Partida Rol por web

Demasiado distraído por el sonido que había percibido detrás de ellos, Émille ni siquiera se planteó que Ethan tuviera otras intenciones que no fuesen entrar al baño a hacer sus necesidades. Estaba completamente convencido de que el joven rubio estaba ya demasiado atemorizado como para intentar nada.

Durante el trayecto hacia la sala en la que nos esperaban los demás caminé en silencio, con la mirada fija en la espalda del chico y los pasillos. Tenía ganas de llegar cuanto antes, y cuando Ivy le ofreció ir al baño emití un pequeño suspiro de resignación, cansado de tanta interrupción.

En lugar de decir nada cuando él respondió llevé la vista atrás, con una pequeña sonrisa, pensando en la pequeña Jo. Me había costado un tiempo aceptarla, y era cierto que Amber había tenido mucho que ver, pero a día de hoy resultaba menos molesto pasar por alto que estaba perdiendo el tiempo que hacerle ver que estaba dejando escapar mil oportunidades.

En cuanto el chico entró en el baño mi postura se relajó un poco y busqué con más detenimiento por detrás de nosotros, buscando el origen del sonido.

- ¿Qué te parece? - Le pregunté a Ivy mientras tanto. - Nos guste o no, tiene toda la pinta de ser Nephilim.

Me quedé allí sentada cruzada de brazos, de esa forma evitaba que se notara demasiado que estaba temblando. Lo que había empezado como una aventura de novela fantástica, se había convertido en una pesadilla y que aquel tipo se riera no me ayudaba nada. En realidad no les temía a ellos, el miedo era por esa tal clave, no sabía lo que era pero me sonaba a policía y si no le gustaba, visto lo visto, podía olvidarme de mi vida. Al menos eso era lo que estaba pensando en esos momentos, cuando su jefe perdió toda su amabilidad.

Cuando se fue bajé la cabeza y la apoyé en las rodillas, me sentía impotente y sobretodo sola, en ese momento daría lo que fuera por estar en casa con mis hermanos. No podía parar de pensar en qué se me pasó por la cabeza para ayudar a Ethan, en salir de la cafetería, simplemente por qué narices no pude ignorarlo.

El chico de rasgos orientales se acercó con amabilidad, levanté la cabeza y le miré recelosa. –Soy Nora- contesté alzando la mano y agarrando la que él me tendía.- Diría que es un placer pero, en este preciso instante sería mentira.- Por más que intentaba reaccionar con normalidad, no podía evitar estar a la defensiva. -Lo siento, pero esto me está superando. No es cuestión de que sea una locura, sé lo que he visto y, aunque sea raro lo puedo aceptar. Soy así que le voy a hacer. Lo que me preocupa es ese afán por investigarme y esa “clave”, sea lo que sea me suena a que pueden hacer lo que quieran conmigo y no me gusta.

Entraste en el baño sin problemas. A pesar de que las paredes seguían siendo de la misma piedra clara que las del pasillo, el lugar parecía reformado para ofrecer las comodidades necesarias. El diseño tenía un aire anticuado, pero todo el mobiliario era moderno y funcional. En el centro de la sala se podía ver un grupo de lavamanos colocados en círculo, cada uno con una toalla colgando debajo y en una de las paredes había pequeñas repisas con espejos. Al fondo pequeñas cabinas con puertas parecían indicar que allí se encontraban los inodoros o las duchas. En otra de las paredes había varios armarios cerrados.

Ivy te miró con una expresión indescifrable y frunció levemente el ceño. - Desde luego no es un mundi con la Visión. He podido ver su patrón. Y no tiene pinta de ser un hijo de la luna, ni un hijo de Lilith. - Hizo una pequeña pausa y finalmente se encogió de hombros. - Si no es un Nephilim podemos avisar al Praetor Lupus para que se encarguen de él. 

Sabías de sobra que era el Praetor Lupus, una organización de Hombres Lobo, similar a los antiguos templarios, orientada a la meditación, que se dedicaba a recoger Subterráneos recién creados y educarlos para que no fuesen un peligro para la sociedad ni para sí mismos. Aunque nunca los habías visto, era algo de sobra conocido en la sociedad Nephilim y se suponía que la Clave tenía formas para contactar con ellos en caso de necesidad.

