Partida Rol por web

Dorian escuchó con atención todas lo que allí se comentaba y tras unos segundos de reflexión dijo

-Por favor Jack, sáquenos de esta incertidumbre en la que nos hallamos.

Eso es algo que no hay que preguntar, cuenta conmigo para todo lo que pueda ayudar contesta gonzalo a la pregunta formulada por el renacido, Gonzalo quería acabar de una vez por todas con el mal del pueblo. PEro entonces perdónse le ocurrio una pregunta:
Querido Jack, sera posible quizas que gente de los dos grupos homicidas se ofrezca a ayudar para intentar pasar inadvertido?

El General también vio necesario contestar a Gonzalo.

- Yo no señalo a nadie señor, hablo de hechos. Se ha dedicado a sus tareas en la taberna, a ayudar en contra del fuego... Pero hasta ahora no le había escuchado hablar directamente del tema que nos preocupa. Con eso no quería arrojar sospechas ni sobre usted ni sobre nadie, pues tendrán sus motivos, pero si mostrar los hechos para que cada uno decida cual le parece significativo y cual no.-

Volvió a su posición de observador hasta que "Ocho dedos" exigió que los que deseaban escuchar se pronunciaran.

- Estoy dispuesto.-

Usted no deja de decir que no quiere señalar a nadie. Pero aunque diga eso, no hace más que apuntar y resaltar la presencia (o no presencia de ciertas personas). Le contesta al General. Yo, por mi profesión, no puedo andar llamando a la gente asesina ni poniéndome como un loco, como usted comprenderá. Como tampoco sé hacer, debido a mi ignorancia. Yo nunca pude ir a la escuela, Señor Grande, nunca recibí más instrucción que la que sacrificadamente pudo darme el anterior dueño de la Taberna. Así que por favor, entienda que no todos somos grandes cerebros bélicos que vemos las tramas que la gente oculta a millas de distancia. Termina diciendo. Se revuelve un poco pues su objetivo no es montar gresca, y menos ahora, que tendrían que trabajar todos codo con codo para salvar el pueblo.

-¡¿Qué si se prestarán?!- Jack se rio. -No les queda otra opción.- Rebeló aún en plena carcajada. Tenía unas ideas pero no era un todo, podía empezar a encaminarles pero ellos seguramente tendrían que terminar el trabajo, además, no dudaba que su estancia entre ellos era efímera.

-Ustedes verán. No pretendí que esta sarta de traicioneros, embusteros y farsantes viniera ahora a mostrarse sin más. Prestad oídos y todos aquellos que queráis desvelarlo pensaréis en lo que digo y quienes actuaron con perfidia no podrán hacer ya nada más que contemplar impotentes. O eso espero que se consigan ustedes con tiempo.- ¿Qué tenía en mente? Por suerte no se hizo esperar, mientras no apartaba la vista de la pobre chica que yacía junto a ellos con la mirada en blanco, la lengua rígida hacia afuera y su blanca piel ultrajada por armas cortantes. Estaba tendida, la habían sometido sobre aquellas blancas sábanas ahora teñidas y manchadas de con su sangre.

-Veréis la verdad es que es muy simple. Y la respuesta ha estado ante nuestros ojos todo el rato...- Bajó el tono de voz a un nivel normal como el que uno mantiene en una conversación de entre amigos en vez de estar hablando como si tratase de un discurso político o de alguna clase de líder. Esto lo hizo afín de que quienes para bien o para mal estuviesen interesados se viesen obligados a poner oídos con interés. A veces susurrando se consigue más atenciones que gritando frente una multitud.

