Partida Rol por web

Entre el conocimiento y la fe (HLCN)

Dia 1: Sólo los niños se salvaran.

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15/03/2013, 13:25
Muerto 1:Hermano Leovigildo

Cuando terminó de rezar, Leovigildo se levantó indignado y cabreado al ver que nadie del pueblo rezó con el. -Pecadores!, ignoráis la palabra del Señor todopoderoso! vuestras almas están llenas de pecado y no queréis encontrar la salvación! Mira al cielo con los brazos abiertos. -Oooh Señor Todopoderoso y omnipresente! perdona al menos a los inocentes de este pueblo y envía un castigo divino a los pecadores!

Vuelve a ponerse de rodillas y a rezar.

-Adoro te devote, latens Deitas,
Quae sub his figuris vere latitas:
Tibi se cor meum totum subiicit,
Quia te contemplans totum deficit.

Visus, tactus, gustus in te fallitur,
Sed auditu solo tuto creditur.
Credo quidquid dixit Dei Filius;
Nil hoc verbo Veritatis verius.

In cruce latebat sola Deitas,
At hic latet simul et humanitas;
Ambo tamen credens atque confitens,
Peto quod petivit latro paenitens.

Plagas, sicut Thoma, non intueor;
Deum tamen meum te confiteor.
Fac me tibi semper magis credere,
In te spem habere, te diligere.

O memoriale mortis Domini!
Panis vivus, vitam praestans homini!
Praesta meae menti de te vivere
Et te illi semper dulce sapere.

Pie pellicane, Iesu Domine,
Me immundum munda tuo sanguine.
Cuius una stilla salvum facere
Totum mundum quit ab omni scelere

Iesu, quem velatum nunc aspicio,
Oro fiat illud quod tam sitio;
Ut te revelata cernens facie,
Visu sim beatus tuae gloriae.
Amen.

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15/03/2013, 15:34
Muerto 21: Frank "3 dedos"

Escucho las palabras de Olwin y negó con la cabeza.
-Yo sinceramente no estoy de acuerdo, creo que Obispo y Alcalde se mataron el uno al otro, al intentar salvar a su esclava de la quema. Por lo que esta precaución de cerrar el pueblo, es totalmente innecesaria.

A pesar de estar cojo, ayudaba a cargar a los niños mas pequeños, aunque sabia que esa carreta no seria suficiente, no dijo nada.

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15/03/2013, 16:10
Francisco de Leyva

El enorme cazador llegó de caceria. Habia salido temprano como todas las mañanas y una sarta de conejos silvestres mostraba que no le habia ido tan mal. Tenia su arma robra el hombro mientras en la otra sostenia el fruto de su trabajo. 

Era un hombre solitario, habia perdido a su unica mujer cuando intentaba dar a luz a su primogenito hace ya muchos años. Miró a todos sin decir nada, y de igual forma se fue a su vieja cabaña a preparar los conejos... 

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15/03/2013, 16:36
Muerto 9: Eduardo Toñin

- ¿Cerrar el pueblo? A quién se le ocurre tan sarta bobada

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15/03/2013, 17:37
Muerto 10: Pablo Zamora

El joven no salió el primer día.

Y no salió durante la noche.

Y no hubiese salido de no ser por que su abuelo le instó.

Al salir vio cómo acusaban, cómo sospechaban, cómo decían de sacar a los niños y entonces su mirada no puede evitar cruzarse con "la rubita" y mirar cómo se llevan a la gente.

¿P-puedo ayudar...?

Pregunto un tanto tímido.

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15/03/2013, 19:00
Gonzalo

Gonzalo siempre había sentido mucho respecto por los representantes de la Iglesia. Pero el hermano Leovigildo le estaba poniendo de los nervios. Cuando empezó a rezar los pelos de la nunca se le erizaron un poco y el respeto que le tenía se esfumó. Se asomó a la puerta y le grito.
-¡Cállate pedazo de pollino! - se sorprendió a si mismo gritándole. -¡¡Estás asustando a todo el mundo!! ¿¡A caso no lo ves?! ¡¡Cierra la boca y entra a tomarte una bebida para dejar de asustar a los niños!!

Después de gritar se tranquilizó un poco y se sintió culpable por gritarle, no porque fuese cura. SI no porque era un vecino. Aún así no pidió perdón y siguió mirándole con el ceño fruncido

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15/03/2013, 19:16
Muerto 14: Dorian "el maldito"

Tras terminarse la cerveza y ver a Gonzalo reprender al cura. Rompe a reírse y aplaude.

-Bravo, muy bonito! Anda otra cerveza.

