Partida Rol por web

Me asusté aún más cuando, al salir Bree de la cafetería me di cuenta que de pronto tampoco nos podía ver a nosotros, al menos ya no daría la impresión de estar hablando sola, pero de esta seguro que perdía el trabajo. Ya iba a empezar a despotricar a la rubia con pinta de terminator, cuando intervino la pelirroja y su sentido común me calmó un poco. Le acerqué el mandil antes de volver a hablar.

-Vale, punto uno. No voy a ningún sitio que no sea ahí dentro, al menos hasta que acabe mi turno, como he dicho necesito el trabajo, y ahora preguntas. ¿Quién o qué sois, qué era eso y de paso qué es eso del Instituto? ¿Por qué nos queréis llevar allí?

Cuando vi que el machonman se llevaba a Ethan salté otra vez. -¿Adónde va con Ethan? Él ha quedado aquí con su familia, eso es secuestro.

Alcé la ceja y me di la vuelta ante la imposición de condiciones de la chica, ligeramente divertido. Luego observé a Amber y a Alice antes de responder, encogiéndome de hombros.

- Muy bien, lo tiro en la acera y te esperamos si quieres. ¿Cuánto necesitas? ¿Dos horas? ¿Tres? - Pregunté sin esperar hacerlo en ningún caso, sólo por ver la cara de la chica y escuchar la respuesta del rubito.

Cuando la chica apretó la herida apreté los dientes con fuerza. No iba a darles el placer de volver a oirme gritar.

Miré incrédulo a la pelirroja. ¿En serio? ¿Un rasguño? ¿Cuántas veces os han atravesado la rodilla con una puta lanza enorme? No podía creer a aquella gente.

Cuando el chico me levantó sobre su hombro ni siquiera tuve tiempo para reaccionar y para cuando me quise dar vuelta me encontraba boca abajo y con un dolor importante en la rodilla. Bájame! Ya! Puedo andar pedazo de mierda! Bájame!

Me giré y encaré al moreno furiosa.- No listillo, yo me quedaré aquí, pero a no ser que ese Instituto sea un hospital, y no un psiquiátrico, lo que quiero es que llamar a esa jodida ambulancia para que le puedan llevar a un hospital.

Amber tomó el mandil de manos de Nora y resopló cuando Émille levantó a Ethan. Con un gesto de resignación se puso en pie y le dio el mandil a él soltando una risita ante la pregunta del joven rubio. - Mejor no te respondo a eso. No quieres saber la respuesta. - Dijo con tono divertido. 

Después se giró hacia Nora. - Mira, aquí el problema no es lo que somos nosotros, sino qué sois vosotros. ¿Por qué nos veis? No sois Subterráneos, ¿verdad? ¿Habíais visto antes algo fuera de lo normal? - Tras la tanda de preguntas se encogió de hombros. - No podemos dejaros aquí hasta que solucionemos esas cuestiones y podemos llevaros a la fuerza... Así que sería mucho más sensato que colaboraseis. El Instituto es donde vivimos nosotros y allí seguramente podremos arreglar todo este problema y curar al chico. Seguro que encuentras una excusa para dar en el curro. Puedes decir que te pusiste malísima y tuviste que irte corriendo o algo así.

Echó un vistazo hacia Alice que se cruzó de brazos con un gesto de hastío, como si toda la situación la hartase sobremanera. - No está muy lejos, pongámonos en marcha. - Añadió, haciendo un gesto hacia la dirección que Émille estaba tomando, esperando evidentemente que Nora se pusiera en marcha junto a ella.

Seguía furiosa pero necesitaba calmarme porque estaba claro que podrían obligarnos a ir por la fuerza o incluso atacarnos, aun así la curiosidad que tenía pesaba mucho más. Además el hecho de que no podía defender a Ethan y que no podía dejarle solo, le acababa de conocer pero no le iba a abandonar.

-Yo lo único subterráneo que conozco es el metro, ¿qué es un subterráneo?- Tenúia tantas preguntas que no sabía por dónde empezar -Te das cuenta, aunque resulte repetitivo, que esto es secuestro, ¿no? Los dos tenemos familia, él es famoso, nos buscarán. Nos estás pidiendo que vayamos con unas personas que, aparentemente, son invisibles para el mundo y que van armados. Necesito alguna seguridad para mí y para mi amigo. Además al menos necesito entrar a coger mis cosas y cambiarme, no sé si te das cuenta de que no llevo cazadora y que estoy empapada gracias a tu querido amigo. También tengo que dar esa excusa que quieres antes de irme, si dudáis entra conmigo, total no te van a ver.

Los gritos del chico a mi espalda no me incomodaron en absoluto. Como respuesta sólo giré un poco la cabeza, para que pudiera oírme bien al responder. - ¿Y cuando no te baje qué harás? - Pregunté. - ¿Llorar más fuerte? - Añadí antes de dirigirme a las chicas.

