Partida Rol por web

El joven moreno que había permanecido en silencio el último rato bebió un trago apurando su botella de cerveza antes de soltar una risita cínica, todavía sentado en el sofá. - Casi parece que fuese un invitado en lugar de un prisionero... - Dijo en un tono de voz que no dejaba claro si estaba bromeando o no, mientras clavaba sus ojos azules una vez más en Ethan y levantaba una ceja. 

Las palabras de Milton resonaban en mi cabeza. ¿Cómo usaban las runas para tener poder? Por la lucha que había visto era evidente que tenían ciertas habilidades pero, ¿cuáles eran exactamente esas habilidades? Nunca había leído nada sobre que se usara así un idioma, lo de “el poder de las palabras” era una metáfora. Los celtas y los vikingos las habían utilizado para comunicarse y tenía entendido que muchas eran aún un misterio, no se me ocurría ninguna forma de que de verdad tuvieran poder. En ese momento corría el peligro de decir sí a todo solo por aprender lo que contenía ese libro, sin embargo tampoco podía evitar pensar en las consecuencias de ese conocimiento. No podía dejarme llevar.

Pasé una página tras otra sin entender nada en absoluto, levanté la mirada hacia Milton con expresión triste.

-Me encantaría aprender todo eso que dices, pero no puedo. Mi estancia en Londres en temporal, algo así como un tiempo para mí antes de la universidad, no puedo dejarlo todo atrás. Por lo que he podido entender implicaría un compromiso total, incluso de una niña pequeña.- miré ligeramente a Jo para puntualizar a qué me refería. – La sangre no es solo una cuestión de ADN, tengo mi familia en España.- Respiré hondo esperando que entendiera a qué me refería, igualmente lo expliqué.- Os hacéis invisibles, el edificio está camuflado… supongo que no puedo ir y explicárselo a mis padres. ¡Eh resulta que el bisabuelo era algo así como un ángel, puedo ver demonios y he decidido dejarlo todo para aprender a luchar contra ellos! ¿Queréis venir por navidad? Creo que lo entenderás, es lo mismo que me habéis explicado antes pero al revés.- Bajé de nuevo la mirada al libro y continué pasando hojas, para mí no significaban nada pero, al menos, podía apreciar la belleza del libro.

Me había complacido con la respuesta, aunque no iba a demostrarlo. Había dicho a los tres raritos que estuviesen preparados para salir, no debería tardar demasiado. Cuando llegasen a casa e Ivy confirmase que Emilie era normal todos podríamos seguir con nuestras vidas como si todo aquello no fuese más que un mal recuerdo.

Gracias. Respondí finalmente a Amber sin apartar la vista del moreno, al que le había aguantado la mirada desde que había hecho el comentario que pretendía ser gracioso. Rodeado de esta gente no me extrañaba que él también acabase con un pésimo sentido del humor. Una lástima, era muy atractivo. Lástima que todo se pegue. Me gustaría ver las instalaciones y conocer más sobre los... peligros que acechan fuera. Sospecho que lo del bar no era lo único a lo que os enfrentáis.

Si algo me habían enseñado mis padres era a mantenerme informado y no iba a ser distinto en este caso. Aunque era reticente a creer en esta gente, no podía negar que habían ocurrido cosas inexplicables aquella tarde y estaría bien saber más. La información es poder.

me levanté y esperé a que Amber avanzase para seguirla. Siento las molestias. Dije, como despedida. No me había pasado inadvertido que tanto la presencia de Nora como la mía había sido una complicación para ellos.

No oculté mi disgusto ante las primeras palabras del estúpido al que habíamos rescatado - por muy noble que ahora pareciera ser -, ni tampoco me callé cuando nos dijo que no le hiciéramos daño a su hermana. - Nunca hacemos daño a quien no se lo merece. - Dije sosteniéndole la mirada, con la mandíbula en tensión, tratando de sonar intimidante.

Luego hice un asentimiento hacia Gareth cuando dio la orden de estar preparados para salir, dándole a entender que yo ya estaba listo. La verdad es que al final el combate me había sabido a poco. A ver si con un poco de suerte a la vuelta localizábamos de verdad a algún rapiñador.

