Partida Rol por web

Gareth asintió con la cabeza a las explicaciones de ambas.

—Entiendo —dijo, y parecía que iba a añadir algo más cuando Melissa puso la mano sobre la mesa y sus ojos se dirigieron al anillo que llevaba puesto.

Durante algunos segundos no dijo nada, pero después cruzó una mirada con su esposa y se frotó los ojos con un gesto cansado antes de continuar.

—¿De dónde sacaste ese anillo? —preguntó mientras todos parecían mantenerse en vilo en espera de la respuesta a esa pregunta—. ¿Lo has tenido desde siempre? ¿Te lo dio tu tío? Por cierto... No me has respondido. ¿Cómo se llama tu tío? ¿Tienes alguna forma de contactar con él? ¿Habías visto a Aubrey Saint John antes?

Ante tantas preguntas empecé a agobiarme un poco. Sobre todo porque quería evitar tener que nombrar a mi tío.

Empecé a recordar de nuevo la voz nerviosa a la vez que firme de tío Ralph, contándome en menos de un minuto millones de cosas. En realidad no eran tantas, pero en esos momentos me parecieron infinitas. Recordé también el momento en que me dio el anillo, pero fue tan rápido que incluso siendo tan reciente, me costaba.

Miré a Gareth con una mirada triste. - Me lo ha dado mi tío... - Iba a decir hoy, pero no estaba segura de si ya había pasado medianoche o si todavía seguíamos en el mismo día. - ...antes de huir. Hoy, ayer, no sé qué hora es. - Dije, un poco nerviosa. 

Respiré profundamente un instante. No quería llorar. Yo no era de las que lloran tan fácilmente, y ahora debía mantenerme firme, aunque me sintiera cansada. - No conozco a Aubrey Saint John, mi tío simplemente me dijo que fuera a su casa, pero no le dio tiempo a decirme nada más. - Dirigí mi mirada a la señora Herondale y a su hija, y luego volví a Gareth. - No puedo daros el nombre de mi tío porque no sé si lo buscan a él, a mí ni para qué. Tampoco puedo contactar con él, creo. Pero me dijo se han llevado a mis padres... - Apreté los puños para aguantar la compostura sin venirme abajo. - ...y ha ido a buscarlos. - Finalicé, con un gran esfuerzo.

Cambié el peso de pierna, un poco incómodo, cuando Ivy dijo que le dolía la cabeza. No sabía si esperaba más ayuda que la iratze y todo lo demás o sólo que asintiera como si me importase. Escuché eso que decía del Velo y la verdad es que no supe muy bien qué decir: lo que no se podía ver eran mierdas. Y si de verdad dolía así no sabía por qué coño seguía haciendo esas cosas. A lo mejor no era sólo que estuviera un poco pirada, y es que era idiota.

Sin embargo no la solté en ningún momento. Esperaba que la runa de Calmar Indignación estuviera haciendo su efecto, tranquilizándola de la mierda que hubiera visto o simplemente la situación y todo eso. Y al escuchar su pregunta asentí con la cabeza. Eso estaba bien. Llevarla a su cuarto y que descansara era bueno porque me permitía quedar guay y hacer otras cosas mientras.

—Venga, vamos —dije ayudándola a ponerse en pie. Después me quedé esperando por si quería pasar el brazo por mis hombros, o algo, y sólo cuando ya estábamos de camino fui poniéndola al día—. El brujo ese se portó como un gilipollas y al final nos piramos —enuncié—. La nueva invocó un cuchillo serafín, así que está claro que es nephilim —expuse sin saber muy bien si era consciente de que teníamos un nuevo cachorrito. Ahora están en el estudio hablando con Gareth —dije, tomando la decisión de ir ahí inmediatamente después de dejar a Ivy en su habitación.

Ivy se dejó ayudar y se colgó de tu hombro cuando lo ofreciste, esperando al parecer por su postura que tú la sujetases por la cintura. Pestañeó rápido mientras hablabas, asintiendo con la cabeza, como si tratase de asimilar toda esa información.

—Sentí llegar a alguien nuevo, sí... —dijo, con tono ensoñado—. Aunque no llegué a verla. Fue muy difuso y... —detuvo sus palabras cuando al salir de la enfermería os encontrasteis con Scott y Jo.

