Partida Rol por web

Yo me llamo Lautaah digo mientras hago una sutil reverencia. Más que encontrarlo creo que él llegará a nosotros. Sentencio. No es algo que me guste, pero aqui estamos.

Akor Ultar... Digo a modo de presentación. Y corrigiendo las palabras de la mujer marina digo: Si mis miedos no me fallan creo que ya está aquí.

No os dejeis engañar, todo puede ser tras estas puertas

Tras analizar las palabras de estos seres tan raros me pronuncio diciendo: es posible que este entre nosotros disfrazado,  ya que de seguro quiere engañarnos haciendose pasar por alguna alma inocente. 

Con voz suave dije.

Soy Freima, y lo único que me interesa es salir de aquí. ¿Cómo? creo que ya se verá, si se consigue salir de aquí. Tan solo decir que yo no tengo ninguna pista de nada y dudo mucho que si alguien la tiene diga algo.

Bayard comienza a analizar los rostros de los héroes que están en la cueva con él.

 Mmmm, podría ser, que estuviera oculto entre nosotros. Si yo fuera un demonio maligno quizá haría algo así... Tendremos que estar bien atentos.

Tras seguir a los otros héroes, fundido en las sombras, durante su corto trayecto, decido finalmente mostrarme.

- Deberíais estar más atentos, sí. - digo a modo de saludo mientras me pongo a su lado - Me llamo Ursue. Creo que tenemos el mismo objetivo.

Mientras  os presentais seguís avanzando por el inmenso templo que parece no tener fin, por fin llegáis a una sala presidida por una gran estatua de Azidahaka y otras más pequeñas de sus sacerdotes a su alrededor.

Tras la estatua del Dios-Demonio encontráis sobre un altar varios objetos, la mayoría los ignoráis por considerarlos inútiles y viejos, otros en cambio sois inmediatamente atraídos por ellos por razones que ni ellos mismos llegan a comprender.

Glehan se siente atraída por una balanza e inmediatamente se siente imbuida del poder de la justicia, a partir de ahora ella puede salvar o condenar a uno de vosotros en caso de dudas.

Ursue por su parte coge unas herramientas de zapatero, a pesar de su humildad con ellas podrá restaurar los poderes de los demás del mismo modo que un zapatero puede dar nueva vida a unas botas viejas y desgastadas.

El enorme y fiero Gognar coge una gran bolsa de cuero manchada de sangre, dentro hay sierras, tenazas, garfios, escalpelos y numerosos instrumentos de tortura, a partir de ahora nadie podrá negarse a responder a las preguntas que haga bajo amenaza de ser torturado.

Ryu Hikari coge una pequeña estatuilla de un hombre con las manos atadas, los ojos vendados, y la boca amordazada, desde ahora el tendrá el poder de silenciar la voz de slos compañeros que crea corruptos o equivocados.

Lautaah, la hermosa elfa marina curiosamente coge un gran espadón de verdugo manchado de sangre, si lo desea lo usará para acabar con quien crea servidores de Azidahaka, y por la determinación con que blande el enorme mandoble a todos os queda claro que no dudará en segar vuestras cabezas si lo cree oportuno.

Por su parte Bayard el elfo gris semidrow se adueña de un cetro de mando que curiosamente se adapta a la perfección a su mano, desde ahora el tendrá la primera palabra cuando empiecen las deliberaciones, pero a cambio de ese privilegio deberá decir públicamente que decisión ha tomado respecto a vosotros.

Al comprobar el enorme poder de estos artefactos llegáis a la conclusión de que sin duda estos objetos fueron posesiones de los héroes que anteriormente vencieron a Azidahaka dejados por ellos para ayudar a futuros valientes que viniesen a enfrentarse de nuevo al malvado demonio en caso de que volviese a este mundo. Y por desgracia aunque deseáis no tener que usarlos sabéis que no tardaréis en tener que hacerlo.

Tienes razón Anuwiel  esa  es una de las maneras que Azidahaka utilizo la última vez para formar su nube de terror y oscuridad tenemos que estar alertas de todo lo que sucede aprieto el mango de mi espada con fuerza y emito un sonido gutural de muerto viviente

Bayard se siente diferente en cuanto su mano toca el cetro. Más seguro de sí mismo de lo que ha estado nunca. Carraspea antes de hablar y su voz dubitativa se ha vuelto más segura.

Escuchadme. Estoy seguro de que encontraremos a Azidahaka por muy bien que se oculte, siempre y cuando seamos un equipo unido. 

Cuando termina de hablar se mira sorprendido las manos. Acostumbrado a ser rechazado por los suyos, sentir esta seguridad es extraño para él.

Me limito a asentir con la cabeza mientras continúo escuchando, fijándome en los movimientos de cada uno de ellos, una sonrisa tranquila, nada parece afectarme, aunque se nota una rabia en el interior de mis ojos.

