Partida Rol por web

Cuando el chaval habló de la policía le ignoré por completo. Era increíble que aún no se diese cuenta de que por ahí la cosa no iba a marchar. Cobarde y estúpido, todo un pack. Contuve una media sonrisa al escuchar cómo la chica trataba de dejarle en su sitio, por no hacerle una concesión.

Luego, cuando el chico habló, al principio no dije nada. Luego aparté el mandil de la herida y directamente introduje un dedo en el agujero que la lanza había dejado. Tampoco es que quisiera necesariamente hacerle daño, pero no iba a permitir que hablase de mí de aquella forma.

- No vas a juzgar nuestra forma de actuar. - Dije entonces con un tono helado en la voz. - Nos dedicamos a esto en cuerpo y alma mientras tú ni siquiera eres consciente de lo que hay a tu alrededor. No sabes una mierda. Si Alice hubiera podido salvar al bebé, lo hubiera hecho. Y que insinúes que no sólo me da ganas de atravesarte de verdad la rodilla. Si eso es todo lo que vas a decir, te dolerá menos tragarte la lengua. - Anuncié como un aviso.

Ahogué un grito de dolor cuando sentí el dolor causado por el dedo en la herida sangrante. Apreté la mandíbula con fuerza, intentando que las lágrimas que empezaban a asomar no llegaran a caer por el rostro. No quería darle ese gusto.

Puto maricón! Métete con alguien que pueda defenderse! ¿Cómo coño quieres que no cuestione vuestros putos métodos? Esta furioso, estaba dolorido y estaba aterrado. Pero, por encima de todo, me habían herido el orgullo y él por encima de todos.

Amber se detuvo junto a Nora cuando ella trató de asimilar sus palabras y asintió con la cabeza, arrugando el ceño y haciendo una mueca, pero sin llegar a decir nada. 

Escuchó la discusión entre los tres y negó al escuchar a Nora. - No, no podríais haber hecho nada, ni siquiera sabíais lo que era... Y nosotros no llegamos a tiempo. Pero al menos ese no volverá a hacerle daño a nadie. - Hizo una pequeña pausa antes de hablar hacia la chica con voz suave. - Siento habértelo dicho de una forma tan ruda. No estoy acostumbrada a tratar con mundanos. O lo que sea que seáis. 

Cuando Émille empezó a torturar a Ethan y el muchacho empezó a insultarlo, Amber se envaró y sujetó la mano de Émille, apartándola de la herida del rubio. - ¡Joder, ya vale! - Exclamó con un tono evidentemente molesto. - Parecéis dos putos críos. - Miró a su amigo, frunciendo el ceño. - Deja de cebarte. Sólo es un niñato que no tiene ni idea de nada, ¿no lo ves? Pero tú sí. No te rebajes más. - Miró entonces a Ethan. - Y tú deja de insultar a la gente. No eres mejor que nadie y no nos importan tus primos o la policía. Ni siquiera pueden vernos, ¿recuerdas?

Suspiró exasperada, apartando la mirada de los dos chicos. - Joder, qué ganas tengo de que lleguemos. 

Cuando Amber intervino la sorpresa se reflejó en mis ojos durante apenas un instante. Luego le sostuve la mirada, sin llegar a decir nada, porque sabía que me arrepentiría de cualquier cosa que saliera de mi boca ahora mismo. Mis pupilas fueron cargándose de todo tipo de emociones, pero simplemente negué con la cabeza mientras las palabras del chico resonaban en mi cerebro. Puede que no fuese ahora, ni mucho menos delante de ella, pero esta me la pagaría.

Con los labios apretados y una clara expresión de molestia eché a andar, decidido a no detenerme ni hablar hasta llegar al Instituto. Podía pasar que ese gilipollas dijera todas esas bobadas. Pero que ella le defendiera por encima de mí era otra cosa totalmente diferente.

Respiré aliviado cuando Amber me salvó. Por suelte no había llegado a soltar ninguna lágrima, aunque estuvo bastante cerca. Fruncí el ceño cuando la chica se dirigió a mí. Estuve a punto de protestar, pero al final decidí no hacerlo. No merecía la pena y no ganaría nada.

Me mordí la lengua y dejé que aquel impresentable me llevase a aquel lugar del que hablaban, aunque bueno, tampoco tenía mucha opción. Debería haberme quedado en mi casa.

A pesar de que entendía que Ethan estuviera molesto, enfadado y asustado, al fin y al cabo le habían atravesado con una lanza, pero su actitud solo complicaba las cosas.

