Partida Rol por web

Mientras James escalaba, se veía el gran esfuerzo que estaba realizando, agradecido de no ser el, le grito -Vamos, tu puedes! solo un poco mas.- después me pongo a inspeccionar los restos del barco que se encontraban en la costa, revisando los trozos de cuerdas rotos que había semienterrados, logro encontrar un cuerda casi intacta de unos 30 Mt de largo y tiene un gancho lo suficientemente grande como para ajustarla bien a algo. Entierro el arpón en la arena y me ajusto la cuerda cruzando mi pecho y tomo mi arpón de vuelta.

Sigo buscando algo interesante por la costa y veo movimiento de algo extraño, me imagino que algún cangrejo o algo parecido, al acercarme a inspeccionar descubro a un hombre rodeado de desechos del bote, retorciéndose de dolor, en un estado mas critico del que cualquiera de nosotros llego a estar. al verle el rostro pienso -Su rostro me es familiar, no es aquel comerciante que se alejaba de la tripulación? Llamo a Juan -JUAN VEN! RAPIDO TE NECESITO! comienzo a mover los escombros que puedo con mi arpón usandolo de palanca, escucho al hombre pedir agua y solo me recuerda la situación delicada en la que estamos. -Poco a poco estaremos mas necesitados de agua, ojala James tenga buenas noticias.- Con la ayuda de Juan el hombre se levanta y comienza a ver la isla, corro a un claro donde vea bien a James y le grito -HAY OTRO SOBREVIVIENTE! VES ALGO?

La misma.

Lawnson llegó completamente agotado a la cima. Saludó someramente a sus compañeros para indicarles que todo había ido bien. En ese momento vio a sus compañeros moviendo unos escombros y vio como otra persona se movía debajo de ellos.

-Bueno, pues ya somos cuatro, mejor para sobrevivir, sin duda..- pensó para sí mismo.

Observó bien en todas direcciones e intentó hacerse un mapa mental de lo que veía.

-HAY OTRO SOBREVIVIENTE! VES ALGO?- llegó a sus oídos. En lugar de responder, empezó a hacer aspavientos moviendo los brazos y tapándose la boca para hacerles entender que gritar no era una buena idea.

Lawnson casi da saltos de alegría cuando descubre el agua, pero su sonrisa se heló cuando descubrió las primitivas viviendas a orillas de la laguna. Había vivido bastante como para saber que esas civilizaciones por lo general no traían nada bueno. Igual acababas en el estómago de uno de esos aborigenes. También le llamó la atención la pirámide, nunca había visto algo así en su vida.

Sopesó las distintas posibilidades para llegar hasta el agua. Al final decidió bajar, contarle a sus compañeros lo que había visto y que seguir por el sendero hasta el bosque y luego pasar agachados la pradera y poder llegar a la laguna era lo mejor que podían hacer. Además, desde allí podrían investigar mejor las cabañas para ver que se tramaba por ahí.

Podía intentar llegar por su cuenta hasta el río y calmar su sed, por un momento pensó en sus compañeros y aunque la vida le había enseñado a mirar por sí mismo, en el fondo es lo que hizo, porque no le apetecía nada quedarse sólo en aquel lugar.

Dicho ésto, comenzó a bajar la pendiente.

Aunque me gustaría decirle al joven que su condición puede ser solucionada con una cirugía, la verdad es que es un campo aún experimental. Y dado que el Vaticinio no aprueba totalmente esos estudios, no creo que pronto sea viable. Por eso..

Mientras yo rezaba quedamente en espera de la información que James nos suministraría, Armando hizo gala de la incansable energía de los mozos y comenzó a explorar las cercanías. Su llamado me hizo acercar y al llegar a su lado comprobé una vez más que Théus se sirve de los más humildes para mostrar sus designios: encontró a otro sobreviviente, un comerciante castellano algo entrado en años llamado Lope de Serralbes.

La alegría del hallazgo me impulsó a elevar una plegaría y me hubiese postrado allí mismo de no ser por la costumbre de priorizar la salud de los heridos.
-Tranquilo, Lope, estas a salvo. Por ahora.. -Te ayudaré a levantarte. Al comenzar a marchar escuché alarmado los gritos de Armando, aparentemente el júbilo le hizo olvidar el peligro que habíamos evitado recientemente.

-¡Por favor, no grites más! Recuerda que James no es el único con oídos por aquí.

