Partida Rol por web

Nunca antes había estado en aquel lugar. Era como una especie de mezcla entre un taller mecánico y un laboratorio. Me hubiera sorprendido encontrar un lugar así en el instituto en cualquier otro momento, pero en aquel preciso instante mi cabeza tenía otras prioridades. Me disponía a contestar a Amber cuando Emille entró.

Asesiné a Emille con la mirada nada más empezó a hablar. Se había enterado de todo. Apreté la mandíbula con fuerza y miré a Amber, cabreado. Me guardé el móvil en el bolsillo. Vaya mierda. Todo esto para nada. Bueno, sí, para darle una lección al gilipollas.

Ese gilipollas la lió en rodaje. Dije, cabreado. Iba a joderle la vida, no iba a parar hasta que lo echasen. Casi mata a una amiga, le rompió el tobillo. Andrea dejó todo el material del rodaje suelto y le cayó una grúa encima. Le ha destrozado la carrera y podría haber matado a alguien. Es un puto inconsciente, ni siquiera se arrepentía. ¡Parecía incluso orgulloso porque me había dado 10 minutos más para estudiarme el guión por el accidente!

Cogí aire, fingiendo cabreo. Había decidido que lo mejor sería ceñirme a la profesionalidad. No me debía importar lo de la homosexualidad, porque no era homosexual. Era un trabajo. Pero no lo dejó ahí. Cuando me tocó rodar Andrea debió grabarlo todo y subirlo. Mi tono se endureció. El muy capullo ha subido el vídeo antes de que se emitiese. Van a denunciar, y no solo eso. Van a echar a mucha gente por su culpa, la productora ha mandado un mensaje advirtiéndolo. Se piensan que ha habido un sabotaje desde dentro y van a echar a mucha gente por su puta culpa. ¡Y el tío ni siquiera se da cuenta de la que ha liado! ¿De donde lo han sacado?

Ah! Dije, como si hubiese recordado algo, aunque en realidad no se me había pasado. Y al tío no se le ocurrió otra cosa que amenazar con dos cuchillos seraphines a un compañero de rodaje solo por poder verles, cuando claramente no era una amenaza, estaba acojonadísimo.  Además, se aseguró de que él supiese que me conocían y que venían conmigo, delatándome por completo. Es que el tío no tiene ni puta idea de lo que hace.

Cuando vi la mirada que el rubito me dedicaba simplemente me encogí de hombros. No era mi culpa ser tan listo, ni que el pervertido fuera tan tonto. Sin embargo, cuando empezó a hablar y a contar todo lo sucedido mis ojos se abrieron con sorpresa, y no contuve aquella sonrisa que luchaba por crecer en mi boca. Sólo con los primeros detalles y aquello de que se había mostrado orgulloso ya fue suficiente para que mirase a Ethan alzando las cejas e interviniese con un tono insidioso.

- No sabes lo bien que sabe decir que te lo advertí. - Señalé sacando pecho, antes de seguir escuchando las otras cosas que aquel tarado había hecho. Finalmente fue inevitable reír entre alguna de sus frases. Aquello era la bomba. Ya cuando añadió lo del que podía verles tuve que contenerme. Mi boca quería preguntarle si por eso había estado consolándole después, pero sabía que no era buena idea: esta situación era lo mejor que me había pasado en toda la semana, y no iba a estropearla tan rápido.

- Yo creo que nos lo han mandado de Italia para librarse de él. - Contesté después, antes de hacer una pausa para intentar ponerme un poco más serio. - Deberías contárselo a Gareth., te escuchará.  Ese tío es un peligro y Gareth debe saberlo. Y más si va a poner en peligro las relaciones con subterráneos que nos ha costado tanto forjar. Además, se supone que estamos para proteger a los humanos. No para tirarles grúas encima y sentirnos orgullosos. - Aseguré. Y dicho aquello me dirigí a ambos.

- Y si todo eso aún así le da igual... ¿Qué será lo de la chica? Era lo único por lo que estaban preocupados. Tiene que ser mucho peor. - Señalé, antes de hacer un gesto hacia Amber, pendiente de lo que ella dijera. Entonces guardé silencio un instante, mientras pensaba otras opciones. - ¿Una violación? - Pregunté, alzando una ceja, escéptico ante aquella idea. Andrea no tenía los huevos para violar a nadie, y lo intentase con quien lo intentase le daría una paliza antes de que él pudiera defenderse. - ¿Tocarla mientras duerme?

La expresión de Amber había ido mudando a una de completo asombro con cada porción de información que recibía de los dos muchachos. Abrió la boca para responder a Émille, pero antes de que lo hiciera siguieron contando más y más y para cuando terminaron la chica estaba anonadada.