Te miró con timidez entonces, antes de preguntarte algo. - ¿Había una chica también? Algo así dijo Alice cuando llegó... - Evidentemente quería saber más, pero no quería preguntarte directamente, algo muy propio de Ivy, que normalmente se esforzaba por no molestar o incomodar a nadie.

Asentí con desgana cuando Ivy habló del Praetor Lupus. A mí se me ocurrían cosas mucho más prácticas y merecidas que hacer con el chaval, y probablemente la organización nos lo agradecería. El tío era insufrible,

- Y si lo es podemos convertirle en un Hermano Silencioso. - Propuse medio en broma, medio en serio. Sería algo que nos beneficiaría a todos mucho más que si terminara quedándose por aquí.

Acto seguido me senté en un banco cercano, echando una nueva mirada al lugar del que habíamos venido.

- Sí, había una chica. - Respondí. - Esa es nephilim seguro. Carwright. Te caerá bastante mejor que él.

El chico te dedicó una sonrisa amable y se encogió de hombros haciendo un gesto moviendo la mano. - Hay mucha parafernalia, pero verás que no es para tanto. Ni siquiera creo que envíen a nadie si no quieres quedarte, lo dejarán en manos de Deidre y Gareth y tomarán nota de tu existencia sin más. La Clave es algo así como nuestro sistema de gobierno y por eso tienen que avisarlos, somos pocos y es raro que aparezcan de los nuestros de la nada, aunque a veces sucede. Pero de verdad, no tienes motivos para tener miedo, hay leyes que te protegen aunque no lo sepas. Nadie te va a hacer daño. 

Hizo una pequeña pausa antes de volver a mirarte y hablar de nuevo, un poco dubitativo. - ¿Quieres que te enseñe el Instituto mientras terminan de solucionar lo tuyo? - Ofreció, esbozando de nuevo una sonrisa. - Aunque no quieras quedarte, siempre tendrás la opción de venir si lo necesitas, eso va unido a tu sangre.

Ivy rió suavemente con tu broma, tapándose la boca con la mano con timidez y tras echar un vistazo al final del pasillo se sentó a tu lado, dejando espacio suficiente entre ambos. - Es raro que hayan aparecido los dos de repente, ¿no? - Preguntó con tono reflexivo antes de mirarte de reojo, como dudando si decir algo más. Tras un par de segundos pareció decidirse a hablar de nuevo. - Tuve un sueño hace un par de noches. - Añadió, sin dar más detalles al respecto. Sabía que no todos veían con buenos ojos el tema de sus sueños.

Asentí ante la apreciación de Ivy. Por supuesto que era raro. Pero por más vueltas que le diese, no se me ocurría ninguna explicación. Aún así, si había algo más detrás, seguro que Gareth lo sacaba en claro.

Un instante después, cuando simplemente comentó lo del sueño, la miré de medio lado, con una mezcla de curiosidad y escepticismo.

- Te escucho. - Le dije, sin tener realmente nada mejor que hacer mientras el inútil no salía del baño. Probablemente necesitaría ayuda con la herida para bajarse los pantalones, pero ya podían joderle vivo.

Entré en los baños y no perdí un segundo. Me acerqué con las muletas hasta los espejos y una vez allí dejé las muletas de lado. Me miré en uno de ellos mientras llevaba ambas manos a la nuca para quitarme el collar. Tenía una pinta horrible. El pelo se me había empapado y se empezaba a secar pegado a la cabeza. El peinado perfecto que me habían hecho en el rodaje había desaparecido completamente para dar lugar a un pelo descuidado. Hasta parecía sucio. La ropa calada no ayudaba en nada a mi imagen y el agujero en el pantalón me daba pintas de mendigo. Espero que no me hayan acado ninguna foto, vaya pinta. Podría pasar por mendigo seguro.