—¡¡Ivs!! —exclamó la niña, acompañando su voz de un aspaviento con ambas manos y una enorme sonrisa—. ¡Estás despierta y de pie! ¿Qué te pasó? ¿Estás bien?

Scott dio un respingo sorprendido al veros salir que evidenció que no esperaba encontrar a Ivy en pie con las explicaciones que había recibido. Entonces escrutó el rostro de la joven y mientras Jo se dirigía a ella, él te habló a ti.

—Creo que Gareth quiere que subas al estudio para informar de todo. Yo cuidaré de Ivy, si te parece bien.

Cojo a Ivy cuando ella pasa el brazo por mis hombros y lo hago con naturalidad. Normalmente paso del contacto físico, pero en temas de llevar heridos nunca me ha rayado lo más mínimo, y supongo que ella cuenta como herida. Estoy a punto de responder dándole el nombre del cervatillo cuando nos encontramos a la pequeña y a Scott y pasé de la primera para hacer caso al segundo.

—Claro, sin fallo —le dije, aplazando la idea de pedir a Ivy más detalles de su visión. O, bueno... Algún detalle que sonase coherente o racional. Entonces me dirigí a todos mientras me desprendía con cuidado de la nephilim, y se la pasaba a Scott.

—Nos vemos, chicos.

Y con esas palabras me dispuse a marcharme.

En ese momento la puerta se abrió y entró Émille por ella. El chico pudo ver a Gareth sentado junto a Deirdre en la mesa grande y a Sun-yun y Melissa sentadas en el otro lado. Alice estaba de pie cerca de sus padres y Amber, también de pie, estaba detrás de las dos chicas. Milton estaba sentado en uno de los silloncitos. Todos parecían pendientes de Gareth y Melissa y el ambiente parecía un poco cargado.

Como en un gesto sincronizado al milímetro, dos cejas se alzaron en un arco perfectamente delineado en los rostros de Deirdre y Alice cuando Melissa se negó a dar el nombre de su tío. El desdén en la mirada de la más joven de las dos fue evidente, mientras que la mayor simplemente pareció decidir que la jovencita no merecía el interés que suscitaba y con un tenue suspiro sus ojos vagaron hasta detenerse en un punto indefinido hacia su derecha.

Fue el hombre el que pareció comprender la situación de Melissa y extendió una mano por encima de la mesa para dejar en su antebrazo un apretón de ánimo.

—Tranquila —le dijo con suavidad—. Esto no es una comisaría ni nada por el estilo. No somos los malos, ni tenemos intención de hacerle nada a tu tío.

Entonces se echó hacia atrás y llevó su mirada hacia el recién llegado, dando un poco de aire y espacio a Melissa.

—Émille. ¿Cómo está Ivy? —preguntó, aunque no llegó a esperar ninguna respuesta antes de volver a dirigirse a la muchacha, como si la pregunta en realidad sólo tuviese como motivo aligerar un poco el ambiente.

—Supongo que ya te lo han dicho, pero lo que eres, lo que es tu tío, al parecer, lo que somos todos los que estamos aquí es Nephilim. También nos llaman Cazadores de Sombras porque aunque somos humanos, por nuestra sangre corre la sangre del ángel Raziel. Existimos para cuidar de la humanidad y protegerla de los demonios. —Esbozó una pequeña sonrisa cansada. —Supongo que si te han criado como mundana, todo esto te sonará como una completa locura, pero has visto cosas con tus ojos que también te lo parecerían, ¿no es así?

Hizo una breve pausa y luego su mano hizo un gesto señalando el lugar.

—Este lugar al que llamamos el Instituto, es un Enclave, un refugio y un lugar de entrenamiento para Nephilims. Cualquier Nephilim tiene derecho a pedir asilo en cualquier Enclave del mundo. Tal vez tu tío esperaba que Callepsia, que es el nombre real de Aubrey, te trajese aquí. En cualquier caso —continuó, encogiéndose de hombros—. Si queremos saber quién es tu tío es para ayudarte, para saber qué ha pasado con tu familia y por qué no teníamos conocimiento de tu existencia.

