Varias jornadas de viaje os ha costado llegar a las Montañas del Fin del Mundo, algunos de los héroes que os acompañaban no han conseguido llegar pero los que lo habéis hecho sabéis que este es realmente el principio de vuestro viaje. Ante vosotros está la entrada al antiguo templo de Azidahaka irguiendose como una gran masa de poder oscuro dispuesta a devoraros.
En los tiempos míticos cuando los dioses aún caminaban por el mundo junto a los mortales cuentan las leyendas que un dios demonio se enfrentó a los demás dioses en una guerra que duró siglos.
Hace miles de años aquí se libró la batalla final contra el, miles de guerreros de todas las razas murieron luchando en la llanura próxima a la montaña a la cueva que da la entrada al templo pero sus muertes no fueron en vano, con su sacrificio consiguieron destruir el ejercito infernal con el que Azidahaka pretendía dominar todo el mundo conocido y lo obligaron a refugiarse en su interior, entonces tras mucho deliberar, varios héroes decidieron entrar al templo con la intención de destruir definitivamente al demonio. Según la historia que cantan los bardos ese día la luna era roja presagiando malos augurios.
Exactamente como esta noche.
Nada más entrar la puerta del templo en forma de craneo se cerró tras ellos dejandolos solos en los dominios de Azidahaka. Solo uno de ellos salió con vida, dice la leyenda que cuando volvió estaba completamente ensangrentado y portaba una caja de madera en la que había encerrado la esencia del demonio.
De nuevo Azidahaka está en el mundo aunque no con todo su poder y de nuevo unos héroes han de enfrentarse a el, vosotros sois los que habéis aceptado esa responsabilidad así que os adentráis temerosos aunque llenos de esperanza en el templo, el cual se cierra a vuestra espalda al entrar el último de vosotros.
Entró tembloroso en el templo observando con atención cualquier posible suceso con el fin de salir de allí corriendo hasta que la puerta se cierra detrás de el. Con el susto, goblin se esconde detrás de una vieja y derrumbada columna, sollozante y con una mirada de puro pánico, su endeble cuerpo temblaba tanto que las piedrecitas sueltas crujían bajo sus desgastadas botas.
Zniff... Miraba al resto esperando que encontraran el modo de salir de aquí para poder volver con su tribu y así seguir con su vida.
Entro en el templo, no sin temor, pero con la confianza necesaria para el fin por el que estoy aquí. Una vez dentro, al rato, oigo el crujir de la entrada cerrándose y digo en voz alta: ¡¡Hay alguien más por aquí!!, sabiendo que somos varios los que hemos entrado aunque no localizo a nadie cerca. Se habrán separado al entrar, pienso.
En unos segundos escucho a algunos responder, acercándose a mí, aunque aún no distingo quienes son.
Estúpida roca de mierda. ¿Por que coño tenia que estar tan lejos? Pensaba Urgar mientras avanzaba junto a la comitiva para encontrar la cueva legendaria. ¿Esto es todo? La desilucion en su rostro se podía ver a metros de distancia. Una cueva con forma de cráneo. Muy original.
Al ver como todos comenzabana entrar desidio seguiir los al ingterior. Una vez dentro alguna suerte de mecanismo se acciono y cerro la entrada. Genial esto va para largo.
Entre las sombras se escucha una voz. Querras decir atrapados aqui. Contesto a la vos femenina.
Después de tanto camino recorrido por fin Bayard consigue llegar a la roca donde se convertirá en un héroe. Esos malditos tendrán que aceptar mi regreso a la tribu después de que regrese convertido en el salvador del mundo. Piensa mientras busca en la oscuridad alguna de las figuras que ha visto entrar antes que él.
¡¡Hola, estoy aquí!! ¡Tratemos de reunirnos! Grita mientras intenta dirigirse hacia las voces que ha escuchado hablar antes que él.
Caminé con pasos firmes y con seguridad de mi misma al templo. Aquello estaba oscuro, pero no por eso me iba asustar tan fácilmente. Los crujidos de los caminar de algunos y la voces a los lejos que escuchaba, hacía que fuera hacia ellos.
Cuando llegué donde se encontraban algunos pocos, les miré de arriba a abajo a cada uno de ellos. Y sin decir ni una sola palabra, me coloqué al lado de ellos.
Tras escuchar el estruendo de la puerta Belphegor aprieta las manos con fuerza e imágenes de recuerdo de sangrientas guerras vienen a mi mente otra vez en este asqueroso lugar........... pero hay mucha diferencia por que esta vez estaré hai para derrotarte maldito Azidahaka y no sucumbiré ante tu malvado poder!!(pienso) lo juro por esta segunda vida que poseo lo digo casi susurrando
La luna roja ya le había puesto los pelos de punta, pero cuando quedaron encerrados supo que esto no iba a ir bien. Aunque no estaba solo, así que intentó acercarse a donde se oían las voces.