Al ver el el reproche de James y después el de Juan, me di cuenta que me había dejado llevar por la emoción. me disculpo, ayudo a Juan a recostar el al hombre y aprovecho para revisarlo que pertenencias pueda tener.-Lo siento- Espero mientras Juan revisa al hombre. Me acerco y le saludo. -Hola, soy Armando, el es Juan y pronto conocerás a James. Cual es tu nombre?

A pesar de su aturdimiento inicial, el tal Lope pareció recuperarse de manera rápida, mostrándose lúcido y despejado (al menos, todo lo despejado que la situación permitía) y no parecía tener lesiones graves a parte de algunas contusiones y rasponazos. En ese sentido parece que todos habían tenido suerte ¡Incluso Hook!

Tras el intercambio de palabras, James Lawson empezó a descender por la escarpada pendiente de nuevo. De algún modo, esta vez bajó con bastante más seguridad; tal vez por que ya conocía mejor la vía de ascenso y descenso del barranco tras haberlo recorrido. Así que pronto estuvo junto al resto. Hook recibió al avalonés dando vueltas a su alrededor en cuando puso un pié en la playa.

Puede que James Lawson hubiera visto algo interesante desde allá arriba.

Villalobos, Lawson y Armando lanzaban preocupadas miradas hacia las palmeras y el bosque más allá. Lope se percató de esto, aunque no sabía muy bien por qué lo hacían. No parecía haber nada relevante en el bosque, salvo el sendero animal que se atisbaba entre el follaje interior.

El tiempo estaba cambiando a peor. No de manera brusca, pero el sol descendía hacia la tarde. El viento soplaba algo más fuerte, arrancado gemidos de los restos de velamen que colgaban de los palos del navío quebrado. Su madera también crujía al azote. Y a lo lejos, en el horizonte, podían divisarse unas nubecillas acercándose e la isla. Por lo menos, había una sensación de mayor frescor que les aliviaba algo la sed incipiente que sentían.

AUTONOTA DE DIRECTOR

Armando no descubrió nada relevante al registrar al hombre. Parece que el hombre mayor no portaba en ese momento "na más" que sus sencillas ropas de lana mojadas (y raídas) y sus botas de cuero.

Lope de Serralbes notó algo "raro" cuando el muchacho le echaba una mano. Más que echarle una mano parecía que el tal Armando Bastardo quería "echarle el guante", pues no paraba de intentar descubrir si Lope llevaba algo encima.

Menudo pilluelo este gañapín.

Por suerte, el cuchillo de Lope estaba bien guardado a buen recaudo. Parece que el chico no lo había descubierto.

Aunque al principio fue obvio que el tal Lope prefería seguir recostado en la arena, no se opuso demasiado a que Juan y Armando le ayudaran a levantarse, e incluso agradeció el gesto. No volvió a pedir agua, aunque se le veía sediento. Al poco, ya se movía con normalidad, pero aún se estiraba, flexionaba su cuerpo y se frotaba aquí y allá. En una de estas maniobras, se llevó con naturalidad la mano a la parte baja de la espalda y, tras rebuscar en sus ropas, sacó un puñal discreto con una fina vaina de cuero. Durante un breve instante, lo sostuvo en sus manos, como sopesándolo, y en ese brevísimo instante, aprovechando un descuido de Juan, lanzó una mirada cómplice a Armando y le guiñó furtivamente un ojo.

—Lope. Lope de Serralbes —respondió a continuación al chico, como si no hubiera pasado nada, al tiempo que se colocaba el puñal al cinto, a la vista de todos—. Un placer, Armando.

Con un cortés cabeceo, extendió su saludo a Juan. Durante el rato siguiente, los tres varones observaron en silencio cómo James descendía por el barranco, así como el paisaje circundante. Una vez el avalonés se reunió con ellos, Lope se presentó, tendiéndole la mano. Cumplido el protocolo:

—¿No ha sobrevivido nadie más? —preguntó. Y también, obviamente:— ¿Alguno sabe donde estamos? —El hombre atendió a las respuestas. Independientemente de ellas, luego aún hizo una tercera pregunta:— ¿Qué habéis visto por ahí que hace que tres hombretones como vosotros teman hablar en voz alta?

Esto último lo preguntó sonriente, pero también posando alternativamente su silencio y su mirada penetrante en cada uno de sus compañeros: sin duda quería que le contaran qué estaba pasando y no iba a permitir que se lo ocultaran.

