Partida Rol por web

Banda sonora Intro: Blackheart - Thomas Bergensen

Despertaron sobre una playa de fina arena blanca, tan blanca como nunca habían visto otra. Sus ropas rasgadas por la furia del mar y la olas acariciándoles sus pies suavemente.

Recordaron la tormenta que arrojó su navío hacia las rocas en la oscuridad. El capitán ignoraba de la presencia de una isla en aquellas aguas. En teoría se encontraban en mar abierto (el Mar de la Espuma) muy lejos de cualquier costa.

Sin embargo, parece que las cartas de navegación habían engañado al capitán esta vez. Una isla que no se encontraba en las cartas junto a una noche oscura y una terrible tormenta era una combinación letal para cualquier marinero.

Sus huesos estaban doloridos. Aún recordaban el sonido del casco al quebrarse contra las rocas y ser arrojados al turbulento mar cuando el barco practicamente se tumbó de lado. Recordaron nadar a ciegas en la oscuridad contra la furia del mar y las olas gigantes que bajo la intensa lluvia intentaban arrastrarles al fondo.

Pero ahora era de día, y el sol brillaba en su punto más alto. El cielo y el mar estaban en calma, a diferencia de la terrible noche anterior.

Hacia el sur, la playa se extendía aparentemente infinita, y hacia el norte la costa se elevaba y escarpaba abruptamente acabando con la arenosa playa hasta formar acantilados de gran altura. Más allá de la descubierta playa hacia el interior se iniciaba una linea de palmeras, y más allá de esta una densa jungla de otros árboles, con un sotobosque no demasiado espeso. Creyeron distinguir un camino entre los árboles y la vegetación. Más un sendero animal que una obra humana.

Los restos del navío eran visibles en el horizonte, como a medio kilómetro de la costa. El casco se encontraba partido por la mitad, y lo que quedaba de la nave encayada en lo que parecía un atolón que discurría paralelo a la costa. Con su panza abierta y semihundida, el interior de la bodega era visible desde aquella distancia. Las aguas entre la playa y el atolón eran cristalinas y calmadas, como una perfecta piscina.

Divisaron restos de madera esparcidos y semienterrados por toda la playa. Otras figuras humanas se encontraban vagando por la playa y pronto se acercaron los unos a los otros.

Los cuatro parecían los únicos supervivientes del naufragio.

Oyeron unos ladridos, y vieron corriendo por la playa en su dirección a un superviviente más.

Era Hook, un bulldog avalonés. El perro del capitán. 

El perro se acercó meneando la cola hasta situarse a unos metros de ellos, momento en el que se sentó sobre sus cuartos traseros sobre la arena, expectante.

El animal abrió la lengua y sacó la lengua jadeante. Eso les recordó a todos ellos que aún tenían el sabor salado del mar en sus bocas. Y sentían sed.

James Lawnson abrió los ojos y lo primeró que vió fue todo blanco. Luego comprendió que era arena. Apretó lo ojos intentando recordar qué es lo que había sucedido. Y recordó el horror, la tormenta, las olas, las rocas que estaba cada vez más cerca, el ruido de la madera al romperse y su caída al agua. La desesperación que sintió y el cansancio, que llevó más tarde a la resignación de aceptar que hasta ahí había llegado. Después la nada.

Se incorporó lentamente para comprobar que no había parte del cuerpo que no le doliera. Se alegró porque eso significaba que estaba vivo. Miró hacia la playa y vio un par de supervivientes más junto a multitud de restos del naufragio. Comprobó que se trataba del médico obsesionado con la religión, un tanto meapilas en su opinión y el joven manco que andaba por el barco sin saber muy bien qué hacer.

Apareció por allí también el perro del Capitán. Se alegró de ver algún compatriota avalonés que había sobrevivido. Cuando se juntaron y fue a abrir la boca para saludar, la lengua se le pegó al cielo de la boca. Tenía sed.

-Buenos días, caballeros, es lamentable que nos tengamos que encontrar en estas circunstancias, pero parece que nos ha ido mejor que a todos nuestros compañeros de barco. ¿Se encuentran Vds. bien de salud? Supongo que la pregunta sobra, pero ¿no tendrán Vds. algo de agua? Si no, me parece que tenemos un problema.

