Partida Rol por web

Aún no está decidido, pero puede que sí. Dije en tono amable, dedicándole una sonrisa agradable a Amber. Después miré a Gareth y asentí a sus palabras. Habría preferido que nos dijera todo en aquel momento, pero tal ve fuese demasiado pedir. Además, había mucho que hablar.

Vale. Asentí al plan de Emille. Además, tengo que hablar contigo, Nora. Odiaba tener que pedirle un favor a la chica, pero no había otra opción. Tenemos que hablar sobre lo que le vamos a decir a la policía y a mis amigos. Sabían de ella, no había otra posible coartada. Tenía que ser, muy a mi pesar, Nora.

La niña te miró sorprendida mientras terminaba de colocar los vasos. - ¿Te vas a volver a Florencia ya? ¡Si acabáis de llegar! - Exclamó, frunciendo el ceño y dejando a un lado el resto de tus palabras. - Yo no quiero que te vayas tan pronto, ¿no te ha gustado Londres o qué?

Amber miró con curiosidad a Émille y se dispuso a seguirle, encogiéndose de hombros hacia Nora y Ethan. - Bueno, pues nos vemos ahora en la cena. - Dijo, haciendo una mueca simpática. - Me alegro de que os quedéis... O lo penséis al menos. - Matizó, mirando a Ethan. 

Con estas palabras se dio la vuelta y caminó rápido para ponerse a la altura de Gareth y Émille y pronto los tres desaparecieron por el pasillo. 

Gareth se dio la vuelta al ver que los dos jóvenes trataban de alcanzarle y ralentizó un poco su paso para que pudieran hacerlo. Entonces miró a Émille y le hizo un gesto con la cabeza. 

- ¿Ha pasado algo? - Preguntó con tono cansado, pero sin el enfado que había mostrado en la casa de la familia de Ethan. 

Ivy sonrió ante la amabilidad de Nora y suspiró con un gesto de agotamiento mientras negaba con la cabeza. - No, no te preocupes. Tengo que estar en esa reunión. Y además comer me vendrá bien. Siempre me sienta bien después de... Bueno, ya sabes. De ver cosas. - Hablaba con timidez y su expresión era un poco ausente, pero había una cierta complicidad en su forma de dirigirse a Nora, como si esperase entenderse mejor con ella ahora que sabía que compartían ese poder en común.

- Espero que haya cocinado Scott. - Añadió mientras os esperaba para seguir al resto por el pasillo. - Deirdre sólo sabe preparar acelgas y huevos escalfados. - Hizo una pequeña mueca con la boca y se apoyó un poco en la barandilla de las escaleras, esperando a que os pusierais en marcha para enderezarse.

Al ver que Gareth ralentizaba el paso me apresuré un poco más, aunque me aseguré de no decir nada hasta que Amber nos hubiera alcanzado.

- Más o menos. - Dije. - En realidad es una tontería de alguien totalmente infantil, pero no es el mejor momento para esas chorradas. - Enuncié, preparándome para explicarle mi visión de lo que había pasado.

- Ya han escogido armas y me he encargado de que quieran entrenar. Ya sabemos cuáles son sus poderes. Pero no están seguros de quedarse. - Expuse antes de hacer una pausa. Toda mi postura corporal era resolutiva, mostrando que si en medio de todo esto le molestaba con algo así era porque tenía que saberlo. - Nora ha pillado al italiano rubito desnudo después de un rato espiándola en la ducha. - Dije. - Él no se estaba duchando ni nada, sólo había ido a tocarse mirándola. - Afirmé.

Gareth se detuvo al escuchar tus palabras y se giró para mirarte durante un par de segundos en un completo silencio. - Por el ángel. - Murmuró para sí mismo poniendo una cara que conocías muy bien. La cara de "Ya estoy harto".

- Lo que nos faltaba. Un maldito salido. - Dijo en voz alta antes de volver a caminar de nuevo. En sus mejillas podías ver la línea de sus mandíbulas, remarcando que su humor acababa de empeorar varios puntos.

