Partida Rol por web

Juntos estamos entre dos mundos,

el de los espiritus y el de los vivos,

vivos son los que tienen vida,

pero vivos de vivos hay,

hay vivos cansados de estar vivos,

vivos que les gusta estar vivos,

vivos que se pasan de vivos,

y vivos que muertos merecen estar.

Cuanta sorpresa y amargura fue la mañana siguiente ver a la joven Isabel "la rubita" Tormes, muerta en su cama, amarrada y en su pecho sangrante una frase escrita en su piel:  PECADORA 

Es muy triste ver a una joven muerta de esa forma. Era una niña trabajadora, y a pesar de todo ya  no hay nada que hacer, sino llorar sobre sus restos y rogar por su alma.

El segundo muerto es un joven guapo. Alejandro Zabala esta tendido en un charco de sangre al frente de su casa. No parece haber sido torturado, un golpe limpio en la cabeza lo mató.

No se sabe  si la rubia o el joven pertenecian a los inquisidores o a los masones, no se sabe nada de ellos, sólo que estan muertos.

Pero a pesar de estas dos muertes, una figura se ve caminar hacia todos, al parecer alguién ha resucitado.

Cuando se acercan notan que alguién los acompaña dentro de los vivos "Ocho dedos" Jack el galeno esta nuevamente entre los vivos.

El pueblo esta lleno de confusión. No saben que pensar al respecto.

Con los ojos como platos y la voz quebrada, Dorian se acerca a Jack y le pregunta

 -O...Ocho dedos, le creía muerto. ¿Qué ha sucedido? ¿Acaso se levanto de entre los muertos como Leovigildio?

Pedro, un poco detrás de Dorian, ve a "Ocho Dedos" y se sorprende como él.

- Sr. Galeno..  que ha sucedido? Yo he visto con mis propios ojos vuestro cadáver...  ha sido un milagro? No estabais muerto en realidad?

Aquella noche fue la primera en cuatro noches en la que Gonzalo había conseguido dormir bien. Se acostó preocupado, pero en pocos minutos el agotamiento pudo con él y acabo durmiéndose.
Se levantó por la mañana y le extrañó, cuando estaba haciendo sus tareas, no ver ya en su puesto, con su abuelo, a la la joven Isabel.
Poco después se enteró de que había aparecido muerta, y eso le hizo sentir un nudo en el estómago.

También le sorprendió mucho la muerte de Zabala. La noche anterior, en su propia taberna, había tenido un enfrentamiento con los dos militares. Pero al acabar la noche parecía que, cuanto menos, habían limado alguna espereza. Estaba claro que no era así.
Ahora queda una duda clara. ¿Lo habrán matado los inquisidores? ¿Los masones? O tal vez Don Francisco habrá...
Creo que ahora tenemos más dudas que antes. Pero, está claro, que la discusión de a noche y la muerte de hoy no es casual. Reflexionó en voz alta. Estaba un poco preocupado.

De repente llegó junto a Pedro y Dorian y se aterrorizó, no pudo contener un grito al ver al ejecutado Jack caminando entre los vivos.
¿Pero... cómo es posible?

El General se dirigió hacia la plaza para reunirse con el resto del pueblo. Quizás tendrían que haberse quedado todos juntos pero era normal que quisieran olvidarlo y refugiarse bajo una falsa seguridad en sus casas, pensando que no vendrían a por él o que su hogar era lo suficiente seguro. Ciertamente eso quiso pensar él y había conseguido salvarse esa noche ¿pero cuantas más?. Era consciente de que se había expuesto demasiado al incitar al resto a hablar sobre el tema y sacar las acusaciones y conclusiones en público. Incluso alguien había confiado en sus palabras mas de lo debido y, tomándose la justicia por su mano, había mandado a Alejandro Zabala al otro mundo sospechando de sus malas intenciones. Esperaba no haberse equivocado ahora que su juicio si que había llevado a que se ejecutara a uno de sus vecinos. Pues, como había dicho, no se creía conocedor de la verdad y lo que esperaba era que se mostraran pruebas para poder ejecutar con base a algo y no a la aleatoriedad...

