Partida Rol por web

El teléfono dio señal y los tonos empezaron a sonar. Uno. Dos... Cada vez más nerviosa los ibas contando mentalmente. Sabías que en el sexto tono saltaría el contestador. Tres. Cuatro... Tal vez no estaba en casa. Solía estarlo a esa hora, pero en ocasiones se reunía con sus amigas en un salón de té del centro. Cinco... Y cuando estabas a punto de colgar, la voz de Aubrey respondió.

- ¿Diga? - Podías escuchar su respiración agitada, como si acabase de realizar un ejercicio intenso. - ¿Nora, eres tú? No vengas. ¡No vengas a casa! - Un estruendo sonó de fondo tras la voz de tu casera, a la que habías llegado a apreciar. - Escucha, no tengo mucho tiempo. - La mujer hablaba a toda velocidad y podías notar su nerviosismo en el temblor de su voz. - Ve a la Iglesia de All-Hallows-The-Less, abre la puerta y pide a la gente que esté allí que te den asilo. Tendrán que hacerlo es su obligación. Espera allí, intentaré ir a buscarte y ti~... - Escuchaste un fuerte golpe y la conexión se cortó de repente, como si la línea hubiera dejado de funcionar.

Cuando separaste el teléfono de tu oreja viste un par de mensajes nuevos en la bandeja de entrada. Uno de tu madre y otro de tu hermano Alejandro.

Sabes que no me gustan estos aparatos. Te llamo esta noche y me cuentas qué tal te va todo, ¿sí?

Q pasa, chiquitaja? Por aquí todo bien, no t echamos d menos ni un poco :P. Ya t has cansado d los inglesitos o q? Dice Dan q si nitas algo XD.

Amber se concentró como había hecho Émille antes, cerrando los ojos durante un instante mientras Nora llamaba por teléfono. La chica sintió de nuevo ese cosquilleo aumentar, haciendo que se sintiese todavía más fuerte y hábil. 

La pelirroja abrió entonces los ojos y arrugó la nariz. - Ya está. - Dijo, sin preocuparse porque la otra chica estuviese al teléfono. - Cuando cuelgues tienes que intentar concentrarte en ver más allá, a ver si detectas el rastro de la magia. O tal vez tocar algún objeto o una pared te pueda hacer tener alguna visión de lo sucedido.

Mientras esperaba que Aubrey contestara el tono de llamada se me hacía eterno. Sentí como Amber hacía que me sintiera aún más fuerte, sin embargo nada podía evitar que le prestara atención en ese momento. Al menos hasta que Aubrey contestara y supiese que estaba bien.

Amber me estaba dando instrucciones sobre lo que debía hacer cuando Aubrey contestó a la llamada, por eso casi ni la escuché. El tono de urgencia de su voz, el ruido de fondo y el mensaje que me dio me dejó sin habla y muy asustada.

-¡Aubrey, Aubrey! ¿Qué pasa?- Escuché un fuerte golpe y luego silencio. Me quedé mirando la pantalla bloqueada y solo acerté a leer los mensajes de mi madre y mi hermano. Ellos estaban bien, al menos eso era algo. ¿Por qué Aubrey me mandó refugiarme en el instituto? ¿Qué sabía ella de todo esto? ¿Tal vez conocerla y ese alquiler tan barato no era una coincidencia?

Levanté la mirada hacia los demás.- Creo que mis padres y mis hermanos están bien. ¿Conocéis a una mujer que se llama Aubrey Saint John?

Amber se calló al escuchar a Nora empezar a hablar y frunció el ceño al ver la preocupación de la muchacha. Cuando preguntó, se quedó pensativa un instante y después negó con la cabeza. 

- No. Creo que no he oído nunca ese nombre. - Respondió, mirando a Nora con seriedad. - Nora, ¿qué pasa? ¿Quién es?

Al ver la expresión de la camarera hice un gesto a Amber pidiéndole que me pasara de inmediato su teléfono.

- ¿Cuál es tu dirección? - Pregunté a la porculera mientras llamaba a Gareth corriendo. Estaba claro que tenían que enviar a alguien allí cuanto antes. Con un poco de suerte hasta podríamos capturar a alguno de los demonios vivo. Sabía la zona en la que vivía ella: Clapham. No sería difícil mandar a alguien allí con el portal.

No paraban de hablar y no hacían nada que pudiera ayudar a mi familia. Estaba cansado de esperar mientras mi familia seguía por ahí secuestrada, o algo peor. Pero ellos parecían más preocupados por gente a kilómetros de distancia y por una chica cualquiera a la que no sabíamos si habían atacado o no que por el evidente ataque que había recibido mi familia. No podía creerlo.

