Partida Rol por web

El comedor de Aguas Negras es un espacioso salón con 10 largas mesas, sillas plásticas y brillante iluminación ubicada en el mismo nivel que el gimnasio y la enfermería, también conocido como el "nivel común" pues es el único al cual todos los presos tienen acceso (a no ser que estén en confinamiento).

A lo largo de una de las paredes corre una barra, que sirve la comida.

Los utensillos (vasos, cuchillos, tenedores, cucharas) son de plástico y no pueden ser endurecidos por temperatura, para evitar que los presos hagan armas con ellos. 

El comedor está casi completamente vacío; puesto que con la mini-"revuelta" que se llevó a cabo en el gimnasio los presos regulares quedaron confinados a sus Sectores.

Los menores y los ex-héroes quedaron fuera... los primeros por razones tanto legales como que, excepto Down, se habían mantenido sabiamente lejos de los problemas. Los segundos, si bien eran presos, eran tratados con un respeto diferente, hasta habían ayudado en general a contener a los presos, y el Director los recompensaba por ello.

Hoy había pollo, sopa y una ensalada sorprendentemente fresca.

Maxwell levantó la vista de su plato, distraído. Un poco más allá, visiblemente molesta con el mundo y apartada de los demás, con un cardenal en el pómulo izquierdo, estaba la chica colorada que andaba siempre con Down. 

Rote se rehusaba a comer; aunque lo hacía parecer un genial rebeldía, en realidad le dolía horrores la mandíbula y masticar era como clavarse cuchillos en las encías. Pero no lo iba a admitir, claro. Dos mesas más allá, estaban solo los héroes. Vio a León Negro, un africano que era el Jefe de su Sector, charlando amigablemente con otros 4 hombres. Y también vió a el hombre de bigotes que había defendido a Down cuando Giro la atacó. El "bigotón" parecía satisfecho, y en su bandeja un pequeño flan era ignorado.

A los chicos no les daban flan.

Maxwell abandona su cómodo asiento y se acerca a la apartada chica de pelo rojo que siempre acompaña a Down.

- Hola, ¿Como va esa herida? - pregunta señalando el pómulo izquierdo de la chica - ¿Estás bien? ¿Sabes a que ha venido todo este alboroto?

RZ estaba cansada, no esperaba aquello, no sabía la que se iba a liar. Y para su decepción tampoco se imaginaba que fuera a durar tan poco y le hubiese gustado participar más activamente. Pero había visto un poco más del funcionamiento de la prisión, ahora sabía algunas cosas y él próximo motín sería distinto...

Se encontraba sumida en estos pensamientos cuando se le acercó un hombre. A su pregunta, respondió con una mirada de arriba a abajo y una frase entre dientes:

-¿Se puede saber quién diablos eres tú?

- Maxwell Conrad - digo con una sonrisa - Y ya que estamos con las presentaciones ¿Tu eres...? He visto que tu amiga Down y tu lo pasasteis un poco mal con los guardas, no me gusta mucho esa actitud violenta que tienen ultimamente. Tan solo quería comprobar que estabas bien...

RZ frunce el ceño y se dirige a su interlocutor.

-No estoy bien "señor" Maxwell ¿Como quieres que esté?Estoy encerrada, estoy jodida, en cuanto a mi actitud violenta- se levanta de su asiento y empieza a alzar la voz- mira,estos cabrones nos tienen aquí encerrados y encima hacen que nos partamos la cabeza para su divertimento, y ahora Down y otros están en la enfermería y no he podido hacer ni una puta mierda. ¿Como quieres que me encuentre?

Mira a su alrededor, sabe que no es momento para otra trifulca y se sienta otra vez, ya más calmada dice.

-En fin, llaman Rote Zora,y estoy aquí por hacer justicia ¿y tú?

- Parece que tenemos algo en común, Rote Zora. Yo también estoy aquí por hacer justicia... En otra época quizás te diría que controlaras ese genio tuyo, que te traería problemas... pero ahora uno ya no sabe en que pensar...

Varias personas paracen mirar hacia Rote Zora y Maxwell. Principalmente los guardias de seguridad.

- Miralos, se creen alguien pero no son nada. Actuan como dioses pero si las cosas fueran como tienen que ser, nosotros seriamos los héroes y ellos los villanos. Que mierda de mundo...

Los guardias se acercan.

- ¿Todo bien, Señor Maxwell? - Mirando a Rote - ¿Algun problema?

- En absoluto - respondo con la mayor educación y elegancia posible - estaba conversando con la señorita acerca del altercado sucedido hoy. Está bastante preocupada por el estado de su amiga, que ahora mismo está en la enfermería. Seguro que se calmaría si pudiera verla, aunque fuera un instante. Yo me ofrezco a acompañarla si es necesario. Me hago cargo...

RZ se vuelve hacia Maxwell.

-Bien, iré a la enfermería con ellos, será lo mejor.No te doy las gracias, sino que ya te echaré un cable cuando te haga falta. Por lo demás, espero terminar esta conversación sobre lo que es justo y lo que no lo es después.

Sin esperar que los guardias den su aprobación, como si no existieran, se levanta y marcha hacia la endermería. Cuando está a unos pasos levanta el puño izquierdo por encima de su cabeza en señal de saludo.

-Hasta ahora-dice sin volverse.

Cuando Rote se dirige hacia la puerta, un guardia se interpone en su camino.

- A dónde crees que vas, canija?, pregunta.

Uno de los guardias al lado de Maxwell le dice al héroe, Señor, no se si esto es lo recomendado. Nos han indicado que permanezcan aquí, como sabe el resto de los presos están en sus celdas por orden de Giro...

Una voz grave pero sorpresivamente melodiosa los interrumpe.

- Haremos una excepción en este caso. Acompáñenme, s'il vous plaît, dice mientras se dirige hacia la puerta.

El guardia se aparta y los deja pasar, primero Rote, luego Machina y Maxwell a su lado.

Machina, miembro francés del ECE, es un experto en tecnología y utiliza una armadura que aumenta su ya impresionante tamaño. Tiene fama de ser gentil, y por ello destaca en un ambiente como el de Aguas Negras.

Se dirigen por el pasillo que lleva a la enfermería.

Al llegar a la puerta principal, un guardia les deja paso ante una indicación de Machina, y pasan a la sala de espera. Una vez dentro, ven a un guardia ya entrado en años, sin casco, detrás de un escritorio, y dos guardias armados, y media docena de presos con magulladuras leves, esperando ser atendidos.