-Veamos lo que sabemos, caballeros. Hay dos grupos de ratas que sacaban en este pueblo, por un lado hombres que se escudan bajo una falsa fe y palabra de Dios y otros que nos exterminan en pro del raciocinio, y la humanidad. Y en medio estamos el resto, masacrados sin remordimiento alguno.-

-Unos y otros, hasta ahora se han crecido y se han creído muy listos, muy seguros escondiéndose en sus caparazones, detrás de su mascarada de compatriotas, con sus subterfugios matándonos en sigilo y con traición. Se creen tan seguros y nos creen tan idiotas que hasta nos firman sus muertes. ¿No es así? ¿Acaso nuestro amigo y buen señor Álvarez aquí presente no lo dijo? Miradla, ved más allá de su rostro lívido, de mortecina piel, de sus ojos velados, de su lengua lesionada por sus propios dientes reflejo del dolor padecido, ved más allá de sus manos rígidas y endurecidas por el horror por la muerte que nos convierte en piedra.- Dijo señalando el cadáver que a su lado tenía, señalando el mensaje mientras la miraba como si nunca hubiera sido más que un objeto de estudio. -Ella que con dolor nos señala el asesino, nos da con su carne putrefacta la llave de este misterio. ¿No lo veis?- Les dejó un par de segundos para meditarlo a fin de si conseguían llegar por si mismos a unas deducciones que ahora se le antojaban tan fáciles.

-Fue muerta por Inquisidores. Lo sé, lo sabéis. Su escrito en el pecho lo atestigua. Están tan seguros de su victoria que nos firman y sellan su obra. Pero... ¿no lo veis? Estoy convencido que cada una de las víctimas que nos ha descubierto el sol nos viene firmado por su autoría. Y eso amigos míos, les condena. Los muertos les señalan.- El inglés no estaba loco, pero vio en muchos rostros que aún no le seguían. –No he visto la mayoría de esas muertes pero no dudo que cada uno tiene su sello personal. Hagan recuento señores, expongan el cómo y si no lo ven se lo diré.-

 –¡La solución está en esto y las votaciones! ¿Podéis recordar quién votó a quién cada noche? Manifestad de nuevo quienes votaron a quienes, entre todos habrá alguien que pueda desmentirlo si alguien miente. Pensad un momento. Si vos, o vos, o vos…- dijo eligiendo ejemplos al azar:- …fuerais masones o inquisidores… ¿Votarías abiertamente a los compañeros de tu credo? ¿Los matarías? Obviamente, no. Por la forma en que han sido asesinados unos y otros podemos descartarlos de ser de uno u otro lado. Esto de poco les sirve a ellos a los muertos pero mucho a nosotros. Os pondré un ejemplo. La bendita Isabel quién Dios esperemos que acoja en su seno, está muerta sin duda alguna por inquisidores. ¿Cierto? Sí. ¿Qué nos dice esto? Primero, que ella NO lo era, ¿no es así? Luego pues si recibió o hubiera recibido votos podríamos decir que la pudo votar cualquiera, pues nadie sabía su Don, salvo los muertos. Pero… ¿es este por ejemplo el caso de Oosterbak? No, no lo era. Sabemos lo que era y a quién votó. Y a quién voto no podía ser de su misma condición. Por desgracia sus votos no fueron a más, pero nos encamina. No sabemos si usted señor Elias Nard es un masón, pero sin duda no es un inquisidor.  ¿Por qué recibió tres votos esa primera noche? ¿Por qué usted, nuestro “General” le votó? ¿Por qué también Don Álvarez? Por otro lado, el difunto inquisidor recibió a su vez un voto a manos de Frank. Eso diría yo, también le descarta como inquisidor. ¿No os parece?-

 -Aunque por desgracia igual es temprano para desvelar mi idea al completo, pues si bien las muertes son muchas, no las suficientes para actuar con seguridad ni fallo alguno. El cementerio estuviera lleno, de buen seguro haría colgar a los asesinos. Tras lo dicho, quizás ahora las víboras disfracen su estilo. ¿Debería de haberme callado? No. Estoy tan seguro de su arrogancia y de que seguirán mostrándonos su estilo, su firma. Es más, pongo y pierdo mi vida en ello. Pero no estoy dispuesto a que corra más sangre por mi silencio, además no sé hasta cuando durará mi periodo de gracia, casi seguro que si no me reclaman los ángeles de nuevo, mañana seré yo quién esté postrado y con un mensaje. No lo dudo, pero por mucho que me hagan chillar lo tomaré como una liberación. Solo espero que la poca luz que haya podido arrojar os ilumine hasta la verdadera paz de San Palmaquino.-

Pedro calla hasta que el Galeno deja de hablar, "hipnotizado" por la fuerza de convicción de sus palabras. Al oír su hábil e inteligente razonamiento aguarda en silencio a que ponga ejemplos, y cuando lo hace no puede evitar no mirar al general sobre todo.

