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Escape from Mars (DM 01/20)

EPÍLOGO

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30/01/2020, 10:42
DIRECTORA

El nuevo amanecer marciano no fue como los demás. En la ciudad de Chrysse, centro de la nueva civilización, no había gente caminando por las calles, voces o sonidos de fondo, ni tampoco había ya miedos o temores. Una nueva civilización había resurgido de las cenizas, convirtiéndose en el nuevo régimen dominante del planeta.

Después de miles de años de letargo, los antiguos habitantes de Marte, regresaron al que era su hogar, en los cuerpos de aquellos hombres y mujeres, sobre todo mujeres, que habían viajado hasta allí en busca de una nueva vida. Ahora, las calles estaban llenas de esos mismos hombres y esas mismas mujeres, poseídas por sus espíritus, que intentaban todavía dominar sus cuerpos para, por fin, devolver a Marte a su antiguo esplendor.

Solo unas pocas figuras se movían entre todas ellas, inseguros todavía por lo que estaba por venir, y temerosos por la batalla que sin duda tendrían que librar.

Saliendo del tren en algún punto de la ciudad el grupo, encabezado por Snake Plissken y Jericho Butler, y seguido por Irisa Savelievna y Vasquez, se movía en silencio entre los vehículos los poseídos. Escondidos en el mismo tren en el que habían llegado, la misteriosa y fantasmagórica nube no había sido capaz de entrar para poseerlos.

Atrás habían dejado la Sala del Consejo y la Vicepresidenta y sus camaradas. Estas habían salido a toda velocidad para subirse a la nave de salvamento, pero solo para descubrir que la tarjeta que les había dado Plissken no concordaba con la que esperaban y no abría la puerta. Al mirarla, Hauk se dio cuenta del engaño. Aquella no era la tarjeta de la Presidenta. Sin demasiado esfuerzo, despegó la fotografía de esta y halló debajo la del maquinista, Rodale. 

La mandíbula de Hauk se tensó con fuerza antes de lanzar un grito que resonó en todo el planeta.

-¡¡PLISKEEEEEEEEN!! ¡¡HIJO DE PUTAAAAAAA!!*

Momentos más tarde, la nube caía sobre ellas, sometiéndolas a una prueba que no esperaban.

En el otro extremo de la ciudad, Grace y Gru salieron de su particular escondite. Ya no hacía falta pagar nada por aquella habitación, pero sabían que dentro de poco, tendrían que luchar por cada metro que quisieran recorrer. Sus manos se unieron y sus dedos se entrelazaron. Dos personajes extraños, pero a la vez, destinados a estar juntos y luchar, no ya por sobrevivir, sino por alargar un poco más su sueño.

Y mientras todos os preguntabais lo que os depararían el futuro más cercano, la ciudad iba poco a poco despertando de su sueño y entrando en una pesadilla de la cual, no sabíais si podríais escapar.

En cierta forma, habíais escapado de Marte, de las cadenas que os retenían allí, pero aún estabais en el planeta, rodeados por enemigos. Seguramente no fueseis los únicos humanos que quedaban allí, pero sí los menos numerosos.

La batalla... no había hecho más que empezar.

Notas de juego

*También podría haber puesto... ESTEFANIAAAAAAAAAA

Si queréis, podéis escribir vuestros propios epílogos.

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30/01/2020, 20:09
Snake Plissken

Snake tomó aire llenando sus pulmones. ¡Aquel puto polvo marciano era de lo peor! Pero se alegraba de poder esnifarlo. Estaban vivos, que ya era mucho más de lo que el propio Snake hubiera apostado por ellos. Que hubiera una legión de salvajes descerebrados, con vocación de carniceros amateur, era un problema, pero no un problema que Robert, puto Serpiente Plissken, pudiera sortear. Con ayuda de sus nuevos amigos claro. 

Ellos eran ahora su familia. Siempre quiso formar una, pero los avatares del destino se lo habían impedido. Ahora, aquellas mujeres y también el bastardo de Jericho, eran como sus hijos. Los había conocido ya de adultos y con dos huevos entre las piernas, pero al menos no había tenido que mancharse las manos con su mierda, cambiándoles los pañales. Lo que tenía claro, fueran sus hijos o no lo fueran, que iba a protegerlos y dar la vida por ellos si era menester.