»No estás obligada a quedarte si no quieres, ni a ser una Cazadora de Sombras, pero al menos te voy a pedir que te quedes aquí hasta que La Clave pueda hablar contigo. Hemos encontrado últimamente varios nephilim que no figuraban en nuestros registros y hay una investigación abierta al respecto. Además, aquí estás a salvo y protegida de alimañas como la que viste. Puedes salir si quieres, pero te recomiendo que si lo haces lo hagas acompañada de dos nephilim entrenados. Piénsatelo si quieres —terminó, con un pequeño asentimiento, para volver a mirar a Émille.

—Cuéntame —pidió.

Había sido un viaje bastante inútil. Emille ni siquiera sabía lo que andaban buscando y la "profecía" de Ivy era tan poco precisa que habría hecho mejor en mantenerse callada. Con esos pensamientos en la cabeza accedí a volverme invisible, principalmente para no tener que aguantar otra conversación con Emille y la china. Sin embargo, presté atención a lo que se decía y me interesé por la desaparición del tío de la pelirroja pecosa. Definitivamente los nephilim son unos incompetentes.

Si su tío era cazador de sombras, ¿por qué ella no sabía nada? No tenía sentido. Mis padres y mi hermana claramente no lo eran y no tenían ni idea sobre ese mundo, pero ella debería haber estado informada, ¿no? Más preguntas sin respuestas. Por el momento decidí no fiarme de ella. Bueno, en realidad no me fiaba de nadie, pero no me quedaba otra opción que seguir con ellos hasta averiguar más cosas.

Al llegar al instituto, como ya hice con la china, esperé que no fuera capaz de ver la catedral. No hubo suerte. Chasqueé la lengua, molesto por ser el único incapaz de haber visto el majestuoso edificio a la primera. Putos frikis. Me consolé al pensar que tal vez eso significaba que yo estaba menos metido en toda esa mierda de demonios, subterráneos y esas cosas. Sí, debía ser por eso.

Nada más entrar en el instituto me fui directamente a mi habitación y, una vez dentro, me quité la runa de invisibilidad. Dejé las armas apoyadas en la pared y me tomé un tiempo para reflexionar en todo lo que había ocurrido y en las palabras del rubio buenorro. Los brujos pueden hacer cualquier cosa. Cuanto más pasaba el tiempo, más me dejaba seducir aquella posibilidad. Había que pagar un precio, pero yo estaba dispuesto a pagar lo que fuese con tal de recuperar a Emilie.

Con esos pensamientos en la cabeza volví a salir para buscar a los demás y ver si habían encontrado algo de utilidad entre las cosas de la inmigrante. Seguro que no, el plan "coger todo lo que podáis" no parecía demasiado alentador.

Al ir a tu cuarto habías llegado a escuchar a Jo decir que Gareth estaba en el estudio, así que hacia allí te dirigiste. Al abrir la puerta pudiste ver a Gareth sentado junto a Deirdre en la mesa grande y a Sun-yun y Melissa sentadas en el otro lado.

Alice estaba de pie cerca de sus padres y Amber, también de pie, estaba detrás de las dos chicas. Milton estaba sentado en uno de los silloncitos y Émille estaba de pie cerca de la puerta, con aspecto de acabar de llegar.

En aquel momento se abrió la puerta de nuevo y por ella entró Ethan, ya visible para todos.
 

Ya sabía que no decir el nombre de mi tío no agradaría a más de uno. También imaginaba quienes serían esos, o más bien esas. Por suerte, Gareth parecía un hombre bastante decente y tolerante. Además de comprensivo. La verdad es que no podía evitar que me gustara un poco. Bueno, que me cayera bien.

Agradecí que me dejara ese pequeño momento para respirar antes de continuar. Seguía desconfiando ya que los acababa de conocer. Si tuviera que juzgar por las pintas que llevaban algunos, todavía era más normal que desconfiara. Pero las palabras de Gareth me parecieron muy acertadas e hicieron que me fiara más.

