Partida Rol por web

Rosas de amor,

Rosas de sangre,

que tiñen el suelo y las hojas quebradizas,

Pues no ha muerto un corazón sino dos,

Ahora la noche es más oscura,

Porque tú no estas junto a mí.

Ciertamente al caer la luz, la hermosa Eleanor muere colgando de la horca, sin que ninguno de ustedes tenga seguridad si se trataba o no de uno de  los seres  que tanta muerte y tristeza le trajo al pueblo.

Sin embargo en un apartado, un hombre se siente desconsolado.

Jack el Galeno, había compartido noches de pasión con ella, su amor era pecaminoso, pues no estaban casados, pero al verla muerta y en la horca, él no puede soportarlo, va a su consultorio de médico y se toma una mezcla de remedios, que como es bien sabido, le llevan a una rápida muerte.

El amor es así, y ahora en esta noche hay dos nuevos cuerpos que enterrar, y la tristeza invade al pueblo.

A Jack y a Eleanor los había visto alguna vez rondando por el cementerio, y la verdad que no paraban de hacer cosas indecorosas, es normal que su final sea ese.

Como ya predijo, hay más trabajo, y le toca enterrar dos cuerpos mas.

Tras la sorpresa de la muerte de aquellos dos, en las montañas algunos ven luces y humo. El olor ha invadido el pueblo: es un incendio forestal, pero evidentemente no parece hecho por natura. La gente teme que las llamas alcancen las casas de los habitantes del pueblo.

¿quien habra sido el causante del fuego?

No se sabe, pero aquello los llena a todos con paranoia.

Miro como la pareja reposa en su último abrazo. La verdad no sabia a quien votar lamento mucho haber ocasionado tamaña desgracia.

Me alejo como buenamente puedo y alcanzo al enterrador. Señor, Eduardo, igual que ayer yo le ayudare con los cadáveres. Es una locura esto que vivimos. ¿Hay algo mas con lo que pueda ayudarle a dar sepultura a estas buenas almas?

Justo en ese momento un olor a humo inunda mis pulmones, ¿que es esto? Miro al horizonte y veo con horror lo que parece un incendio. Cof, Cof, el olor del humo me genera tos. Dios nos proteja, es un incendio.

Ya no solo hemos de caminar pesarosos y cabizbajos por la desgracia que con sus negras alas de muerte cubre el pueblo. Ahora tambien, hemos de agazapar la pechera por culpa del maldito humo que viene del monte.

Las lagrimas que recorren mi rostro no obstante no estan causadas en exclusiva por el hollin forestal. La muerte de los amantes, tan romantica y al mismo tiempo tan tragica me recuerda a las historias que de pequeña leia mi tutora en la escuela - La tumba de los amantes... -, murmuro por un momento, y a esa nueva obra del escritor Ingles que poco a poco se ha ido haciendo famosa en el viejo continente. La muerte por veneno del enamorado es mas que pareja al desenlace de dicha obra.

Me encamino poco a poco hacia mi alcoba, cubriendo mi rostro con el viejo trapo mientras pienso

- No solo el mal y la venganza se cobran la vida en este pueblo. Ahora tambien el amor y la ternura reclaman su tasa en esta cosecha de almas. -

Salía de la casa de la señora y la noche no parecida muy tranquila…me acerco donde estaba la gente y vi que esta un dama ahorcada y otro hombre vi que también había caído… esto cada vez parecía un callejón sin salida. Y desde la distancia en la montaña  veía como había fuego y humo... no sabía quien ha podido ser y ha hecho incendiar la montaña...

Solo estaba un poco asustada y dije.-hay fuego en la montaña... Como se consiga para el fuego se podría llegar el fuego al pueblo…

El cojo observaba la escena sin apoyarse, observaba como un hombre habia dado su vida por su enamorada y se paso la mano por la boca pensado de manera equivocada, si el haria lo mismo por su esposa. Nego con la cabeza, no era justo que su hija sufriera la perdida de ambos. Por suerte ninguna de las dos estaban en el pueblo, pero aun asi, dudaba si volveria a verlas.

Poco despues alzo la mirada al ver el humo negro de la quema.
-Es lo ultimo que necesitabamos. Que el fuego acabe con todos antes que él resto. Vamos, sofoquemos el fuego, busquemos como a pagarlo. Y creo que en esta ocasion hasta los forasteros deberan ayudar.-En un primer momento, no lo recordaba pero los soldados del rey habian cerrado las puertas de su pueblo. ¿Ni con ese peligro real, les dejarian salir?

La muerte toca ahora también a los enamorados. Que tristeza, que gran pesar, pero ahora hay que pensar en los vivos y además Dorian el leñador ya se aburría en el bar y en el pueblo, hay no había nada que le interesara.