Grandes tiempos para ser un héroe, ¿verdad? - dice maldiciendo para sus adentros.
Esa luna llena no presagia nada bueno. ¿Y si nos estamos dirigiendo a la mismisima boca del infierno? Bueno... tenemos un deber para con nuestros iguales, y si hay algo malévolo aqui deberemos acabar con ello.
Pero tento tanto miedo... mejor que no se me note.
Entro con paso firme a la gruta cuando de repente se cierra la puerta. Intento evitarlo pero pego un salto hacia alante del susto.
Nchs... ya empezamos...
Kazulu entra en la cueva, alli ya hay mas gente, la luna roja presagiaba malos augurios-espero que no para mi-Se dijo y avanzó hacia donde estaban los demas
Cuando la puerta se cerró a nuestras espaldas me pilló desprevenido, no esperaba sorpresas tan pronto. Oí algunas voces, así que me dirigí hacia ellas y me reuní con mis compañeros.
-Habrá que manterse alerta- dije, más para mí mismo que para nadie.
Al cerrarse la puerta y ver que entrabamos todos, me encontraba calmada pero siempre alerta, sentía la necesidad de entrar lo mas pronto aquí ya que un sentimiento fuerte me ha llevado hasta aquí, al escuchar las voces de los demás decido juntarme con ellos callada y con calma, ya que estar en un sitio así sola no sería una buena idea .
Aquella gruta un día albergó grandes heroes, y sesgó sus vidas. Hoy somos nosotros los que nos adentrabamos en busca de aquel demonio una vez más, para arrebatarle su vida.
Escucho a varios de los compañeros, uno de ello sugiere que la Gruta de Azidahaka era un lugar idoneo para convertirnos en heroes. Miro todo lo que nos rodea, y la garganta de piedra que nos espera impaciente porque aceleremos nuestros pasos.
Y es entonces cuando lo rebato diciendo: Espero, que seamos heroes vivos, amigo mio, estaría bien que por una vez, la historia no contara hazañas de héroes muertos.
Con paso firme y decidido mi silueta se dibuja a cada centímetro que avanzo.
Alzo mi mirada para observar el ambiente, el lugar, la luna roja, el mal augurio... Inspiro profundamente y huelo el miedo en el aire. Y la boca se cierra, aunque no me inmuto por ello, quizá una parte de mí ya se esperaba algo así conociendo la historia.
Tras que varios hablen, me pronuncio.
En realidad, el cementerio está lleno de héroes.
Cierro los ojos con un amargo recuerdo y vuelvo a abrirlos para hacer una leve reverencia.
Hikari Ryo.
Digo, a modo de presentación. Alzo mi rostro y observo a los que han de batallar a mi lado.
Raessa entró en aquel lugar temerosa de lo que podría encontrarse cuando la puerta se cerró tras ellos. Después de unos momentos de tensión y nervios escuchó las voces de algunos de sus compañeros. A tientas intento dirigirse hacia ellos, hasta al fin situarse al lado del grupo. El último que había hablado se había presentado, y ella iba a hacer lo mismo:
-Yo soy Raessa
Si bien las tinieblas del lugar no le dejaban ver con claridad las personas que se aproximaban. Ungar, tenia indicios que al menos 3 mujeres y bastantes mas hombres estaban en la cueva. Parece que no soy el único que desea derrotar a ese asqueroso demonio.
Ugnar me llaman. ¿Por casualidad alguien tiene medios para encender una fogata? Entre tanto bicho raro es posible que alguno escupa fuego o similar.
Se mantenía expectante.
XD es que no tengo tiempo, asi que posteo para que sepan que existo.
Tras entrar al templo, me quedo a oscuras debido a que, nada más traspasar sus puertas, éstas se cierran súbitamente, haciendo que momentáneamente me sobrecoja, aunque rápidamente me centro en nuestra misión en aquel templo...
Tras los nervios iniciales, observo a otros aventureros que están presentándose según llegan, así que me dispongo a hacer lo mismo
Mi nombre es Glehan.
Yo soy Bayard. ¿Alguno tenéis alguna pista? ¿Cómo vamos a encontrar a Azidahaka para destruirlo?
Él es mezquino, tramará alguna artimaña cobarde mientras recupera su poder, posiblemente a costa de los que caigamos en la batalla.
Respondo con naturalidad, aunque mis ojos observan a los que se han presentado y les dedico una sonrisa bastante seria.
No sé encender fuego si no es con dos troncos o con dos rocas. No tengo más pista que el hecho de que este lugar hiede a oscuridad y que la luna presagia un mal aún mayor.