Ahora mismo no tenía ninguna pista más que la de que ellos también buscaban a Aubrey, Callepsia, así que probablemente mi única opción era confiar en ellos. - Yo sólo quiero encontrar a mis padres y a mi tío. No soportaría perderlos - Apreté los ojos y luego pestañeé rápidamente unas cuantas veces. Finalmente paré en seco y los dejé abiertos antes de continuar. - Se llama Ralph. Ralph Campbell... - Dije, después de ver a Émille y a Ethan llegar.

Cuando la puerta se abrió, apreté mi espalda contra el respaldo de la silla para no girarme a ver quién era. No hubiese sido educado. Pero en cuanto Herondale recibió a lanzaman, consideré que podía salir de esa conversación sobre la cachorrita y la cachorrita y la cachorrita y comprobar por mis propios ojos quién venía.

Sonreí al chico en saludo y por poco me pierdo el inicio del discurso de Herondale que ni tan solo esperó a saber como estaba A.B. ¿Qué coño pasaba con esa pelirroja?

Pero lo peor fue que la niña desembuchara después de que Herondale cediera la palabra a Lanzaman, ¡claro! No podía perder el protagonismo, no. Me tragué un suspiro hastiado y otro mosqueado. — ¡Qué rollo! —exclamé al ver que no me la iban a dejar quedar—. Después de eso solo me podía animar un par de capítulos de Skins o, en su defecto, la llegada de Cara de Mike.

Entré en el estudio tratando de hacer el menor ruido posible para no interrumpir la conversación. No llegué a pronunciar ningún saludo en voz alta, pero incliné levemente a aquellos que me miraron. Era consciente de que estarían informando a la pelirroja pecosa de todo lo que para ella era desconocido, o al menos una parte de ello. Tendría que ir descubriendo lo demás con el tiempo, como ya estábamos haciendo la china y yo.

Cuando se giró y pronunció el nombre, que supuse que era el de su tío, asentí con al cabeza, indicándole que estaba de acuerdo con lo que había hecho, que había hecho bien en decirlo. En cierta forma no podía evitar sentirme identificado con ella. Ella también había perdido a su familia y se encontraba perdida en aquel nuevo mundo de locos. Semanas atrás me había encontrado exactamente en la misma situación que ella, rodeado de extraños y con miles de preguntas. Aunque bueno, ella había decidido venir por su cuenta y a mi me habían secuestrado después de atravesarme la rodilla con una lanza. No era lo mismo. Además, yo había tenido la carga extra de aguantar a la española...

Me aparté un poco de la entrada, alejándome de Emille deliberadamente, quedándome cerca de la puerta, pero dejando la vía libre por si alguien quería entrar o salir. Esperé pacientemente a que la conversación prosiguiese, esperando que se dijera algo que pudiera ayudarnos a descubrir el paradero de nuestras familias.

Llegué al estudio de Gareth a tiempo de escuchar su discurso. Y mientras este duró mi pecho se hinchó con orgullo no sólo como Cazador de Sombras, sino también como su pupilo. La pregunta que me hizo al principio quedó aplazada por sus palabras y simplemente le escuché, esperando algún día poder ser como él. Un poco más duro en algunos aspectos, quizá, porque yo no pasaba tanto las tonterías, pero por lo demás...

No me sorprendió que tras las palabras del director la rarita se arrugase y dijera el nombre que tan celosamente parecía haber guardado. Tenía pinta de tener muy poco aguante. Y un instante más tarde, cuando volvió a darme pie, me dispuse a hablar.

—Ivy está consciente —fue lo primero que enuncié, pues era por lo que me habían preguntado—. Ha tenido otro ataque en la enfermería, pero después ha despertado. Ahora está con Scott. —Guardé silencio durante un instante—. No sé qué ha provocado esos ataques —aparte de estar como una puta regadera— y no ha llegado a decirnos qué vio o dejó de ver en la casa.

Gareth asintió levemente cuando Melissa cedió y dio aquel nombre. Después, sus ojos viajaron hasta Émille para escuchar su informe y cuando terminó, asintió, llevando su mirada a la chica de nuevo.

