Partida Rol por web

Los cazas vuelven a efectuar otra pasada. Sus armas láser abren surcos en la tierra desmenuzando los árboles y levantando una ingente cantidad de polvareda al no encontrar un blanco metálico para sus armas.

Vamos a subir la temperatura de esta preciosidad... 

Disparo con todo!

Tras la segunda pasada los cazas vuelven a estar lejos de vuestros radares y el polvo levantado se va asentando. Vosotros estáis de espectadores, los cazas no iban a por vosotros y mientras sucedía el ataque veis como los comandos salen de las instalaciones transportando siete cajones que reparten en los camiones.

Desde vuestra posición en el Mech podéis verlos bien. Los camiones arrancan y se apresuran campo través hacia el oeste. Mientras pasan cerca de vosotros podéis ver las cajas escoltadas por los soldados dentro de los camiones. Al ampliar la imagen podeis leer claramente lo que pone en ellas: Termoglicerina.  

El ataque de los cazas ha pasado y nuevas heridas de guerra surcan la tierra. Mientras accionáis vuestros Mechs para un nuevo combate, una voz familiar suena por el comunicador.

-Los cazas se retiran a repostar, es el momento de irse chicos. Lo habéis hecho muy bien. Transmito las coordenadas del punto de encuentro donde se os dará el dinero. Felicidades Mechwarriors.-

Rakhir estaba bastante satisfecho, pero seguía desconfiando del que parecía ser un líder intermedio de los servicios de inteligencia. - Con los espías nunca se sabe.

No dudó en contestar al señor Sovsky: - Enterado posición.

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-Chicos, nos posicionaremos a unos 50 metros a los lados, delante y detrás. Yo abro camino. Procurad no acercaros mucho, ya que no sabemos que transportan con seguridad y seguro que si hace bummm no nos molará nada.

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Había visto algo escrito en los arcones que habían metido en los camiones, pero tampoco puedes estar seguro. Simplemente puede ser una pegatina más, o de algo viejo, o incluso ... estar vacíos. No se fiaba, ya que seguía pensando de que lo que realmente querían, lo habían transportado por ... algún túnel o algo. Una ruta diferente y más ... discreta.

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—Ok jefe, cubro la retaguardia.

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Me posiciono en retaguardia a 50 metros del camión.

En cuanto salieron en pantalla, Morton se escribió con un bolígrafo las coordenadas en la palma de la mano. Tenía el mal presentimiento de que tras todo aquel ajetreo, el equipo electrónico de su malparado mech se muriese. Si su vehículo le iba a dejar tirado, por lo menos quería asegurarse de que podría ir andando a cobrar el dinero que le debían.

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Aquí Morton. Flanco derecho-eligió.

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Por mucho que Bladimir quisiese dispersarlos, la carretera que salía de la base llevaba a la ciudad más cercana. Eso les obligaba a seguir juntos durante parte del trayecto, y separarse antes de llegar a las afueras.

 Avanzáis algo más de cinco kilómetros cuando vuestros radares detectan varios vehículos. Uno de ellos es un centro mando móvil, con su antena desplegada, otro de ellos es un todoterreno y hay cuatro camiones de transporte para mech.

Al pie del todoterreno se encuentra Bladimir, con gafas de sol y una enorme sonrisa en la boca, sin embargo no viste de chaqueta como le habíais visto antes, sino de militar y portando nada menos que las insignias de coronel de Lira.
Espera a que lleguéis, aparquéis vuestros mechs y bajeis a tierra antes de hablaros.

-Muy bien hecho chicos. Siento lo de los cazas pero ya os dije que podían venir refuerzos y que estuviérais preparados. Por suerte solo pudieron hacer dos pasadas, aunque no creo que puedan hacer ninguna más después de como los dejásteis.- Veis como hay cuatro maletines en el todoterreno. Sovski abre uno, donde podéis ver los billetes de Steiner perfectamente ordenados. 

-Sesenta y cinco mil billetes de Comstar como acordamos. Se los han ganado.-                                                                                                                   

Con el sudor del combate aún pegado a la piel, sonrío ampliamente y hago ademán de ir a por un maletín, cuando recuerdo que hemos nombrado a un jefe de lanza, así que me detengo a la espera de ver qué hace. —Así da gusto trabajar... misión cumplida sin bajas y el patrón pagando lo acordado —digo para mis adentros.

—Me cae bien este tío —comento subrayando mi sonrisa mientras miro a mis compañeros para comprobar, además, si alguno está herido de gravedad.

Antes de bajar del mech y dirigirse hacia los liranos comenta por las comunicaciones tácticas.

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— Ojo chicos, este es el momento más delicado de la misión.