Dicho ésto, miró alrededor a ver si había algún odre o cantimplora que el mar hubiese arrojado a playa.

Ya no sentía miedo. El susto inicial al considerar mi muerte inminente había dado paso a una triste resignación. Moriría son cumplir mi meta. El tiempo dedicado a logras los objetivos que habían trazado mi vida desde la muerte de mi hermano parecían inútiles ahora. ¡Tantas horas de estudio y meditación tragadas por el mar!

Consciente de la imposibilidad de resistir a la tormenta mi mente casi se rindió, pero un remo quedó al alcance de mi mano y renovó en mi espíritu la certeza del favor de Théus. Sólo Él pudo acercar ese trozo de madera a mí. Con una fuerza nacida de la fe y no de mis brazos me aferre ese madero que flotando en la oscuridad.

Aunque no podía saber cuanto tiempo permanecí inconsciente el hecho de saber que lo había estado indicaba que mis funciones mentales no resultaron afectadas por la privación temporal de aire o el shock. La arena molestaba al llenar mi rostro pero resultaba reconfortante sentir algo diferente al agua.

Me levanté lo suficiente para quedar de rodillas y agradecí a Théus por permitirme vivir un día más, aún tendría oportunidad de ayudar.
Mis rezos fueron interrumpidos por una voz. James Lawnson, el alma sin rumbo..

-¿Sólo uno, Señor Lawnson? El haber fungido como médico y confidente (para algunos incluso como confesor) durante nuestro viaje me permitía hablar con cierta confianza que, aunque hubiese sido impropia en Castilla, resultaba natural aquí. -Yo diría que tenemos varios problemas entre manos. Al hablar me dí cuenta de la sed que sentía. -Pero sin duda es el más urgente.

-Arena, porque tengo arena en mi boca? la sensación de arena entre mis dientes y en mi lengua es inconfundible, pero que paso? Solo recuerdo la tormenta, tuve que salir de mi escondite y... Ya entiendo, eso explica mis dolores.

Escucho una voz que me dice buenos días, extraño para mi situación pensaba estar solo o muerto, saco mi rostro de la arena y me siento. Veo al hombre hablandome y me pregunta si estoy bien de salud. -Bien de salud dices, bueno aun tengo mi único brazo eso es algo. Donde estamos? y Quienes sois?

Mientras veo que esta el sacerdote del barco al lado del hombre, sin prestarle atención comienzo a entender en la situación en la que me encuentro, estamos en una isla, la sensación que tengo en mi boca es diferente a todo lo que he sobrevivido el hambre y la sed no era nada del otro mundo, siempre se podría conseguir de algún lugar, pero ahora estaba solo con dos extraños, necesito agua. Respondo a la pregunta del hombre de cabello largo-No tengo agua, pero me vendría bien un poco de ella.

Me levanto de una vez y veo alrededor, el perro del capitán se acerca trotando, al llegar me impresiona verlo -El perro del capitán! que pulgoso mas suertudo. -Esa bestia de cuatro patas casi hace que me descubran en los barriles donde me escondía, antes no me agradaba tanto pero ahora me alegra ver algo familiar. Camino unos metros hacia el mar y mi pie pisa algo filozo, al revisar veo que es uno de los arpones de pesca del barco, me ayudara mucho para moverme por acá. Volteo a ver a los dos adultos y me presento. -Mi nombre es Armando. Buscaremos agua? a donde seria mejor ir?

Predator Soundtrack: Waiting

La conversación de los náufragos se vio interrumpida por los repentinos ladridos de Hook.

Quién sabe cuándo, el chucho se había girado y dirigido hacia la espesura más allá de la playa. Tras caminar hacia las palmeras, se encontraba parado ahora a apenas una decena de metros de las mismas.

El chucho saltaba y ladraba como un descosido sobre la arena, con la baba saliéndole por las comisuras, en un gesto mucho menos amable del que había adoptado antes al acercarse a ellos. A continuación, gruñó con fiereza sin dejar de mirar hacia los árboles.

Una bandada de pájaros se elevó en la lejanía, con un coro de chillidos y estentores. Las ramas de los árboles se movían, balanceadas de un lado a otro por un viento de barlovento y produciendo un sonido ominoso que debería haber sido sosegante y que, en cambio, parecía causar un efecto contrario entre los allí reunidos.