Camina tranquilo junto a los demás en medio de las tinieblas de esa maldita cueva. Hasta llegar a lo que parecía un altar. Bueno al menos tenemos luz. No es que ignore la conversación sobre el demonio, solo que además de escuchar que se puede esconder en la piel de cualquiera no podía ver con claridad a los demás.

Según la historia... ¿Como encontraron a Azidahaka los héroes anteriores?

Tras un buen rato explorando, parece que llegamos a una sala diferente de las demás. Nada más llegar, noto algo en el ambiente que me llama, a lo lejos.

Qué extraño, noto una sensación desconocida en mí. Pese al lugar en el que nos encontramos, algo me dice que debo encontrar lo que sea que me la causa, parece puramente benigna.

Cuando consigo hacerme paso entre los demás, me encuentro ante una majestuosa balanza y, nada más tocarla, siento que algo ha cambiado en mi interior.

Parece que estamos de suerte, la justicia está de nuestro lado de ahora en adelante para evitar que Azidahaka se salga con la suya!

La sala que se abre ante nuestro ojos, muestra respeto por los caídos, pues aunque el Demonio Azidahaka preside el lugar, numerosas estatuas recuerdan la historia de otros muchos heroes que llenaron el lugar, y lo pintaron sus vidas.

Mi mirada pasa de uno a otro de mis compañeros, viendo como se acercan a un altar sin reparar en lo demás.

¿Qué es lo que hacen?

Pronto veo que sus manos portan las reliquias de antiguos heroes caídos, es entonces que calmo mis dudas y digo tras las palabras de Glenah: Es bueno saber que la justicia esta de nuestro lado, esta vez no estaremos solos.

Miro a todos y cada uno de mis compañeros y digo, arrodillandome ante los portadores de las reliquias. Sois dignos de portar las reliquias que os han confiado, esperemos que esta vez, la historia no se tiña del color de la sangre y las puertas de esta antigua cueva se habrán para dar luz a nuevos heroes.

Al llegar a aquella sala algunos de sus compañeros se comportaron de forma extraña, como atraidos por las estatuas. Raessa sintió curiosidad, pero se quedó con el resto del grupo. Como había dicho Bayard, debían permanecer juntos

Sólo cuando Akor habla me percato de la estuatuilla que tengo entre las manos y sonrío. Alzo mi mirada hacia el resto de presentes.

Que el valor de los que antaño lucharon esté de nuestro lado, creo que falta nos hará.

Miro entonces a Glehan. Qué efusividad, me gusta...

Ya estabamos casi todos unidos, más de una docena de personajes variopintos y de diversos lugares allí encerrados en una misión conjunta, o eso al menos creía.

Este templo parece más grande de lo que pensaba, será mejor estar alerta e ir todos juntos, no sabemos que peligros nos esperan. Por cierto, mi nombre es Thardowen.

Dicho esto estudio esos extraños objetos que algunos han cogido, observando un cambio repentino en la actitud de ellos. Es probable que sea objetos mágicos, pero ¿cuál será su verdadero poder? tengo la impresión de que pronto lo averiguaremos.

Caminaba con pasos firmes, hacia aquel templo donde nos encontrábamos. Al fondo del pasillo se podía ver una estatua enorme, a la que poco a poco me dirijo.

Mientras algunos de los presentes, caminan más ligeros, como si se sintieran atraídos por algunos de los objetos que allí se encontraban. No les dí ninguna importancia a ellos, pero si al comportamiento y palabras que se empezaban a escuchar allí.

Miraba atentamente a cada de ellos y del resto para ver reacciones. Pero de todo lo que se decía me llamó la atención una frase. Por lo que hablé.

Estar juntos, ¿cuánto tiempo seremos capaces de estarlo?...

Una vez en la sala central, se quito uno de los gruesos pendientes, abrió una pequeña tapa que tenia y lo lanzo al techo, para que lo que estuviera dentro de el se diseminara con el aire, el mismo contacto hizo que el polvo que soltó su joya, iluminara el techo con luz de media tarde.

La bruja levanto su mano y espero a que su pendiente cayera y volver a colocárselo sin ningún tipo de duda. Ahora todos podían verse sin dificultad, feos o guapos, humanoides o monstruos.
-¿Así esta mejor verdad?-Sonrió de manera picara.-Soy Elbaraen, por cierto.

Esta espada me resulta  sumamente familiar, me siento segura con ella. ¿Debo ser la reencarnación de un antiguo héroe? Pero su poder es tan inquietante, ¿y si me equivoco? Espero tener también el don de la sabiduría...

Sonrío al grupo. Permanecer unidos y protegernos los unos a los otros es lo mejor que podemos hacer en estos momentos. No sabemos de que forma ni donde nos va a atacar el mal.

Ursue toma las herramientas y, con una solemnidad aprendida, asiente.

Después cierra los ojos durante un segundo, tratando de sentir qué tienen las herramientas que decirle. Finalmente se dirige a todos.

- Trataré de hacerlo lo mejor posible, y estar a la altura del anterior usuario de este magnífico regalo.