-Usted, alguien en quién todo su pueblo confía - digo, levantándome y señalándolo con un dedo - ¿Qué piensa decir contra esa acusación? 

Miro también a los otros dos, en silencio, esperando que digan algo. Bosteza también de forma poco disimulada, recién despierto.

Dorian abre los ojos como platos al escuchar al galeno. 

-ESO ES! Ahí puede haber una gran pista! Tras decir esto se marcha corriendo. "Tiene que estar ahí la solución...debe de estar ahí, tienen que haber cometido algún error...", ensimismado no atendía a nadie del pueblo se metió en la pensión y se puso a recordar lo sucedido los últimos días. Lo apuntaba todo en una pequeña libreta que pidió anteriormente al posadero. En la libreta apuntó todo lo que recordaba, todo lo que había visto, obsesionado por una actitud que se saliera de lo común... y ahí quedó enfrascado en su estudio.

Pese a la intención de quedarse a un lado ahora que el resto del pueblo se había decidido a hablar no hacen mas que hacer alusiones a su persona y acusaciones de todo tipo. ¿Que confiaban en él? ¿quien?...

- No haces mas que intentar destacar algo que no es como lo pintas. - replicó a Gonzalo. - El señor Jack pregunto por lo sucedido mientras él no estaba entre nosotros y yo he intentado ser lo más objetivo posible en mi relato. Si no comentaste nada no puedo decir que si lo hiciste, aunque si podría no mencionarte para que pasaras mas desapercibido. Quizás era eso lo que querías, pero estabas presente mientras se trato aquel tema y mencione tu nombre, no le des mas vueltas. A no ser que te interese... -

Quería dar por zanjado aquel tema, no veía ningún fruto de seguir esa discusión. El General notaba como intentaban inculparle, era posible que parte del pueblo se mostrara en su contra en las votaciones que se darían al final del día... Se había convertido en un blanco fácil por hablar demasiado. Ahora era "Unaoreja", el cabildo, quien arremetía contra él.

- Que el pueblo confía en mi parece que es declarar demasiado en estas circunstancias, pero responderé a su acusación. Aunque no espere que pueda decirle nada totalmente de su agrado ni en lo que pueda confiar mas que en otra versión que de seguro tendrán otros. Tras los primeros asesinatos, ante la sorpresa, sin ninguna prueba a nuestro alcance ni anteriores votaciones he de decir que la mía fue, como la de prácticamente todos, muy aleatoria. Buscando liberarme de la responsabilidad de sentenciar a un vecino esperando que mi decisión no mandara a nadie a la horca. - No podía decir nada mas, pero ¿cual sería la respuesta de cualquiera de ellos ante una acusación? ¿no sería parecida? ¿en que se iban a respaldar cuando solo podían ampararse en su propia palabra?. Era una tontería.

Entonces el General se dio cuenta de un detalle. Algo que habían usado para inculparlo podía ser todo lo contrario.

- De todas formas creo que pronto sabremos si soy culpable de algo ¿no creen? - Observo los rostros de los presentes, quizás algunos se hubieran percatado de a que se refería Antonio, pero otros estaban expectantes. - Ese justiciero se ha puesto, por decirlo de alguna forma, de mi lado al ejecutar al señor Zabala. Al menos da esa sensación. Es fácil suponer entonces que si el señor Zabala era inocente ese justiciero vendrá esta noche a encargarse de este viejo militar. Y si era culpable es posible que quien ahora me acusa sea quien perezca esta noche... -

El General sabía que iba a pasar esa noche con respecto al justiciero, pero no era el único que saldría en busca de sangre a la luz de la luna. De todas formas si ahora perecía a manos de los enemigos del pueblo podrían guiarse fácilmente hacia quien intentaba deshacerse de él de forma pública.