-Bueno, supongo que para ti soy el mal menor, por cómo saliste de la cafetería parecía que pensabas que era una acosadora o algo peor. - Al menos la discusión me distraía un poco de lo mal que me sentía por el bebé y su madre.

Agradecí las palabras de Amber, en cierto modo me reconfortaban, si ellos que parecían entrenados  no habían podido evitarlo, ¿qué habría hecho yo? No pude evitar sonreír un poco divertida cuando la pelirroja se enfrentó a Emille, aunque claramente era la más tranquila y racional, también tenía mucho carácter.

En el momento en el  que mencionó a los primos y a la policía, una idea me vino a la mente.

-Ethan, cuando saliste de la cafetería, ¿llamaste a tus primos?- Después me dirigí a los otros antes de añadir.- Quiero respuestas, por qué os veo, qué es eso que llamáis subterráneos… bueno la verdad es que tengo cientos de preguntas.- Esbocé una pequeña sonrisa. – Entiendo que a vosotros no os preocupe la policía, pero a mí sí. A la única que vieron a su lado en la calle fue a mí, francamente, no me apetece nada que me acusen de secuestro o agresión si ven la sangre.

Ethan escuchó a Nora y entendió su temor. A ojos de la policía ella iba a ser una secuestradora entre los mensajes, la sangre y mi desaparición. Pero claro, si lo que decían era verdad, para la noche probablemente estuviéramos en nuestras casas, no había de que preocuparse. Ahora bien, si mentían, estaría bien que la policía empezase a buscar cuanto antes.

Solo me daba mal rollo aquel hombre, apareció unos segundos y luego no estaba en cuestión de milésimas de segundo. Al principio pensé que me habías echado algo en la bebida, pero al ver que tú también lo habías visto me lo replanteé. Dije. No tenía ganas de hablar y menos de aquel tema. Me convenía que la policía pensase en un secuestro desde el primer día. Antes empezarían a buscar. 

Amber suspiró al ver la expresión de Émille, pero no dijo nada al respecto. En cambio se encogió de hombros en dirección a Nora. - No sé por qué podéis vernos. No deberíais. Por eso os llevamos al Instituto, quizá allí el padre de Alice pueda aclarar el tema. Tampoco sé cuánto os deberíamos contar, es mejor que lo decida él por si acaso... ¿Es la primera vez que veis algo fuera de lo normal? - Preguntó, incluyendo a Ethan en la pregunta e ignorando el tema de la policía y los primos del muchacho.

Miré a Ethan con expresión de sorpresa, me había imaginado algo similar pero drogarle era ridículo. -¿Y cuál sería el motivo que tendría para drogarte? Ni te conocía hasta hoy y no he visto tu serie, para mí eras un cliente más.- Esperaba acabar con esto lo antes posible, sobre todo porque no quería una investigación en mi trabajo o en casa.

-También me gustaría saber porque podemos veros, ¿qué sois?- pregunté con interés, no era muy habitual ser invisible. Amber había dejado claro que no tendría respuestas hasta que ese hombre lo dijera, pero no podía evitar hacerlas. –Nunca había visto nada raro hasta hoy. ¿Falta mucho para llegar?

Bueno, ver a alguien desaparecer de repente significa estar drogado o estar loco. Dijo Ethan, intentando que Nora lo entendiese. Entre las dos opciones preferí la primera. Por no tener que ingresar en un manicomio, principalmente. No creo que afectase demasiado bien a mi carrera.

Miró a Amber. Y faltar a los rodajes creo que tampoco ayudará. ¿Podrías... No sé, hablar a nuestro favor en ese lugar para que nos dejen ir cuanto antes? Estaba realmente preocupado. Si no iba a los rodajes iban a matar a mi personaje en la serie y eso bien podría significar mi ruina. Aunque claro, siempre podría culpar al secuestro. Eso me daría bastante fama... Ah, y no. Nunca antes había visto nada.

Permanecí callado, aún molesto, caminando con paso firme en dirección al Instituto. Escuchaba a los otros hablar, pero realmente no tenía nada que decir. Me dedicaba únicamente a mirar al frente, aún resentido hacia Amber.

Sin embargo la última intervención del rubito me hizo responder.

- La punta con la que te atravesé está envenenada. - Le dije con un tono monocorde, meramente informativo. - Por eso te advertí que no te movieras, para no tener que recurrir a eso. Tú vas a tener que quedarte dos meses hasta que te cure el padre de Alice.