Sin embargo, ninguno de los tres pareció atisbar nada raro entre la espesura.

Hook, en cambio, aunque había dejado de ladrar, seguía gruñendo entre dientes por lo bajini, a la vez que permanecía alerta, con sus ojos bien abiertos, y su mirada fija en la espesura.

Repentinamente... ¡Un crujido terrible tras ellos!

Al girarse, vieron el mástil mayor del barco partirse como un palillo, y caer al mar junto a los restos de la nave, provocando un enorme salpicón de agua.

Después del susto, sólo silencio.

Apenas termine de hablar, Hook comenzó a ladrar incontrolablemente, y salio corriendo a al limite de los arboles, la forma que actuaba era como si algo muy amenazante se acercara a atacarlo.

Al momento una bandada de pájaros se alzo en vuelo y su canto se escucho estridente en el aire y un viento extraño comenzó a mover las palmeras en la lejanía, a este punto me estaba preocupando, tratando de afinar mi vista todo lo que podía, para ver que era lo que se acercaba de la arboleda.

Los ladridos del perro se acallaron y solo se escuchaba un gruñido ahogado, como listo para lo que sea.

y una ruido de la nada ¡Crack! Splosh! Fuish!! y de mis nervios salio un chillido muy agudo! -hyyyy! y brinque del susto aferrándome a mi arpón. al voltearme me doy cuenta que fue el mástil del barco que se termino de partir y cayo al agua.

rojo de la pena me quedo en silencio un momento y les digo -Que fue eso?

James estaba buscando alguna cantimplora abandonada por la playa cerca de los compañeros que la fortuna le había dado. De repente empezó a oír al perro ladrar, miró hacia donde ladraba el perro, y le oyó gruñir por lo bajo. Lentamente se llevó la mano hacia su bota, donde por suerte aún se encontraba su fiel cuchillo, lo agarró, dispuesto a usarlo si hacia falta.

Un ruido estremecedor detrás de él, le hizo dar un salto digno de una gacela y miró hacia el mar para ver como el mástil del que había sido su barco caía al mar.

- No tengo ni idea... -dijo respondiendo al joven manco. 

Se volvió hacia el bosque nuevamente y esperó a ver qué les sucedía.

[PENEJOTIZADO]

Villalobos colocó una palma sobre sus ojos a modo de sombrilla, para tapar la molesta luz del sol. Justo en el momento que miraba hacia los árboles, una ráfaga de viento levantó la arena de la playa, con tan mala pata que esta le entró en los ojos:

-¡¡Dichosos $%&* de los malditos %&$!!- Para ser un hombre educado, juraba que se las pelaba.

Luego, pegó un respigo al oir resquebrajarse el mástil y caer este al agua. Se giró hacia el mar, frotándose los ahora cerrados ojos, dando vueltas medio cegato y gritando: -¿Qué ocurre!? ¡¿Qué pasa!? ¡No veo un pimiento!-

Ninguno de los tres había visto nada especial. Nada aproximarse desde el bosque a la playa. ¿Por qué gruñía entonces Hook? No había manera de saberlo. Quizás había captado un olor extraño, un felino salvaje o... ¡quién sabe!

Todo parecía estar tranquilo, a pesar de los ladridos del chucho y el sobresalto del mástil roto.

Hook no dejó de mirar hacia el bosque. Su gruñidos se volvieron bajos, casi inaudibles y se alejó de la espesura para volver junto con los tres compañeros. Eso si, sin perder de vista la vegetación en ningún momento, aunque tuviera que caminar con la cabeza girada. Y lanzando de vez en cuando miradas furibundas hacia las palmeras.

Incluso se atrevió a lanzar arena en dirección a las palmeras escarbando con sus patitas traseras.

Fuera de esto, no pasó nada más.

Después del silencio incomodo, del susto que todos pasamos, y avergonzado del modo que actué, pienso:

-Debo ser mas valiente, no puedo demostrar debilidad entre ellos.-

Afino mi garganta y trato que mi voz suene mas profunda de lo que es. -¿Si rodeamos la playa buscando un río? Debido a que veo un barranco del lado sur, seria mejor ir al norte y así tenemos una mejor perspectiva de la isla. No deseo adentrarme en la jungla sin saber que puede esperarnos.

