Partida Rol por web

Mira sus manos sorprendido a la vez que suspira amargamente.
-Al menos mi esposa e hija, se podrán librar de esta locura.-Giro su rostro para observar a Alba.
-Yo no le envenene, eso quiero que lo tengas claro.

Al ver los nuevos integrantes de este mundo se lleva la mano a la cara.

- Parece ser que mis palabras fueron a caer en saco roto al no ser confirmadas con la muerte de "Unaoreja"... Que mala suerte Dorian, que mala suerte... Quizás mis ultimas palabras y tu desafortunada y pronta muerte hayan dado mas ventaja a los asesinos... -

-Explicare antes de que me interrumpan nuestra razon de llegada..-Replico al General.

-Alguien a envenenado a Peter y Alba a muerto junto a él, por se su enamorada. A su vez yo he muerto por el cuchillo de ella, en venganza, a pesar de que yo no le e causado la muerte a su amante.

Veo que entran en este lugar Frank, Alba y Peter. Y les digo mirando a los tres. Con cara seria . Bienvenidos a esta morada…

Alejandro no dejaba de mostrarse complacido por el mal rato por el que pasaba "El general" -Amor y venganza! Sin duda la inspiración es la única que se libra de la muerte, no lo cree usted general!?- cuestiona en tono de burla.

- Trágicas noticias. - contesta el General para lanzar después una iracunda mirada a Alejandro Zabala.

Camina por el lugar, observando a Shuaila y Alejandro Zapata con desprecio. Busca con la mirada a Eleanor, para acercarse a ella.

- El señor Jack no deja de pensar en usted. - 

Re entra al cielo Jack el galeno inglés, y lo acompañan Pedro Una oreja Diaz, Martón Alfonso de Cordona y Francisco Nuñez.

Bueno a este ritmo parece que todos estamos aquí. Mejor este lugar con vuestra compañía que el pueblo con su soledad e inmundicia.

¿Pero qué... ? ¿Qué esta pasando en el pueblo en estos momentos?

Se sorprende al ver a tantos nuevos ingresos en un solo día. ¿Quedaría alguien vivo para mañana en San Palmaquio?

Asombrado por la súbita afluencia de gente Olwyn se acerca a los reunidos y entona con voz profunda

-Y oi una fuerte voz que desde el santuario decía a los siete Angeles: "Id y derramad sobre la tierra las siete copas del furor de Dios". Palabra del señor-

Luego carraspea y se dirige a los recién llegados -¿que terrible acontecimiento ha provocado tan súbita afluencia de almas a este triste lugar de penitencia?-

Esa sí, era la muerte violenta que siempre, toda su vida, había pensado que le reclamaría.

En cuanto salió de la taberna no echó la mirada hacia atrás. Sabía que no vería otra luz del sol, tampoco la deseaba. Sin embargo, y a pesar de su frustración y enojo, quería darle un sentido a su existencia que no vida, Jack buscó al Sr. Alaalegre a quién no encontró por parte alguna por mucho que buscó. Eso no significaba que se escondiera aunque tampoco lo negamos, pues eso no lo podemos contároslo aún.

Pero no todo fue tiempo perdido, al galeno el paseo le sirvió para refrescarse un poco los ánimos caldeados y recuperar la perspectiva. Aún tenía un trabajo por hacer y no quería que su último pensamiento fuera el de lamentar el haber fallado en su póstumo propósito. Veló casi toda la noche por el narrador de cuentos y por aquel investigador tan perspicaz. Cambió su vida por un último acto de fe.

Pero el ser de nuevo mortal conllevaba sus inconvenientes. El primero que tras noches y días de intensa actividad tanto física como mental el cansancio se cobró su factura, cuando apuntó el primer rayo de sol detrás de las colinas el inglés se encontraba dormido en su lugar de vigía. El segundo inconveniente es que tendría que padecer el traspaso de su segunda muerte y esta, mis amigos lectores, fue indescriptiblemente dolorosa. Esta vez no hubo dulzura. Notó la hoja despertarle abriendo piel, músculo y carne en su espalda. Sabía suficiente del cuerpo humano para saber que tras aquello no tenía ninguna posibilidad, los brazos ya no le respondían notó sus arterias vaciarse. El corsario se negó a gritar o a darles el placer de lamento alguno. Su cuerpo se enfriaba rápidamente a cada despiadada agresión. No derramó ninguna lágrima a pesar de que cada vez que penetraba el cuchillo pareciera que le inyectaran aceite ardiendo. Elevó los ojos y una muda plegaria. Había hecho cuanto había podido, se había equivocado, si. Muchas veces. Pero en todo momento lo había dado todo. No le podían recriminar nada, esta vez con ello creía aguardarle el perdón divino y la gloria eterna para él y su amada. Si el pirata moría o yacía a su lado eso no lo pudo ver su visión se velaba. Poco a poco sintió su alma abandonar su cuerpo y su postrero pensamiento fue el más feliz, por ello su muerte fue con una sonrisa: “Eléanor”.

***

Ascendió por encima de las banderas, de los países, de los credos, las pestilencias, las inseguridades e incertidumbres, el horror y el dolor. Aquél viaje ya lo conocía, el camino lo había recorrido con anterioridad. Y aquél destino lleno de luz y sin sombras ni formas también. No temía a más que el haber fallado en su cometido. Y cuando llegó al otro lado y les rodearon todos, solo tuvo atención para otra alma. Y le abrió los brazos, sonriendo feliz.

Miau...Un gatico angelical ronronea y se soba entre las espirituales piernas de todos.

Como si las malas noticias no cesaran ahora el ingles de mierda ese había llegado al lugar donde debo estar.

¿Hay que joderse. Hasta en el infierno me busca usted? Miro al galeno. Trato de buscar una nube en la cual sentarme y poder revisar esa herida del pie, que se me genero al caminar por el agua infectada de mierda de la otra vez.

Justo estoy en mis asuntos cuando una plaga con alas le da por sobarse en mi. Y una mierda. Me levanto y le meto una patada con todas mis fuerzas lanzando al gato ese de los cojones tan lejos como los músculos de mis piernas puedan.

Miaauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu

Trato de atrapar el gato en el aire - no sabia que estos animales tan extraños tuvieran acceso a los cielos - luego de mirar que no haya sido herido lo deposito en las manos de alba mientras digo, lamento tu muerte no fue mi intención provocarla, pero tratare de compensarte por toda la eternidad -

Al ver cómo Pister intenta atraparlo, pero se centra más en conversar, me agacho para acariciar al gato.

Gato bonito... ¿Verdad que estás harto de tanta muerte?

Extiendo mi mano para, si se acerca, acariciar detrás de sus orejas.

-No entiendo nada...gatito..acaso tu sabes lo que aquí sucede? Gatito dime...porque no me contestas? Muertos estamos, pero ni en el cielo ni en el infierno nos encontramos... No nos juzga ninguna divinidad. No juzgan nuestros actos, ni nuestros pecados...y sólo entran muertos...

¿Por qué buscas respuestas en un gato? ¿Por qué tienes que ver más allá de lo que hay?

Suspiro.

Al menos hay algo aquí más que muerte...

-mmm, este es un lugar de penitencia. La presencia del gato no tiene sentido, a no ser que sea algo mas. ¿una prueba?¿una tentación? mmm, nunca había oido nada así-