"Tendría que haber más gente con cojones que tranquilizase el ambiente." 

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15/03/2013, 19:24
Muerto 13: Antonio Grande "El general"

La inesperada situación se abalanza precipitadamente, conduciendo a todo el pueblo al desastre. Los posibles planes que el General podía albergar sobre evacuar a su familia se esfuman al llegar el lujoso carruaje del Obispo. Ya lo tenían todo esta listo, no hay escapatoria.

Los niños vieron prohibida la salida de la casa, no eran tiempo seguros para ir a jugar. Antonio se vistió con uno de sus uniformes, sin prestar mucha atención a cuantas condecoraciones colgaban en su pechera. Le fue mas importante no olvidarse del armas, una espada muy bien cuidada. Se planteo llevar el fusil que aun conservaba, pero había pasado largos años descuidado y prefirió no jugársela, podía salirle mal la apuesta.

Una vez listo hablo con sus hijos, aclarando cual iba a ser el modo de actuación que llevaría a cabo la familia. Antes de acabar escucho ruidos desde fuera, parecía que alguien quería llamar la atención de los habitantes de la casa. Finalizo su charla, resumiendo en escasos segundos para abreviar, y se dirigió al exterior para ver que ocurría.

- Buenos días - Saludo el General al ver a Francisco ante su puerta. - ¿Ha ocurrido algo? - le extrañaba que fueran a buscarle a su casa en vez de esperar a verlo por el pueblo, siempre se daba una vuelta por el mercado y se tomaba algo en la posada. Se acerco a su interlocutor, posando una mano en su hombro. - Caminemos hacia la plaza. -

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15/03/2013, 19:33
Muerto 16: Shuaila

Tras estar en la casa de la Dueña y hacer mi horas de trabajo... salía de la casa porque que se veía el pueblo estaba más calmado... pero no iba estar todo más tranquilo porque lo que podían correr peligro son los niños...  Era lo que más me preocupaba que a mi hija le pasara algo. Pero si me enteraba que le podía pasar algo encontraría la forma de pagársela a cada uno por uno.
Escuche que dijo el general todo a la plaza y me  dirigí allí... No se querrá decir... Pero sigo a todos que van en dirección a la plaza...

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15/03/2013, 20:01
Gustavo

20 Minutos señores. Dice el hombre con Afan, 20 minutos y me ire.

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15/03/2013, 20:06
Muerto 17: Diego Diaz

Valla, es lo único que podía pensar. Las revelaciones del día eran mas espantosas que las de la noche de ayer.

Señor guardia no hay manera de evitar este cerramiento. Le repito en este pueblo todos somos buenos cristianos y por mucho que me apene decirlo. El alcalde y el obispo se odiaban mutuamente. No creo que los aqui presentes tengamos que ver con ese desafortunado suceso.

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15/03/2013, 20:26
Muerto 12: Alejandro Zabala

Alejandro se despertó como todos las mañanas a la espera de observar las maravillas de la creación, algo que cautivara su corazón para ser plasmado en el papel, pero lo único que encontró en esta mañana fue horror y desesperación. El alcalde y el obispo, muertos, al parecer por enfretarse entre ellos y aquella mujer que vendía pescados, se encontraba igual de muerta, pero en un contraste completamente diferente. 

Alejandro observo la escena tratando de recrear los hechos, a veces las cosas no son tan simples como se ven, pensaba su joven mente. La voz de aquel tipo que gritaba en la plaza era realmente intranquilizante, por suerte el dueño de la taberna se puso al pendiente de la tarea de callarle -Espero que la oferta de una cerveza logre callar su habladuría, no es necesaria mas perturbación de la que ofrece esta macabra escena- dice en bajo tono mientras sigue analizando el lugar, en busca de cualquier cosa que de luz sobre lo realmente ocurrido.

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15/03/2013, 20:49
Muerto 6: Eléanor de Montpellier

Recordó esa noche como si hubiera vuelto a encontrarse a sí misma, como si hubiera encontrado, por fin, lo que necesitaba para poder llenar ese vacío que tenía en el pecho desde que cogió el barco en Barcelona. Se había liberado de una carga que jamás creyó capaz. Fue cuando volvió a sentir cómo la mirada de él la traspasaba. No había dudas.

Se fijó en el pequeño corte que se había hecho y frunció el ceño un poco preocupada, pero no le dijo nada. No hacía falta. No quería hablar. No había tiempo para las palabras. Lo quería junto a ella y lo abrazó con fuerza, diciéndose a sí misma que no lo volvería a dejar escapar, que nunca sería tan estúpida como para que se le escapara de las manos, como para dejar que su felicidad volara y ella se quedara en tierra. No volvería a suceder ese día.