Lawnson bajó esta vez sin ningún esfuerzo. Cuando llegó a la playa el perro Hook dio una vuelta a su alrededor a la que él respondió dándole un par de palmaditas en la cabeza a modo de saludo.

Estrechó la mano que le tendía Lope acompañándola de una leve inclinación de cabeza, miró alrededor quedamente y comenzó a hablar:

-Respondiendo a sus preguntas, por orden, no sabemos seguro si alguien más ha sobrevivido porque hasta ahora pensábamos que solo nosotros cuatro - señaló incluyendo al perro-  lo habíamos hecho y sin embargo, vuestra merced también vive, no sabemos si alguien más quedará por ahí. Vamos callados porque hemos visto una bestia, una especie de mono gigante, muy amenazador, helaba la sangre. No somos cobardes, Vd. también debe tener miedo, créame. Por otro lado, mi enhorabuena por seguir con vida, seguro que no todos pueden decir lo mismo.

En este punto se giró hacia sus compañeros para dar a entender que ahora venían cosas que ellos tampoco sabían y siguió hablando.

-Tengo buenas y malas noticias, caballeros. La mala, es que como sospechábamos, no estamos en absoluto solos. Hay una especie de pueblo primitivo hacia el este. En mi vida de pi...marinero, tengo que decir que estos pueblos son por lo general hostiles y peligrosos y siendo solo cuatro, podríamos tener gran riesgo de nuestras vidas si nos atrapan. La buena noticia es que hay agua dulce. Ahí arriba vi un río que bajaba por esos riscos- señalaba con la mano describiendo un medio arco- y si seguimos el sendero, sigue el bosque, luego una pradera y por último una laguna interior. Al otro lado de la laguna, está la aldea que os he comentado antes. Mi idea es que vayamos por ese bosque, luego crucemos la pradera agachados para que no nos vean, saciemos nuestra sed y de paso investiguemos un poco a ver cómo se comportan los lugareños.

¿Qué les parece?

Al ver la amenaza silente de Lope le sonrió sacando la lengua con una cara de avergonzado. Una vez terminamos con las presentaciones y escuchadas sus preguntas le digo -Somos los únicos humanos que hemos visto vivos,hay otro fue aplastado por el gorila de dos cabezas, esa es nuestra preocupación y sobre donde! estamos en una isla y no en el mar muertos, me conformo con saber eso. Una vez eso, vimos que James comenzó a bajar, tan seguro de si mismo.Parece un mono, o es idea mía? les digo silenciosamente a mis compañeros, porque aun recuerdo el consejo de Juan y las señas de James.

Al escuchar las noticias me hacen preocupar por el riesgo de que nos ataquen unos salvajes. -Aparte de bestias, hombres! Al ver el momento que James se le trabo la lengua, creí que iba a decir pirata, pero de seguro solo fue el calor derritiendo mi cerebro.

-Chicos encontré esta cuerda con gancho de acero, por razones obvias no puedo llevar el arpón y la cuerda, creo que seria mejor que la tuviera alguien mas. Se la ofrezco a quien la desee.

-James y si vamos a la base del rió? y tomamos agua lejos del campamento de indígenas y al estar mas fuerte podríamos investigar un poco mas la isla o el naufragio. Pero si los demás creen que es buena idea, es mejor tomar la decisión en la cual todos se sientan mas cómodos.

Te apoyo James.

-Lamento que sus experiencias fuesen así, James, pero no veo razón para que los habitantes sean hostiles y peligrosos. Las personas responden mejor si no son consideradas enemigos desde el principio. -Tal vez lo sean contra algo que los amenace, la criatura por ejemplo. Di una rápida mirada en dirección a la espesura. -Pero, ¿qué peligro representarían tres hombres y un.... sacerdote para ellos? Sacudí levemente la cabeza. -No, la humanidad no es mala por naturaleza.

-Aunque pronto manifestaremos síntomas de deshidratación estaremos bien durante un tiempo, así que lo mejor será actuar con calma. Necesitaba recuperar el control de la situación, por absurda que fuese. -Si nos capturan mientras intentamos ocultamos sería una primera impresión fatal, pero no hay otra forma de estudiarlos. Era hora de actuar. -Te ayudaré con eso. Tomé la soga y el gancho. Tal vez pueda unirla al remo y...

Nunca estaré seguro sobre si era la sed o la curiosidad lo que me impulsaba, era cierto que necesitábamos recuperar nuestras reservas de liquido, pero confiaba en tener la oportunidad de conocer al cirujano que había logrado la implantación de la segunda cabeza.