Me metí el anillo en el bolsillo interno de la chaqueta, no quería deshacerme de él, pero no podían verlo. Tenía que ser normal y el anillo había calificado a Nora de friki. Más aún. una vez asegurado el anillo me peiné en el espejo. tardé bastante, hasta que mi pelo se pudiera considerar medianamente aceptable para alguien de mi estatus. Algo muy difícil de conseguir después de haber estado bajo la lluvia, pero me sabía algunos trucos. Cuando le di el visto bueno a mi aspecto saqué el móvil. Quería ver si había cobertura y si mis primos habían preguntado por mí.

Le dediqué a Milton una pequeña sonrisa, aunque me hubiera explicado lo que era la Clave seguía preocupándome. Sin embargo ese chico me resultaba agradable, quizá porque después de mi “arranque” era el único que mantenía su amabilidad intacta, incluso Amber se había distanciado. Me levanté de la silla para no tener que mirarle desde abajo.

Sopesé la oferta de ver el resto del edificio, miré a Milton y después a la puerta. Dudaba si aceptar o no, por un lado tenía mucha curiosidad, por otro me preocupaba que ver más solo sirviera para enredarme más en todo aquello y no estaba segura de quererlo. Tras unos segundos tomé mi decisión, al fin y al cabo parecía que no me iba a mover de allí en un tiempo, así que mejor que sacara algo en claro y eso me mantendría distraída.

-¿Me puedes prometer que no me obligarán a hacer nada que no quiera?- le sonreí una vez más antes de continuar.- Gracias, estaré encantada de ir contigo, la verdad es que el edificio me parece soberbio, me gustaría ver más.

La voz de Ivy se volvió átona cuando comenzó a hablar perdiendo toda su modulación. - Yo estaba delante del Instituto y éste parecía retorcerse de dolor. Las paredes parecían vibrar. - Explicó, sin dar demasiados detalles, sabiendo que nunca has sentido demasiado interés por sus extrañas habilidades. Si es que era verdad que las tenía. - La sangre de los antiguos Cazadores empezó a brotar de la piedra del castillo, al principio goteando lentamente, como si se hubieran abierto sus poros, y después se deslizaba abundantemente. - Con cada frase parecía coger más ánimo en su narración, pero su tono sigue siendo neutro. - Era como si el edificio estuviese dolorido. Como si le hubieran arrancado algo que debía estar en él y todo su ser se rebelase contra ello. 

La joven parpadeó y se giró hacia ti, ruborizándose tímidamente. - No sé qué significa. - Confesó, encogiéndose de hombros antes de apartar la mirada rápidamente, para dirigirla hacia la puerta de los baños.

Tras poner el anillo a buen recaudo y colocarte el pelo sacaste el móvil y desbloqueaste la pantalla. Como esperabas tenías varios mensajes de whatsapp en el grupo de tus primos, subiste hacia arriba hasta llegar al último mensaje que leíste y continuaste desde ahí:

Jane: Yo estoy en el taxi ya. Ethan, y si te vas de ahí y nos esperas fuera? A ver si es una fan loca... Piensa en John Lennon!!!!! XDDDDD

Dany: XDDDDDD

Dany: Tíos, el fulano este cada vez apesta más. No vuelvo a montar en metro en la vida :S

Jane: Sólo se te ocurre a ti

Dany: Ya, me parecía pintoresco... Para meterme en ambiente antes de ir a los suburbios y eso

Jane: Pues mira cómo te ha salido el tema, vas a apestar a jalapeños toda la noche

Dany: :S

Jane: Al final hasta te creerás que eres uno de ellos XD

Dany: CALLAAAA

Jane: XDDDDDDD

Jane: Ethan? Sigues vivo? O ya te ha matado Morticia?

Dany: Igual se lo están montando en los baños, le habrá dado una droga de esas que te ponen todo cachondo...

Jane: Puaj

Jane: En serio, esto es como para salir en los sucesos "Morticia la camarera droga a jóvenes ricos y apuestos para trincárselos en los baños"

Dany: No era Miercoles?

Jane: Y yo qué sé?

Jane: Ethan, estoy llegando, dónde estás?

Jane: Pago el taxi y listo, pero no te veo fuera

Jane: Te has ido a otro local?