¿No hay ninguna forma de rastrearlos o algo? Pregunté, visiblemente impaciente y algo molesto porque nadie precía estar haciendo nada. Cuando se den cuenta de que no son los que buscaban tal vez los maten. Si no nos ponemos en marcha ya puede ser demasiado tarde. Tenemos que hacer algo!

Ellos eran los que sabían del tema, ¿porqué no hacían nada? Dicho esto, y sin esperar a sus respuestas, fui a la habitación de mi hermana para ver si encontraba alguna pista, algo que se me hubiera podido pasar por alto. Tal vez había conseguido dejar una nota o algo antes de que... No, no podía pensar en aquello.

Mientras esperaba a que Gareth me cogiera el teléfono escuché las palabras del gilipollas, y lo cierto es que me molestaron bastante. Hablaba como si fuéramos puñeteros mundanos londinenses tomando tranquilamente el té de las cinco mientras el mundo se acaba.

- Sí, claro que se pueden rastrear. - Afirmé con brusquedad antes de dirigir una furibunda mirada a los dos. - Por eso estamos esperando a que ella - Dije señalando a la porculera con determinación. - decida ponerse a ello. Amber y yo ya hemos hecho nuestra parte. De hecho somos los únicos que hemos hecho algo y eso que no son nuestras familias las que están en peligro. - Les recordé enfadado. - Así que si queréis sacar algo de esto podríais dejar de tocar los huevos y hacer lo que os decimos. - Afirmé sin cortarme un pelo. A pesar de haber hablado en plural lo había dicho sólo mirándola a ella, sorprendido del tiempo que parecía necesitar para hacer hasta lo más sencillo.

No reaccioné de inmediato a la respuesta de Amber, estaba bloqueada por lo que acababa de descubrir y muy asustada.

-Aubrey es mi casera, la mujer que me alquila la habitación donde vivo. Joder*, no entiendo nada. Cuando ha contestado al teléfono no me ha dejado ni hablar, estaba muy nerviosa y me ha dicho que no fuera a casa y que buscara refugio… en el instituto. Después he oído mucho ruido y se ha cortado. ¿Cómo puede ella saber que existís?- Miré a Amber esperando que me dijera algo mientras le daba a Emille mi dirección.

Reaccioné al escuchar a Ethan tan preocupado. Por mucho que quisiera correr para ayudar a Aubrey y saber que tenía ella que ver con los cazadores de sombras, estaba demasiado lejos para llegar a tiempo. Si los que atacaron a la familia de Ethan eran los mismos que estaban en casa, lo mejor que podía hacer era intentar localizarlos.

Me concentré todo lo que pude como había dicho Amber pero no tenía ni idea de cómo se hacía. Además que el machito me torturara los oídos con el insoportable sonido de su voz no ayudaba.

-No te las des de sacrificado porque se supone que es tu trabajo, no el mío. Además listillo para ti es fácil juzgar si te has entrenado desde pequeño, no tengo ni idea de cómo hacerlo.- Me dirigí de nuevo a Amber con expresión interrogante.- ¿En qué me tengo que concentrar? Las veces que he visto algo me ha venido porque sí, no sé como hacerlo.

Amber miró a Nora y se encogió de hombros ante su pregunta sobre Aubrey. - No lo sé. Nunca había oído su nombre. - Respondió, mientras fruncía levemente el ceño. - Pero si te ha dicho que te refugiaras en el Instituto debe haber sido para protegerte de algo. Tendremos que averiguar quién es. 

Esperó en un silencio pensativo a que la chica terminase de darle su dirección a Émille y entonces miró hacia las escaleras. - Subamos a la habitación de la hermana de Ethan y allí tocas la pared. Será más fácil que te concentres sin tanta gente hablando alrededor. 

Amber miró a Émille, que seguía esperando que respondieran su llamada y le hizo un pequeño gesto con la cabeza antes de subir junto a Nora hacia el piso superior. 

Fuiste contando los tonos mientras esperabas y cuando estabas a punto de colgar alguien cogió el teléfono. Sin embargo, la voz que te respondió no era la de Gareth, sino que la reconociste como la de la pequeña Josephine. 

- ¿Amber? - Preguntó dubitativa antes de seguir hablando sin darte tiempo a responder. - Creo que mi padre se ha dejado el teléfono. Pero están yendo hacia allá para rescataros. Van casi todos: Alice, Milton, Stuart, Derian, Ivy y mi primo Andrea y su amigo, que han llegado hace un rato desde Florencia. ¡Han venido en avión! ¿Todo va bien en casa de Ethan? ¿Habéis matado algún demonio ya?