-Te he echado de menos- fue lo único que dijo antes de encontrarse con él una vez más y unirse bajo el velo de la noche.

*******

Cuando despertó era tarde y ni se dio cuenta de que era la primera vez que no volvía a casa. Su padre estaría furioso. Su aya también. Y su madre callaría, dejando la potestad a su marido para que hiciera con su hija lo que fuera necesario.

No quiso atender a los rayos traviesos que se colaban por entre las cortinas y la obligaban a empezar el nuevo día. Gimió, perezosa, pero se dijo que tenía que hacer lo correcto, aunque no fuera lo que dictara su corazón.

Miró a Jack y le dio en el hombro para que también despertara.

-He de irme- susurró Eléanor, aún cansada-. Se preguntarán dónde estoy, y no nos conviene.

Lo miró antes de irse y lo sonrió con dulzura.

-Nos volveremos a ver. En el pueblo. A lo largo del día- dijo. No era una pregunta, sino una afirmación. Rotunda. Sabía que tenían ahora que tener cuidado por las sospechas que su familia podría llegar a tener, pero no permitiría que todo se fuera a pique por algo que a ella no le importaba. Sabía lo que quería, y no dejaría de luchar hasta que lo consiguiera.

Abrió la puerta y entrecerró los ojos al ver la luminosidad del día. Los rayos del sol le acariciaron la cara y notó su calor, como si le dieran la bienvenida. Sonrió para sus adentros, entendiéndolo como una señal.

-Te quiero- añadió, tierna, mirándolo totalmente perdida en sus ojos-. No lo olvides.

Se marchó del lugar y anduvo por las calles del pueblo, notando el alboroto, los murmullos, y el malestar general. Eléanor miró a un lado y a otro, preguntándose si el cartel del día anterior tendría que ver con aquello.

Para asegurarse e informarse de todo lo que había ocurrido, decidió pasear por las calles concurridas donde estaban los mercaderes y la taberna. Fue en ese momento cuando vio al hombre rezando en latín. Eléanor frunció el ceño y el corazón le dio un vuelco, pensando qué demonios había pasado. Lanzó una mirada fulminante a aquel hombre y quiso apartarse de allí en cuanto un hombre salió de la taberna a espetarle que dejara de hacerlo. La noble bufó, reprimiendo las ganas de reír, pensando sobre lo que podría haber pasado como para que todo aquello estuviera ocurriendo.

-¡Mozo!- llamó, autoritaria, como sólo una noble sabía hacerlo y miró al tabernero, apurada-. ¿Qué es lo que pasa?- preguntó, comenzándose a alterarse-. ¿Qué es lo que ha ocurrido?

Tengo que ir a buscar a Jack, cuanto antes, pensó, nerviosa.

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15/03/2013, 23:45
Muerta 11: Isabel "La rubita" Tormes

Caigo de rodillas delante de los cadaveres mirando al cielo y sólo se me ocurre que rezar por sus almas.

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16/03/2013, 00:35
Muerto 10: Pablo Zamora

Me pongo al lado de "la rubita" y aguardo, bridándole un mudo apoyo.

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16/03/2013, 02:51
Muerto 15: Francisco Moreno

AL ver aparecer al anciano general, pertrechado como si aun siguiera en activo le recibo con un saludo marcial, era muy probable que no reconociera en mi al pequeño que soliera jugar con sus propios hijos en las inmediaciones, despues de todo había pasado ya mucho tiempo.
-Buenos dia General, espero no importunarle pero hay noticias inquietantes en el pueblo.

Le digo a modo de introduccion mientras comienzo a caminar a la par en direccion hacia la plaza.
-Quizas no me recuerdo, pero soy el hijo de Rodrigo Moreno. Usted y mi padre solian tener una amistad antes que el muriera...

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16/03/2013, 13:07
Muerto 25: “Ocho dedos” Jack el Galeno inglés

 

Horas antes...

La joven finalmente cruzó el umbral donde se encontraron y, mirándolo con intensidad a los ojos, sin dudas ni titubeos, empezó a repetir aquellas mismas palabras, las cuales no le fue necesario terminar. El buen doctor dejó caer ruidosamente aquella marmita llena de agua que contenía sus herramientas. La misma que había llevado sujeta dispuesto a poner a calentar pero de pronto ya nada importaba: -Veintidós de Julio.- Murmuró incrédulo. Nunca había podido olvidar esos ojos, aunque el rostro, los vestidos y la actitud no concordaban. ¿Quién habría podido imaginar que irían a encontrarse en ese mundo aún? ¿Quién podría imaginar nada?

