Partida Rol por web

No sabíais dónde, pero al menos, "estabais". Uno a uno fuisteis despertandoos aunque fuese únicamente para descubrir que la postura de vuestros cuerpos no era nada normal y que en algún caso que otro, había alguien encima o debajo de vosotros.

Sextus y Diana tenían dos buenas heridas en la cabeza, fruto del golpe que habían recibido antes del aterrizaje. La Hermana Claire y O'Brian habían rebotado por todo el avión, pero sin sufrir daños aparentemente graves, salvo algunos moratones. Pero con el resto la cosa era diferente. 

El japo había servido de escudo para Diana, recibiendo un buen golpe en la espalda. Podía moverse, pero apenas era capaz de ponerse en pie y el dolor era bastante intenso. En cuanto a los dos pilotos, Vance había quedado atrapado entre los hierros de la cabina, pero Samantha se había llevado la peor parte. Un fragmento de cristal de la ventanilla le había atravesado un costado. Quizás no fuese mortal, pero eso solo el tiempo lo diría y ahora mismo, tampoco podía moverse porque el aplastamiento de la cabina también la había pillado a ella. Debido a la pérdida de sangre, se encontraba al borde de la muerte.

Eso sí, al menos el avión estaba en tierra y el resto respirabais. Después de todo, quizás no hubiese sido tan mal aterrizaje.

Había pasado miedo, debía reconocerlo. Nunca antes en su vida había estado tan cerca de la muerte, ni siquiera cuando recibió el impacto de aquella bala japonesa mientras corría hacia la trampa mortal que les había conducido hasta aquella isla. Pero estaba viva; había sobrevivido y eso era lo que importaba.

Lo primero que hizo fue comprobar desde la posición en la que se encontraba el estado de sus compañeros de viaje. No es que le tuviera demasiado aprecio a la mayoría de ellos, sobre todo a alguno en concreto, pero debía velar por ellos. Era algo intrínseco a su condición.

El médico, que estaba a su lado y la mujer morena que había hecho despegar la nave fueron los que más le llamaron la atención. Una por las graves heridas que presentaba y el otro proque era la única persona que podía ser útil en una situación como aquella.

- Mis oraciones han resultado en mayor o menor medida... - Le dijo a O'brien. - Pero la mujer morena... Igual no sale de está. Debe ayudarle y yo estaré a su lado. No por nada trabajé en el hospital... - Y se puso en pie y con cuidado día avanzando hacia la cabina.

Habia conseguido aterrizar el avion aunque aquello no sabia si se podia llamar aterrizaje pero por lo menos seguiamos vivos; aunque ya era mucho decir pues uno de mis costados sangraba sin parar y dolia horrores; intente moverme pero incapaz me encontraba atrapada en la cabina y el dolor era insoportable cosa que me recordaba a mis momentos en la academia.

Me habian hecho pasar cosas como aquellas mas de una vez asi que solo pude soltar un breve bufido; ahora no podia quedarme alli, debia llevar la informacion que poseia a mi comando y si no lo conseguia todo por lo que habia pasado se quedaria en nada.
-Podeis ayudarme a salir de aqui!! grite mientras apretaba el costado que estaba sangrando

Sextus se incorporo como pudo. Estaba al borde la muerte. Pero aun podía aguantarle la mirada, con sorpresa empezó a hablar alegremente hacia la cabina.

Ali što je, dovraga? Trebali bi biti mrtvi.

Ovo je pravo iznenađenje.

Las caras no se hicieron de rogar, y se dio cuenta de que no le entendían. Pero el mensaje estaba claro. Habían sobrevivido de milagro, pero así había sido.

Intento ayudar a bajar de avión a los que estaban más cerca de la cola. No tenia intención de quedarse en aquel trasto, seguro que aun podía explotar.

El impacto fue tremendo, de hecho, una vez que todo se detuvo, pensé que estaba muerto y estaría en el cielo, en aquel en el que no creía. Pero abrí los ojos y allí me encontaba, dentro de aquel fuselaje hecho mierda, me encontraba boca arriba y con todo el cuerpo dolorido, me hice una autodiagnóstico rápido y todas mis extremidades respondían de manera sorprendentemente funcional-Joder, no me lo creo..-musité descubriendo que lo único que tenía eran algunas laceraciones leves y moratones superficiales, tendría que estar muerto, descuartizado, pero estaba vivo.

Miré a mi alrededor y descubrí a la monja intacta-Hermana, su Dios la protege bien sin duda-dije poniéndome de pié y buscando mi maletín que no tardé en encontrar, una mirada rápida me hizo descubrir que la rubia y el intérprete estaban K.O. tenían unas heridas en la cabeza bastante feas, pero con suerte solo sería una conmoción y si no la había...preferí no pensar en ello ahora mismo. El amarillo gruñía en el suelo, profundamente dolorido, le miré con desgana, mierda, seguia vivo... pero lo que más me preocupó era la cabina, sin duda se habría llevado la peor parte y los gritos de la morena me alertaron, por lo que corrí hacia allí donde ya estaba la monja.