- ¡Por el ángel! - Exclamó, parpadeando rápidamente. - Ese tipo es un inconsciente de verdad además de un verdadero cerdo, ¿no? - Se quedó callada un instante, miró al ordenador y luego a Ethan, entrecerrando un poco los ojos y levantando el dedo índice. 

- Vale, si voy a ayudarte a hackear ese teléfono necesito que me prometas que no vas a hablarle de esto a Deirdre ni a Gareth. - Hizo una pequeña pausa antes de añadir otro nombre. - Ni a Alice. - Una pequeña sonrisa de medio lado, traviesa, asomó a sus labios. - Lo que he tenido que hacer para dejar de vivir sin adsl aquí dentro no les gustaría demasiado. 

Con estas palabras se levantó y empezó a apartar papeles de una mesa hasta que debajo de ellos apareció un portátil de última generación. - Émille, enciende el router, por favor. - Pidió sin mirar al muchacho, dando por hecho que sabía que el aparato al que se refería estaba dentro de un armario y tenía aspecto de caja metálica cubierta por extrañas runas, cables y luces de colores. - Y acércame el cable. 

Mientras esperaba a que su amigo hiciese lo que le había pedido, ella fue encendiendo el portátil y miró a ambos. - Andrea tiene un iPhone, ¿no? ¿Supongo que no nos sabemos su nombre del Apple Store?

Al escuchar a Amber exclamar de aquella manera tuve que contener la risa. Ya se había escandalizado el día que conocimos al asqueroso con aquel asunto de Nora, y desde luego la cosa no mejoraba para el italiano. Y un instante después, cuando empezó con lo de "si voy a ayudarte..." sonreí. Si decía aquello es que iba a hacerlo. Aguardé entonces, expectante, mirando la pantalla para ver lo que hubiera que ver cuando la magia comenzase, pero antes que eso llegaron órdenes de Amber.

De inmediato me dirigí a aquel extraño aparato y lo encendí. Aún no tenía claro qué parte de todo lo que Amber hacía le correspondía a esa cajita, pero sabía que era necesario para conseguir joder a Andrea, y eso sera suficiente. Luego le acerqué el cable antes de volver a mirar a la pantalla, atento.

Al escuchar la pregunta de mi amiga no supe qué responder. La miré durante un segundo, intentando entender a qué se refería, antes de que las piezas encajasen en mi cabeza. - Prueba con Pervertido69. - Propuse, bromeando por el buen humor que los acontecimientos me habían provocado. Luego miré alrededor, preguntándome qué podía hacer yo, antes de optar por utilizar las últimas cosas que había aprendido para ayudar a mi amiga.

Ignoré el comentario de Emille. Tenía razón, no tenía que haber ido con Andrea, pero tampoco me quedaban demasiadas opciones. Desde luego no iba a ir con él, había demostrado que haría cualquier cosa que creyese necesaria para hacer lo que él considerase oportuno. Como cuando me lanzó la lanza al pie.

Se lo pienso contar a Gareth, descuida. Dije, no de muy buen humor. Pero primero tengo que pensar como hacerlo. Me acabo de enterar ahora, si llego a ir directamente donde él, probablemente la habría cagado.

No diré nada. No mentía, Amber era una de las pocas personas del instituto que me caía bien, no iba a chivarme porque sí. Cuando vi lo que hacía mis ojos se abrieron como platos. Tenía internet dentro del instituto y yo tenía que ir afuera y sentarme en la acera como un mendigo.

Wow. Exclamé, sorprendido de que Amber tuviera el acceso y, más aún, de que conociese tanto sobre ello. Creo que voy a visitarte más a menudo...

Dejé escapar una risotada que acabó provocándome un breve pinchazo en la herida del viente. Ya no dolía como antes, poco a poco se iban cerrando y el iratze pronto estaría completo. ¡Bendito sea el ángel y sus runas! 

- No, ten - dije sacando el teléfono. Pasé el dedo un poco sobre la pantalla y el vídeo empezó a reproducirse. - Material de primera calidad, amateur del bueno, auténtico - observé mientras le daba el aparato. - Vídeos como estos no se encuentran en ningún lado.

Me acerqué a la escalera y poco a poco fui bajando pensando en lo que acababa de ocurrir. - Oye Carlo... - susurré. - No puedo perdonarlo por esto que acaba de hacerme - dije muy seriamente. - Ha intentado matarme. Espero que no se me vaya la cabeza nunca, porque ahora mismo quiero aprovechar la más mínima oportunidad e intentar matarlo yo.