Mientras esperaban al avalonés, y al escuchar a Armando hablar del gorila, Lope le lanzó una mirada de extrañeza e interés, pero no dijo nada. Sin embargo, cuando James ha mencionado efectivamente al mono y ha expresado su preocupación, a Lope le ha cambiado sutilmente el semblante y ha mirado con preocupado hacia la espesura. Mientras los demás hablan, Lope se ofrece a Juan para llevar la cuerda o el remo: él va con las manos libres.

—Muchacho —dice finalmente, paternal, dirigiéndose a Juan—, quizás esos hombres sean amistosos, pero, ¿y si no? Parece que sabe lo que se hace —añade, refiriéndose a James—. Creo que lo mejor será echarles un vistazo primero sin que nos vean, como dice Lleims. Luego, ya veremos. —Mira a James.— Pero el chico tiene razón: ¿por qué no beber en el arroyo…? Y, por cierto: decís que estamos en una isla... ¿Es verdad eso? —añadió para Juan y James—. ¿No puede ser que estemos en el continente? —Otra idea parece llegar repentinamente a su cabeza.— ¿Y qué es eso de que el mono tiene... dos cabezas?

Lope también sugerirá que deberían asegurarse de que no quedan más supervivientes.

- Caballeros, me temo que no me he explicado con suficiente claridad. Beber del arroyo no es un opción. Habría que subir el acantilado, llegar hasta el arroyo y bajar por otra pendiente completamente escarpada. Nuestra opción de beber agua, está en lo que he comentado, seguir el sendero por el bosque, cruzar la pradera y llegar a las orillas de la laguna. Desde allí, si no nos andamos con ojo, seremos visibles para los habitantes del poblado.

Hizo una pequeña pausa y se dirigió a Villalobos.

-Es Vd. muy libre, mi buen señor, de ir a presentarse a los aborígenes con una reverencia y esperar que le den media y limpia solo por su simpatía. Mi merced, por otro lado, tiene algo de apego a su pellejo y se quedará mirando escondido a buena distancia hasta que me convenza de que no guardan nada malo para nosotros, y aún así guardaré mis espaldas. No sé qué vida ha tenido para decir que el hombre no es malo, pero yo le aseguró a su merced que se equivoca de cabo a rabo.

- Señor Serralbes, no sabemos a ciencia cierta que sea una isla, pero según el capitán, allá donde se encuentre ahora, y mi experiencia estábamos bien lejos del continente. Este lugar es desconocido. Desde arriba he visto que tenemos mar también al Norte y sí, el gorila tenía dos cabezas. Seguramente, nuestro buen Juan de Villalobos pueda dar más luz sobre las posibilidades naturales de este hecho, que es mucho más culto que cualquiera de nosotros.

Armando examinó las palabras de James Lawson, en busca de marcas de entonación o gestos que delataran que metía al describir lo que había visto desde lo alto.

Le pareció muy sincero.

Puede que obviara algo de lo que había visto, algún rasgo del terreno, pero si esto era así no lo haría por malicia, si no porque realmente no lo considerara importante.

Allan Parsons Project - Fall of The House of Usher: Panave

Finalmente se pusieron en dirección este, adentrándose en el bosque más allá de las palmeras. No es que estubieran del todo convencidos, pero parecía que la fuente de agua potable más cercana podría estar en dicha dirección. 

Lope no había tenido ocasión de encontrarse con el engendro de dos cabezas del que hablaban el resto de sus compañeros, pero aun así hizo como ellos, que adoptando medidas de precaución avanzaban agachados y con cuidado aprovechando el follaje del bajo bosque para cubrirse. Miraban en todas direcciones, como buscando con la vista cualquier amenaza posible. En cuanto oían un sonido extraño, se detenían y permanecían a la expectativa hasta estar seguros de que todo había pasado.

Lope vio lo que los otros tres habían visto antes. Más allá de las palmeras se extendía un tupido bosque de arboles tropicales, con cierta vegetación baja o sotobosque. No tanta como para entorpecer constantemente el camino al amparo de la vegetación, pero si lo suficiente para dar cierta cobertura. También había abundante vida animal en forma de pequeños animales. Muchos insectos y aves. Pequeños reptiles. El sonido de estas pequeñas criaturas se mezclaba con el de las ramas y hojas al ser mecidas por un viento cada vez mas potente. 