No pasé por alto cómo luego el rubito se excluía al decir "lo único a lo que os enfrentáis", sin meterse en el grupo ni usar un tiempo futuro a pesar de saber que era Nephilim, y un instante después me puse en pie. Si Amber iba a enseñarle las instalaciones, como él había pedido, no quería perdérmelo. Habría que contarle cuanto menos, mejor. Al fin y al cabo ni siquiera parecía que fuese a quedarse realmente. Y mejor así. Ni entendía nada, ni sabía hacer nada. Sólo sería un peligro para él y para los que le acompañasen.

Antes de encaminarme hacia la puerta hice una señal a Ivy, invitándola a venir. Si íbamos los cuatro luego no habría que andar esperando a nadie cuando llegase el momento de marcharnos, y tampoco es que ella molestase mucho, tan callada como estaba casi siempre. A ver si con un poco de suerte le contaba uno de sus sueños al memo y eso lo terminaba de asustar.

Milton te miró con sus ojos serenos y te pareció que en el fondo había un poso de tristeza por tus palabras, aunque no podrías asegurarlo a ciencia cierta. - Claro que te comprendo. Podría decirte que da igual de dónde seas, porque seguramente habrá un Instituto cerca... Pero no es ese el problema que tienes, ¿verdad? - Hablaba con un tono suave y comprensivo, como si le diese lástima la situación, pero al mismo tiempo la comprendiese por entero. - Es una cuestión de adónde pertenecemos. Y tú no sientes que pertenezcas a este lugar.

Se encogió de hombros con resignación y su mirada se desvió un instante hacia el ventanal antes de volver a posarse en tus ojos. - Esta gente no es mi familia de sangre, y sin embargo, son mi familia.  Uno no puede dejarlo todo atrás por algo en lo que no cree. Te comprendo. Pero me apena que renuncies a una parte de ti sin llegar a conocerla. - Esbozó una pequeña sonrisa, tratando de distender el ambiente. - Y es una verdadera lástima que los Nephilim se pierdan a alguien con tu carácter. Serías una magnífica Cazadora. 

Amber se levantó cuando Ethan lo hizo y se encaminó hacia la puerta para abrirla y que el muchacho con las muletas pudiera pasar. 

Una vez en el pasillo se detuvo y miró al joven con tranquilidad. - Bueno, ¿qué quieres ver? ¿La biblioteca? ¿La sala de entrenamiento? ¿La armería? ¿Mi taller? ¿El comedor? ¿El área de residencia? - Miró a Émille que había salido también y luego volvió a mirar a Ethan, esperando su respuesta.

Ivy salió tras ellos y cerró la puerta tras de sí. Todavía llevaba el anillo de Ethan en la mano, colgando de la cadena. La muchacha caminaba con aire ausente y una vez en el pasillo se detuvo junto al resto sin prestarles atención aparentemente. Su mirada volvió a dirigirse al anillo y lo levantó, para mirarlo de cerca una vez más. Entonces pareció caer en algo, porque sus ojos se posaron en Émille primero y luego en Amber. - Eh... Si realmente es un Nephilim, podríamos hacerle un iratze para que no tenga que andar con las muletas, ¿no? - Preguntó con timidez, echando un breve vistazo a la pierna de Ethan.

Salí detrás de Amber andando según las indicaciones de la joven médico. Una vez fuera escuché la oferta de la pelirroja y, tras meditar unos breves segundos, respondí. Me gustaría ver el área de residencia. Comenté. Sentía curiosidad por saber que clase de vida llevaban en aquel lugar y saber donde vivían me ayudaría a ello. Me imaginaba habitaciones enanas sin ningún tipo de decoración, con una cama y una ventana. Tal vez un escritorio también. Casi como un convento. 

Cuando Ivy habló me fijé que tenía aún el anillo colgando de la mano. No es que me molestase, pero quería tenerlo de vuelta. Sin embargo era Ivy la que lo tenía, no Emille, y, por lo que había podido llegar a sobreentender, ella podía descubrir cosas que otros no. Dejé que se lo quedara sin pedírselo. Cuando habló dejé de mirar al anillo para mirar a la chica con indecisión. ¿No habías dicho que podía ser peligroso?

Salí de la habitación con los demás, deseando que el paseo terminase cuanto antes. Sólo nos faltaba ponernos a hacer de guías turísticos de un memo como este. Cuando preguntó por el área de residencia lo miré un poco extrañado. ¿Antes que la armería, en serio? El muy gilipollas quizá quería ver dónde iba a quedarse, pero había mil cosas más interesantes. Aunque, ¿qué podía esperarse de alguien que había vivido toda su vida como mundano?