Amber te llevó de vuelta a la habitación de Emilie y miró a su alrededor antes de señalarte la pared más cercana a la cama. - Prueba con esa. Tócala con la mano y luego cierra los ojos y concéntrate en respirar. Intenta... No sé, intenta percibir lo que sucedió, trata de visualizarlo en la mente. O algo así.

Ella tampoco parecía estar segura del todo de cómo se hacía, pero cerraste los ojos y empezaste a respirar profundamente, intentando seguir sus indicaciones.

Al principio no sucedió nada. Te sentías insegura, no sabías si lo estabas haciendo bien o si funcionaría o... Y de repente un flash apareció en tu mente y sentiste vibrar el aire a tu alrededor. Te pareció que te mareabas y tu mano se posó con más firmeza sobre la pared, sosteniéndote en ella. 

Entonces las imágenes empezaron a sucederse. Una jovencita, de unos trece o catorce años. Sentada en el escritorio, tecleando algo en el ordenador, ajena a todo. Sentiste su miedo cuando notó un sonido justo detrás de ella y sentiste cómo el vello de su nuca se erizaba. Por la puerta apareció un hombre. No... No era un hombre, era una especie de... ¿Mono? Un mono enorme y peludo con una larga cola, como la de un escorpión. No, era un hombre, con un mono verde, tal vez un fontanero o algo así. La chica gritó y se puso de pie de golpe cuando el hombre se lanzó sobre ella. La imagen del hombre fluctuaba, dejándote ver el monstruo bajo la fachada de normalidad que aparentaba. 

Forcejeó, escapando de él y se acercó a la cama. En una mano aferraba algo, ¿un móvil? Se lo lanzó al hombre a la cabeza, pero no llegó a darle. Y entonces la cola del mono se lanzó a por ella. Podías ver la punta del aguijón, húmeda con un extraño líquido que rezumaba. Ella la esquivó sin querer al moverse de repente y sentiste en ti su confusión. Algo la había golpeado en el cuello, pero no había llegado a verlo. Todo parecía difuso, como mirar por un cristal borroso. Había sido sólo un arañazo, pero la sangre empezó a brotar por la herida y sentías el miedo de la muchacha al ver cada vez peor, como si una nebulosa blanca empezase a apoderarse de su visión. El hombre -¿o era un mono?- miró hacia la ventana y sentiste cómo te desvanecías con ella mientras el sonido de los cristales rompiéndose resonaba en tu mente, con toda la imagen en blanco.

- ¡Nora! ¡Nora! - La voz de Amber te trajo de vuelta. Estabas en la habitación de Emilie, tendida en el suelo y la cabeza te dolía horrores. La pelirroja te ayudó a sentarte, apoyando la espalda en la pared que habías estado tocando y te puso la mano en la mejilla. - Te has desmayado. Estás helada. ¿Te encuentras bien? ¿Qué has visto, Nora?

Me sentí impaciente conforme los tonos sonaban sin saber cuánto tardaría Gareth en cogerme. Y a punto estuve de colgar o arrojar el teléfono. Pero, finalmente, la pequeña Jo respondió. Su voz informándome de que Gareth se había dejado el móvil me trajo más frustración que otra cosa y apreté mis labios, meditando antes de responder.

- Jo, soy Émille. - Le informé con tono serio. Ahora no estaba como para ponerme a contar cómo estaban las cosas. - Pásame a Scott, date prisa.

- Uh... Vale, voy. - Respondió la pequeña. Escuchaste entonces el sonido de sus pasos correteando sobre los pasillos de piedra del Instituto.

Habían pasado un par de minutos desde que las chicas subieron por las escaleras y Émille seguía al teléfono cuando un golpe sonó en el piso de arriba. 

Inmediatamente la voz de Amber os llegó desde allí. - ¡Nora! ¡Nora!

No avanzábamos y Emille, haciendo gala de su increíble inteligencia, se puso a hablar con Jo. No podía creerlo, ¿no se suponía que estaban todos en marcha y viniendo hacia aquí? ¿Porqué nadie aparecía? El tiempo parecía no pasar dentro de la casa, angustiado por la situación.

Fue entonces cuando escuché el golpe y los gritos. Sin esperar a Emille, salí corriendo al piso de arriba. Tal vez habían descubierto algo.