Miro esperanzado al galeno. Sé que puedo confiar en él desde antes de su trágica muerte; ahora que ha vuelto del más allá, no veo razón para creer que ahora quiera confundirnos.

Escucho sus palabras atento, intentando dejar que éstas calen hondo en mi interior para ver si puedo hallar algo que arroje luz al asunto. Su razonamiento es sensato y puede que tenga razón. Los miembros de cada logia no pondrían votos contra sí mismos cuando la votación es secreta. Sin querer, podrían estar mandando a la horca a uno de ellos y eso mermaría su poder por las noches. Pero hasta ahora no hemos tenido demasiadas votaciones y lamentablemente, hasta que nos hemos puesto a discutir, muchos hemos votado por instinto, o simple azar.

"Mi primer voto fue fruto del azar. No sabía a quien acusar, no podía creer realmente que entre nosotros hubiera no uno, sino dos grupos de asesinos que querían acabar con el poblado, así que lo eché a suertes. Ya me he disculpado con el señor Narl por mi acusación. Mi segundo voto, que no ha sido cuestionado pero me parece lo mejor explicar mi línea de razonamiento, fue señalar una ausencia. Me resultó más que sospechoso no ver al señor Vitorius en ningún momento del día, como si tuviera algo que ocultar... como si ahora tiene algo que ocultar, que tampoco se deja ver. Por último, ayer no tuve más argumento para votar al señor AlaAlegre que el hecho de que mostrara tanto odio hacia nuestro pueblo por haber sido anteriormente señalado. Creí que si efectivamente fuera inocente, habría intentado averiguar el por qué de esas acusaciones, pero solo maldijo a todos por haber sido votado y eso me dio mala espina. Como veis, mis argumentos no son de peso, ni siquiera puedo decir que sean por intuición."

"Por otra parte, no puedo decir que pongo las manos en el fuego por el general, pero tampoco veo, hasta el momento, motivos serios para señalarlo a él. De hecho ha sido quién inició este debate, ayer mientras intentábamos sofocar el fuego. Tampoco veo motivos para desconfiar de Gonzalo. Aunque él no ha sabido señalar a nadie, siempre se contó entre los primeros al momento de ayudar con lo que teníamos entre manos. Insisto que, para mí, la mayor parte de los asesinos intentan pasar desapercibidos, escondiéndose en las sombras y dejando que nos saquemos los ojos quienes sólo podemos desesperar por las noches, esperando que esas no sean nuestras últimas horas."

"Me parece también que ahora que hemos abierto la caja de Pandora, con la vuelta del galeno y la valiosa información que ha podido brindarnos -aunque sea poca es mejor que nada- deberán salir a la luz. Revisemos las votaciones, revisemos las muertes, observemos como cambian de actitud nuestros vecinos y tal vez logremos hacer justicia el día de hoy."

"Una última duda me asalta, que tal vez don Jack pueda aclararme. ¿Estáis seguros que el señor Oosterbak era inquisidor? ¿No podría ser masón y haberos dado una pista falsa? No sé si hace a la diferencia este dato ya que ambos grupos desean matarnos por igual, pero tal vez así podamos saber el número real de enemigos caídos en cada bando.

El hombre conocido por tener tan solo "Ocho dedos" negó con la cabeza. -No. No dudo de la condición del Señor Oosterbak. Confesar su credo no fue algo que saliese de él, sino de los estudios del Señor Vasiliev, luego el inquisidor se deshinchó (pues estaba muerto y ya nada importaba para él) y aceptó la acusación ya que era bien clara y fundamentada, y dado que el "contador de cuentos" no había errado en la condición de nadie era absurdo que lo negase. Fuese quién fuese que mató al estudiante de folklore nos asestó un buen golpe al causar su muerte.- Y así lo sentía. Le invadió la tristeza al recordarlo. Jack, le habían resucitado incluso antes de poder expresar sus deseos, creía que quién merecía la vida era aquél hombre en vez de él, el galeno se habría quedado para organizar a los muertos y obtener información útil para que Isabel la diera a conocer a los vivos. Pero la voluntad divina tenía otro plan, quizás por los votos manifestados, quizás porqué cuando asesinaron a la "Rubita" se cortó ese enlace y había sido necesario un cambio de papeles. Como se suele decir: "Los caminos del Señor son inescrutables..."

