Partida Rol por web

Alice dejó de comer y se puso en pie mientras Gareth se sentaba. Su espalda se envaró con su habitual altivez y comenzó a hablar con tono neutro.

- Fuimos a casa de Nora y allí nos encontramos con un wendigo. Ni rastro de la bruja pero todo estaba revuelto. El wendigo parecía estar buscando algo y entonces Stua~ - dejó la frase en el aire al escuchar la puerta abrirse y su cabeza se giró hacia ella.

Por la puerta entró a toda velocidad Carlo, el italiano que faltaba, completamente desnudo. Su piel estaba ligeramente húmeda, así como su pelo, y cubierta por las finas cicatrices blancas que quedaban después del uso de las runas. En los brazos, hombros y cuello podían verse algunas de ellas. Su cuerpo estaba fibroso, sus músculos perfectamente delineados, se notaba que estaba en forma. 

En cuanto puso un pie en el comedor se sonrojó por completo y rápidamente se llevó las manos a la entrepierna para taparse, aunque ya todos habíais visto que lo que intentaba esconder no era precisamente pequeño. Miró a Alice, que seguía en pie y luego a Gareth y Deirdre.

- Yo... - Titubeó. - Lo siento, lo siento, de verdad. Me estaba duchando y he tenido un problema, mi ropa y la toalla habían desaparecido. Pensé que sería una broma pero es que tenía la llave de la habitación en el bolsillo de los pantalones y no puedo coger más ropa. Estaba buscando a alguien que me dejase algo.

Hizo una mueca y miró a Émille. - Venga, tíos, si ha sido una novatada creo que ya es suficiente... Dejadme un albornoz al menos. 

Alice echó un vistazo de arriba a abajo al chico con expresión desconcertada durante un breve instante. Enseguida reaccionó y enarcó una ceja. 

- Hay que joderse. - Fue todo lo que dijo, cruzándose de brazos. 

En ese momento una risita se escuchó desde el asiento donde Jo se encontraba. La niña miró a Andrea y le guiñó un ojo con complicidad antes de hablar en voz alta.

- ¡La tiene pequeña! - Exclamó con el tono de quien tiene preparada su intervención de antemano. De inmediato volvió a mirar a Andrea, con una sonrisa de oreja a oreja.

Cuando todos fueron a sentarse no perdí el tiempo en dirigirme al lugar que se encontraba al lado de Gareth. Con Amber al lado, me costó mantenerme serio dada la gravedad de la situación. Sólo el temor a enfadar - más - a mi mentor ya era motivo suficiente para permanecer callado, y al ver que Amber se disponía a servir le acerqué mi plato.

En cuanto empecé a comer hice un gesto a Scott felicitándole por la comida. Sin embargo pronto mi atención se centró por completo en el discurso de Gareth. Escuché todas y cada una de sus palabras y, cuando dio la voz a Alice, sólo pude preguntarme si llegado el momento me cedería la palabra a mí o a Milton.

Pero todos mis pensamientos se interrumpieron al ver cómo la puerta se abría y aparecía Carlo desnudo. Joder, el italiano lo había hecho. Y no se podía decir que estuviera nada mal, el cabrón. No pude evitar que mis ojos se dirigieran hacia lo que le colgaba entre las piernas, aunque el grito de Jo llamó mi atención. Al ver sus gestos y todo lo demás vi la oportunidad clara.

- Yo me encargo. Alice, por favor, dame un minuto. - Le pedí en tono serio, como si aquello me tuviera hasta los huevos. - Te daré algo mío, y luego ya arreglaremos esto. - Aseguré mientras me ponía en pie. Sin embargo, antes de marcharme, de dirigí al otro italiano, el asqueroso. A punto estuve de decir algo, pero finalmente cambié de idea. Negué con la cabeza, me di la vuelta y empecé a caminar hacia la puerta.

Me senté junto a Jo, la única persona que me parecía medianamente normal de los presentes. Intenté disimular el nerviosismo y la impaciencia mostrándome de forma erguida y elegante pero sin llegar a ser demasiado pedante. Quería causarle buena impresión a Gareth para que me permitiese seguir grabando.

Las palabras del anfitrión, aunque fuesen edulcoradas, eran una lista de malas noticias ordenadas de menor a mayor. No sabían el paradero de mis padres, ni siquiera sabían quien se había llevado a mi hermana y la maldita criada malrollera tenía sangre de a saber qué. Sabía que había algo malo en ella...

Ya tenía pensado lo que decir y que actitud tomar para cuando tomó la palabra Alice, pero la entrada del italiano la interrumpió. Enarqué una ceja, sin acabar de creérmelo. El tipo estaba bien, no iba a negarle eso, pero aparecer así en un momento tan serio como aquel le quitaba el encanto que pudiera llegar a tener. Se veía la poca categoría del lugar. Aquello era propio del más bajo de los suburbios.