Vio a todos fijos en un punto. Siguió las distintas miradas para quedar estupefacto al ver otro muerto en pie. ¿Como? ¿como puede suceder? ¿quien es el que los levanta? ¿con que poder?... El demonio ha extendido sus garras en este pueblo sin duda...

- ¿Acaso no estaba usted muerto, Jack? - era la única explicación viable en la mente de Antonio pero... quizás ese veneno solo reducía sus constantes vitales y su temperatura hasta hacerlo parecer muerto... Si, eso debía ser.

Después se dirigió hacia Gonzalo, acercándose a él. Había escuchado sus palabras.

- No puedo hablar por el señor Moreno y no se si la discusión tuvo algo que ver. Creo que el culpable de dicho asesinato es quien se esta tomando la justicia por su mano y no uno de los dos bandos que combaten en nuestro pueblo. Estos parece que tienen cierta predilección por la tortura y por dejar claro un mensaje encriptado en el cuerpo... Quizás para intentar acobardar a los otros.- se llevo la mano a la boca, pero la quito rápidamente.- No se si fueron mis palabras las que le empujaron a decidirse pero... si es así espero que no se haya equivocado...- Se refugió en el silencio. Siempre había intentado evitar las victimas inocentes y no quería seguir hablando por miedo a perder los estribos, de nuevo. Quizás hoy no debería acusar a nadie...

Me levanto en la mañana, despues del arduo trabajo del día de ayer, la noche paso tranquial, sin embargo el alba trajo nuevas muertes y otra resurección.

Maldita sea los vivos mueres y los muertos reviven, en donde estamos?

Me dirijo hacia lo que es el centro del poblado e intento convensa a todos de que tenemos que juntarnos y hablar.

Señores, no podemos estar así tenemos que juntarnos y hablar por favor.

-"Pobre muchacha"- Fue lo único que se le escucho decir al cazador. Vio al joven muerto de un balazo y coincidio con la apreciación del General en que esta muerte era diferente de la que venian realizando los asesinos. 

Dispuesto estaba a pasar la noche en vela cuando vio al muerto llegar desde "el más allá". Se le acercó y abriendose paso a empujones entre los demas, lo tomo por los hombres y lo sacudia con fuerza.

-"¿Haz visto algo?, ¿Sabes quienes son? ... HABLAAAA!"-. 

Las palabras de Dorian, las inquisiciones del resto y la sacudida de hombros lo sacaron del ensueño.

El resucitado galeno, quién había andado entre nubes con la mente vacía, se miraba las manos. Incrédulo. -¿Ha sido un sueño? ¿Acaso no he sentido la muerte escapar de mis venas? ¿No la percibí helar mi sangre? ¿Drenar mi corazón? ¿Extinguir mi aliento?- Murmuró de forma audible sin ser consciente que todos lo miraban. -¿Erré... erré de veneno quedando tan solo aletargado y en éxtasis?-

De repente, llenó su mente un solo nombre. Nada más. -Eléanor.- Y por primera, y única, vez desde que la naturaleza le hizo hombre amargas lágrimas resbalaron por su cara. -No... Eleánor noooo...- La había perdido por tercera vez. Su desdicha le ahogó por completo. Sus rodillas se doblaron y perdió aplomo.

Si alguien de los que lo veían lo conocía en lo más mínimo jamás hubiera pensado que, aquél antiguo guerrero, fuera protagonista de un patético espectáculo como ese. 

Necesitó de su tiempo. Pero lenta, progresiva y visiblemente los sollozos se tornaron en desazón, y está le devolvió a la cordura. Enjugó sus mejillas, avergonzado, y recorrió la mirada por la habitación intentando ubicarse. Reconocía los rostros de los congregados y reunidos allí para atestiguar el macabro cuadro que se les ofrecía. Reconocía los rostros de sus vecinos, tanto de los vivos como los muertos, a todos por igual. Pues ni con el velo gris que cubre la carne reemplazando unas mejillas sonrosadas o el cariz mortecino que borra la vitalidad en unos labios podían confundirle de forma alguna. El médico conocía muy bien la máscara con que nos viste a todos la muerte.