- Espera... ¡¿Qué?! - Exclamó Amber mientras sus ojos se abrían enormes por la sorpresa. - ¿En las duchas? ¡Pero qué puto cerdo pervertido! - Tu amiga parecía estar completamente indignada.

Una vez hube informado a Gareth le dejé caminar un paso por delante mientras respondía a Amber.

- Lo que me jode no es eso. - Le dije. - Por mí como si se folla a una oveja. - Aseguré, sin cortarme un pelo en que mi mentor escuchase lo que iba a decir. - Lo que me jode es que lo haga con una invitada que no sabe si quedarse o no y que está bajo nuestra protección. Se ha cargado todo el trabajo que he hecho con ella por pelársela como un mono. Y no tiene huevos a hacerlo con cualquiera de vosotras, no. Escoge a la única que no puede defenderse, como si esto fuera un puto campamento de verano y él hubiera venido de vacaciones.

No te costó notar que tu mentor había apretado el puño de la mano derecha mientras seguía caminando hacia el comedor. 

Amber, mientras tanto, te miraba con los ojos brillantes por la rabia. - ¿Pero de dónde ha salido ese tío? ¿Se puede ser más... más... ¡asqueroso!? - La ira fue dejando paso a la preocupación mientras su mente empezaba a funcionar a toda velocidad. - ¿De verdad crees que pueden decidir marcharse por eso? Eso podría ser muy peligroso para ellos. Y todo por un niñato hormonado. ¿Pero cuántos años tiene? ¿Doce?

En mi fuero interno me sentí bien al ver la reacción de Gareth y la respuesta de Amber. Sí, el tío era un completo asqueroso, eso estaba claro. Tan asqueroso que no debía tener cabida en este Instituto.

- No, no se puede ser más asqueroso. - Afirmé respondiendo a mi amiga. - El problema es que no son conscientes del peligro que corren. Nora un poco si, porque tuvo esa visión, pero Ethan... Con el asunto de los poderes se han animado un poco. - Aseguré. - Quieren entender lo que pueden hacer.

- No estoy seguro de si llegarían a marcharse por eso. - Valoré, temiendo que Amber y ellos hablasen más tarde. - Pero piensa en la imagen que da: si yo llego a un Instituto así en peligro y como invitado y recibo eso nada más entrar por la puerta, me lo plantearía. - Afirmé.

Carlo se perdió por el instituto y me quedé a solas con Jo. La verdad es que no sabía que decirle en ese momento así que intenté esquivar el tema. De hecho pensé que no debería haberle dicho nada desde un principìo. —No te preocupes Jo, y no digas nada de esto. A ver si consigo esquivar la bala y puedo quedarme más tiempo. —dije encogiéndome de hombros. —De hecho acabo de enviar a mi mejor hombre a una importante misión. Obviamente me refería a Carlo pero por si acaso hice un gesto con la cabeza hacia la puerta.

Me acerqué a Jo muy serio y le puse una mano sobre el hombro, después me incliné un poco hacia ella. —Pero tu, tu eres la pieza más importante del plan y tienes que ayudarme. —dije completamente serio. —Cuando Carlo haga su entrada triunfal en el salón, tienes que decir en voz alta que la tiene pequeña. Es importante.

Ese canalla de Carlo iba a pagar por el insulto de la bolsa y mi cara.

Cuando Ethan se dirigió a mí, le mire extrañada. ¿Por qué teníamos que hablar de nada?

-¿Qué se supone que tenemos que hablar tú y yo? Estás entero y obviamente no te han secuestrado, explícales lo que quieras, eso es cosa tuya.

Dicho eso regresé a mi conversación con Ivy. Me preocupaba que estuviera tan cansada. Cuando lo usé ese poder me había dejado hecha polvo y el mío no debía de ser ni una cuarta parte el de ella. Sin embargo, estaba acostumbrada a recuperarse, de modo que lo mejor que podía hacer era aprender de ella.