En cuanto a lo dicho por el "General", estaba falto de fundamentos por sostenerlo. Aquello no se justificaba por si mismo como había pretendido, pues el que llamaban justiciero ("Un salvaje más" se decía Jack que había elegido proteger en vez de matar), bien podía estar errando al elegir víctimas que con solo su criterio ejecutaba. Aquello no demostraba nada y él lo tenía muy claro. Si este, quién se creía poseedor de la verdad absoluta decidía matar o no a Antonio Grande, con ello ni probaría ni negaría su culpabilidad o inocencia.

Una vez más volvió a hablar, cuando ya los acusaciones de unos contra otros pararon. 

- No se equivoca, señor Jack, al pensar que no soy un Inquisidor, pero tampoco soy un Masón. Soy un hombre de negocios, y de la tierra, cultivo mis campos con uvas para vivir, y no tengo ningún interés en expiar los pecados de nadie, que cada quién viva como se le plazca... Pero no puedo probar mis palabras. - Cerró los ojos, y negó con la cabeza.

- Mis votos... En la primera ocasión, mi voto fue a por el hermano Leovigildo, por actuar como un loco, y porque creí, que al ser un monje, sería un inquisidor. En la siguiente ocasión, vote por el señor Dorian, quien se ha marchado, porque siempre me ha parecido alguien sospechoso, como ahora, que se ha marchado a hacer quizás que cosas... El día anterior, cuando murió su compañera Leonor, no he votado por estar ocupado en mis tierras, por lo que aquel voto ha ido hacía mi propia persona.

- No se si mi ayuda sirve de algo, señor Jack, pero cuenta usted con todo mi apoyo.- 

Me gusta mucho lo que esta pasando. Desde que esto comenzó es la primero vez que  tenemos un plan para acabar con esos masones y los tales inquisidores. Espero que funcione.

Señor Jack ud puede contar conmigo. Desde hace rato he manifestado que aquellos que pasan entre las sombras que no opinan y que ni siquiera se presentan a estos debates deben esconder algo. Pero como aun no sé por quien votar. De pronto ud me pueda dar algo de luz en que dirección deba hacerlo. Creo que me voy a ir por el general. El hecho que ayer mientras el fuego casi tocaba las casa de nuestras mujeres y niños el se pusiera a perder tiempo pidiendo que hablarnos... Vale que es importante hacerlo y gracias a ellos hoy tenemos un plan. Pero por Dios. ¿Como se le ocurre hacerlo en un momento como ese?

Mira a Diego Diaz consternado. Solo era uno más que se ponía en su contra, ya sabía a lo que se atenía cuando dio el paso que nadie se atrevía a dar, pero era el primero que hacía público su voto.

- Solo diré que en ningún momento deje de ayudar en la lucha contra el fuego y que me parecía esencial tratar el tema antes de la votación popular, no después, pero todos sois libres de opinar en la dirección que deseéis. - Tampoco contaba con sobrevivir otra noche aunque ahora ya no fuera un peligro, ya había desatado lo que quería y ahora poco conseguirían quitándoselo de en medio. El pueblo había despertado. Pensó en las opciones, poco importaba morir de una forma u otra. Si le mandaban a la horca se ahorraría la tortura, si los inquisidores o los masones iban a por él demostraría solo parte de inocencia y si lo dejaban vivo mantendría las sospechas sobre él, o se verían incrementadas... ¿que era mejor? - Estoy dispuesto a aceptar la votación que esta por llegar...- le tembló algo la voz, se empezaba a notar desamparado. - Ya sois varios los que os situáis públicamente en mi contra, por lo que no es de extrañar que note la soga al cuello. Será fácil que el resto de interesados se sumen a la cola sin llamar mucho la atención... Os daréis cuenta tarde de vuestro error, ya apenas quedamos inocentes en el pueblo, pues somos los que mas bajas presentamos, y nuestro enemigo es quien tiene mas peso y voz a la hora de mandar a la horca. Ni siquiera se si a ellos les interesa realmente quitarme a mi de en medio en vez de a un enemigo mas directo pero poco importa.-

Respiro profundamente mirando a todos los presentes, irguiéndose para mostrar una pose lo mas digna posible tras años deshonrándose en la taberna del pueblo.