- Si no fueras un Nephilim te mataría. - Expliqué tras la idea de Ivy. - Siéndolo, quizá te duela un poco al ser tu primera runa. Pero alguna tiene que ser, eso está claro. - Comenté, sacando la estela y dispuesto a hacérsela cuanto antes. - Te curará la herida de inmediato. - Le recordé, sin entrar en que realmente sería doloroso por ser la primera vez. Mucho. Y cuanto más, mejor.

El objeto que había sacado era pequeño, como una mezcla entre una varita de mago y un bolígrafo, pero más largo que este último. A lo largo de sus lados había inscripciones con el símbolo de mi propia familia, el que también podía verse en mi anillo.

Amber había empezado a caminar pero al escuchar la conversación entre los demás se detuvo y se acercó de nuevo. Miró a Émille sacar la estela y una sonrisa divertida se esbozó en sus labios. - ¿Vas a hacerlo tú? - Preguntó, como si le pareciese graciosa la idea por algún motivo.

Ivy pareció a punto de responder, pero cuando Émille se le adelantó tan sólo asintió con la cabeza. - Te dolerá un poco. - Advirtió bajando un instante la mirada. - Quema porque al fin y al cabo es fuego celestial y todo eso. Pero luego estarás mucho mejor. - Aseguró finalmente, todavía sujetando la cadena del anillo entre sus dedos. 

Miré con desconfianza a Emille. No estaba seguro de lo que querían hacerme, pero si iba a sanar la herida no iba a negarme. Al fin y al cabo eso me iba a venir bien para mi carrera y no tendría que dar ningún tipo de explicaciones. Además, Ivy tampoco parecía estar en contra, aunque lo del fuego celestial no acababa de convencerme. Parecía como si me fuesen a marcar con un metal al rojo vivo, cual ganado.

Pero... ¿Deja marcas? Dije, indeciso, más preocupado por lo del fuego que por el dolor.

Cerré el libro con suavidad y le dediqué una última mirada triste, deseaba aprender todo lo que decían sus páginas, pero perdería demasiado y no podía tomar esa decisión. Miré a Milton y le devolví la sonrisa.- En realidad creo que sería un desastre como cazadora. Por lo general no soy agresiva, como dices tengo mucho carácter pero estoy segura de que no se puede matar a un demonio a base de gritos. Como dice mi hermano, ladro mucho pero no muerdo, no creo que tenga habilidades de combate. Donde realmente me siento cómoda es entre libros.- Le di una palmadita suave a la tapa del libro tratando de darle una explicación más gráfica a mis palabras.

-Sé que lo que hacéis es importante y lo comparto, me encantaría colaborar. No es tanto una cuestión de pertenencia, la verdad es que no encajo para nada con mi familia, pero les quiero. Por lo que he podido ver, sois una sociedad muy restrictiva y unirme a vosotros sería perderles a ellos, no puedo tomar esa decisión.

Necesitaba con urgencia que Milton lo entendiera, en el fondo buscaba una posibilidad que me permitiera quedarme sin dejarlo todo, pero no la encontraba. La realidad era que trataba de convencerme a mí misma de que tomaba el camino correcto.

-Será mejor que regresemos, ¿crees que habrán hablado ya con Ethan? Tal vez hayan hecho las comprobaciones que querían y pueda volver a casa.- Quería marcharme de allí lo antes posible y olvidarlo todo. Cuanto antes volviera a la normalidad y olvidara el día mejor.

Ya agachado a su lado, quedando a la altura de su herida, alcé la mirada cuando Amber preguntó si se la iba a hacer yo mismo.

- Claro. - Respondí. - ¿Quieres encargarte tú? - Ofrecí luego sin llegar a levantarme. Luego, cuando el memo preguntó por las marcas alcé la mano libre, dejando entre el índice y el pulgar un hueco de sólo unos centímetros.

- Así de pequeña. - Le dije, esperando que aceptase de una vez. Si no me hartaba de esperar y le mandaba ya a la mierda era porque de verdad tenía ganas de hacerle sentir lo que era la primera marca. - Y con el tiempo ni se nota.

Pese a que todo parecía bueno, no acababa de fiarme de aquello. Seguramente fuese porque Emille quería encargarse. Intentaría algo solo para joderme y no quería darle el gusto. uien sabe, tal vez me hacía esa marca en medio de la cara para que todo el mundo pudiese verla. Aproveché la pregunta de Emille para dirigirme a Amber.

