Partida Rol por web

El despacho de Deidre estaba en el segundo piso, tras una puerta de madera con runas sobre ella. Más allá el pasillo se asemejaba al de la primera planta, con muchas puertas que se abrían a ambos lados. Tras llamar con los nudillos una voz masculina, presumiblemente la de Gareth, autorizó el paso. 

Te encontraste entonces en lo que parecía ser un despacho, con una mesa en el centro y estanterías con algunos libros y carpetas al fondo. El hombre estaba sentado tras la mesa, examinando un libro que tenía sobre la mesa, en el que algunos nombres se mostraban a modo de esquema, como un árbol genealógico. 

Al verte entrar levantó la mirada y te hizo un gesto para que te sentaras frente a él. Tamborileó con los dedos sobre la mesa antes de hablar con tono serio.

- ¿Qué fue eso en casa de Ethan? El chico podría haber muerto. - Enunció, escrutando tu rostro. - Yo no te estoy entrenando para que ataques a otros nephilim, Émille. 

Cuando entré en el despacho ya lo hice con la cabeza baja. La sumisión y el arrepentimiento eran reales, aunque sabía que los motivos no eran los que mi mentor querría. Pero no podía dejar que dejase de tenerme en cuenta y confiar en mí. De prepararme.

- Asumo la culpa, y reconozco que fue desproporcionado. - Expuse. - Pero por otro lado, nunca ha corrido peligro. - Dije, antes de emitir un suspiro, sin saber si lo que iba a decir iba a mejorar o empeorar las cosas. - Conseguí lo que esperaba, no me pasé de fuerza, ni tampoco me quedé corto. Sabes que domino lo suficiente como para no matarlo sin querer. Evalué mal la situación. En el momento creí que había motivos para hacer eso, pero me equivoqué. - Expliqué, antes de alzar la mirada. - No volverá a pasar.

- Eso espero. - Dijo Gareth con seriedad. - Porque si vuelve a pasar tendré que tomar medidas, Émille. El respeto a nuestros compañeros es fundamental. Ningún nephilim tiene derecho a arriesgar la vida de otro, por muy seguro de sí mismo que esté.

El hombre parecía enfadado, pero también cansado. No te cabía duda de que si no tuviera encima todas las cosas que tenía, estaría siendo mucho más duro. - Sé que eres bueno, pero también sé que eres arrogante. No eres infalible,muchacho. - Enunció, frunciendo el ceño. - Y evaluar mal esa situación podría haberle costado la vida a Ethan. - Alzó la mano, deteniendo cualquier posible excusa que pudieras dar. - Me da igual que tú creas que no había riesgo. No podías conocer todas las variables. Había riesgo. - Afirmó. - Ese chico podría haber muerto por tu culpa. Atacar a un compañero nunca es justificable. Espero que te lo metas en la cabeza.

Aquella bronca no me parecía justificada. Ethan se lo había buscado, y yo no iba a fallar. Además, poseía invisibilidad y limpieza, podríamos haberle perdido. Pero estaba claro que Gareth no estaba para escucharme. Y si algo sabía hacer era portarme como un soldado, de modo que no dije nada hasta que él terminó, manteniéndome imperturbable.

- No volverá a ocurrir. - Volví a asegurar, guardándome lo que pensaba. Hablar de más sólo iba a servir para enfadarle. Y todo por culpa del pervertido. Sin embargo, sabía que aquello sólo serviría para aparcar el asunto, pero no para contentarle. - Buscaré cómo compensarle. - Afirmé entonces, sin estar seguro de si realmente iba a hacerlo.

Tu mentor asiente entonces con la cabeza, complacido con tu última afirmación. - Bien entonces, puedes irte a descansar si quieres. Que no se repita.

Sin embargo, antes de que puedas levantarte hace un gesto con la mano llamando tu atención. - Una cosa más, Émille. El anillo de Nora... Tiene algo. No se lo digas a ella, no quiero que se asuste, pero Alice e Ivy detectaron magia en él. Tú vas a estar mucho rato con ella. Hasta que podamos investigarlo, mantente al loro, ¿de acuerdo? Quien sabe si podría ser eso lo que buscaban en su casa.

Asentí una vez más a las palabras de Gareth, y me disponía a despedirme y levantarme cuando su gesto me detuvo. Escuché lo que tenía que decir y asentí de nuevo.

- Estaré atento. - Aseguré, antes de hacer una pausa. - Aún así, ella tiene detección, se dará cuenta. - Expuse, antes de lanzar una idea. - Podríamos hacer una réplica para no asustarla y poder investigar el real con calma. - Propuse. - Lo mejor sería hablarlo y que nos lo dejara. Puedo decirle que es para comprobar mejor su linaje y que se quede tranquila, ya se lo explicaremos bien cuando estemos seguros de qué se trata. Pero si no quieres siempre tenemos la otra opción.