-¡Joder, que desastre!-exclamé al ver la situación, el piloto parecía estar aturdido pero bien, pero la mujer morena... era otro cantar-amigo, tendrás que esperar un poco, ella tiene un cristal clavado y tengo que intentar salvarla, luego vas tú-intentar, esa era la palabra, porque no tenía muy buena pinta esa herida, nada buena-Hermana écheme una mano, tenemos que sacarla de ahí como sea-dije manipulando los hierros e intentando sacar a la mujer de allí-¿Puedes moverte? ojo con el cristal, que no se clave más...hay que mantenerlo en su sitio hasta que podamos sacarte de ahí..-miré por las ventanillas rotas y estábamos en tierra, algo era algo, pero ¿hasta cuándo sería seguro?.

La monja tenía los cojones bien puestos. Pero lo que no tenía era demasiada fuerza. Lo sabía y no iba a ser ella la encargada de desenterrar al piloto y la morena de aquel amasijo de hierros en que lo que se había convertido la cabina.

- ¡Alguien con fuerza, bruta que se acerque aquí a ayudar a sacar a los piloto! - Pidió en alto. - ¡Han quedado aprisionados! - Ordenó a los inútiles que se estaban rascando el moño en la parte trasera del avión. Aunque a decir verdad, quedaban pocos de una pieza.

- Doctor, le ayudaré con eso. - Dijo acercándose a donde se encontraba a mujer herida por el cristal. - No tiene buena pinta... - Fue demasiado sincera, aunque la morena ya sabía que la herida era grave. No era idiota.

Los hierros no querían moverme entre los dos no parecía ser suficiente, aunque tampoco podía esperar mucho de una vieja monja, era imposible liberarlos al menos de momento, así que me colé entre todo ese metal y llegué hasta la herida de la mujer-Tienes un buen corte y sangra bastante, no te puedo quitar el cristal según estás, necesito que estés totalmente tendida, pero haré un apaño, al menos de momento..-dije sacando unas ganas de mi malentín-Toma, aprieta aquí, fuerte, ayudará a contener la hemorragia, al menos de momento hasta que vea bien, qué es lo que te has hecho...-le indiqué la zona de donde manaba la sangre y la forma en la que tenía que presionar.

Una vez me aseguré de que la situación estaba contenida, salí hasta el fuselaje del avión, corriendo hacia los dos inconscientes, mis manos volaban y aquellas brechas necesitarían algún punto, pero no había manera de coser ahora mismo así que les puse un par de vendajes compresivo a los bellos durmientes y corrí hacia el japo, sujetándole de la chaqueta-Sé que no me entiendes, pero ven conmigo ¡me tienes que ayudar!-al menos era el que más entero parecía, pues el intérprete estaba más interesado en salir del avión que de ayudar a los que aún sobrevivían allí dentro.

El traductor miro los retorcidos restos de metal y puso cara de haba. Él no era precisamente un forzudo. De echo, la palabra pusilánime siempre acudía al umbral de su mente cuando se trataba de esfuerzos físicos.

Jeg har ikke nok styrke til å hjelpe deg med den vennen. Bedre prøve det med en annen. Selv nonnen.

Otra vez había fallado con el idioma, estaba claro que se había golpeado fuerte la cabeza, porque él mismo tardo un par de segundos en saber qué idioma estaba hablando.

No podía ayudar en la cabina, así que descendió, y busco algo útil fuera del avión. Cómo podía ser dos docenas de soldados fuertes y fieros que les ayudaran.

El medico se acerco a mi junto a la monja para intentar sacarnos a mi y al piloto pero les fue inutil y viendo que no lo conseguian se puso casi encima de mi.

Cita:

Que me vas a contar que no sepa!! le dije mientras veia el corte profundo que ese maldito cristal me habia hecho, entonces mepezo a intentar limpiar la herida y desinfectarla para dejarme al menos con menos dolor; despues me dio un paño limpio con el que poder comprimir mejor la herida para que por lo menos no sangrara tanto pero al hacer aquello cogio y se dio media vuelta para largarse.
Ehhh!! Adonde vas?? le dije intentando sujetarle por el jersey pero apenas podia moverme y cuando lo intentaba el dolor volvia Por lo menos usted sigue aqui le dije a la monja sonriente viendo que por lo menos las mujeres no nos abandonabamos entre nosotras.

Al poner el pie fuera del avión te diste cuenta, por primera vez, del lugar en el que os encontrabais. Todo era verde. 

Alrededor vuestra, había toda una selva esperandoos, por todos lados. 

También pudiste echar un vistazo al avión en toda su extensión. A pesar de lo caótico que parecía en el interior, había aguantado bastante bien. El aparato estaba prácticamente entero, a excepción de un ala, que se había partido (total, el motor no funcionaba... ), el tren de aterrizaje, que estaba aplastado y la cola, que estaba dañada, aunque no complemente destrozada.

- Si... No me voy. - Dijo esbozando una sonrisa. - Y menos mal que ese está calladito. - Bromeó mientras señalaba con la cabeza hacia el borracho.

La monja se fijó de nuevo en la herida. Era realmente aparatosa y iba a ser complicado cortar la hemorragia. Pero al menos no salía a chorros discontinuos. Eso indicaba que no había seccionado ninguna arteria, por lo que dentro de la gravedad, podían estar tranquilos.

- Oiga... Ahora que estamos solas y en confianza. - Se acercó un poco más a la morena para tratar de ganar algo de intimidad. - Lo que ha hecho antes... Ha sido increíble. ¿Fuerzas especiales? - Le preguntó con gran secretismo.