No obstante, una de sus hijas estaba perdida en medio de aquella mierda de desierto rojo. Tenían que encontrar a Grace come serpientes, no le gustaba ese apodo, daba a confusión y ella no era una puta, sino todo lo contrario. Tampoco le gustaba ni un pelo el novio que se había buscado. Man'o'War era un buen tío. Un tío con el que él, un jodido viejo, se iría a tomar un par de cervezas o siete si hacía falta, pero era un jodido vejestorio como él y Grace, bueno ella tenía toda la vida por delante.

Fuera como fuera, esa niña tonta se había encaprichado de ese mamarracho tuerto y él, como buen padre que no era, tendría que respetarlo. Sólo esperaba que aquel canalla al menos, la estuviera cuidando como se merecía. Algo que no dudaba, pues sabía como se las gastaba o'War y al igual que él, era un hombre que no dejaba atrás a los suyos, uno de aquellos héroes renegados en peligro de extinción. Un jodido antihéroe de buen corazón.

- Chicos... - Llamó la atención de los suyos a la vez que cargaba su fusil. - Tenemos que encontrar a la comandante y al payaso de o'War. Se lo debemos. Son de los nuestros y los nuestros no abandonan a nadie. - Les miró con orgullo y con una sonrisa. - ¿Estáis conmigo? - Alzó el fusil hacia el cielo marciano.

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30/01/2020, 21:13
Vásquez

Puto planeta de mierda... no solo te quiere matar con la mierda de atmósfera que tiene, sino que encima, ahora ha convertido a cuantos colonos vemos, en enemigos... hay que tocarse los cojones... Al menos, tenían el consuelo de que la mierda de la cúpula que mandaba el cotarro, estaba, más que seguramente, peor que ellos. Y con suerte, se los echarían en cara, y quien sabe... quién sabe como matarlos, digo, rápido, lento, o de forma creativa....

Ciertamente, eran pocos... pero quizá hubiese más; siempre tiene que haber gente dura en este mundo que salga adelante, y si no, que se lo digan a Snake, que de tantas veces que ha muerto... debe tener un cementerio para él solo, en algún lugar perdido de la mano de Dios.

Revisó una vez más su arma, escupió contra un cartel que indicaba que tal cosa estaba prohibida, y se encogió de hombros...

-¡Claro! ¿Que vamos a hacer si no? Ahora estamos en la lista de bajas; estamos muertos, así que nadie nos va a decir qué tenemos que hacer, o qué no. Esto -Señaló la ciudad-, lo conozco, se llama anarquía, ciudad sin ley...  Vamos a buscar a los nuestros, y a ver como salimos adelante. La nave de escape debe seguir en algún lugar...

Una ciudad sin ley... vuelta a los orígenes, a cuando era una pandillera... otro círculo que se cierra, qué mareo.

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30/01/2020, 21:45
Irisa Savelievna

La ciudad antes bulliciosa ahora estaba en silencio... El único sonido procedía de las pisadas del grupo de supervivientes al avanzar por las calles y el arrastrar de una pierna inmovilizada de una mujer herida. A su alrededor los habitantes de Chrysse alucinaban o se retorcían en el interior de sus vehículos. Alguno comenzaba a arañarse o cortarse el rostro haciendo verdaderos destrozos.

El único consuelo ante todas aquellas escenas macabras era el imaginarse a la vicepresidenta o a Hauk pasando por lo mismo o imaginárselas cayendo en  manos de esos sádicos. Sé lo merecían... Pagar por sus actos.

Irisa había renunciado a todo al arrojar la insignia al suelo. Entrar al ejército había supuesto un punto de inflexión en su vida. Ella y su hermana encontraron en él un escape a una vida de insultos y vejaciones... De soledad...Tras la muerte de Dasha, Irisa busco refugio en él, centrada en hacer su trabajo, ascender.