- No se si estas palabras me hacen mas culpable a vuestros ojos pero aprovechando mi mala situación voy a haber públicas mis sospechas. Creo que Gonzalo es un asesino. La noche en que yo inicie la polémica conversación estuvo callado haciendo sus labores, sin defender a Antonio Zabala que se oponía abiertamente a mi y que incluso me voto dos días. No mostró su punto de vista hasta que no pudo apoyarse de forma mas protegida, amparándose ligeramente en Pedro Borrell y aprovechando la clara y fácil oposición hacia mí. Aunque sin exponerse demasiado, no quería llamar la atención mas que el resto. Ahora si que lo estoy acusando, y no antes cuando intentaba sacar mis palabras de contexto y pervertirlas. También pienso que no pertenece al mismo bando de Zabala, de quien aun creó que era culpable por su comportamiento.- Hizo una breve pausa, pensaba cambiar de nombre. - Otro sospechoso, a mi humilde parecer, es nuestro querido cabildo. Al que llaman "Unaoreja", que de varias acusaciones que pronuncio Jack, de manera bastante aleatoria al presentar su teoría, solo tuvo oídos para escuchar la que se hacía a mi persona. El resto no serían tan sutiles ni tan bien acogidas por el público. Ademas, si no recuerdo mal, era la única vez que mostraba alguna de sus cartas. Por el resto se mantuvo en silencio y convino intentar hacer bien su papel como cabildo, pero eso no lo comprometía de ninguna forma.- se detuvo otra vez para nombrar al que sería el último, de momento. - Y ahora usted, Diego Diaz, que tanto insistió en sus sospechas sobre los silenciosos y ausentes promulga que su voto será en mi contra cuando podría decirse que soy todo lo contrario. Me parece muy oportuno ese cambio de parecer...-

Dirigió una dura mirada a los vecinos allí congregados.

- Piensen. Y piensen lo que quieran, pero piensen.-

No contaba con apoyos, pese a que algunos se mostraran a su favor, incluso el día anterior. Nadie había votado con él. Excepto Eduardo Toñín, que había sido ejecutado y del que el General había sospechado solo un día antes... Posiblemente se hubiera equivocado con él.

Pensaba que los votos contra él serían numerosos. Lo mas seguro es que se hubiera ganado al menos los tres de sus acusados. Lo que suponía solo dos mas, ya que inició su alegato con uno de ellos. Pero no se quedaría así, el cabildo arrastraría votos consigo y más interesados se unirían sutilmente. ¿Cuantos en total?, se preguntaba Antonio, ¿cuantos le votarían sin usar una palabra en su contra?... ¿y serviría de algo?...

El pirata se encoje de hombros ante la acusación de Antonio "El General". Le mira fríamente a los ojos y dice:

-Yo soy un forastero en esta aldea, señor, no conozco a nadie y por lo tanto difícilmente podría estar compinchado con nadie. Además, podría ejercer mejor mi papel si conociera a los habitantes de este lugar mucho más que de un día antes de que comenzara esta masacre... - respira hondo, tranquilo pese a la acusación lanzada contra él - podéis decir que he sido demasiado rápido en apoyar al Galeno, y os secundo, es cierto. Pero soy el cabildo, de alguna forma debo "guiaros" en las votaciones y viendo que nadie acusaba a nadie de forma más o menos razonable he decidido hacer caso al que ha tomado la iniciativa, que por desgracia ha cargado contra usted, cuya forma de defenderse ha sido cargar contra todos los que comenzaban a sospechar...