—Ralph Campbell —repitió—. Campbell. No me suena nada. Tal vez no es su verdadero nombre. O quizá el apellido nephilim era el de su madre. Lo investigaremos en todo caso. Y también lo de tu anillo. —Hizo una breve pausa. —Mientras tanto, que Amber y Sun-yun te ayuden a instalarte. Si quieres entrenarte como cazadora de sombras, Émille y Milton se encargarán de echarte una mano con eso —dijo con el tono de quien espera ser obedecido sin necesidad de dar órdenes y mirando a todos los que iba nombrando—. Ethan también ha perdido a su familia —comentó, haciendo un leve gesto hacia el muchacho rubio—. Quizá si unís vuestras cabezas podáis encontrar algo en común. Hablaremos con La Clave y si se te ocurre alguna forma de contactar con tu tío, avísame.

Entonces se dirigió a Émille, con un nuevo asentimiento de cabeza y un gesto cansado en el rostro.

—Hablaré mañana con Ivy y trataré de averiguar qué le está pasando. Dime, ¿qué tal os fue con el brujo?

—Si su tío tiene algo que ver con los Morgenstern no me extraña que haya cambiado de nombre —intervino entonces Amber, contemplando el anillo que Melissa llevaba en su dedo. Después levantó los ojos hasta cruzarlos con los de la chica—. Valentine era supuestamente el último de los Morgenstern. Debe ser el apellido más odiado y temido entre los nephilim —explicó, buscando después la mirada de Émille.

Escuché el nombre de mi tío de los labios de Gareth con intriga. Miré de reojo a Gi Sun-yun, intentando esbozar una pequeña sonrisa para agradecer que tanto ella como Amber me ayudaran con la acogida. Pero lo más impactante para mí fue lo que dijo Gareth después. La expresión de mi cara mutó cuando sugirió que me podía entrenar como "cazadora de sombras". Y encima, con Émille y el otro chico desconocido para mí.

Miré entonces a Émille con una cara de incomprensión, y mi ayudé de mis hombros para expresarla, elevándolos ligeramente. Luego miré al tal Milton, que durante las presentaciones me pareció más amable. No obstante, no estaba demasiado segura de eso de "entrenar". ¿A qué se referirán exactamente con entrenar? Le di vueltas, mientras me venían imágenes de lo que había conseguido hacer con el arma que me había dejado Émille un rato antes.

También dediqué una triste y fugaz mirada a Ethan. No me alivió que estuviera en la misma situación que yo, pero me supo muy mal. Lo entendía perfectamente.

La intervención de Amber hizo que mi mente cambiara de tema al que darle vueltas. - Yo... No conozco a ningun Morgenstern. - Dije mirándola, con una incomprensión totalmente sincera.

Aunque lo hecho, hecho estaba, no podía evitar sentirme un poco insegura. ¿Habré hecho mal en confiar en ellos...?
¿O bien...? ¿Querría tío Ralph que confiara en esta gente...? Me quedé un rato pensativa, mientras se dirigían de nuevo a Émille para tratar el tema de Ivy y... el brujo.

Me decepcionó un poco que Gareth no conociese al tío de la pecosa. Si su tío era nephilim como parecía ser el caso no debería ser demasiado complicado encontrarlo, ¿no? No había tantos. ¿O sí? Lo único bueno que había sacado de todo aquello, a parte de mis poderes, era sentirme especial. Si había cazadores de sombras por doquier perdería parte de la gracia.

Cuando el director en las sombras me mencionó, miré a la nueva de nuevo y asentí en su dirección. Yo sabía por lo que estaba pasando ella. Bueno, más o menos. Solo se habían llevado a su tío, que era un cazador de sombras, mientras que a mí me habían arrebatado a mi madre, mi padre y mi hermana, sin que fueran nephilims.  Parecía una posibilidad muy remota encontrar algo en común entre los sucesos, pero tal vez consiguiéramos sacar algo en claro. Personalmente tenía muy clara la primera pregunta que le iba a hacer. 

Miré con suspicacia a Amber cuando ésta habló y, tras dedicarle una rápida mirada a la nueva, volví a centrar mi atención en la manitas. ¿Por qué es el apellido más odiado? Lo cierto era que me había centrado en estudiar demonios y subterráneos, pero no a los cazadores de sombras. No se me había ocurrido que pudiera haber sospechosos en nuestro propio bando.