-En fin Gonzalo dime que te debo por esta cerveza, voy a ayudar allí arriba...si me dejan, claro. Creo que soy de los pocos que pueden ayudar allí arriba.

Vaya con los amantes...Samuel no lo había sospechado. La chica parecía tan distante de todos los villanos... Lo sentía por ambos, una bella historia de amor truncada de esa manera tan horrible. Se encaminó a su casa esperando llegar a ver el sol del día siguiente.

Algo raro ocurre, y de la tierra donde había sido enterrado el hermano Leovildo se genera un movimiento. Al parecer no le ahorcaron bien, o simplemente ha sido un milagro, porque ahora esta vivo.

El pueblo de San Palmaquino se ve obligado una vez mas a realizar votaciones en busca de culpables. Esta vez eso no conlleva una única muerte, pues su enamorado amante decide suicidarse junto a la ejecutada, en un abrazo frío y eterno.

Las circunstancias no sufren ninguna mejoría. La justicia poco precisa que imparte el pueblo no arregla nada ¿deben confiar en quien la imparte a su voluntad amparado en la noche? ¿quizás en que ambos bandos se destruyan entre sí y abandonen entonces el pueblo?. El General no sabía que pensar. Y por mucho que lo hubiera comentado con Francisco Moreno no se veía capaz de dominar la situación, todo se había descontrolado demasiado como para tomar el control.

Aquella noche un fuego se sumaba para amenazar aun mas las vidas de los habitantes de aquel que fue un tranquilo pueblo. Las conjeturas apuntaban claramente a que había sido provocado ¿quien lo haría? ¿uno de los bandos quizás haya abandonado el pueblo y pretende quemar al otro con todos los inocentes que quedemos aquí? ¿quizás quien imparte justicia haya decidido acabar con todo el pueblo de una tacada para olvidarse del asunto? ¿o es otra persona quien entra en acción para defender sus intereses o acabar con los de todos nosotros?.

- Cubos, necesitamos cubos. Hagamos una cadena para conducir el agua hasta el incendio. -

Antonio echo a correr hacia su casa para pedir ayuda de sus hijos y cargar con todos los cubos u objetos similares hasta el pozo.

Leovigildo se levantó quitándose la tierra de encima con las manos y miró a los presentes, su aura de locura y rabia era incluso palpante. -PECADORES! El señor me ha bendecido como bendijo a su hijo, para ayudaros a buscar vuestro perdón, Pues ante todo, es misericordioso con vosotros, y por ende, yo también he de serlo, así que os perdono, hijos mios.. Informadme pues de los pecados que se han cometido para que yo el hermano Leovigildo rece por vuestras pecaminosas almas y así podáis ir en paz al lado de Dios, nuestro señor--

Alejandro, sumido en la confusión que todas estas muertes acarreaban, miraba con extrañeza este ultumo cuadro fúnebre. No puedo evitar la impresión que le produjo a su corazón el ver tal muestra de amor, -Tan trágica como poetica- susurra para sí mismo mientras con el carbonsillo va delineando la silueta de aquella pareja de enamorados, solo lo saca de sus ensimismamiento la noticia del peligro cercano de un fuego eminentemente destructivo, pero igualmente era ver su furia, así que por un momento se quedó contemplandole, para después moverse a la ayuda.

-En que les puedo colaborar?- pregunta algo perdido, era la primera vez que se enfrentaba a algo como esto. 

Gonzalo se había alejado de la plaza después de las votaciones algo enfadado. ¿Si hemos decidido por mayoría que dos personas son igualmente culpables, porque ha de ser la suerte quién decida la muerte de una de ellas, y no nosotros debatiendo? pensó con el entrecejo fruncido.
Ni siquiera llegó a saber si la jóven marquesa dijo algo antes de ser arrancada de este mundo.

Se encaminó a la taberna y allí se quedó embelesado sentado tras la barra, apoyando la espalda contra la pared. Sin pensar, poniendo la mente en blanco para no sufrir demasiados remordimientos, estaba cansado de pensar. Entonces Dorian llegó y le sacó de sus pensamientos y de repente en el pueblo estaba pasando algo más.

¿Pero que demonios está ocurriendo? Esto es peor que las plagas de Egipto! blasfemó mientras se acercaba a la ventana y miraba al exterior, entre la oscuridad del crepúsculo empezaba a vislumbrarse el color anaranjado del fuego a lo lejos. El viento traía el humo hacia el pueblo, así que el incendio no tardaría en llegar.