Pedro se para y mira a todos:

-Si a alguien le interesa, soy pirata, he matado a gente, pero pasé por este pueblo haciendo el camino de vuelta de ir a visitar a mi madre, enferma, a la que entrego la mayor parte de mis ganancias. No soy un general ni un monje ni nadie que, supuestamente, debe ser honrado, pero pese a eso no deseo la muerte de ninguno de los presentes, solo deseo poder marcharme de aquí y volver a mi casa, a mi patria, a mi pueblo, la mar. Sí, eso en lo que creo, en la libertad del hombre, no en tener que estar anclado a una religión cada vez más corrupta y que lo único que pretende es llenar sus arcas.

"Unaoreja" hace una pausa ligeramente teatral para acabar.

-Y sí, señores, no estoy en absoluto convencido de que el señor general sea culpable, pero menos convencido estoy todavía de que lo sea cualquier otro.

Gonzalo había preferido seguir apoyado en la pared, meditando sobre las plabras de Jack. Pero después de la última intervención de el General no pudo evitar que la rabia lo inundase y ponerse a hablar.

Bueno, señor Grande, yo mismo podría ponerme ahora a soltar un gran discurso, como ha hecho usted. Lleno de grandes palabras y supuestos razonamientos dio un pazo hacia el, haciendo apócope del valor que le quedaba. Pero no lo voy a hacer, no todos, como ya le he dicho, tenemos preparada la mente para las intrigas. Así que le voy a decir, de forma simple una cosa: no le aguanto. Me parece un ser insoportable. Y no tienen que ver con que piense que sea usted malo, bueno, masón, inquisidor o simplemente un caradura. Jamás en mi vida he aguantado a los arrogantes ni a los que van de mártires. Y usted reúne todas las cualidades que desprecio. le dijo apuntándole con el dedo índice al pecho.

Usted ha intentado llamar la atención usando palabras sonoras para que le escucháramos. Y a intentado usar argumentos simples para que creyemos lo que usted. Tal vez pensando: estos pueblerinos son demasiado estúpidos para entender lo que tramo. Suspiró y volvió a apoyarse en la pared.

En fin, podríamos seguir horas y días dándonos la vuelta a la tortilla constantemente, hasta que alguno de los que discute enloqueciera y agrediera al otro, dándole la razón. Pero no va a ser el caso. Yo no necesito estar hablando constantemente para parecer inocente, simplemente porque no tengo nada que decir. Igual es usted el que hablando más de la cuenta pretende dar una imagen de algo calló, estaba harto.

Será mal nacido el individuo este. ¿se cree que no vemos lo que intenta? Distraernos ¿para qué?

Ah intervino de nuevo. Y me da igual que piense que soy un asesino, o lo que sea. Me importa un rábano porque sé que no lo soy. Sé que soy una buena persona, algo que usted no puede afirmar aunque tampoco sea de uno de los dos bandos asesinos. Y ahora que estamos seguros de que existe un Paraiso, me da igual que venga a asesinarme en medio de la noche, señor Grande. Porque sí, yo no pienso que usted sea un masón ni un inquisidor. Pienso simplemente que es un bastardo, y no le votaré, seguramente no. Puede estar tranquilo, aunque nada conseguirá...

Tomó aire, ya que se había lanzado a hablar, prosiguió:
Y si tanto le interesan mis razones, podría haberme preguntado directamente, sin segundas. Le diré el porqué de mis actos, pues como ya le digo no tengo nada que esconder. Voté al pobre Leovigildo en su momento porque el pobre loco estaba asustando a los niños, al pueblo entero, y no se me ocurría nadie más de quién deshacerse. EL segundo día voté a Alfonso, por resentimiento y miedo a partes iguales. El me había votado el día anterior y me afectó, y además, estaba para protegernos y no lo estaba haciendo. Y ayer voté por Francisco porqué algo en sus ojos me hizo pensar que algo le estaba perturbando. Os conozco a la mayoría desde que era un mico, y el Abuelo me enseñó a observar...
¿Le parece bien? o desea algo de mi cabello para hacerme un mal de ojo

Tras horas de anotaciones y rememorar lo sucedido Dorian cesó su estudio para volver con los demás habitantes y así exponer sus conjeturas y cavilaciones. Al ver la discusión que allí se estaba dando no puedo más que romper su silencio.