-¿Entonces es bueno comer después?- Sonreí dispuesta a absorber toda la información que pudiera.- Antes estaba tan mareada que difícilmente podría haber comido algo, pero ahora estoy famélica.- Me reí ante su cometario sobre la cocina de Deirdre, con lo apática que parecía no dudaba que Ivy tuviera razón.- Yo también odio las acelgas, a mi madre le encantan porque dice que es comida sana. Todavía las escondo en una bolsa cuando las hace.- Añadí aguantando la risa.- En cuanto a lo de las visiones, no tengo ni idea de lo que he hecho ¿Tal vez me podrías enseñar cómo funciona y esas cosas?

Si aún me quedaba alguna duda sobre la falta de inteligencia de la morena amargada, acabó por esfumarse con sus palabras. Sí, es cosa mía. Tendré que decirle a la policía que no tengo ni idea de lo que ha pasado y tendré que decirles lo que estaba haciendo toda la noche. Mis primos y mis amigos saben que estuve contigo, una camarera del starbucks morena amargada con cierto parecido a miércoles, cuya amiga es muy amable, por cierto. No creo que a la policía le cueste mucho dar contigo con una descripción tan detallada.

Saqué el móvil. Todo esto está en el móvil. Y ahí es cuando se vuelve también tú problema.

La miré con el rostro serio, no estaba para aquellas gilipolleces, menos después de lo que había pasado. Así que será mejor que nos inventemos una historia conjunta o tendremos problemas. Había intentado ir por las buenas, de verdad que lo había hecho.

Aprovechando que había sacado el móvil, maniobra premeditada, iba a intentar sacarle una foto sin que se diera cuenta. Lo tenía extendido a la misma altura de mi cabeza, fingiendo que se lo enseñaba al indicarle que todo estaba guardado en el móvil, pero cuidando con que la cámara apuntase a ella. 

En realidad era más que suficiente con lo que tenía, pero sacarla una foto ayudaría a que la límite entras en raón y colaborase. Parecía no darse cuenta de la gravedad de la situación. Se creía una especie de Sheena camarera guerrera o algo así.

Aprovechaste el momento para atrapar su mirada, como sabías que hacían los magos y como tú, como el gran actor que eras, también sabías hacer a la perfección. Mientras tanto, tu dedo se deslizó sin dificultad hasta el botón y lo apretaste sin mirar hacia la pantalla ni un segundo. Estabas bastante seguro de que habías hecho la foto. Y no te parecía que ella se hubiese dado cuenta.

La actitud de Ethan estaba empezando a cargarme, intentaba hablar con Ivy de algo con un poquito más de importancia que su puñeteros primos. Me dio la impresión de que me estaba amenazando con la policía y eso fue la gota que colmó el vaso. Me giré muy enfadada, estaba muy harta de su actitud prepotente.

- Si pretendías conseguir algo de colaboración por mi parte, has metido la pata hasta el fondo. Aun así parece que nos va a tocar entrenar juntos y colaborar, así que te lo voy a dejar bien clarito desde ya. Estoy harta de tu actitud.

En primer lugar no soy una amargada, tú eres el que lleva todo el día lloriqueando y quejándote, yo intento llevar esto lo mejor posible. En segundo lugar, en la cafetería fui mucho más amable de lo que te mereces con tu actitud perdona vidas. No tenía ni la más mínima idea de quien eras hasta hoy y te fastidia que no te baile el agua, como todas esas niñatas con medio cerebro que besan el suelo por donde pisas. Te vi en peligro, intenté ayudarte y tú me lo has pagado juzgándome y diciéndoles a tus primitos vete tú a saber qué. No soy gótica, ni siquiera visto de negro, me has conocido de uniforme y luego con vaqueros.- Respiré hondo antes de hablar, iba a acabar con esto de una vez.