Tranquilo, compañero, te la apunto, ya me pagarás mañana. Vamos a ayudar con eso. le dijo a Dorian Ayúdame, detrás tengo unos barreños grandes. ¡Los podemos cargar en el río! le dijo mientras se dirigía al patio trasero de la taberna. No era un hueco muy grande ni muy limpio, allí había unos barriles grandes con cerveza y vino, y una portezuela que daba a una pequeña despensa y a un sótano que usaba para guardar víveres. Cogió algunos barreños y se los pasó a Dorian, él mismo cogió otros para si y salieron por la puerta del patio corriendo. Era un puerta que daba a un callejón estrecho que daba a la parte trasera del mercado, justo al lado del río. Metió y los barreños en el agua y los llenó, tres cuartas partes, para poder cargar con ellos y tener margen por si se desparramaba algo.

Vió como Antonio Grande ya daba algunas ordenes y se acercó a él, la idea de hacer una cadena entre todos los vecinos era muy buena.
Vamos por aquí, todos por favor, por el Amor de Dios, ayúdenos!

Por alguna razón, la muerte de Eleanor y el suicidio de su amante no me afectaron tanto como pensé. Cuando supe que mi voto la había condenado me desesperé un poco, pero ahora que había pasado ya parecía lejana. Tal vez fue porque no fui yo, sino la suerte la que decidió su destino. O tal vez me estaba familiarizando con las muertes. -De una forma u otra, estamos todos condenados.- Dije en voz baja, sin que me oiga nadie.

Entonces vi el fuego a lo lejos y sentí el olor a quemado. Solo ahí me di cuenta de que todos en la aldea iban a ayudar a apagar el incendio forestal. La gente corría desesperada y yo no pude hacer menos. Corrí hacia el pozo de la aldea y empecé a sacar agua, llenando un cubo que había ahí para uso público.

No sabían si habían acertado o no con los amantes, pero eso ahora parecía casi secundario. El fuego amenazaba con deborar el pueblo.

-Si los soldados no nos dejan salir de aquí tendremos que protegernos. Hay que traer toda el agua que podamos y cavar para hacer un muro.

Si no construían un cortafuegos y se preparaban para el incendio acabarían quemados.

Vagando por la nocturnidad del pueblo no dejo de llevarme una sorpresa al ver la muerte de Jack el galeno, que al parecer amaba a la tal Eleanor. Esta vez no hicieron caso de mi voto, aunque por muy foráneo y, por tanto, objetivo que sea no creo ser capaz de cargar con la responsabilidad de recomendar que decidan ajusticiar a uno u a otro. Hoy decido no emborracharme, pues, además de la ola de asesinatos que indican que hoy puede haber otro, acabo de escuchar a alguien gritar algo de un fuego.

-¿¡Qué es esto!? ¿¡Ni de noche puede haber un poquito de calma en este pueblo!? - digo, nervioso, aunque en seguida me ofrezco como voluntario para ayudar a apagarlo - traigan cubos, agua, palas también... hay que hacer una zanja donde no pueda seguir ardiendo. Yo les ayudo - acabo, como si fuera suficientemente capaz de librar al pueblo de cualquier amenaza posible.

Una honda tristeza me invadio aquella noche tras la votacion y la sentencia sobre la joven, a quien siguio lleno de pena su amante el galeno. Otro cuerpo más se les habia sumado, sin pena ni glorias y casi nadie reclamaba su ausencia.
Aquel pueblo que conociera de pequeño, con sus habitantes sino alegres al menos solidarios entre si y unidos, ahora se habia convertido en un nido de serpientes. Cada quien miraba con desconfianza al otro y se irritaba por la más pequeña nimiedad, llegando incluso a enarbolar tanto acusaciones de herejes masones como de insidiosos inquisidores cristianos.
El fuego divisado a lo lejos en el bosque al menos sirvio de momento para unir a la comunidad en un enemigo tangible y comun, los cubos con agua comenzaron a llegar desde los aljibes cercanos y los toneles de vino vacios comenzaron a ser ocupados por el agua.
Las manos que hasta hace poco habian señalando acusatoriamente a un enemigo invisible que imaginaba en los rostros menos familiares, ahora se afanaban en la labor de ganar tiempo al fuego.
Ayudando con los baldes cargados de agua, voy buscando acercarme al general para entonces decirle.
-No llegaremos a apagarlo si continua descendiendo y alimentandose de toda la madera a su paso, tenemos que ir un paso más alla y comenzar a talar la zona más cercana del bosque antes de que llegue alli, tambien podemos arrojar cal o arena delimitando una linea alrededor del frente para evitar que se quemen los arbustos y hojas secas que cubren el suelo. Hay que actuar ya!

AlaAlegre miró con furia a los habitantes del pueblo. No era más que un viajero de paso y de pronto se había visto atrapado en un extraño conflicto que ni le iba ni le venía y encima esa turba de locos quería lincharle. Estúpidos lugareños. Cuando vio que se había iniciado un incendio en las cercanías de la villa, deseó que arrasara con todo y con todos.