Todo eso no le había dado ni la mitad de satisfacción que seguir a este grupo de locos que tenia delante de los ojos. Su mirada se pasea por el viejo Snake, la dura Vásquez y el guaperas de Jericho. Sus voces es lo único que rompe el silencio de aquella tumba que se ha convertido la ciudad.

-Claro que estamos contigo Serpiente. Quien te iba a vaciar el orinal si te dejamos solo. Para no perder la costumbre Irisa se metió con Snake, pero esta vez su tono era diferente, más amistoso -Entonces  a que esperamos, vamos a reunir a la pandilla. La sonrisa de Irisa fue amplia, estaba feliz. Después de todo ya no estaba sola.

Su mano izquierda fue al centro del grupo buscando que el resto se uniera como gesto de fraternidad. Ella se encogió de hombros y puso su mano derecha sobre ella mirando al resto para que la siguiera en esa señal de complicidad.

 

 

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31/01/2020, 10:20
Jericho Butler

Nos habíamos salvado por los pelos. Dentro del tren vimos cómo la nube tóxica caía sobre la ciudad, inundándola de espíritus. Estos ocuparon sus nuevos cuerpos en una alegre danza de locura, arañazos y muerte. Marte había caido ante el empuje de sus antiguos habitantes. Volvimos a la ciudad y salimos en busca de las dos personas que faltaban de nuestro equipo. Viendo el panorama, se antojaba complicado, pero ya estábamos acostumbrados. Me estiré como un gato, giré el cuello a ambos lados y me puse el fusil en posición.

-"Bien, vayamos a por ellos."

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31/01/2020, 10:42
Snake Plissken

- ¡Así se habla equipo! - Exclamó Snake mientras colocaba su mano sobre la dede Irisa. - A partir de ahora llamadme Plissken. 

Estaban listos para salir ahí afuera y cargarse a todos esos jodidos salvajes. Debían encontrar a los suyos. Tenían que hacerlo y lo iban hacera porque eran los mejores, los puto mejores hijos de puta del jodido sistema solar.

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31/01/2020, 11:13
Man o' War

Notas de juego

Escribiendo, zorras.

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31/01/2020, 11:28
Man o' War

Los rayos de sol provenientes del amanecer marciano se colaron entre las rendijas de las ventanas, deslumbrando a Man y a Grace, que yacían juntos en la cama. La calidez de sus cuerpos les había terminado arrastrando hacia la comunión completa, completando así el círculo que los había reunido y destinado a sufrir o luchar por el mismo futuro incierto que les aguardaba.

La mano de Grace acariciaba el pecho de Man, mientras el único ojo de este permanecía cerrado, inspirando aquel momento que para él constituía algo único. 

A la vista de lo que podía estar esperándoles allí afuera, bien podía ser la última vez en la cual dispusiesen de un momento suficiente de paz para estar juntos y poder expresar todos los deseos y los sentimientos que albergaba su interior, en la manera habitual, permitiendo que fuesen sus cuerpos quienes hablasen. En su mente repasó como ambos se habían abrazado y habían comenzado a besarse apasionadamente, y la manera en la cual todo pareció conectarse con tanta facilidad y sin apenas esfuerzo, dando la sensación de que ambos se habían estado esperando el uno al otro.

Las experiencias de Grace y los horrores de Man no les habían impedido disfrutar y mirarse con detenimiento mientras Grace se movía con habilidad sobre él, y las manos de ambos se entrelazaban. 

En el fondo, solo se trataba de dejarse llevar y permitirse ser felices para después recordar las razones por las cuales luchaban. ¿Acaso merecía la pena morir por algo que no se conocía? Man lo había hecho por odio y por defender a sus camaradas pero ahora, tenía un par de razones bien distintas. Grace valía todo lo que hiciera por conservarla a su lado, incluso vender su propia alma al mismísimo diablo si con ello continuaban juntos, porque sabía, con total seguridad, que no podía perder su esencia si no deseaba perderla también a ella. Además estaba el resto del equipo. Todavía les debían sus vidas y no podían olvidarse de ninguno de ellos. Si existía una posibilidad de encontrarlos aun humanos... debían intentarlo, incluso con aquel degenerado de Plissken. Era como mirarse en un espejo, pensó Man.