No comenté nada más sobre Aubrey, solo podía desear que estuviera a salvo. Aunque su voz sonaba apremiante, también parecía muy segura de poder reunirse conmigo en el Instituto. Si ella sabía con qué estaba tratando tal vez tendría más posibilidades que la hermana de Ethan.

Subí con Amber al dormitorio de la niña. Desde donde estaba no podía hacer nada por Aubrey pero si lo que había pasado en casa de Ethan tenía algo que ver con nosotros, tal vez si sabía que había ocurrido allí ayudaría a Aubrey. Sobre todo si era capaz de aprender a usar lo que fuera que podía hacer.

Me acerqué a la pared junto a la cama como me pidió Amber. Cerca de ella había u pequeño collage de fotos en la pared, en ellas se veía a varias niñas y en una en concreto estaba Ethan con una de esas niñas. Supuse que ella era Emilie.

Coloqué la mano sobre la pared y traté de concentrarme en ella. Una niña adolescente pasando su tiempo en la habitación, hablando por teléfono, incluso haciendo alguna fiesta con sus amigas. Resoplé enfadada porque no sucedía nada, no funcionaba y me sentía frustrada. Respiré hondo y volví a intentarlo.

Después de unos minutos un flash, solo una sombra de una imagen pero suficiente, apareció en mi mente. A la vez que aparecían las imágenes comencé a sentirme enferma, estaba mareada pero sabía que perdería la visión y no sabía si sería capaz de repetirlo. Me concentré con más fuerza tratando de aferrarme a las imágenes que se formaban en mi mente.

Vi a Emilie sentada frente al ordenador y alguien o algo que se acercaba por detrás. La visión era confusa, la niña no tenía claro si era un hombre o un mono con cola de escorpión. Intentó defenderse pero le picó y se desvaneció a la vez que yo. Cuando me desperté estaba en el suelo, me encontraba fatal y tenía un dolor de cabeza brutal. Amber me ayudó a apoyarme en la pared, respiré hondo tratando de controlar las náuseas.

-¿Siempre será así? Porque me siento como una mierda, esto debe de ser como una resaca mala. Debo tener el mismo aspecto que mi hermano el domingo por la mañana.- Me quedé callada un momento para intentar ordenar mis ideas y explicar lo mejor posible lo que había visto.- He visto como se llevaban a Emilie pero nada sobre sus padres. ¿Los demonios se pueden camuflar para parecer humanos? Ha sido algo raro, me ha recordado un poco a cuando vi el instituto. Ella no tenía claro qué estaba viendo, no sabía si era un hombre o un enorme mono verde con cola de escorpión. No sé si lo que he visto es exacto o no, solo puedo tratar de interpretarlo. Creo que si el demonio iba camuflado y ella ha podido ver su imagen real, puede significar que también ha despertado. Eso explicaría porque han venido aquí. Luego le ha atacado, ha intentado defenderse pero le ha picado y se ha desmayado. Lo último que recuerdo es ruido de cristales, ella se desmayó y, por lo visto, yo también.

Aún al teléfono, poco a poco iba agotándoseme la paciencia. Una cosa era que me cogiera Jo en lugar de Gareth y otra aguantar esto. Mientras tanto volví a observar el salón por si hubiera cualquier cosa que se me hubiera pasado por alto. Era evidente que la decoración era cara. De poder usar los portales como ida y como vuelta no habría descartado llevarme alguno de los sofás a mi habitación del instituto: tenían una pinta fabulosa. Sin embargo pasaba de ir cargando con él.

Al escuchar los gritos de Amber me dispuse a dirigirme hacia el lugar de donde procedían: la habitación de Emilie. Si a la porculera le había pasado algo... Bueno, una camarera menos era una pérdida asumible, pero quería asegurarme de que mi amiga estaba bien. Corrí escaleras arriba aún con el teléfono en la oreja, esperando a que Scott se pusiera de una vez por todas.

Amber se encogió de hombros ante tu primera pregunta. - No estoy segura, yo no soy capaz de hacerlo... Pero tal vez haya sido así por el sobreesfuerzo. Émille y yo te hemos potenciado mucho y eso siempre se cobra el precio después. 

Se calló para escuchar tu explicación y frunció un poco el ceño. Esperó un par de segundos antes de responder. - Los demonios pueden ocultarse como personas normales para los ojos mundanos, sí. Y eso que describes es sin duda un Scorpior. ¿Pero estás segura de que ella podía ver al mono? Quizá tú lo veías porque tienes la Visión y...

Sus palabras se vieron interrumpidas por pasos subiendo las escaleras a toda prisa y por la puerta entraron apresuradamente primero Ethan y después Émille, que seguía al teléfono.