Los colores eran vivos. Aves de plumajes coloridos y el verde esmeralda de un bosque tropical.

Al poco de avanzaron se toparon con el sendero animal, que discurría dirección norte-sur paralelo a la playa. Apenas resultable visible, pues no era más que una linea de vegetación más machacada por pisadas y también más embarrada. En dirección sur se perdía recto paralelo a la playa, quien sabe lo que habría en su destino. Hacia dirección opuesta, en cambio, el sendero discurria tan solo unas pocas decenas de metros en dirección norte antes de girar hacia la derecha suavemente en una gran curva en dirección nordeste evitando las paredes del terraplén que seguía al acantilado, el cual en el interior de la isal se convertía en un terraplén avanzaba de oeste a este.

Tomaron esta dirección, obviando el sendero sur. Por supuesto, no avanzaron directamente por el medio del camino, no después del engendro que habían visto anteriormente. Seguían la senda, pero caminaban fuera de ella, intentando aprovechar el camuflaje de la vegetación a los lados del camino.

Bastardo, Villalobos y Lawson señalaron el lugar donde vieron anteriormente a la criatura. Más allá del sendero, hacia el este, junto a un enorme árbol de corteza oscura había otro tronco de un árbol muerto hecho pedazos. En sus raíces, Lope de Serralbes creyó distinguir sangre manchando la parte baja del tronco, y también lo que le pareció el brazo arrancado de lo que debió ser un individuo de oscura piel.

Según ellos, la criatura hizo pedazos los restos del árbol muerto cuando Bastardo logró distraerla con una ... piedra.

Pero no había rastro de la criatura. No ahora, al menos. Quién sabe donde se había metido.

Siguieron el sendero hacia el nordeste. Avanzaron durante una hora al menos. El bosque parecía interminable. Estaban asustados y sedientos, pero si no lo hubieran estado podrían haber admirado la misteriosa belleza del salvaje paisaje que les rodeaba.

Finalmente, tras un larga caminata cruzando el follaje vieron luz brillante en la dirección que caminaban y se encontraron que el bosque se despejaba de repente. 

Llegaron a una gran llanura. Lejos según miraban a  su izquierda, vieron una pared escarpada que se elevaba a las alturas. Frente a ellos y hacia el resto de direcciones, una gran llanura. Había vegetación, claro. Hierba alta, pero pocos árboles a la vista salpicaban el terreno.

Tal y como Lawson dijo, pudieron ver una laguna frente a ellos a no mucha distancia, apenas una decena de metros. Una laguna interior. Era bastante extensa. A lo lejos, al nordeste, por el escarpado caía el agua de un arroyo en cascadas y torrentes antes de llegar a llano y dirigirse a la laguna. No lejos de la desembocadura del arroyo a la laguna distinguían la muy lejana silueta de lo que parecían toscas construcciones de madera erigidas sobre el mismo lago, muy cerca de la costa opuesta de la laguna. Una aldea, o algo así, formada por chozas levantada sobre las aguas a modo de palafitos. 

Estaba demasiado lejos como para distinguir a nadie. No se vislumbraba movimiento de gente. Seguramente, los habitantes del poblado tampoco podrían distinguirlos a ellos en la distancia.

Más allá de la laguna interior y de la aldea que se encontraba al otro extremo se distinguían una lineas de colinas que discurrían de norte a sur de la isla, más allá de las cuales seguramente se podría comprobar si efectivamente estaban o no en una isla.

Aunque por lo que se sabía, solo existían un continente en el mundo de Théah, y ellos se encontraban navegando muy lejos de su costa cuando se produjo el naufragio.

El sendero animal acababa aquí. No muy lejos del bosque, cerca de la ribera más cercana de la laguna. Algo que les chocó es que junto a la ribera de la laguna más cercana a la que estaban había un cartel.

Si. Una larga y gruesa estaca de metro ochenta con unos tableros paralelos y claveteados a modo de tosco cartel. El cartel parecía señalar con uno de los bordes en forma de cuña o flecha a la ribera por la que se podría llegar más rápidamente a la lejana aldea en el otro extremo de la laguna.

El cartel rezaba algo escrito. ¡Estaba escrito en Montaigne! y ponía, simplemente, la palabra montaignense "Mort".

Todos entendían el significado de esa palabra: Muerte.

Sintieron una sensación momentánea de desasosiego.

Quizás seguir la ribera opuesta hasta las colinas fuera lo más prudente. O quizás no.