Resoplé, mostrando mi desacuerdo y fijé mi vista en Gareth, esperando que siguiese mientras Emille arreglaba aquella patética situación que él mismo había creado. Mi plan de presentar la idea de quedarme pero acudir a los rodajes en aquella cena acababa de irse al traste. Necesitaba que el ambiente estuviera relajado y aquello lo acababa de fastidiar todo. Solo me quedaba esperar a una oportunidad mejor.

Sentarse iba a ser un problema, no podía situarme demasiado lejos del resto para no aislarme del todo pero tenía que guardar las distancias con el resto. Más me valía pasar desapercibido en la cena si no quería meterme en más problemas. Al final terminé sentándome prácticamente frente a Nora y al lado de Ethan. A mi izquierda hubo un hueco vació que me separaba de Emille, algo que agradecí, quería tener el contacto justo y necesario con aquel francés engreído.

Conforme fue hablando mi tito pude apreciar su mal humor.Algo me hacía pensar que Gareth iba a cogerme por el pescuezo, acompañarme hasta la puerta y echarme del instituo de una patada en el culo. Solo esperaba que mi tito fuese mucho más pacífico que eso, o al menos más elegante. Durante toda su explicación de los hechos y las conjeturas sobre el paradero de la familia de Ethan, y a pesar de la gravedad de los hechos yo solo podía pensar en el castigo que se estaba rifando. 

¡Gracias a dios!, pensé en cuanto vi llegar a Carlo. Creía que con aquella entrada triunfal conseguiría que las miradas se desviaran hacia él y yo consiguiese evitar ser el próximo sparring del instituto.

Lamentablemente mi prima pequeña todavía no había aprendido el significado de la palabra disimulo. Entre el papel de la pequeña Jo y la puesta en escena de mi colega terminaron por arrancarme una sonrisa. Acto seguido aproveché e hice como si me uniera a los reproches y juicios que pudieran estar lanzándole. Con suma lentitud me llevé una mano a la cara y negué repetidamente con una mueca de desaprobación. —¡Que vergüenza!— parecía querer decir.

Caminé hasta llegar junto a Ivy y Milton hacia el salón, me fijé que el chico estaba muy pendiente de ella y le imité. Parecía que estuviera al límite de sus fuerzas y no me extrañaba demasiado. Al entrar en el comedor me senté a su lado y Milton junto a mí, Andrea estaba casi enfrente así que le miré con una mueca de desagrado. Sin embargo, al ver la expresión enfadada de Gareth no dije nada, había cosas más importantes en ese momento.

Escuché lo que habían descubierto en casa de Ethan, me surgieron muchas preguntas, pero me mantuve en silencio. Miré a Milton con expresión interrogante, ya le preguntaría más tarde. También estaba nerviosa por saber que había pasado con Aubrey, no había venido con ellos, así que supuse que no la habían encontrado. Alice comenzó a hablar pero se detuvo bruscamente.

La imagen de Sandro en la entrada del comedor completamente desnudo fue un shock. Estaba claro que el pobre lo estaba pasando fatal, me mordí el labio intentando evitar la risa y miré de refilón a Emille, estaba casi segura de que era cosa suya. Sin embargo, no pude aguantarme la risa cuando Jo comentó su tamaño, con la naturalidad propia de su edad. La verdad era que ya había visto demasiados italianos desnudos por el resto de mi vida.

Alice resopló con mala cara, pero ante la petición de Émille volvió a sentarse para continuar comiendo en silencio. Los dos chicos salieron por la puerta, dejando tras de sí un ambiente general de estupefacción. 

Mientras tanto, Gareth contemplaba a Andrea con incredulidad y parecía estar conteniéndose para no decir nada. Deirdre había mirado a Carlo con estupor, para después desentenderse del tema, fijando su mirada en la ventana que había al fondo del comedor. 

La pequeña Jo había bajado la mirada hacia su plato al ver el ambiente y trataba de contener pequeñas risitas que se le escapaban de tanto en cuando.

Fue sin embargo Derian el primero en decir algo, entre cucharada y cucharada. - No sabía que los cazadores de sombras podían ser también payasos. - Comentó con una media sonrisa llena de ironía, que acentuaba su aire atractivo de enfant terrible e intercambiando una mirada cómplice con Stuart.

Tras sus palabras Amber puso los ojos en blanco, Milton murmuró algo ininteligible entre dientes y Jo soltó una risita. Ivy por su parte, permanecía ajena a todo, manteniéndose en un discreto segundo o tercer plano y tan sólo dedicó una sonrisa a Jo. 

Los dos chicos no tardaron ni cinco minutos en volver a entrar en el comedor, esta vez con Carlo vestido. La ropa de Émille parecía sentarle como un guante y el muchacho se dirigió rápidamente al asiento que había libre junto a Andrea, con las mejillas levemente sonrojadas.