- Tsk. - Respondió Amber a la broma de Émille, aunque una sonrisa de medio lado desmentía su reproche. - Lo preguntaba en serio. Eso haría que fuese mucho más rápido. 

Entonces miró a Ethan y soltó una carcajada  con sus últimas palabras. - Mientras no interrumpas mis experimentos puedes venir cuando quieras. - Ofreció antes de echar un vistazo más detenido al muchacho. - Oye, en serio, tienes una pinta horrible. Esa herida es bastante fea. ¿No deberías hacerte un iratze?

Mientras hablaba fue enchufando el cable en el portátil, lo dejó encima de algunos papeles sobre la mesa y acercó una silla para colocarse delante. 

Tomó aire despacio y miró a Émille con complicidad. - Gracias. - Miró la pantalla un instante y luego a los chicos. - Pero sin tener el aparato delante necesitaría otro hype más para hacer algo realmente impresionante. - Hizo una pequeña mueca y se encogió de hombros con resignación. - Tendrá que ser a la manera tradicional y eso llevará un rato. Voy a estar muy concentrada, todavía soy una aprendiz, así que no habléis muy alto. 

Con estas palabras se giró hacia el ordenador y empezó a teclear a toda velocidad.

Carlo cogió el teléfono sin soltarte y empezó a ver el vídeo con una sonrisa socarrona en los labios. - Oh, sí, nena... - Murmuró con tono divertido mientras empezabais a descender por las escaleras. - Es el mejor puto vídeo de la historia. - Añadió con una risa maliciosa. - Cada vez que me cruzo con Nora me viene a la mente. 

Se puso un poco más serio al escuchar las siguientes palabras de su amigo e hizo una pequeña mueca. - No creo que ese mariquita quisiera matarte ahí delante de todos. Cuando te desmayaste se asustó como una nena y salió corriendo. - Arrugó el rostro. - Y no puedes matarlo, tío. La ley es dura, pero es la ley. - Citó una de las máximas más repetidas de los cazadores de sombras. - Si te lo cargas y te pillan te encerrarán bajo la Ciudad Silenciosa para siempre. Eso es mucho más grave que matar a un asqueroso subterráneo.

Asentí a las primeras palabras de Ethan. Que se lo contase a Gareth era algo bueno. Aunque aquello de no ir directamente y pararse a pensar cómo hacerlo demostraba lo jodido que estaba de la cabeza. Putos actores manipuladores. Luego lo miré de medio lado cuando dejó claro que sólo vendría por el internet, pero no llegué a decir nada. Tenía algo más importante de lo que estar pendiente.

Luego, ante la respuesta de mi amiga, me encogí de hombros, como si aquello hubiera sido realmente en serio. Seguí escuchándola después, pasando del asunto del iratze. Que tardase un rato era una mierda. Hice repaso mental, pensando en quién podría echarnos una mano para darle otro hype, pero no se me ocurrió nadie que estuviera en el Instituto y a quien quisiera darle las explicaciones oportunas, así que opté por otro plan.

- Supongo que si lo borra antes estamos jodidos. - Enuncié, antes de dirigirme al rubito. - Venga, te hago un iratze y un par de runas más para que estés a punto, y nos vamos a entretenerlo, ¿te hace? Si quieres se la lías otra vez, o haces como que negocias con él para no ir a hablar con Gareth, o cualquier mierda. - Me ofrecí, ya con la estela en la mano.

Sonreí a Amber. No te darás cuenta ni de que estoy aquí. Respondí, algo más animado. La verdad era que tener internet dentro del instituto mejoraría mi estancia enormemente.

Asentí a Emille. Había que darse prisa, teníamos que entretener a Andrea o robarle el móvil bueno o algo. No podía escaparse de rositas. No iba a hacerlo. Vale, date prisa. Le apremié. sabía que probablemente no le haría mucha gracia que le metiese prisa, pero tampoco me importaba. Vamos a ver si estñan fuera y, si no lo están les esperamos fuera. Salir es la única manera de conseguir conexión a la red, ¿verdad?

Me apresuré a hacer varias runas sobre la piel del rubito. La iratze fue sólo la primera. Luego le siguieron otras seis y, para cuando terminé, tenía una enorme sonrisa en los labios.

- Hacemos una cosa. - Le dije mientras dibujaba. - Tú ve arriba, yo fuera. El que antes les vea, perdida al otro. - Expuse con rapidez.

- Hablar en lenguas para que les entiendas cuando planeen cómo darte caza. - Expliqué. - Mendelin para que no puedan verte. Sigilo y sin sonido para que tampoco puedan oírte. Agilidad por si las cosas se ponen feas. - Dije antes de mirarle a los ojos. - Y rapidez para que puedas moverte cinco veces más rápido que ellos, aunque podrías quedar agotado después. - Enumeré. Luego hice una pausa. Aquello era como cazar demonios, pero mejor... Cazar pervertidos.