-Pero... ¡ESPERAD! ¡¿QUÉ VEN MIS OJOS?!- Dijo arrastrándose de donde estaba hasta la víctima mutilada apartando quienes se acercaran a prestarle ayuda. Sus voces las oía pero en su tormento no podía entenderlas aún.

El horror se desplegaba sin tregua alguna al descubrir el cadáver salvajemente mutilado de la torturada vendedora de frutas. Junto a ella, aun de rodillas comprobó que no había un aliento en sus pulmones, que no era ya más que carne descomponiéndose, alimento para las moscas y cenizas para la tierra. -Oh, Dios ¿Por qué?- Elevó su mirada perdido. -¿PARA ESTO HE SIDO DEVUELTO? ¿PARA ESTO ME ARRANCASTEIS DE LOS BRAZOS DE MI AMADA? ¿POR ESTO HE SIDO REVESTIDO COMO LOS DEMÁS MORTALES?- Sintiendo perder sus fuerzas dejó caer la cabeza casi implorando tornándose más humilde. -No entiendo para qué quieres que mi corazón vuelva a latir de nuevo, si solo es para ofrecerle dolor y más dolor.- Mentía. Si lo entendía.

El  silencio reinó en la sala pero no en su cabeza donde mil pensamientos relinchaban como caballos sin darle descanso.  El dolor es castigo.

Miró aquellos seres que se hacían llamar civilizados. -¡Sois unos animales!- Arremató con rabia. -No me hallo entre hombres o mujeres, ni entre sirvientes de la palabra y la bondad de Jesús. ¡Tan solo entre viles, pérfidos y miserables!- Su cuello estaba tenso mostrando toda la complejidad del cuerpo humano, mostraba sus dientes blancos apretados y amenazantes como un león hambriento de venganza.

Después de desahogarse sus latidos se calmaron. –No sabéis lo que habéis hecho. No lo sabéis.-  ¿Por qué lamentaba tanto aquella pérdida cuando con otras muertes se había mostrado tan sereno? ¿Fue el traspaso al conocimiento de la divina verdad lo que cambió su temple? ¿Por qué lamentaba la pérdida de una joven para quién no había mostrado interés alguno en vida? Es más, para quienes le conocían, o habían sido observadores, casi había mostrado desdén hacía la “Rubita”. Gonzalo mismo, el posadero, incluso podía recordar como, un día que intentando olvidar sus miserias en alcohol, el antiguo corsario le contó abiertamente su aversión por la chica a quién la tachaba de estúpida y vanidosa, a quién acusaba por no tener interés alguno en llenar esa sesera con algo de utilidad.  Esa noche, hasta la comparó con una joven que marchó de su vida tras robarle el su voluntad. No, no sentía amor ni simpatía alguna para aquella chica, y aun así ahí estaba visiblemente ofendido y agravado.

Relajó sus puños y suspiró.

No necesitó del auxilio de nadie para recomponerse. Cuando pasó su hora más oscura, recordó su misión. No había sido enviado allí para lamentarse ni para perder el tiempo egoístamente recreándose en su desgracia. Se le había concedido la última oportunidad de arreglar sus acciones, lo que tan enérgicamente había pedido se lo habían concedido.

Y tras el castigo y el arrepentimiento supo que se vendría el perdón.

Cuando al fin se incorporó había recuperado su porte pero era una persona igual y distinta a la que conocieron antes de encontrarla muerta en su casa. Al fin demostró que conservaba algo de lucidez cuando sus labios se movieron sin lamentos ni reproches. –Ciertamente, estaba muerto.- Contestó al criador de cerdos y al veterano de guerra simplemente conocido como “El General”. Si destilaba cordura lo juzgarían ellos mismos.

–A pesar de haber sido sometido a duras pruebas, mis recuerdos están aquí…- señaló su cabeza aunque quizás debería de haber indicado el pecho. –Presentes.- Su cara se tornó seria y casi pareció que perdía todo aquél torrente de emociones del que sin querer había hecho alarde. Como un estanque de aguas tras hacerle un gran agujero.

-Recuerdo… a…- Era obvio para quién fue su primer recuerdo. -Contemplé sus ojos, tan bellos… tan brillantes, su piel tan cálida y pura. Y quise fundirme con ella para siempre. Una sola alma.- Cerró los ojos desvaneciéndose unos segundos en su anhelo.