No se atrevió a moverse, a abrazarla, a estrecharla entre sus brazos hasta el punto de correr el riesgo de romperla y a la vez con tanta delicadeza que deja por imposible esa posibilidad. -Era un veintidós de Julio…- Repitió. -…cuando enmascarada de hollín, me pescaste en la ciudad de Barcelona. Habíamos embarcado allí a proveernos para seguir nuestra cruzada y lucro contra los barcos españoles… me seguiste un buen trecho, e hice creerte que no te apercibía, pero…- había pasado más de año y medio. Muchos meses. Nunca supo el porque desapareció sin más, como un espectro en la niebla, como una fantasía de unos días, como la ilusión de un hombre ebrio, sin una despedida ni una palabra, como la piedra fría a quién no le importara la desdicha que el que la había amado más que a nada pudiera correr.

¿Cómo imaginar que aquella figura que tanto le llamó la atención en el barco, en el castillo de proa, vislumbrada a contraluz de un día cegador era ella? ¿Cómo podía ser aquella misma chiquilla que iba siempre hundida en los libros? ¿Aquella joven arrogante de caros vestidos? ¿Cómo podía ser la hija de Montpellier? Pero aquellos ojos no engañaban, le habían turbado en la calle sin saber porqué, la había creído una demente, una enferma lejos de creer nada. Pero ¿Por qué no había dejado de latir su corazón con tanta violencia que se vio forzado a pensar en la oscura nube que se cernía sobre el pueblo para distraerse de la propia nube que oscurecía su cabeza? Aquellas palabras no mentían, no. Era ella. –¿Cómo…?- tendrían mucho que contarse… mucho que amarse… mucho para recuperar… del tiempo perdido.

Horas después...

 

Había dormido sereno y con una ancha sonrisa. Y tras el sueño más dulce y feliz de los últimos meses, una leve sacudida en el hombro le despertó. Había sido un guerrero, un corsario, no le hacía falta más. Al abrir los ojos las fantasías del mundo onírico se doblegaron ante la palpable realidad. Aquella felicidad pintada en su rostro se hizo más ancha, por primera vez, en mucho tiempo, era más dulce la luz del día que el consuelo de la noche. Admiró los dorados rayos de sol brillando mágicamente en aquella piel tan suave, apetecible y bella por la que pasó, casi sin apenas atreverse a dejarse notar, las yemas de sus dedos mientras escuchaba. ¿Tenía que irse? La estrechó entre sus brazos, y la besó con renovadas energías y con inextinguible anhelo, con miedo de que si se iba nunca más la volvería a ver. Quería rogarle que no se fuera.

La miró con las cejas arrugadas por una preocupación sorda que no osaba expresar. Ahora sabía la historia, sabía que era la hija de Montpellier, el noble que mayor poder y riqueza ostentaba en la región, jamás consentiría que ellos dos estuvieran juntos. Quería pedirle que no fueran a separarse nunca más, proponerle de huir juntos sin mayor demora, desde ese mismo instante, recogerlo todo y dejar aquél pueblucho atrás hacía algún lugar incluso más recóndito donde jamás fueran a encontrarlos. Quería seguir lo que el corazón y la prudencia le dictaban. ¿Qué le silenciaba? Una nota seca, un estúpido miedo al fracaso, miedo a una negación de su parte, y por esa insensatez ahogó todo aquello.

A su favor, argumentaremos que supo ver que por encima de todo, ella estaba por delante, no era su presa, no su esclava. No. Era su amada y no quería (ni iba) a detenerla contra su voluntad. Al final, tras besar aquella esbelta mano, la soltó. Sintiendo como algo dentro de él se resquebrajaba. Eran los hados que pedían a gritos que escapasen de ahí, que le susurraban seguir su instinto, que advertían que aquél pueblo sería en nada un baño de sangre, que volasen antes de que fuese demasiado tarde. Por desgracia, los humanos somos sordos a sus gritos, hasta que ya nada se puede hacer por ello.

 

La vio alejarse pero aquél “te quiero” repetido, sentido y recíproco le devolvió la alegría y envío cualquier prudencia relegada al olvido. Cuando se quiere, no importa ni se ve nada más.

Y mientras Eléanor recorría las calles para encontrarse al mismo horror que arrastraba la nueva jornada y del que habían sido avisados, el galeno hizo lo inaudito: Se quedó tumbado en la cama con una sonrisa, recordando lo que las últimas horas le habían traído.