- Amber, cualquier cosa, péganos un toque. - Enuncié antes de salir del lugar.

Cuando Emille terminó fruncí el ceño, preocupado. Joder, macho... En el próximo rodaje voy a tener que pasarme la vida en maquillaje, tendré que avisar de esto. Comenté, como si aquello fuese lo más importante en aquel momento. Con cada runa que me ponía mi ceño se fruncía más, como si algo en todo aquello no estuviese del todo bien.

Vale, pongámonos en marcha. Dije al final, intentando quitar el próximo rodaje de mi cabeza. Iba a tener que dar explicaciones. Yo arriba y tú a la salida.

Gracias por todo, Amber. Me despedí, antes de encaminarme en busca de la alimaña italiana.

- ¡Ya hombre, si era broma! - reí no muy convencido de ello. La ley es dura pero es la ley, ya lo sé. Pero peor es tener que soportar a ese par de idiotas tratando de asesinarme en cada rincón. 

Le pedí de nuevo el teléfono extendiendo la mano y lo volví a guardar. Lo primero que tenía que hacer era subir el video de Nora a la nube para no perderlo y entonces ya podría borrar las pruebas del delito. 

Continué bajando las interminables escaleras poco a poco. Cuando me quise dar cuenta el iratze ya estaba casi completo y apenas solo quedaba un picor sobre la piel. - Oye a veces pienso en el iratze y tengo una teoria. Creo que nos cura a cambio de matarnos un poquito. Piénsalo bien, nos regenera a una velocidad increíble, probablemente acelere el metabolismo tanto que nos hace envejecer. 

Las escaleras parecían no terminarse nunca. Si normalmente ya te daba pereza recorrerlas, estando herido era un suplicio terrible. Por suerte, el iratze iba haciendo su trabajo y cada vez necesitabas menos el apoyo de Carlo.

- Pues si yo fuera tú, tendría ganas de matarlo. - Respondió tu amigo, volviendo a mirar la pantalla donde Nora se duchaba. - Pero sería muy arriesgado.

Carlo te tendió el teléfono cuando el vídeo terminó y una amplia sonrisa se había instalado en sus labios. Escuchó tu teoría con atención para terminar asintiendo con la cabeza. 

- Eh, tío. Eso podría ser. Nadie sabe cómo funciona exactamente y al fin y al cabo, la mayoría de los nephilim mueren pronto, así que no se notaría esa diferencia.

Con esta conversación llegasteis a la primera planta, donde estaban las habitaciones.

Amber hizo un pequeño gesto con la mano como despedida. Parecía completamente concentrada en lo que tenía entre manos en el ordenador, una sucesión de códigos que a ti no te decían absolutamente nada.

Totalmente invisible subiste las escaleras a buen paso. Era extraño el silencio que te rodeaba, ni siquiera tus pisadas parecían hacer ruido incluso aunque fueras casi corriendo. Cuando estabas llegando al primer piso te detuviste de golpe. Desde donde estabas podías ver a Carlo y Andrea terminando de descender las escaleras y metiéndose por el pasillo que llevaba a las habitaciones. Iban hablando entre ellos, aunque desde donde estabas todavía no podías escuchar bien lo que decían.

Amber hizo un pequeño gesto con la mano como despedida. Parecía completamente concentrada en lo que tenía entre manos en el ordenador, una sucesión de códigos que a ti no te decían absolutamente nada.

Subiste las escaleras y te dirigiste a la puerta del castillo sin cruzarte a nadie en tu camino. El vestíbulo parecía desierto cuando llegaste a él. 

Maldije para mis adentros al no ver al mierdecilla ni dentro ni fuera. Con lo que había dicho Ethan creía que estaría aquí, y no había sido complicado decidir mandarle a él arriba, pero quizá me había equivocado. Sólo por si acaso decidí esperar algunos minutos, alerta.

Corrí hacia los italianos mientras sacaba el móvil y le daba un toque a Emille. Si las cosas se ponían feas iba a necesitar su ayuda. Quería ver si Andrea tenía el móvil en la mano, ya que, si lo tenía, no dudaría en quitárselo y correr con la runa que me había puesto Emille para que no pudieran atraparme.

Si no lo tenía a la vista... Tendría que esperar a Emille. No iba a poder ganar a Andrea si contaba con la ayuda de Carlo. No te vas a salir con la tuya. Voy a ir a Gareth con pruebas.