Partida Rol por web

La presencia de gamorreanos no era nada que me pillara por sorpresa, mucho musculo y poco cerebro, se les podía encontrar en todos los rincones de la galaxia. La cosa era que la mecánico no nos había dicho nada de esto y ahora tendríamos que sortearlos. Parecía que la joven Hannah tenía un plan para salir del atolladero.

- Como digas jovencita.

Xator y yo mismo seguimos a Hannah en su plan supiera la fuerza cual fuese, mientras Anzak y Gunar nos cubrían.

No las tenían todas con ellos pero aún así había que intentarlo. Al seguir a Hannah hacía los guardas Xator trato de poner su mejor cara de poco amigos, con la mirada fría observando todo a su alrededor calculando todas las posibilidades. 

"En unos pasillos tan estrechos la maniobravilidad de estos grandullones se vera reducida...aun así mejor no tentar a la suerte y que no lleguen a levantar esas hachas" Pensó mientras avanzaba tras la joven, prefería mantenerse cerca de ella por si necesitaba apartarla rápidamente. Mejor no correr riesgos. 

En cuanto se aproximaron las miradas de los guardas se centraron en ellos y comenzaron a emitir una serie de gruñidos entre ellos. Dio una mirada rápida a Razi que se mostraba de lo más tranquilo, parecía estar recuperado y sin duda les haría falta de sus encantos Jedi si Hannah no conseguía sortear a esos malolientes cerdos.

Cuando os acercásteis a la puerta los gamorreanos dejaron de gruñise entre ellos y comenzaron a gruñirle a Hanna, en realidad es probable que estén intentando decir algo.... pero ninguno de vosotros entiende nada.

Su actitud, pese a lo rudo de los gruñidos, no parece hostil, simplemente estén impidiendo el paso.

Al final Anzak decidió acompañar al grupo. Sabía que estaba mal, muy mal, pero quedarse con Maya no tenía sentido. Tenía que ayudar aunque fuese en algo.

Al encontrarse con los gamorreanos Anzak miró a sus compañeros y luego negó con la cabeza. No se sentía con fuerzas necesarias como para intentar convencer a unos estupidos y malolientes gordinflones a que les dejaran entrar, así que se hizo a un lado y dejó que Hannah les convenciera.

Me armo de valor y avanzo con mentirosa altanería e intentando mostrar seguridad hacia los dos guardias que vigilan la puerta del hangar. Recuerdo lo que me explicaba papá, que mostrando aplomo se podía conseguir lo que se quisiera. Seguida por mis nuevos amigos, me planto delante de esas grotescas criaturas. El olor casi me tumba de espaldas, pero me mantengo firme y me aguanto las ganas de echar a correr lejos de ese hedor. -Hola... ehm... veréis, tenemos que pasar... sí, al otro lado, claro... porque... porque... tenemos que hacer una cosa... una cosa muy importante... ehh... o sea que mejor nos dejáis pasar. Sí, abrid la puerta. Creo que tengo que prepararme mejor cuando tengo que mentir...

Anzak escuchaba a Hannah intentar persuadir a los gamorreanos para que les dejaran entrar pero más que eso parecía que les estaba pidiendo un favor. El contrabandista escuchaba a su compañera y se rascaba la cabeza un tanto inquieto por la situación. Miraba de reojo a los gamorreanos esperando la respuesta. Si debía intervenir lo haría sin pensárselo.

El Bothan trato de disimular todo lo que pudo manteniendo la entereza y la cara de poker, aunque las palabras de Hannah se lo pusieron algo difícil pues no sabia si golpearse la frente con la mano o echarse a reír. No era un guerrero, si tenía que asestar unos golpes o encajarlos se las podía apañar pero se trataba de gamorreanos salvo que su pequeño cerebro jugara a tu favor podían encontrarse en un grave aprieto. Sobre todo porque ninguno de los presentes, que Xator tuviera conocimiento, entendía el lenguaje de los guardas.

- Ejem...mi señora no debíamos recoger un encargo...para vuestro hermano - dijó dirigiendose a Hannah.

Saber mentir era un arte que nunca se le dio bien, si podría debatir casi cualquiera argumento pero la improvisación y la invención no eran lo suyo. Pero quizá dándole un pequeño empujón a Hannah ella podría remontar de ser necesario.

Permanezco callada unos segundos que parecen años luz, mientras veo que los gamorranos hacen una mueca de incomprensión. Bueno, más que verlo, lo intuyo, porque con esos rostros se hace difícil ver claramente sus expresiones faciales.

Por suerte Xator me echa un cable y me da un motivo para mi artimaña.

-Ehh.. eso. Debemos recoger un encargo hecho por mi hermano... ¿Que no sabéis quién es? No me extraña, seguro que os pasáis el día holgazaneando y no os ponéis al corriente de lo que ocurre en la estación. Pues deprisa, no tenemos todo el día para estar aquí plantados, nos urge y ya estáis tardando en abrir esa puerta y dejarnos pasar. ¡Venga, que es para hoy! No me gustaría tener que dar vuestros nombres al servicio de seguridad de la estación, por negligencia y por desobedecer una orden. He visto plantas con más cerebro que vosotros, y no creo que busquéis que os abran un expediente por vuestro mal cometido y por poner trabas.

Los guardias se te quedan mirando unos tensos instantes, se miran entre si, y, de pronto, se echan a reir, no parecen impresionados por tus palabras, pero al menos no da la impresión de que les hayan sentado mal

No parecía que las palabras de Hannah convencieran a los guardias, aunque tampoco se pusieron en nuestra contra directamente, cosa que agradecerle a la fuerza. Pero sino encontrábamos otra manera tendríamos que dejarlos incapacitados para conseguir nuestro "paquete".

