancianito que quería ganarse la vida y ese hombre malo siempre se mofaba de mí... No es crueldad, es justicia...
Una justicia enferma... pero justicia al fin y al cabo. Fuck it xD
Si en el fondo te encanta, que yo lo sé xD
Harold acariciaba a Mataputas con la mirada perdida, sentado en el borde de su camastro, esperando que pasaran las horas y llegase el momento de salir de su cuarto. Su mente repasaba una y otra vez todas las humillaciones a las que le había sometido ese malnacido. Tantos años soportando sus mofas sin poder hacer nada al respecto. Teniendo que conformarse desahogándose con prostitutas sucias y asquerosas.
Pero su momento estaba a punto de llegar. Por fin podría acabar con Arthur impunemente. Se metió la pastilla en la boca y dejó que se disolviese lentamente en su saliva mientras sentía su anciano corazón golpear con fuerza en su pecho. La emoción lo embargaba mientras esperaba con impaciencia que llegase la hora. Asfixiaría a ese cabrón mientras lo apuñalaba, para que dejase de contaminar el aire que Harold tenía que respirar. Sería una pena no poder trocearlo, pero no podía mancharse la ropa de sangre o lo acusarían por la mañana.
El anciano Harold se encontraba impaciente porque sonase la alarma y todos se retirasen a sus celdas. Estaba deseando salir y sacar a Mataputas de paseo, ansioso por desquitarse con esas... prostitutas. Llevaba todo el día disimulando delante de ellos mientras se imaginaba cómo los acuchillaba y troceaba a todos, uno por uno...
Sus ojos se habían detenido en la loca de los espíritus más de una vez. Con esas cosas no se debía jugar, en sus tiempos lo sabían bien. Esa niña se había pasado con las drogas y empezaba a darle miedo que tuviese algo de razón en lo que decía.
Harold sentía ganas de visitarla esta noche, quizá, con un poco de suerte, se le levantaría el asunto después de rajarle el cuello a Isabella. Y si no... Mataputas podría terminar el trabajo por él. Era un amigo fiel. No sería tan satisfactorio como despedazarla, pero era lo mejor que se podía permitir. Tendría que tener mucho cuidado de no mancharse, se quitaría la camisa antes de empezar.
Quiero acuchillar a Isabella y luego violarla con el cuchillo o.o
Te acercas a la habitación de Isabella, pero algo te detiene. Mike comienza a embestir la puerta de su celda con una fuerza tremenda, tanta que amenaza con sacarla de su soporte. Es demasiado estar afuera si él logra salir. Esta despierto, y si abres esa puerta, te machacara. Lo único que puedes hacer es volver a tu celda, a esperar a que llegue un nuevo día.
Será de Isabella, ¿no? XD
¿Tantas ganas tienes de que vaya por Sam? :P
Vaya movida... pobre Mataputas, está hambriento u.u
Nop, es Mike quien embiste xP ¿Crees que Isabella, una puta con cara de yonki sea capaz de amenazar con derribar la puerta? xD
Me siento trolleado xD
Te acercas a la habitación de Samantha
Lo digo por eso XD, que yo me acercaba a la habitación de Isabella, no la de Samantha :P