- Venga, vamos. - Dije volviendo a caminar, y exhalé un suspiro ante la insistencia de la muchacha. - El padre de Alice se encargará de todo. Pero para eso tenemos que ponernos en marcha. Escríbeles un mensaje. No vas a perder un curro por faltar un rato, y si lo pierdes es que es una mierda y te echarán igual por cualquier otra cosa. Si tanto te preocupa, cuando lleguemos te daré quinientas libras. - Mentí de espaldas a ellas. Como si tuviera algo de dinero.

Dejé de resistirme. No tenía sentido hacerlo. Simplemente intenté colocarme lo más cómodo que se podía en aquella posición y suspiré. Algo que había dicho el chico me tranquilizó. Había dicho un rato. Faltar un rato. Tal vez no nos estaban secuestrando y lo que decían era verdad. Tal vez no lo estaba perdiendo todo. Tal vez no nos iban a matar.

¿Podrías tratar de ser menos borde, sabes? Dije, desde la espalda del moreno. El tío está fuerte... Se consiguen más cosas. Como no tener que ir lanzando armas a la gente por la calle, por ejemplo. Ah, y somos humanos, homo sapiens, ¿sabéis?. Un placer ilustraros. Comenté en un tono más sarcástico que el que me hubiera gustado. La herida de la pierna me quitaba las ganas de bromear.

- Eh, vamos, Émille. Creo que podemos permitirnos un par de minutos para que la chica coja su abrigo. Y si tanta prisa tenéis -añadió, incluyendo a Alice- Id tirando y yo iré con ella detrás. - Intervino la pelirroja mirando entonces a Nora. - Venga, te acompaño. - Dijo, poniéndose en marcha hacia el interior del Starbucks. - Pero en cuanto des un par de pasos volverán a verte, te aviso.

La rubia resopló y miró a Amber frunciendo el ceño antes de comenzar a andar y adelantar a Émille, sin mirar atrás. - Como se escape, serás tú la responsable. - Dijo en dirección a la pelirroja, caminando con paso seguro.

Estaba a punto de echar a andar tras las palabras de Amber cuando lo que dijo Alice me detuvo. De verdad era capaz de hacerla responsable, y de hacerle sentir mal por ello los meses que hiciera falta. Tras ver cómo la rubia me adelantaba me giré hacia mi amiga, pasando por completo de las palabras del chico que tenía colgando de mi hombro, para hacerle un gesto hacia el loca.

- Venga. - Le dije. Siempre había sido demasiado blanda. - Daos prisa.

Sonreí a la pelirroja satisfecha pero ignoré al machoman, seguro que Bree me cubriría.-Gracias, algunos deberían aprender de ti, por cierto mi nombre es Nora.- Entré en la cafetería decidida y me acerqué a Bree con cara de susto, la ver dad es que no necesitaba mucho para que pareciera realista.

-Bree, me han llamado de casa, parece que Aubrey está enferma, me tengo que ir, ¿te importa avisar a Blake? Tengo un montón de prisa, cojo mis cosas y me voy, os avisaré en cuanto pueda. -Sin darle opción a contestar me dirigí al almacén, me cambié los pantalones, siendo consciente en todo momento de la presencia que me acompañaba, me puse una blusa bastante escotada que había cosido yo misma con retales y cogí la cazadora y el bolso. En un tiempo record ya estaba lista, sin comentar nada con la pelirroja, salí del almacén saludé a Bree al pasar y regresé a la calle, donde me quedé esperando que dijera en qué dirección ir.

Bree te miró sorprendida cuando te vio entrar y sus ojos pasearon de arriba a abajo por todo tu cuerpo, haciéndote consciente de que tu ropa estaba empapada. Parecía a punto de decir algo, pero esperó a que terminases de hablar tú y entonces te marchaste dejándola con la palabra en la boca. 

Al salir hizo un gesto hacia el cliente que estaba atendiendo para acercarse a ti todo lo que pudo. - ¡Llámame cuando sepas algo! - Susurró, haciendo un ademán, simulando un teléfono con su mano. Sabías que te cubriría delante de Blake sin problemas. No por nada era tu mejor amiga. Pero también sabías que probablemente se había quedado preocupada.

Mientras salías la mujer del cochecito empezaba a mover el interior, donde estaba el bebé, como tratando de despertarlo, mientras lo llamaba con tono preocupado. 

Amber acompañó a Nora en silencio durante todo el rato que ella estuvo en el local, pero al notar que se daba cuenta de lo que hacía la mujer del cochecito, la cogió del brazo y negó con la cabeza, tirando de ella hacia fuera. 

- Los Shtriga roban la esencia vital de sus víctimas. - Dijo, una vez en la calle de nuevo. - Los bebés son sus preferidos, están llenos de vida. Ya no podemos hacer nada. - Añadió, haciendo una mueca, antes de comenzar a caminar. - Me llamo Amber, por cierto. Él es Émille y la chica de antes se llama Alice. 