No te costó darte cuenta por la expresión de tu mentor de que la opción de darle el cambiazo a Nora no le agradaba en absoluto. Finalmente asintió a tu otra propuesta, aunque no parecía estar totalmente convencido.

- Lo pensaré esta noche. Por ahora, tú mantente alerta. - Hizo una pequeña pausa. - Y cuenta con Milton. Esa chica parece interesada en él, será más sencillo que confíe en él que en ti. No tienes que encargarte de esto solo, no lo olvides.

Ni de coña. Ni de coña iba a dejar que Milton el alternativo se encargase de esto - también - y se llevase los méritos. De modo que simplemente asentí a las palabras de Gareth, decidido a hacer que Nora me diera el anillo a mí sin pedir ayuda a nadie. Cuando él me diera su aprobación, claro.

Finalmente me puse en pie, dispuesto a despedirme de él y marcharme si no tenía nada más que decirme.

- Que pases una buena noche. - Te deseó Gareth al ver que te levantabas. Mientras salías por la puerta pudiste ver cómo sus ojos se dirigían de nuevo al libro que tenía sobre la mesa.

Cuando al día siguiente empezaste a buscar a Gareth terminaste de nuevo en el despacho. Tras llamar a la puerta escuchaste su voz dándote permiso para entrar. Dentro estaba también Deirdre, pero parecía estar marchándose y tan sólo te hizo un breve gesto de saludo con la cabeza antes de salir del despacho. 

Gareth estaba sentado tras la mesa y sobre ella estaban los mismos libros que la noche anterior y algunos más, pero cerrados. 

- ¿Todo bien? - Te preguntó en cuanto entraste.

- Todo perfecto. - Asentí. - Ahora iremos a por sus cosas. Hoy les dejaré un par de códices y empezaré a hablarles de todo esto de cero. Me ocuparé de que evitaremos a Andrea lo máximo posible para no caer en situaciones incómodas todavía. - Aseguré.

- Quería saber qué quieres que haga con respecto al anillo.

Gareth asintió a tus planes y con tu última pregunta hizo una mueca antes de quedarse pensativo varios segundos.

- Si ves la forma de hacerte con él sin dar demasiadas explicaciones, ni forzar la situación, hazlo. - Dijo finalmente. - Pero no quiero que se sienta incómoda, así que si no estás seguro, deja las cosas como están.

- De acuerdo. - Asentí con gravedad, disponiéndome a salir del despacho de nuevo. - ¿Quieres que le pida el suyo también a Ethan? - Me ofrecí, esperando su respuesta para marcharme.

Gareth negó con la cabeza. - No. El de Ethan no tiene nada raro. Ninguna de las chicas ha notado que haya magia en él. 

Hizo una pausa y antes de que te fueras añadió algo más. - Émille. Mantenme informado de sus progresos y de cualquier cosa que suceda. 

Asentí a las últimas palabras de Gareth, comprometiéndome a informarle de todo. Sin embargo, antes de irme decidí rescartar mi conversación con Scott.

- Podría ser útil para conocer su procedencia. - Le dije a mi mentor. - Conocer su antigüedad podría decirnos qué candidatos Fairchild son posibles, y para eso habría que examinarlo. Es parecido a lo que le voy a decir a ella, y en su caso es totalmente cierto.

Tu mentor se quedó pensativo un par de segundos, valorando tus palabras y finalmente asintió. - De acuerdo, si ves la forma de pedírselo también a él sin forzar la situación, adelante. - Se frotó la frente en un gesto cansado. - Confío en ti, Émille. Tenlo en cuenta. 

Aquellas últimas palabras, que tendrían que haber sido un cumplido, fueron más bien como una losa. Vaya responsabilidad salida de la nada. Sin embargo simplemente asentí, conforme, antes de marcharme. Más me valía hacer las cosas bien. Estaba claro que había mucho en juego. Y por mucho entendía la forma que tenía Gareth de verme.

Al día siguiente, después del entrenamiento con los dos patanes, decidí pasarme por el despacho de Gareth. Me había dicho que le mantuviera informado, y eso iba a hacer.

Cuando acudiste al despacho de Deirdre y llamaste, fue la voz de Gareth la que te dio permiso para pasar. Al entrar lo encontraste sentado tras la mesa del despacho, estudiando con aire de aburrimiento un grueso tomo. Las ojeras bajo sus ojos y algunas arrugas en su rostro señalaban el cansancio y las preocupaciones que estaba acumulando en los últimos días. 

Al verte suspiró, apartando los ojos del libro y se echó hacia atrás en la silla, haciéndote un gesto para que tú también tomaras asiento.

- Hola, Émille. ¿Cómo va todo?