Mis labios segundo a segundo se sienten mas secos y cuarteados por el sol.

Restregando aún mi rostro escuché la sugerencia del jovencito. Mi ojos estaban comprometidos y eso me impedía tener una visión de nuestra ubicación pero su sugerencia presentaba fallos para mi.
-Armando, ¿cierto? Traté de recuperar la actitud luego de mi anterior comportamiento. -No considero prudente ir al norte, es cierto que desde la cima del acantilado podremos tener una buena panorámica del lugar pero el problema estará en alcanzar esa cima.

-El sur queda descartado, por obvias razones y a menos que alguno de ustedes quiera darse de nuevo un chapuzón sólo nos queda el este, además, la vegetación requiere agua dulce lo que implica alguna fuente de la misma. Tal vez no sea fácil de encontrar pero la habrá. Pensar en agua fresca me hizo sentir aún más sediento.

-Creo haber visto un camino por allá. Señalé en la dirección donde recordaba el sendero, aunque considerando lo borroso de mi visión bien podía estar señalando el mar.

- Madre mía, madre mía... -pensó James Lawnson al ver la actitud de sus dos compañeros de aventura. La situación no era fácil, tenían que encontrar agua como fuera. Sabía que las dos cosas que decían sus compañeros tenían sentido. Miró hacia el acantilado, en otras circunstancias se habría sentido con fuerzas para escalar el talud, pero se sentía muy cansado y pensó que adentrándose en la selva por lo menos sentiría el fresco de la vegetación y la humedad, y algo refrescaría.

Echó un último vistazo a los restos del naufragio por si había algo de interés y con un suspiro dijo:

-Creo que nuestro amigo Villa- no se qué, discúlpeme, que no lo recuerdo ahora, tiene razón, lo más sensato es entrar por ese camino, en el acantilado solo conseguiríamos matarnos, más de lo que estamos, claro.

-Vamos, pues-  Y sin terminar de esperar respuesta echó a andar hacia el senderillo que aparecía entre la vegetación.

Siguieron a Lawson, el cual se adelantó encabezando la comitiva, cuchillo en mano. Le seguía Hook de cerca hocico avizor, y por último Bastardo y Villalobos.

Pasaron bajo las palmeras hasta llegar a los árboles, y ciertamente, al alcanzar el bosque las sombras le concedieron un alivio contra el sol castigador en lo alto. Y se sentía más fresco. 

Los árboles eran de diferente tipo, todos ellos de hojas alargadas y ramas bajas. Muy verdes. También vieron actividad animal, aunque todos ellas eran criaturas muy pequeñas. insectos de todo tipo y pequeños pájaros de diversos colores de no mayor tamaño que una mano. Un tucán les observaba desde lo alto y les saludó con diversos cloqueos. El suelo era irregular pero mullido; cubierto de vegetación y con alguna molesta planta de hojas altas.

Llegaron por fin a lo que evidenciaba un camino recorrido a menudo. No es que hubiera indicaciones al respecto, pero el suelo del sendero estaba barroso y la vegetación del suelo pisoteada. Había bastantes huellas, todas ellas diversas y de pequeño tamaño. Quizás pequeños mamíferos. El sendero de paso se extendía desde el sur hacia el norte, como discurriendo paralelo a la playa. Sin embargo, en dirección norte iba curvándose poco a poco hacía el este, tomando una dirección aparente nordeste, probablemente evitando o rodeando los acantilados. También es cierto que en esa dirección podría adentrarse en el interior de la isla, al alejarse de la playa.

Hacia el sur, se extendía hacia la lejanía, paralelo a la playa. Quién sabe. Quizás hacia otra parte de la isla.

Al alcanzar el sendero, Hook se puso de nuevo a ladrar como un descosido. Y sin quererlo ni beberlo, saltó hacia la espesura, corriendo como un loco a cuatro patas entre los arbustos y la maleza en dirección este. O sea, que se salió de la senda alejándose de ella y de los tres náufragos en dirección a la espesura del interior de la isla, sin mirar atrás. Quién sabe lo que había visto.