Suspiré aliviado al ver que dejaban ir a Nora. Podría pedir ayuda y sacarnos de esta... Aunque ello significase que tuviera que ir solo con los dos chungos. Confío en ti... Decía mi mirada. Salió muy pronto y salió sola. La miré incrédulo desde mi patética posición, pero no dije nada. Estaba claro que iban a hacer lo que les apeteciese dijéramos lo que dijéramos e hiciésemos lo que hiciésemos.

Además, no me hacían el menor caso. Me parecía bastante increíble que de todas las personas que había conocido aquel día, Nora fuera la que mejor me caía. Tenía que haberme quedado en mi casa, quien me mandaría venir a los suburbios...

Me sentí fatal mintiendo de esa manera a Bree, era mi mejor amiga y la amistad se debía basar en la confianza, sabía que me cubriría con el jefe, pero si se enteraba de la mentira tendría problemas. Si no hubiera sido por ella cuando llegué a Londres habría estado muy sola.

Me fijé en la señora del bebé, al final se había dormido tan profundamente que no conseguía despertarle. Me paré en seco cuando ella se puso nerviosa, algo le pasaba al bebé, iba a acercarme pero Amber me agarró del brazo arrastrándome a la calle.

Sus palabras sobre aquel tipo tardaron en abrirse paso hasta mi mente, para cuando fui consciente de lo que quería decir ya estábamos caminando en la calle. Me quedé parada, totalmente pálida, el estómago se me revolvió y no podía respirar. Me incliné hacia delante con las manos apoyadas en las rodillas tratando de recuperar el aire.

-No… no puede ser, no… Esa mujer fue tan agradable… no… puede estar…- Miré a Amber con los ojos llenos de lágrimas.- ¿Por qué? Sólo era un bebé… tan inocente.- No podía hablar con claridad, tenía un nudo en la garganta y unas terribles ganas de llorar.- ¿Ese… ser ha matado a un bebé?- Aguanté una nausea como pude y traté de respirar hondo, aquello era una pesadilla.

Esperé impaciente a que Amber volviera a salir con la chica, sin llegar a bajar al chico y manteniendo la presión con el mandil en su rodilla. Para ser un mundano sangraba como un cochino.

Cuando volvieron eché a caminar directamente, escuchando la explicación que mi amiga le estaba dando a la camarera.

- Y por ese tipo de cosas los cazamos. - Corroboré, dedicándole una brevísima mirada. Desde luego no parecía que estuvieran con el Shtriga, ¿pero entonces qué cojones hacían ahí?

- ¿De qué os conocéis? - Pregunté con voz firme, esperando empezar a hilar las cosas y pasando por alto el momento de sufrimiento de la chica.

No dije nada cuando salieron las dos chicas y la pelirroja contó lo que había pasado. Mis esperanzas de que Nora hubiera aprovechado para pedir ayuda se esfumaron, parecía demasiado afectada por el niño. Joder, nos están secuestrando unos locos y ella se preocupa por el niño.

Se me ocurrieron un par de respuestas ingeniosas a la pregunta de Emile, pero decidí morderme la lengua. No iba a tentar a la suerte, todavía podía decidir acabar el trabajo que había dejado a medias.

La acabo de conocer. Un gusto, por cierto. Dije, con tono de sarcasmo desde la espalda del chico. Había quedado con mis primos, que por cierto, están a punto de llegar y algo me dice que van a llamar a la policía si ven que no estoy. Dejé caer. Al fin y al cabo era completamente cierto. Tal vez mencionar a la policía los acojonaba un poco.

Respiré hondo mientras contaba hasta diez, si no me calmaba probablemente vomitaría o me desmayaría. Escuché a Emile de fondo, entre número y número, preguntar  de qué nos conocíamos y a Ethan responder.

Las palabras de Ethan me espabilaron un poco, más bien me cabrearon.

-Deja tus amenazas de una puñetera vez, no te van a hacer daño. No eres el puto ombligo del mundo.- Al menos esperaba que no nos hicieran daño, estaba confiando en unos completos desconocidos, pero si mataban monstruos no podían ser malos.

-Es cierto, no nos conocíamos hasta hace un rato. Trabajo de camarera en la cafetería y él era un cliente. Mi amiga Bree, la otra camarera, sí le conoce, es actor en una serie que parece tener éxito. Sólo me di cuenta de que podía veros y traté de hablar con él, pero se fue. Tal vez… podríamos haber salvado al bebé.- Suspiré tragándome las lágrimas.- Luego vi que le atacabas y salí.

Tal vez si hubieran entrado directamente en vez de atravesarme la rodilla el bebé seguiría con vida. Dije. Pero no, era más divertido atacar a un inocente.

Intenté mirar a Nora sin romperme el cuello. Creía que había malinterpretado mis palabras. Lo de antes no iba por ti, Nora. Eres la única con la que se puede tratar de aquí. Iba para este. Parece ser que sus papás tienen que enseñarle ciertas lecciones de conducta. Pobres padres. Tener un hijo como aquel debía ser horrible. No quería ni pensarlo.

Estaba asustado y cabreado y aquella posición empeoraba la segunda. Tenía mi orgullo.