Pero resultaba muy difícil ponerse en movimiento, teniendo en cuenta que aquel atisbo de felicidad podía no volver a repetirse. Claro que ¿cuántas veces había abandonado el lecho para volver a la lucha? Muchas, aunque jamás dejando atrás algo que verdaderamente le importase. Grace y él se irían juntos, pero en aquella cama, de aquella miserable habitación de hotel, estaban abandonando la dicha que durante tanto tiempo buscaron y tardaron en hallar.

Finalmente, abrió su único ojo, besó a Grace en la frente y se levantó, pesada y ruidosamente.

-Supongo que habrá que ponerse en marcha. Tenemos a muchos malnacidos que matar y todavía debemos encontrar a nuestro equipo -dijo en voz alta, llamando por primera vez "nuestro" al grupo de mujeres y hombres junto a los que había luchado. Pero así era como se sentía.

Se vistió, con lentitud y la dificultad que le habían añadido los años y las viejas heridas, y cuando hubo terminado, se volvió hacia Grace.

Era hermosa, lo más bello que había visto jamás y la única persona que había conseguido recuperar lo que había perdido con la muerte de su hija. Sin ella, habría continuado perdido en un viaje a ninguna parte, destinado a desaparecer en los mares del olvido. Pero ahora... ya jamás estaría perdido.

-Grace. Ocurra lo que ocurra, si hay algo en mi vida de lo que no me arrepiento, es de haberte encontrado. Soy lo que soy, pero solo contigo me siento capaz de recordar las partes de mí que de verdad merecen la pena. Así que puedo asegurarte que permaneceré a tu lado mientras tú quieras... y por el tiempo que quieras. Y si caemos... lo haremos juntos, porque no podré seguir adelante sin ti. Eso puedo asegurártelo.

A continuación sacó su arma, comprobó que estuviese cargada, cogió su parche, se lo colocó y se acercó a la puerta.

-Ahora, vayamos a patear unos cuantos culos.

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31/01/2020, 11:29
Grace Steelside "Eat Snakes"

Aquella ducha fue un acto de comulgación con nosotros mismos, la aceptación y la purificación de nuestros cuerpos junto a la unión de nuestras almas. Nada ni nadie sería capaz de quitarnos eso, jamás. Ni la muerte lograría que nos separásemos el uno del otro porque todo había quedado sellado en nuestros corazones. Sentía que estábamos en paz con nuestros pasados y que mi mente estaba libre de pecado y de culpa. La próxima vez, si es que sobrevivíamos a ella, sería nuestra confirmación final y sellaríamos el pacto entregándonos nuestros cuerpos y almas el uno al otro.

Pero cuando salí del baño con la toalla solamente puesta, no esperaba que Gru me siguiera y me abrazara así. La nube seguía baja y eso nos daba más tiempo. Tiempo que Gru quiso aprovechar y yo dejé caer la toalla mis pies cuando me giró y me besó con aquella intensidad. Y yo me sentí preparada para ello y me dejé llevar por él y por mi corazón.

Tal y como supuse, fue maravilloso estar con él. Mis lágrimas de placer recorrieron mi rostro al tiempo que Gru se encargaba de que no dejase de disfrutar en ningún segundo. Sentía que nos leíamos la mente y llegado mi momento, me dejé guiar por sus expresiones y gemidos. Al terminar, me recosté sobre su sudoroso cuerpo y una vez recuperamos el aliento, le besé con la felicidad que me había regalado aquel momento. Luego me relajé acariciando su pecho. - Estaría así todo la eternidad. - Le confesé, sintiendo que no quería separarme de él jamás. Pero no podíamos quedarnos allí y él tomó la iniciativa.

Me permití permanecer unos momentos más en la cama, viendo como mi amado caminaba desnudo al baño, donde le esperaba su ropa. No veía un cuerpo horrible y mutilado por batallas, guerras y odio, sino que veía con claridad con quien quería pasar el resto de mi vida.