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Se podía escuchar el crujido de emitían los cierres de seguridad de su cabina. Se estaba abriendo, y dejaría el mech en Stand By, para una re-activación rápida o de emergencia, pero teniendo que "introducir" su clave personal. Descendió con temida lentitud y parsimonia. Estaba teniendo el mismo cuidado como cuando "cruzó" ese acceso por primera vez. Vestía el chaleco refrigerante y la pistola, como solía ser habitual en los de su "cuerpo".

Saludó militarmente al coronel, no había que perder las formas, y luego le acercó la mano para estrechársela. - LLegué a pensar que tenía intención de traicionarnos Coronel.

Sí, el dulce olor del dinero...-soltó, acompañándolo de una sonrisa de satisfacción.

La sangre de la brecha en la frente resbaló por su frente y le nubló la visión de uno de sus ojos. Sacó un pañuelo de su bolsillo para secarla, y luego lo volvió a doblar para presionar la herida.

Supongo que esos laboratorios no vigilarán los hospitales, y podré ir a hacerme una revisión rutinaria sin problemas... Pero pueden contratar investigadores privados para buscar en los talleres nuestros modelos de mech en reparación. ¿Alguien sabe de un manitas de confianza en este planeta que sea discreto?

Morton preguntaba por lo que comúnmente se llamaba "taller clandestino". La pregunta iba dirigida a sus compañeros de lanza, pero tal vez el bueno de Bladimir tuviese algún contacto.

-No habrá ningún peligro de que acuda a un hospital señor Morton, después de todo os llevaremos en coche hasta la ciudad e introduciremos sus Mechs dejándolos en el mismo garaje donde los tenían.- Sovski se coloca unas gafas de sol y os invita a subir al todoterreno. -Hasta ese momento seguirán bajo mi protección hasta que los deje en el hotel según los términos de nuestro acuerdo. A partir de entonces ustedes sabrán lo que hacen, hablando con franqueza.-

—Por mí de acuerdo —respondo mientras seco el sudor que aún perla mi frente, pero sin hacer ademán de subir hasta oír a mis compañeros.

Limpiarme mi propio culo es lo mejor que sé hacer en esta vida, Patrón. Ya buscaré un taller por mi cuenta.

Morton se adelantó un par de pasos y entreabrió el cuarto maletín. No quería manchar esos preciosos billetes-c con su sangre, así que no se puso en la vertical del maletín, sino que en paralelo se acunclilló para vislumbrar el contenido. Bladimir podía haberse liado a tiros nada más empezar esta reunión para evitar pagar, así que Morton no dudaba en que la cantidad era la acordada.

Metió la mano en su maletín y cogió un fardo para pagar el hospital sin tener que cargar con toda una maleta. Ese dinero sustraído terminó en su bolsillo.

- Coronel, pues entonces podemos acordar, que en la propias instalaciones de la Lira, se reparen nuestras máquinas, y mientras podemos, tanto revisar la salud de nuestros compañeros. Señaló al mech en el que aún estaba Morton ... y colaborar en la seguridad de las instalaciones, tras ... visitar el campo de batalla. Incluso propongo que sea visitado en un hospital militar de su confianza, ya que sus lesiones podrían  interpretarse, y hacer que la discreción de la operación se vea comprometida. Levantó la mano deeecha y la puso sobre el pecho y la otra, como si fuera a girar hacia la izquierda en una moto. - Prometemos que por nosotros la "discreción" está garantizada. Además, podríamos hacer una pequeña aportación al presupuesto de las instalaciones, como compensación (que no es un pago) por la ayuda recibida, tanto en máquinas como en piel.

Inspiró profundo y preguntó: ¿Le parece?

Morton miró a Lortmark de soslayo. ¡Qué bien hablaba el muy cabrón! Si Bladimir tuviese una hija en edad de merecer, Rakhir habría convencido al Coronel de que le entregase las bragas como trofeo. Eso es lo que a Morton le había faltado siempre: un camarada que completase sus pobres capacidades sociales. Alguien que supiese leer el ambiente para saber qué decir, y hasta dónde forzar la negociación. Aún no había tomado la decisión de si iba a seguir con aquel grupo, pero de lo que estaba seguro era que Lortmark era lo más parecido a la idea que tenía Morton de un líder de lanza.

Lo del hospital será una pista que nadie seguirá. De un par de disparos a la carlinga concluír que su piloto tiene una brecha en la frente es ya mucho suponer. Y más cuando hay una pista más obvia que seguir: los mechs que necesitan reparaciones en un taller. En serio, no os preocupéis por mí. Puedo ir a un hospital normal y corriente sin levantar sospechas ni guiar a la farmacéutica hasta vosotros.