- Perdón de nuevo. - Musitó, al pasar junto a Gareth. 

Aunque algunos no habían terminado aún la sopa o estaban repitiendo, Scott se levantó para traer de la cocina un par de fuentes con carne asada, que dejó también sobre la mesa a disposición del que quisiera servirse.

¿Quien se rie ahora, stronzo? Con toda la atención que estaba acaparando de mi tito lo mejor era que no dijese ni una sola palabra. Es más, todo lo que pude hacer fue morderme el labio superior para evitar reirme a carcajadas. Aunque la verdad es que había valido la pena meter a Jo en todo aquello, merecía solo por verla reir y divertirse. Con toda la seriedad que rodeaba este mundo no estaba de más aprendieron a vivir con un poco más de humor en sus vidas. 

Sin dejar aquella mueca propia contenerse la risa miré a Carlo a los ojos, y después giré el cuello de nuevo para mirar al frente y perder la vista en la pared.

Yo no existo... Venga, sacad a otro tema.

Cuando Emille y Carlo abandonaron el comedor, procuré mantener la compostura y no dejarme llevar de nuevo por la risa. Me concentré en el plato tratando de ignorar las risitas de Jo. No obstante todas mis buenas intenciones se volatilizaron cuando Derian hizo un comentario al respecto. Agaché más la cabeza sobre el plato, mientras me mordía el labio para aguantarme la risa.

Al entrar de nuevo al salón, Carlo parecía muy avergonzado sentí un poco de lástima por él, pero solo un poco. Antes había justificado a Andrea y eso era suficiente como para que no permitiera que me compadeciera demasiado de él. Levanté la mirada mientras me llevaba la cuchara llena a la boca, el muy cerdo parecía que disfrutaba, como si eso fuera a hacer que lo olvidara tan fácilmente. A pesar de las ganas que tenía de dejarle claro mi opinión sobre una vez más, había asuntos mucho más importantes que tratar.

Una vez salí del comedor me di prisa en llegar a las habitaciones y dejarle algo de ropa a Carlo. La verdad era que el muy capullo se lo había montado bien, pocos le considerarían culpable de nada. Cada vez era más evidente la diferencia entre ambos italianos, y mientras que podría aceptar llevarme a este como compañero de caza, al otro me daban más ganas de llevármelo de presa.

Cuando estuvimos de vuelta me dirigí directamente a mi asiento, esperando que Alice no hubiera continuado hablando mientras tanto. Me eché un poco más de sopa en el plato para que el contenido se calentase un poco. - Ya estamos, perdona. - dije a la chica, antes de dirigir una mirada severa a Andrea. Posteriormente me dispuse a comer.

Gareth se mantenía en un silencio helado y cuando los dos chicos entraron y se sentaron, hizo una seña a Alice para que continuase hablando. 

La chica se levantó de nuevo y chasqueó la lengua antes de empezar de cero. - Fuimos a la casa de Nora. No estaba la bruja, pero había un wendigo. Le dimos una paliza, pero era más fuerte de lo normal. Logró escapar de la casa, pero Stuart salió tras él y consiguió darle caza. No estaba dispuesto a hablar y era peligroso. Lo eliminamos. 

Hizo una pausa, mirando a su padre con expresión seria. - Rastreamos la magia de la casa y vimos a la bruja escapar por un portal, pero no había ninguno. De alguna forma esa mujer lo... Borró tras usarlo. - Alice arrugó el ceño y miró a Amber. - Quizá podrías ir e investigar ese asunto. 

Después volvió a mirar a Gareth. - Dejamos una nota en clave para la bruja, para que se pase por aquí si vuelve. Pero dudo mucho que tenga intenciones de ir a su casa. Tenía muchos libros, pero no encontramos nada allí que llamase la atención. Si existía, se lo llevó consigo. O la buscaban a ella. - Terminó, señalando a Nora con la cabeza mientras miraba significativamente a su padre. 

Finalmente se sentó de nuevo y continuó comiendo.

Gareth asintió brevemente a las palabras de Alice, como si ya las hubiera escuchado antes y el informe hubiera sido más bien para el resto de nephilims. Cuando ella terminó, volvió a hablar él.

- Nora, lo más seguro para ti también es quedarte aquí. Tanto tú como Ethan deberíais plantearos muy en serio si no os interesa uniros a nosotros y entrenaros como nephilims. Si os están buscando lo mejor sería que pudierais defenderos. Podéis salir si queréis, pero os recomiendo que no lo hagáis solos. Podéis pedirle a otros miembros del Instituto que os acompañen. - Hizo una pequeña pausa. - En todo caso, no toméis una decisión precipitada ahora, pensado hasta mañana si queréis. 

Miró entonces a Scott. - ¿Encontraste algo en la genealogía?