Pero no fue posible.

–Estábamos todos entre nubes, a la espera. Aguardando. No sabíamos qué. Entonces… lo entendí. No estábamos ni en la gloria ni en el fuego sino a la espera de un juicio. El purgatorio. ¿Pueden comprenderlo? He conocido el purgatorio y sé que volveré a él. Al principio estaba tan confuso como el resto. Pero luego analicé mi pasado, y lo que estaba dispuesto a hacer para cambiarlo. Yo fui un marinero, un cor… un pirata. Entendí que si quería hacerme merecedor del perdón por mis pecados de juventud debía redimirme, junté a nuestros amigos caídos y se lo hice saber. Muchos escucharon, algunos simplemente se quedaron indiferentes a la espera de lo que fuese que se hubieran ganado.- El inglés interrumpió su relato para ver si se prestaban. Había un destello místico en su mirada, había visto cosas que al resto les estaba vetado.

Luego se dispuso a seguir.

-"Se chifló"- Dijo armagamente el cazador al escuchar la zarta de incongruencias del revivido. El esperaba al menos un nombre, una guia... pero nada. 

Pedro escuchó atento y cada vez mas sorprendido al Galeno, se lo veía preso de un aura difícil de definir. 

- Don Jack, esto es un milagro. He visto su cuerpo, vacío como el de los demás, y ahora está aquí, hablando con nosotros. Ha dicho Ud. que habló con los muertos..  con los que..   estuvieron entre nosotros? Habeis venido a traernos un mensaje del mas allá? A terminar con esta masacre? -dice el anciano, esperanzado en que todo termine.

Si tomó atención o no al cazador no lo sabemos, pues no había amargura cuando se dirigió de mirada a Borrell y de palabra a los demás. -Escuchadme… Hay más que contaros. Ciertamente os traigo crudas nuevas y lecciones para quién quiera tomarlas. Pero será labor de todos terminar esta masacre y dejar el lugar como nos lo prestaron.-

Me levantaba en la mañana y me daba un merecidísimo baño, el día anterior llegue tan cansado a la casa que no tuve fuerzas ni de quitarme el carbón del cuerpo. Al salir de mi casa y pasear por el pueblo la repugnante imagen de las mañanas se hace presente. Mas personas asesinadas y aun sin saber quienes pueden ser.

Continuo mi camino y me topo con el extraño que se suicido por la mujer muerta. Escucho con atención lo que dice. Volver de la muerte debe enloquecer a cualquiera por lo que eso no me desanima. Es algo mas... lo que ha llamado mi atención.

señor... Ud el ingles, ¿como era que se llamaba? Entiendo cuan confuso es todo esto para ud, no crea que lo es menos para nosotros después de todo le vimos morir. Pero hay algo que me gustaría entender. Señalo el cadaver de la niña cruelmente asesinada. ¿Por qué ha dicho que se ha cometido un terrible error? Osea es evidente que ninguna cría debería morir. Pero sus palabras me parecieron que escondían algo mas. ¿Sabe algo de esta niña que nosotros desconozcamos?

Justo eso se disponía a contar, así que afirmó y le hizo un ademán de que le dejase continuar.

-Allí estaba también la señorita Isabel, pero no en cuerpo ni tampoco en alma. Y comprendimos que era poseedora de un preciadísimo don, que establecía un vínculo con vosotros y los traspasados. Ella era, la última que por su ingenuidad, habría cabido esperar, la llave. Una señal de que si queríamos corregir nuestros actos, un vehículo desde el que debíamos ayudaros desde donde estábamos, que si queríamos corregirnos debíamos facilitaros la limpieza de San Palmaquio, cuya mugre está corrompiéndolo poco a poco como una enfermedad a la que ha de curarse.

Llegó el sr. Vasiliev y nos iluminó con los descubrimientos que hizo en vida. Él debería de estar aquí de vuelta, no yo. Pues era un estudioso, un observador silencioso y descubrió lo que cada uno guardaba solo guardaba para sí mismo. Tanto los que albergaban oscuridad como los secretamente nos guiaban con luz. Conocía de los propósitos de los que allí estábamos muertos, y unos y otros, así se lo reconocimos. Incluso Oosterbak el granjero, quién confesó su camino errático de la fe, desvelando ser uno de los brazos de la inquisición.