- Soy una estudiante de matrícula de honor, hablo cinco idiomas y el hecho de que trabaje en una cafetería no quiere decir que sea pobre ni mucho menos. Mis padres y mis hermanos son profesionales respetados en sus trabajos y vivo en uno de los mejores barrios de Madrid. Simplemente quiero ser capaz de mantenerme a mí misma, que es lo que hace la gente en el mundo real. Que no vaya por ahí despreciando a todo el mundo para intentar sentirme superior como haces tú, no quiere decir nada.

Estaba tan cabreada que me costaba hasta respirar, estaba soltando toda la frustración que me provocaba de golpe.- Tal vez si no fueras tan egocéntrico y dejaras de pensar que eres el ombligo del mundo, pensaras un poquito en los demás antes actuar o, como mínimo, aprenderías a pedir las cosas por favor. Si te hubiera pasado algo, me habrías metido en un gran problema por dar rienda suelta a tus fantasías. Así que ni te debo nada, ni tengo que hacer nada por ti, a no ser que empieces a comportarte como un ser humano respetuoso y te guardes tu chulería para quien le importe.

Frené en seco por un segundo. Que fuera totalmente insoportable no era excusa para hablar de esa forma. No era propio de mí aunque hubiera tenido un día de mierda y estuviera agotada. Estaba descargando todo mi mal humor sobre él y tal vez debería pensar un poco en las consecuencias de una investigación. Seguramente se quedaría en nada, pero había cosas más importantes, como Aubrey y Emilie. Ninguna de ellas tenía la culpa de que Ethan fuera un capullo y la policía solo estorbaría. Cuando hablé de nuevo lo hice mucho más calmada.

-Fíjate lo horrible que soy que voy a ayudarte a arreglar la que has liado y también a intentar encontrar a tu familia. Así que piensa un poquito la próxima vez que vuelvas a hablarme así. Tú verás lo que te inventas para que resulte creíble, me limitaré a afirmarlo y listo, pero que no sea demasiado ridículo. Nada de citas raras, ni de mí adorándote ni nada de eso. Nadie se lo creería.

La niña te miró frunciendo un poco el ceño mientras le contabas su misión, pero finalmente pareció aceptar entrar en tu juego y asintió con la cabeza. - De acuerdo, lo diré. ¿Va a venir desnudo o algo? - Preguntó entonces, un poco confusa. - ¿O no te refieres a que tenga pequeña la... el... Bueno, eso? - Añadió, mientras sus mejillas se sonrojaban por completo.

Justo en ese momento se abrió la puerta del comedor y por ella entró Gareth, seguido un paso detrás por Amber y Émille. 

Delante de ti y de Amber, Gareth llegó a la puerta del comedor y la abrió sin dudar. Se detuvo un breve instante mirando hacia dentro, suficiente para que os diese tiempo a llegar y ver lo que él estaba mirando.

El comedor era una sala amplia que mantenía el estilo general del castillo, en contraste con la cocina y los baños que habían sido reformados para modernizarse. Un ventanal al fondo daba al jardín interior, pero era de noche fuera así que era difícil ver nada a través de la ventana. En el centro, una mesa larga, preparada para veinte comensales y en las paredes se podían ver distintos muebles, en los que se solían guardar los cubiertos  y la mantelería entre otras cosas. 

La mesa estaba puesta, con todo preparado para cenar, y junto a ella pudiste ver a Andrea, con una mano sobre el hombro de Jo e inclinándose hacia ella. La niña tenía las mejillas sonrojadas y lo miraba con expresión un tanto confusa. Pudiste sentir perfectamente cómo Amber contenía la respiración a tu lado.

Gareth se detuvo, todavía con la mano sobre el picaporte, mientras Amber y Émille asomaban tras él. Los ojos del hombre centellearon y casi pareció aumentar de tamaño mientras fulminaba a Andrea con la mirada.

- No te acerques a mi hija. - Silabeó despacio, con una rabia contenida perfectamente detectable en su voz. La mano que no estaba en el picaporte formaba un puño cerrado, tan apretado que los nudillos empezaban a ponerse blancos. - Apártate de ella.