-MENTIRA!!!

Se está dando una guerra. Una guerra entre inquisidores y masones. Y nos encontramos justo en medio. No quiero oir más mentiras! PENSAD! De verdad creeis que los culpables se esconden? Que nos dejan a nosotros tranquils? No! No lo hacen! Están entre nosotros. Quieren tomar el control del pueblo!

Se vuelve hacia Christopher y le dice -Y dice usted Christopher que yo soy sospechoso? Pues deja que le diga que soy tan sospechoso como usted. ¿Quiere que me crea que no es sospechoso por haber sido votado por un masón confeso?? Pues no lo haré. ¿Y si fuese eso una treta orquestada para que pensáramos eso y su opinión calase en el pueblo?  ¿Acaso no es lo que haría eso un auténtico lobo??? Ni se le ocurra volver a acusarme de ser un asesino!

Respecto a Unaoreja... dice usted que no conoce a nadie. Al menos será públicamente, lo demás serán sólo conjeturas y SU palabra. Un hombre...no...un pirata, que mata sin escrúpulos a niños...a mujeres. Que roba! ¿Quiere usted que sienta lástima de su pobre abuela enferma y que respete su palabra? Porqué insulta nuestra inteligencia con falso sentimentalismo. Respóndame sr Pirata, para no ser nadie que no conoce a nadie ¿como es que es usted CABILDO??

Finalmente tanto Gonzalo como Antonio, están enzarzados en una pelea inútil. Dudo que ninguno de los dos sea masón o inquisidor. El infortunio les ha enfrentado, ruego que cesen esta discusión.

Sres. y sras. soy inocente. Lo digo con la mano en el corazón, con la seguridad de la verdad! No dejaré que nadie diga lo contrario y argumentaré con palabras y hechos esta afirmación. A partir de hoy no dejaré que la mentira ande suelta por las calles...Y no... No temo a la muerte! 

Había dejado de hablar cuando se quedó mirando fijamente al Pirata. Iba a cesar su discurso, pero había hecho una promesa.

-Le diré más Unaoreja... me dice usted que El General es culpable...y yo miro y veo a un pirata que escupe tales acusaciones. Un general que luchó por este país o un pirata que lo saquea? No sé que reputación me parece más de confianza. Se rumorea que ha votado por el General, pero oigame. No me gusta lo que dice y no me gusta usted! No sé quien le nombró cabildo, pero no fui YO! Yo que soy habitante de San Palquiano ¿¿Se cree que va a decir que es un pirata y que me va a parecer bien?? Que quiere matarnos a un hombre condecorado en la lucha de hombres...en guerras...no en esos asedios que hacen ustedes, que matan a traición... No amigo mio...no se va a salir con la suya. No sé si usted es masón o inquisidor, pero algo que sabemos todos ahora que es es PIRATA y eso es algo igual de malo. Sea usted un hombre y diga si pertenece a la Logia o ala Santa Sede! 

Dorian, compañero, estás divagando demasiado. le dice poniéndole una mano en el hombro La naturaleza o profesión de cada uno no tiene que ver con cómo somos de verdad. ¿Estás queriendo decir que yo entonces, por ser tabernero, solo me intereso por clientes, y no por amigos, y por sacaros los cuartos cada día? le pregunta Unaoreja me parece ahora mucho más fiable que el General. A caso ni dice Dios "no juzgues si no quieres ser juzgado". Pues bien, él está siendo el único que lo cumple.

- ¿¡Y Quien te crees tu, para venir a acusar a alguien de inocente!? ¡Me dices que no tengo como probar mi inocencia! ¿¡Y tu!? ¿Que no eres asesino dices? ¡Has votado para enviar a alguien a la horca igual que todos nosotros! ¡No seas un caradura! - Miró enfadado a Dorian, y escupió el suelo bajo sus pies, para luego alzar el brazo y apuntarle con el dedo. 

- ¡Te acuso de asesino una y diez veces más! ¡No eres mas inocente que la pobre Rubita, o que el viejo Oosterbank! -