Prefiero que lo hagas tú. Dije sin miramientos. La verdad era que, si iba a curarme la herida tan rápido, lo cual dudaba, merecía la pena tener aquella marca por un tiempo. Seguro que el director de la serie lo prefería así y los actores tenemos que hacer sacrificios para mantener la fama. ¿Tengo que hacer algo?

Observé con incredulidad cómo el gilipollas rechazaba mi ayuda. ¿Que iba a darle más dolor del que había sentido en su vida? Sí. Pero eso él no podía saberlo. Y había que ser estúpido para decirme que no. Pero ya me las pagaría, ya. Tenía tiempo más que de sobra para vengarme.

Como si aquello no me hubiera importando alcé las manos, aún con la estela en la mano, y me puse en pie. La guardé sin decir nada y me aparté unos pasos, dispuesto a observar. El espectáculo sería bonito.

Milton asentía a tus palabras, como si las comprendiese sin dificultad y sus ojos se dirigieron a tus dedos acariciando la tapa del libro mientras empezaba a hablar. - En realidad no todos nos especializamos en el combate, ¿sabes? A mí no me gusta demasiado salir de caza. Todos aprendemos lo necesario para defendernos, pero luego cada uno se dedica a lo que prefiere o mejor se le da. - Sacudió la cabeza despacio como para borrar la seriedad de su rostro y volvió a sonreír. - Pero no quiero convencerte de nada. Volvamos. 

La mirada del joven buscó a Josephine que todavía estaba hablando con Scott, mirando ambos un enorme libro y, tras asegurarse de que la pequeña estaría bien allí, empezó a caminar hacia la puerta. 

Antes de que salierais entró Alice, os dedicó una mirada de soslayo y una pequeña inclinación de cabeza a modo de saludo mientras caminaba directamente hacia Scott para decirle algo. Milton le devolvió el gesto y no detuvo sus pasos hasta llegar a la puerta y abrirla para que salieras tú primero. 

Una vez en el pasillo empezó a desandar el mismo camino que habíais recorrido para llegar a la biblioteca. - Podríamos haberle preguntado a Alice si ya han terminado, pero no parecía estar de buen humor. - Comentó mientras caminaba con paso tranquilo, como si estuvierais tan sólo dando un paseo por el edificio. - No creo que hayan terminado de hablar con la Clave, pero al menos podemos preguntar.

Amber soltó una carcajada alternando la mirada entre Émille y Ethan, pero sin decir nada asintió. Guardó el aparato con aspecto de smartphone en el bolsillo y sacó una estela sencilla de su cinturón. Señaló entonces hacia uno de los bancos que había pegados a la pared. - Mejor siéntate. - Dijo a Ethan, dando el par de pasos que la separaba de allí. 

Ivy mientras tanto puso el interior de su muñeca a la altura de los ojos de Ethan. Allí se podía ver, entre los tatuajes enrevesados que todos parecían llevar por los brazos, una pequeña y fina marca blanca, como una cicatriz brillante. - Primero se pondrá negra -señaló uno de los tatuajes- y luego se quedará así. - Añadió, poniendo el dedo sobre la cicatriz blanca. - Hasta que se te deje de notar con el tiempo.

Bajó el brazo y con aire distraído caminó hasta el banco junto al que estaba Amber para sentarse en él y volver a levantar la cadenita de Ethan. - Te va a doler, pero si te parece que duele demasiado, avisa. Por si acaso. - Dijo, con voz ausente, concentrada en el anillo.

Asentí y seguí a las dos chicas, algo indeciso aún, sobre todo por la advertencia de Ivy. ¿Que avise si me duele demasiado por si acaso? ¿Por si acaso, qué? Aquello cada vez me daba más respeto, pero no quería mostrarme débil y darle una razón más a Emille para mofarse de mí. Bueno, de lo malo malo no iba a deja marca permanente. Era por lo que aún no tenía ningún tatuaje, eran permanentes. Luego te arrepentías, ¿y que? No, no eran para mí. Seguramente si aquello fuese permanente habría dicho que no. Pero era temporal y me libraría de tener que dar explicaciones después.

Me senté y miré a Ivy. No entendía lo que veía en el anillo. Era extraño y parecía de chica, sí, pero por lo demás... No tenía gran cosa. respirando con fuerza me giré hacia Amber y cogí aire, expectante.