Para cuando terminé de vestirme, Gru salía del aseo con aquella ropa apestosa puesta de nuevo sobre su piel. Le sonreí. - Deberíamos comprar ropa nueva. - Bromeé ante el escenario que teníamos delante, levantándome de la cama. - La nube se disipa. Ha llegado la hora. - De mis ropajes, saqué su parche y se lo tendí. - Quizás aún no sea el momento de que lo guarde.

Sonreí feliz y orgullosa ante las palabras de Gru. - Entonces no te separes de mi lado nunca. Porque es lo que más deseo... estar a tu lado para siempre. - Acaricié su rostro con ternura y le besé completamente enamorada y entregada a él.

Mi rostro reflejaba gran satisfacción personal, mis ojos brillaban y veía un posible futuro entre nosotros, solo que con algunos problemillas iniciales por causas ajenas. Pero tenía esperanza y fe. Y le tenía a él. Comprobé las armas, tal y como hice en el tren y le tendí la mano a mi amado. Era el momento de marcharse.

El recepcionista estaba inconsciente en el suelo. Pobre diablo. Me tentó volarle la cabeza ya mismo y evitarle todo sufrimiento, pero necesitaríamos cada bala que tuviésemos disponibles. Pero el momento de los disparos no había llegado aún, ahora era el momento de correr y ganar terreno.

La desolación de la ciudad me dejó en shock durante unos instantes. Tal y como me dijo Gruñiditos, había gente desmayada en el suelo y otros tantos con claros síntomas de estar peleando contra lo que les invadía. Vehículos estrellados unos contra otros, con sus conductores inconscientes o en proceso de ser unos salvajes sin alma. Pequeños conatos de fuego debido a esos accidentes, que en un lugar como Marte no llegarían muy lejos si no se les alimentaba.

Sin soltar la mano de mi amado, le seguía los pasos y mis ojos se fijaron en la Gran Torre donde se encontraba la Sala del Consejo. El edificio era visible desde cualquier punto de la ciudad. Siempre había pensado que lo habían construido así para que todos viésemos que velaban por nosotros y nos protegían, pero en estas horas aprendí que la realidad era bien distinta. Era una clara imagen de dominancia y poder, dispuesta de tal manera que todos supiésemos a quien debíamos obedecer y someternos.

Porque al final se trataba de eso. Sumisión y silencio ante quienes nos gobernaban.

Pero eso ya daba igual. El poder que se implantaba en Marte era otro. Pero mirando a la torre me detuve y paré a Gru, quien me miró extrañado. - ¿Crees que estarán bien? ¿Qué lo habrán logrado? - Le pregunté pensando en el equipo. Aquella misión me había cambiado demasiado y supe cuanto les apreciaba y valoraba cuando me despedí de ellos en el tren. Mis ojos se centraron en el de Gru. A él también le importaban y debíamos dar con ellos.

Huir del planeta sin intentar al menos localizarlos, era demasiado egoísta hasta para mí.

Gru tiró de mí y seguimos corriendo por las calles humeantes, donde no solo los transeuntes fueron los primeros afectados, sino que se unieron a ellos los que estaban en el interior de sus casas, movidos sin duda por el afán de ayudar al prójimo y uniéndose a aquella ceremonia de muerte y caos que trajo la nube consigo. - Espera... - Le dije a mi hombre, señalándole a un policía que peleaba contra el mal que le invadía. - No necesitará sus armas, ya no. Nosotros sí... y su emisora... quizás con un poco de suerte...

Retiré el armamento del hombre y se lo pasé a Gru, buscando su emisora. Una vez con ella en mi mano, cambié a la frecuencia que usamos en la misión. Si eran como yo, debían llevar aún el equipo encima... Presioné el pulsador. - Sargento Butler, teniente Savelievna, Vásquez, Snake... ¿Me recibe alguien? - Pregunté y esperé unos instantes. - Quizás no nos reciban... movámonos, lo intentaremos en unos minutos. - Luego miré a un lado y vi la moto de aquel policía.