Le siguieron con la mirada, y los tres vieron como el perro se detenía a unos veinte metros, frente a un enorme árbol oscuro de viejas raíces y tronco doble que se erigía más ancho que alto. Vieron como una sombra enorme (¿un apéndice, un brazo?),  gigantesca y peluda que salió de detrás del tronco, aparentemente molesta por los ladridos del perro, intentando apartarlo. La figura a la que estaba unida el apéndice se movió ligeramente, desvelando una sombra gigantesca, como de dos hombres de alto.

Hook retrocedió de un salto, sólo para seguir gritando a "la criatura" fuera lo que fuera, que estaba oculta tras el árbol.

Armando, en cambio, vió a la criatura en toda su plenitud, pues lo vió escabullirse tars el arbol un segundo antes de llegar el perro hasta allí.

El engendro era una especie de enorme gorila. Corpulento de dos veces la altura de un hombre, mayor que ninguno existente. Parecía hecho de retazos de diversos gorilas, con diversas costuras recorriendo su cuerpo allí donde las partes se habían unido. ¿Qué clase de engendro era ese?

Asombrosamente, mostraba dos cabezas, una de ellas visiblemente unida al cuello original por una ancha costura. 

Los brazos eran poderosos, y los dientes de ambas mandículas mostraban... sangre.

Tambíen había sangre por todo el peludo pecho de la criatura. La sangre emanaba de un brazo, un brazo que el enorme gorila sostenía en su mano, como si fuera el de un muñeco. Un brazo humano... ¡arrancado!

En los pies del árbol, entre la maleza y las raíces, Armando vio el resto del cuerpo del hombre. Una masa de carne y hueso aplastada a golpes, bastante recientemente al parecer. 

La víctima parecía un hombre de color. Un nativo, o quizás un tripulante de piel oscura del barco. Difícil saberlo en la distancia y con lo que quedaba del pobre hombre.

Villalobos y Lawson vieron que algunas de las huellas en el barro parecían... pies descalzos. Dirían que eran humanas. 

Pero hubo una que no era como las otras. Era la huella más grande del lugar. Un enorme pie, de forma aparentemente humana, aunque mucho, micho más grande. ¡Enorme!

Y, había un rastro de sangre desde el sendero en dirección al... ¡árbol al que se había dirigido Hoolk!

Siguiendo a Lawson y a Hook por entre las palmeras, sentí un alivio apenas la sombra de los arboles tapo los rayos de sol, la frescura por la humedad y la brisa de la isla me permitió sentirme un poco mejor, aunque aun tenia la necesidad de agua, mientras avanzábamos me sorprendió lo diferente que eran todos los arboles e insectos a los que había conocido en Castilla y en las pocas islas que llegue a visitar, llego un punto en el cual nos encontramos un tipo de sendero que cruzaba la isla de norte a sur, no se veía hecho por humanos, sino por animales que con el transcurso del tiempo lo formaron.

Apenas comenzamos a caminar el sendero Hook se volvió loco como antes, a ladrar y saltar, en momento violento salio corriendo a la espesura, hasta que nos dimos cuenta que le ladraba a un árbol, me calmo pensar que le ladraba a un mono o una criatura de la selva, pero justo cuando afine la vista a las ramas del árbol veo como se mueve un gorila de mas de dos metros de altura, con dos cabezas pegadas a su cuerpo lleno de cicatrices como una muñeca de trapo con colmillos gigantes bañados de sangre y vestía el color rojo por todo su cuerpo, cargaba con un brazo humano desprendido como si fuera un juguete. Noto que al pie del árbol hay manchas rojas de sangre y veo el cuerpo del propietario del brazo, ahora nada mas parecía una pulpa molida a golpes.

Sin perder un momento les digo a los demás lo primero que puedo razonar tratando de mantener un tono de voz bajo y agachándome para que no me vea. -Un Monstruo, lo vieron? sus dos cabezas, la sangre y los colmillos?, en la base del árbol hay un cuerpo mutilado y tiene su brazo! Es enorme la bestia, esta allí escondida! Agáchense! preocupado por lo que el perro hiciera trato de llamar su atención -Hook chico, ven acá! aléjate de allí!