Dany: No responde?

Jane: Qué va. Me he bajado ya y no lo veo, voy a mirar dentro

Dany: Quieres que lo llame a ver?

Jane: Sí, dale

Dany: A mí me falta un rato aún

Dany: ok, voy a llamar

Dany: Nada, pero su móvil da señal

Jane: Y si se lo han robado? No me extrañaría nada, eso pasa por juntarse con la plebe

Dany: Si se lo han robado habrá ido a la comisaría, no?

Jane: Te sabes su contraseña del localizador ese de móviles?

Dany: Qué va. Estoy llegando, es la siguiente parada

Dany: Espérame ahí y lo vemos

Jane: Ok, no tardes

Jane: Me he asomado al Starbucks, pero no hay ninguna Morticia, sólo una camarera rubia con cara de lela

Jane: Ethan, estoy con Dany ya, pero no te encontramos. Hemos preguntado a la camarera y nos ha dicho que te fuiste hace un rato tú solo

Jane: No sabemos si te han robado el móvil o si es que has ligado :-/

Jane: Sea lo que sea, si ves este mensaje avísanos, anda, que Dany está muy rayado

Jane: Vamos yendo a los Suburbios y te esperamos allí!

Dany: Llama con lo que sea, tío

Hacía veinte minutos desde el último de los mensajes. En ese momento eran las cinco y media de la tarde y había bastante cobertura. Tenías también varias llamadas perdidas desde los números de los dos.

El muchacho levantó la mano derecha y una sonrisa sincera adornó sus labios. - Prometido. - Dijo, mientras se incorporaba y guiaba la marcha hacia la puerta, esperando que lo siguieras. - Si vuelve Gareth decidle que no tardaremos. - Añadió, mirando a Amber, que asintió en su dirección. Al llegar a la puerta la abrió y esperó a que salieras tú primero, haciendo un gesto con la mano que de alguna manera te resultó curioso en alguien tan joven. Parecía más propio de siglos pasados, de épocas en las que tener los modales de un caballero era importante para los jóvenes.

En cuanto la puerta se cerró a vuestras espaldas, el chico comenzó a caminar, en una dirección distinta al camino por el que habíais llegado. - ¿Qué prefieres ver primero? ¿El área de residencia? ¿La sala de entrenamiento? ¿El laboratorio de Amber? ¿El comedor? ¿La biblioteca? - Ofreció los distintos lugares con voz suave, mirándote a los ojos con una sonrisa amable, como estudiando en tu rostro cuál sería más adecuado enseñarte primero o cuál disfrutarías más visitando.

El gesto estilo scout que uso para su promesa me arrancó una enorme y sincera sonrisa. Me agradaba aquel chico, su voz me tranquilizaba y me hacía querer confiar en él, me sentía cómoda en su compañía. Le seguí hasta la puerta mientras él hablaba con Amber, le dediqué a la chica una pequeña sonrisa triste. Desde que aparecieron en mi interior tenía una montaña rusa de emociones, me sentía un poco bipolar. No podía evitar pasar del miedo a la curiosidad, a la ira, a la tristeza… quería aquello y a la vez no quería, normalmente era una persona bastante estable para mi edad, no era yo misma. El hecho de que Amber no hubiera vuelto a hablarme me provocaba un nudo en el estómago, era como si estuviera enfadada conmigo, como si la hubiera decepcionado, eso no me gustaba. Claramente necesitaba calmarme.

Al llegar a la puerta su gesto trasnochado me hizo sonreír de nuevo, no encajaba nada con alguien joven del siglo XXI pero, no cabía duda, de que encajaba totalmente con el ambiente y el edificio. Salimos al pasillo y caminamos hacia el interior, en dirección contraria a la puerta de salida. Milton enumeró los lugares que podía visitar, quería verlo todo, seguro que todo el edificio era increíble pero, cuando mencionó la biblioteca me entusiasmé. Le miré con los ojos brillantes de emoción, me encantaban las bibliotecas y ya me estaba imaginando como sería. Desde pequeña me encantaban los libros, leerlo o escribir, o simplemente estar entre libros.