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16/03/2013, 13:28
Santiago Álvarez Gamboa

El día anterior ha sido intenso. He pasado las horas metido en el taller, batallando con el mueble del noble hasta que he logrado terminarlo al caer la tarde. Agotado, apenas he podido más que comer un plato de un guisado preparado la noche anterior y me he ido a la cama por lo que lo que ha estado ocurriendo en el pueblo hasta ese momento no ha llegado a mi conocimiento.

Como hoy no tengo ningún encargo importante, remoloneo un poco más en la cama antes de levantarme. Pero el alboroto que llega de la plaza me obliga a vestirme a toda prisa y salir al exterior y ver qué es lo que está ocurriendo.

Cuando asomo mi cabeza a la calle sigo las voces que me llevan al maizal. Allí, el espectáculo de ver a la negra Agapita colgando me sorprende y me revuelve el estómago. Qué suerte que no he desayunado o en este mismo momento la comida sería una pota al lado de mis pies. Cierro los ojos con fuerza para recomponerme y me dirijo hacia la multitud sin miramientos. No puedo creer que estén todos reunidos a su alrededor y nadie baje el cuerpo para darle cristiana sepultura.

"Háganse a un lado, esa mujer merece conservar algo de dignidad aunque fuera esclava". Llego hasta donde está su cuerpo y me paro en seco. Junto a ella yacen los cuerpo del Alcalde y de un miembro de la Iglesia que no conozco pero parece un alto cargo brutalmente asesinados. ¿Qué está ocurriendo en nuestro pueblo? La voz del soldado llega a mí y me distrae para ver que los niños están siendo evacuados del lugar. Al menos ellos estarán a salvo.

Junto coraje para pasar por entre los cuerpos que yacen en el suelo y llego hasta la pobre negra asesinada e intento descolgarla con suavidad, pero las cadenas están muy bien sujetas y yo solo no voy a lograrlo. "Alguien, por favor. Ésta no es una escena para que vean los niños y Agapita merece un poco de respeto. Saquemos su cuerpo de aquí y lo mismo con el del alcalde y el del prelado. Tenemos que enterrarlos con dignidad, no dejarlos expuestos al regocijo del morbo de sus asesinos". Pues no hay dudas, a San Palmaquio han llegado asesinos y ahora deben estar satisfechos con sus fechorías.

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16/03/2013, 14:58
Muerto 13: Antonio Grande "El general"

El General camino a la vera de Francisco hacia la plaza.

- Informame - El saludo marcial y la situación de sitio en el propio pueblo hicieron que Antonio rememorara inconscientemente sus tiempos al mando de las tropas del virrey, por lo que su voz sonó casi como una orden.

Se giro hacia su acompañante para mirar con mas detenimiento su rostro.

- Me resultabas familiar. Si que veo cierto parecido con tu padre. Espero que te haya ido bien en la madre patría. - Hace un gesto con la palma abierta hacia Francisco.- Aunque me gustaría que me contaras todas tus anécdotas y la situación actual en España deberemos demorar esa conversación para otro momento.

El gentío reunido en la plaza empieza a ser visible desde donde se encuentran. La situación parece tensa incluso desde la distancia.

- ¿Que ocurre?-

La pregunta queda a un lado cuando ve a su hijo acercarse hacia ellos, posiblemente en dirección a casa.

- Voy a por los niños, van a sacarlos de aquí.-

- ¿Quien?- intento indagar el General, pero su hijo no se detuvo, iba con prisa.

- Un soldado, no va a esperar.

Dejo que siguiera su camino, no iba a conseguir frenarlo pero ¿a quien iban a dejarle el cuidado de los niños? ¿era de fiar ese soldado?.

- Quiero saber quien es ese soldado. - Añadió antes de incrementar la velocidad de sus pasos.

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16/03/2013, 15:59
Muerto 16: Shuaila

Estaba en la plaza atenta a lo que estaba diciendo el general... estaba mi marido al lado mío y tenia bien cogida a nuestra hija... porque no queríamos que se la llevaran y adonde se la iban a llevar.. Mire a general. Y le dije.

–y el Señor General donde esta porque me gustaria preguntarle, donde se van a llevar a los niños. Y que van hacer con ellos... porque yo no quiero dejar a mi hija a unas personas que le puedan hacer cualquier barbaridad. Solo quiero saber dónde van estar y quien es el soldado.  Están un poco a asustada porque todo lo que podría ocurrir pero a la vez, quería que mi hija estuviera sana y salva de este pueblo. Porque la que se podía avecinar…

Notas de juego

he modificado mi post..