- Creo que no han entendido nada de lo que hemos dicho, mi señora. Hacía mucho que no lo hablaba y prefería que hubiese otra manera, pero no había tiempo que perder. - Si me permitís. En un gamorreano algo oxidado intento repetir las palabras menos hirientes de "mi señora" para obtener lo que buscamos.

Al ver como Hannah pasa de ser la persona más tímida de la galaxia el coronel más despiadado del imperio, Anzak abre los ojos y una sonrisa se muestra en su boca por lo divertida de la situación. Pero es efímera, pues se da cuenta de que no tienen tiempo y de que así no van a conseguir nada. 

Así que decidió acercarse, pero Razi le pasó por un lado con alguna pretensión en su mente. Anzak se encogió de hombros y esperó a ver que decía su compañero. Éste se acercó y habló primero a Hannah. No lo tenía claro, pero no veía a Razi por la labor de convencer a los gamorreanos de una manera "sutil", así que volvió a negar con la cabeza y se acercó a la puerta.

- ¿Entendéis nuestro idioma?- preguntó-. ¡Entonces dejadnos pasar!

Directo, escueto y sin mucho ánimo.

- Ala, todo tuyos.

Me giro a mis compañeros, y la expresión de mi cara muestra un Lo siento, chicos al ver que mis palabras no provocan el resultado esperado.

Aún con la ayuda de Anzak y Razi no logramos convencer a los dos gamorreanos que nos dejen pasar la puerta.

Es frustrante, no poder ni con dos gamorreanos, y no quiero volver a usar la violencia contra nadie.

Se me ocurre una cosa...

- ¿Sabéis que han abierto una nueva taberna en la estación? Están de promoción, regalan enormes platos de comida y bebida, todo gratis. Nosotros venimos de allí y nos hemos hartado a más no poder.

Está claro que con esos argumentos* no van a conseguir nada, pero Gunar no quiere salir de su escondite aún.

Esperemos a ver cómo avanza la cosa...

* ¿Se puede tratar a Gamorreanos con argumentos que no sean de hierro o blasters?

No me doy por perdida, y lo vuelvo a intentar. Ya me estoy empezando a enfadar que esos dos me ignoren y encima se rían de mí.

- ¿Pero que os habéis creído? ¿Así tratáis a la gente que es amable con vosotros? Al final tendremos que ir por las malas, y os aseguro que no queréis que vaya por las malas. Ya estáis abriendo la puerta inmediatamente y nos dejareis pasar sin rechistar, no hagáis que nos demoremos más. Tenemos mucha prisa, y no creo que os guste que mis amigos tengan que dar parte de vuestro comportamiento tan zafio y barriobajero. La verdad es que pensaba que tendríais una pizca de inteligencia, pero ya veo que lo que dicen de los gamorreanos es verdad. ¡Venga! ¡Ya tardáis en abrir esa puerta!

Los gamorreanos os miran, y gruñen algo en un lenguaje que no entendéis. Acto se guido se apartan de la puerta permitiéndoos pasar.

Os acercáis a la puerta, y la abrís sin complicaciones, y sin que los guardias reaccionen a vosotros.

El hangar de carga profundo es exactamente igual que los pasajes que llevan a él, con planchas metálicas enteras arrancadas del suelo y un pozo de gases cerca del fondo de la habitación. Grandes cajas llenan el área, creando el aspecto de un desorden caótico, y el aire tiene un olor distintivo de sudor y humos que hacen que todo el lugar sea desagradable. Luces parpadeantes proveen una iluminación pobre, y un tubo de conducción en el techo salpica un fluido azul en uno de los muros. Cerca del centro de la habitación hay un objeto que parece estar fuera de lugar: un escritorio grande y bien construido hecho de madera de Japor, lo cual significa que el escritorio es muy preciado y raro. Sentado tranquilamente tras el escritorio hay un androide de protocolo con unas brillantes cubiertas negras que parecen absorber la luz y ofrecer solo leves reflejos. Los ojos del androide parpadean levemente, como si estuviesen imitando a una persona.  

Anzak pasa al lado de los gamorreanos y les mira inquisitivamente siguiendo con las amenzas de Hannah. 

Una vez dentro mira a la muchacha y le sonríe mientras asiente con la cabeza para que sepa que lo ha hecho bien. Después, mira a uno y otro lado a ver si encontraba lo que venían a buscar.

- Preguntemos al doride que está detrás de ese suntuoso escritorio si sabe algo de lo que buscamos. Hannah, ya que has empazado...- propuso el contrabandista a su comañera con una sonrisa en la boca.

Gunar sale de las sombras y pasa entre los gamorreanos, con la mano en la empuñadura de su arma. Cautelosamente sigue adelante y mira alrededor una vez traspasada la puerta.

El droide no le interesa, ya preguntarán otros ahí. A ver qué puede verse por la derecha de la sala...

mmm, vaya paquetes más interesantes, ¿qué podrán contener dentro?

Una sonrisa de satisfacción se dibuja en mi rostro cuando los gamorreanos nos dejan pasar.

- Muchas gracias chicos - les digo toda risueña - Reportaré de vuestra eficiencia y profesionalidad.

Una vez dentro, noto un hedor que inunda mis fosas nasales.

- ¡Pero que es este olor! ¿Es que aquí nunca limpian o que? Pufff - exclamo llevándome la mano a la nariz para mitigar los efectos de los efluvios que pululaban por la estancia pero acto seguido me fijo en el mueble que está en medio de la sala - Ehhh ¿habéis visto? ?¿Eso es madera de Japor? ¡Qué bonito! Luciría de maravilla en el despacho de mis padres, para recibir diplomáticos y embajadores... ¿Qué hace un mueble de esta categoría en un sitio como este?