Me costó bastante asimilar las palabras del gabacho. No quería creerlo. Tenía que ser mentira. Dos meses, dos meses encerrado. Iba a perder todo por lo que había luchado y todo porque un puto loco había decidido joderle a base de bien.

Me acabas de joder la vida, cabrón! Le espeté, desde su espalda. Es verdad? Dice la verdad? Pregunté a Amber, bastante más nervioso de lo que me gustaría parecer. Voy a tener que pasar 2 meses por culpa del veneno?

Amber caminaba al lado de Nora y negó con la cabeza suavemente a sus palabras. - No, unos diez minutos. Está cerca. - Después se quedó callada un segundo antes de añadir algo más. - Somos Nephilim. Supongo que si nos veis eso sí que os lo puedo decir. 

Al escuchar las palabras de Émille una risita ligera salió de sus labios, pero no comentó nada al respecto y se encogió de hombros mirando a Ethan. - Yo no puedo hacer nada para que salgas antes o después. Será lo que diga Gareth... Y no sé si es verdad. Desde luego Émille es capaz de haberlo hecho. - Terminó, sin poder contener otra risita. 

Los gritos del chaval no me pillaron por sorpresa. Sin hacer ningún tipo de gesto más continué caminando, deseando llegar cuanto antes para encerrarme en la sala de entrenamiento. Sin embargo la respuesta de Amber me hizo relajar un poco la expresión de mi rostro.

- Utilizo esa lanza para matar Shtrigas. - Le dije. - A ellos ese veneno sólo les ralentiza y les impide seguir haciéndose intangibles. Además evita que se regeneren una y otra vez: es necesario para matarlos sin que se curen si no quiero desperdiciar un cuchillo como me has hecho hacer. Con las demás criaturas el veneno es mortal, así que agradece que sean sólo dos meses.

- Y ni se te ocurra culparme. Estabas avisado. No es muy inteligente pasar por alto la advertencia de quien tiene un arma.

Que te jodan. Dije, sin fuerzas siquiera para insultar. Todo mi trabajo a la mierda. Todos los años de duro esfuerzo a la mierda por culpa de un crío con aires de grandeza. Y todavía tenía la cara de decirme que era culpa mía. Porqué no se lo habrá cargado aquella cosa? No merece otra cosa. 

Me entraron ganas de reír por la respuesta de Emile y la histeria de Ethan, en realidad dudaba que la lanza tuviera veneno, me mordí el labio para aguantarme la risa. Me daba la impresión de que Emile lo hacía para fastidiarle, estaba casi segura de que, a pesar de su comportamiento de machoman, no habría atacado a un inocente con veneno. Si realmente hubiera querido hacerle daño habría atacado a un punto más vital.

La sonrisa se me borró del rostro cuando explicó el motivo del veneno, tal vez sí que llevara el veneno.

-No lo estás diciendo en serio, tienes que estar de broma. No me puedo creer que seas tan irresponsable e irreflexivo, ¿y si se muere antes de que lleguemos o resultáis heridos? Podías haberle dejado inconsciente de un golpe o algo así. – Miré a las dos chicas esperando algún gesto o algo que me indicara que bromeaba.

La nueva aportación de la chica de las mechas - ¿Nora? - me hizo girarme ligeramente hacia ella, mirándola a los ojos con claridad al responder.

- Fue él quien decidió escapar. Tenía que pararle. - Fue lo único que dije, volviendo a mirar al frente para seguir caminando.

En el momento en que me giré para recordar a la chica que había sido él el que había decidido escapar eché una mirada cómplice a Amber. Los gritos del rubito habían hecho que mi humor mejorase un poco. Y al decir que tenía que pararle puse los ojos en blanco aprovechando que el otro no podía verme. No sólo era evidente que se trataba de una broma: lo increíble era que se lo creyese.

Cuando Emile me contestó me quedé impactada pero me relaje al captar el gesto que le hizo a Amber, sí que era una broma. Me tuve que morder la lengua para evitar reírme y mantuve mi expresión de enfado. Ethan estaba resultando bastante cargante y además podía meterme en problemas con la policía así que me callé y permití que sufriera un poco más.

Permanecí callado. Ni siquiera me inmuté cuando se justificó de aquella forma tan pobre, simplemente me dejé caer en su espalda. No merecía la pena, no iba a pedirme perdón, no iba a dejarme ir y aunque lo hiciese, tampoco me valdría de nada ya. El mal estaba hecho.

No iban a entenderlo, o más bien les iba a dar igual. Cada vez estaba más convencido de que ellos no eran "los buenos" y eso no era nada bueno para Nora y para mí.