-¿Tenéis biblioteca? ¿Una biblioteca de esas con muchos libros antiguos, con polvo y escaleras para llegar a los más altos? Eso encajaría con el edificio.

Escuché con cierta expectación al principio el relato del sueño de Ivy, pero al ver que los dos chavales no aparecían por ningún lado comencé a aburrirme un poco. Normalmente habría sido borde con ella, o le habría dicho que sólo significaba que le faltaba algo en la cabeza, pero siendo amiga de Amber decidí tratarla con respeto.

- Podría ser muchas cosas. - Le dije, como si me lo tomase realmente en serio y fuese algo sobre lo que pensar. - ¿Se lo has contado a Gareth?

Leí los mensajes de mis amigos. Esta vez no me parecían tan graciosos. Seguían bromeando como si nada hubiera pasado, aunque en realidad nada había pasado para ellos. Me dispuse a llamar a Jane para pedir ayuda, pero me lo pensé dos veces. ¿Qué le iba a decir? ¿Qué me habían secuestrado y me tenían en un edificio abandonado? El edificio abandonado y este lugar eran claramente edificios diferentes. Podría darles la dirección, pero tal vez no encontrasen nada allí. No tenían aquella llave... Tenía que conseguir una de esas, definitivamente. Podrían pensar que estaba de la olla, y eso sin contar el echo de que me habían secuestrado seres sobrenaturales aparentemente invisibles para cualquiera menos para mí. Y me tiene que pasar esto a mí entre toda la gente que hay... No, no podía decirles aquello sin quedar como un loco.

Volví al menú de inicio del móvil y pensé unos segundos. Tampoco podía no dar señales de vida, necesitaba una salvaguarda por si las cosas salían más y me retenían en aquel lugar para hacerme pruebas raras. Si las cosas necesitaría su ayuda, aunque ni siquiera sabía si serviría de algo. Algo era algo. Me dispuse a escribir en el whatsapp, solo a Dany.

Dany, estoy bien, no te ralles. Cuando acabe aquí te doy un toque y quedamos. Estoy con la camarera, en el edificio abandonado de la calle del starbucks.

Te llamaré en menos de dos horas.

No me habían quitado el móvil y nada indicaba que fueran a hacerlo. No podía sonar demasiado alarmista con el mensaje. Si conseguía hacerles ver a aquellos tipos raros que era normal y me dejaban ir tendría que inventarme una excusa para mis primos, tal vez que me había hecho daño en la rodilla por alguna caída o algo y había tenido que ir al hospital. ¿Pero si sonaba demasiado alarmista y me dejaban marchar que diría? Eso sería bastante peor. No quería que mis amigos pensasen que estaba loco. Toda mi reputación a la mierda de un plumazo.

Aún así había dejado la pista de la camarera, del sitio y de la hora. Si desaparecía sabrían donde buscar. Sabía que no lo harían esa noche, ya que se pensarían que estaba teniendo relaciones con Nora- Dios, que asco-, pero sí cuando no supieran de mí al día siguiente y les llamasen mis padres a mis primos. Era todo lo que podía hacer, porque contar la verdad quedaba completamente descartado.

Cuando escribí el mensaje me coloqué bien la chaqueta y terminé de retocarme el peinado. Respiré hondo para darme fuerzas mientras salía con la ayuda de las muletas del baño.

Cuando saliste del baño, con el móvil bien guardado y el anillo a buen recaudo, te encontraste a Émille e Ivy sentados en un banco en el pasillo, frente a la puerta. Parecían estar hablando cuando llegaste y la conversación se detuvo de inmediato.

La muchacha negó con la cabeza antes de hablar. - No todavía. Estaba esperando a ver si tenía algún otro sueño que me aclarase un poco el tema antes de decirle nada. Pero ahora que ha sucedido esto... No sé, quizá se lo cuente después, o... - Ivy se detuvo de inmediato al escuchar la puerta del baño abrirse. Por ella salió Ethan, caminando con las muletas. Por algún motivo, el muchacho parecía tener mejor presencia que cuando entró.