- ¿Sabes montar? Solo tienes que agarrarte a mí. Será más rápido y nos cansaremos menos que a pie. - Sonreí a Gru y le besé antes de subirme a ella.

La moto arrancó a la primera y disfruté del sonido del motor. Gru gruñó, pero se subió a mis espaldas y acopló su cuerpo al mío, demostrándome nuevamente que éramos uno. Ajusté la emisora del vehículo antes de movernos y llamé por ella de nuevo a los que fueron mi equipo. - Aquí la Comandante Steelside. ¿Me recibís alguno? ¿Teniente? ¿Sargento?

No quería perder la esperanza con ellos, pero si no respondían antes de que llegásemos al puerto espacial y nos embarcásemos... les daría por muertos. Sentí a Gru impacientarse y giré el puño de la moto. El motor ronroneó con fuerza, quebrando el silencio de la ciudad.

Una ciudad que empezaba a despertar, con el resurgir de una nueva raza que exterminaría a los extraños. Pronto Marte ardería en llamas, los hombres se mutilarían y acabarían unos con otros, reinaría la violencia, el terror y el caos. Se convertiría en el Infierno de las escrituras de los hombres y los que permaneciésemos allí, veríamos surgir el Apocalipsis y pereceríamos ante él.

Y yo ya había visto esa película y no me gustó el final.

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31/01/2020, 13:19
Ethel Hauk

Hauk abrió los ojos y miró a su alrededor. No sabía cuánto tiempo había transcurrido desde que aquella maldita nube cayó sobre ellas, pero lo que sí que sabía era que estaba bien. Sin embargo, a su alrededor no sucedía lo mismo. Se sentó en el suelo, con un tremendo dolor de cabeza, y vio a la Vicepresidenta y el resto de miembros del consejo cortando el aire con sus manos y medio hipnotizadas, justo como los informes decían que les sucedía a aquellos que se veían poseídos por... aquello.

La mitad de los soldados habían caído también, pero un pequeño grupo parecía estar igual que ella, confusos pero enteros.

-Está bien, arriba -ordenó con tono autoritario. Después, se volvió hacia la Vicepresidenta -. Creo que tienes justo lo que te mereces. Siempre fuiste una mujer traicionera y ahora ha sido este planeta quien se ha vengado de ti.

Hauk levantó el pie y empujó con él a la vicepresidenta, golpeándola en el pecho y lanzándola contra el suelo. La odiaba. A ella y a la difunta presidenta. Dos zorras menos con las que repartir y a las que obedecer. Les había lamido las botas durante demasiado tiempo y ya estaba más que harta.

Ahora aquel planeta era suyo y de nadie más, pero antes, tenía que hacer una buena limpieza. Además, no confiaba nada en Plissken y sus comadrejas. Habían sobrevivido a demasiadas cosas como para no sospechar que podían, al igual que ella, seguir con vida, por lo que ya tenía una misión muy clara que cumplir. Comprobar si estaban o no vivos y en caso de estarlo... acabar con ellos. 

-Está bien, estás son las órdenes. A partir de este momento, yo soy la nueva Presidenta del Consejo Matriarcal y su único miembro. Nuestro objetivo es localizar a Plissken y recuperar esa puta tarjeta para controlar las defensas planetarias y las naves de escape. Cualquier habitante de este planeta que aún sea humano, será reclutado para el ejército matriarcal. Los demás, nada de matarlos; apresadlos y encerrarlos. Ya lidiaremos con ellos más tarde. ¿Alguna pregunta?

Si la tenían, ninguno de ellos dijo nada. Hauk era bien conocida por su crueldad y ahora que no había nadie por encima de ella para detenerla, no tendría piedad.

-Entonces adelante. Esta noche quiero tener esa tarjeta en mi poder... y la cabeza de Plissken en mi nueva mesa.

Hauk caminó para salir de la sala del consejo, seguido por unos cuantos guardias que en poco tiempo, se transformarían en todo un ejército.

La batalla por el dominio de Marte había comenzado... aunque muchos aun no lo supieran.

Notas de juego

F I N