Entonces…

Se vino una luz. Cegadora como el sol, y acogedora como una hoguera tras llegar de una larga y fatigosa caminata empapado. Su voz era envolvente y suave como la brisa del viento y dulce como la miel.
Era un emisario de Dios, un ser alado portador de su voluntad y nos pidió elegir a uno para volver con vosotros.

Y ellos… me votaron.- No mostró alegría en ello, más bien lo contrario, lo que desvelaba que aquella no había sido su decisión. Más bien lo contrario.
Jack hubiera querido quedarse allí, liderando a los caídos junto a su querida Eléanor, enviar a alguien de mayor valía en su lugar.
Pero no importaba lo que él quisiera, cada uno tiene su obligación y requerían más de él, Dios quería verlo de nuevo recorrer penurias, demostrarle su valía, verle ganar para ambos el perdón. Y allí estaba. –Me votaron… Pues yo no deseaba volver estar entre los vivos. Y lo hicieron porqué fui un guardián en la noche. Un vigía y un protector. Al menos para quién amé, de la misma forma que puedo serlo para quién lo merezca.-

-Escuchadme, escuchadme todos. Puedo entender que me creáis un loco. Pero preguntaros algo. ¿Por qué revivir un demente? ¿Por qué obrar un milagro sin razón? Os cuento que he visto más de lo que revelan nuestros muros mundanos. Yo, que me declaré con herejía apartado de la fe, yo que solo creí en los bienes terrenales he sido devuelto y os digo: Dios existe, he visto sus arcángeles y he visto la antesala a su reino.- Hablaba sin gritar pero lleno de ímpetu y convicción como cuando había sido marinero y estudiaban un asalto naval. Extendió sus brazos hacía adelante. -Y yo, quién solo creí en lo que ofrecen mis manos, vuelvo para deciros que el Señor en su bondad quiere que borremos el mal de estas tierras suyas que son San Palmaquio como todo lo demás. Maldad… escuchadme, y no os confundáis con el mensaje, maldad que viene de hombres que se consideran sabios a sí mismos pero que solo conocen la cobardía de lo que es matar por la espalda y en mitad de la noche, que asesinan con cobardía a la buena gente de este pueblo. Y también nos manda a exterminar la maldad que viste de hombres que dicen hablar por obra de Dios pero que obedecen a sus propios intereses. Falsos profetas y sirvientes solo del oro que atesora la iglesia.

Voy a andar con ustedes un solo día más imagino, espero asentarles en la dirección correcta. Sea este dolor, este mensaje y este camino la redención de mis pecados para mí mismo y mi amada que me aguarda en el purgatorio para cruzar juntos las celestiales puertas del señor, el perdón y la dicha eternas.-

Pe... Per... Pero... ¿Estas diciendo que la niña podía hablar con los muertos? Abrí los ojos como platos era la cosa mas rara que había escuchado en mi vida. ¿Entonces los muertos no mueren si no que van al purgatorio? Parece que todo lo que decían en la iglesia era cierto, eso significa que los inquisidores tenían razón... luego escucho el mensaje de Dios y entiendo que los inquisidores son solo asesinos igual que los masones esos. Esto esta cada vez peor.

Me persigno y maravillo del poder del señor al ser capaz de revivir a un mortal ya caído. Antes has dicho que el señor Vasiliev os ha dado información valiosa. ¿Dicha información nos puede servir para cumplir con el mensaje de Dios que acabas de compartir con nosotros?... Si es así... ¿Puedes decirnos que es?

Con mirada severa le volvió a asentir por segunda vez. –Así es. Es lo que era ella. Y con su muerte se cortó ese vínculo.- Expresó con amargura, habría deseado enviarle noticias a su amada y ahora era imposible, al menos hasta que cumpliera su cometido y fuera a reunirse con ella.

-Lo que os digo, es que estoy aquí para que trabajemos juntos y focalicemos al perverso y lo destruyamos conjuntamente. Contadme por favor que pasó en mi ausencia.-