Scott negó con la cabeza. - Todavía no. Pero creo que tengo por dónde seguir buscando. Puede que tarde un par de días en localizar algo. El caso de la chica parece más sencillo, al menos tiene una historia sobre su procedencia. Pero con Ethan todo es más difícil. Los Fairchild no han denunciado una desaparición en su familia y esa escisión podría remontarse muy atrás. Seguiré investigando en todo caso. - Terminó el hombre antes de continuar comiendo.

Gareth asintió también a las palabras de Scott y luego recorrió a todos los presentes en la mesa. Su mirada se detuvo en Andrea y su ceño se frunció con una evidente molestia hacia el muchacho. - Quiero verte en el despacho de Deirdre cuando terminemos de cenar. 

Después siguió mirando a cada uno hasta detenerse en Émille. - Contigo también quiero hablar en privado después. 

Cuando terminó de mirar a cada uno añadió algo más. - ¿Alguien más quiere informar de algo? ¿Tenéis alguna duda o sugerencia sobre el camino a seguir? 

Manteniendo la seriedad escuché los informes mientras empezaba a comer, valorando las palabras de cada uno de mis compañeros. Había algo que me molestaba, pero no terminaba de saber qué. Habiendo una bruja metida en el asunto tendríamos que haber sabido todo esto antes. Era como que nos había pillado todo de improviso y nos estaba estallando en la cara.

Cuando Gareth se dirigió a mí simplemente asentí con la cabeza, intentando que no se me notase que aquella conversación me ponía algo nervioso. Y después, cuando abrió el turno de propuestas, me lancé a hablar.

- Ellos dominan Glamour, Invisibilidad y Limpieza, - Dije haciendo un gesto hacia Ethan. - y Detección, Barrera y Escudo. - Seguí, señalando a Nora con la cabeza. - Estaría bien que alguien que las domine les explique las cosas con más detalle y los evalúe para ver con qué contamos. - Propuse antes de hacer una pausa.

- Además, podríamos hablar con Peakes. Si una bruja de la zona escondía a una nephilim sabiéndolo, ella tendría que responder ante nosotros. Puede que él no sepa nada, pero quizá tenga cómo contactar con ella.

Después de la lamentable escena que habían montado todos, lo cual decía muy poco sobre la seriedad del lugar y me daba motivos para pensar que jamás encontrarían a mis padres, puse la atención en el plato para evitar decir algo que luego pudiera lamentar. Escuché con atención a todos los que hablaban y alcé una ceja cuando pronunciaron la palabra "bruja". Lo que me faltaba. Ahora solo me faltan vampiros y hombres lobo y hacemos vampire diaries.

Negué con la cabeza para mí mismo y cuando Gareth preguntó si alguien tenía alguna pregunta me mordí el labio, preguntándome si debía plantear mi idea delante de todos. Emille se me adelantó, lo cual agradecí, me dio un poco más de tiempo para pensar. Si iba a estar e constante peligro de ser atacado por cosas sobrenaturales iba a necesitar entrenamiento, eso estaba claro. Pero me negaba a dejar mi anterior vida atrás. Había luchado demasiado para conseguirlo.

Sin embargo, decidí no tratar el tema delante de todos. Al día siguiente hablaría con él a solas y se lo pediría. Resultaría más fácil convencerle sin los comentarios sarcásticos que Alice probablemente soltaría cuando me oyese.

En cuanto estuvieron todos de nuevo en la mesa, Alice continuó donde se había quedado. El hecho de que Aubrey estuviera desaparecida y que tal vez fuera por mi causa, me golpeó fuerte. Sin embargo, que pudiera huir y que la hubiera visto me decía que, si bien no sabía dónde estaba, al menos estaba a salvo.

Asentí a las palabras de Gareth, si no podía volver a casa no tenía donde quedarme, de modo que no tenía otro remedio. Me quedaría hasta que supiera que Aubrey estaba bien y apareciera la familia de Ethan, una vez que todo estuviera resuelto me plantearía después volvería a casa.

Me mantuve en silencio cuando Gareth preguntó si teníamos alguna duda y también mientras Emille explicaba los… no tenía claro cómo llamarlo, ¿poderes? Por supuesto que tenía preguntas, un montón de hecho, pero se las haría a Milton cuando tuviera oportunidad. ¿Qué era una seelie? ¿Y un wendigo?

-Perdón, esto…- Parecía que todos habían acabado de hablar así que, aunque probablemente suponía cambiar de tema, pregunté lo que necesitaba.- Necesitaría ir a casa y recoger algunas cosas, mi ropa y otras cosas personales. Además hoy me fui de mi trabajo de forma muy repentina. Si no vuelvo por allí se preocuparan, necesitaría pasar por la cafetería, aunque un momento, para despedirme. ¿Sería posible,? No tardaré mucho.