Partida Rol por web

Estación de nieblas

Capítulo 3.5: Comenzando (Émille y Melissa)

Cargando editor
14/08/2016, 13:02
Narradora

Los pasos de Melissa resonaban nerviosos sobre la piedra del castillo mientras la chica recorría los pasillos del lugar que todavía le parecía un laberinto en busca de Émille.

No estaba segura de cuánto tiempo había pasado subiendo escaleras y escaleras hasta que llegó a lo que parecía ser el último piso. Y allí, cuando las escaleras terminaron se encontró delante de dos amplias puertas de madera con dos pasillos que se abrían a ambos lados. Al otro lado pudo escuchar algunos ruidos amortiguados y cansada de deambular abrió una de las hojas de la puerta.

Se trataba de un espacio muy amplio, de unos quince metros de altura. Y podría parecer un gimnasio ya que en algunos de sus laterales había espalderas, si no fuese porque el aire estaba plagado de vigas y plataformas a distintas alturas y las paredes llenas de armas blancas de todos los tamaños y formas, algunas sin filo, de entrenamiento, y otras que parecían estar tan afiladas como para cortar un cabello en el aire. 

Junto a la entrada una puerta parecía guardar lo que debía ser tal vez un vestuario. 

Émille se encontraba en ese momento subido a una plataforma que fácilmente estaría a seis o siete metros de altura y parecía estar entrenándose él solo.

Cargando editor
15/08/2016, 09:23
Melissa Campbell

Salí de mi habitación en dirección a ninguna parte. Llevaba todo el día pensando en mis padres, en Ralph, en Claire... Así que lo mejor que podía hacer era ponerme las pilas. Quieta no solucionaría nada. 

Todavía estaba alucinando por estar donde estaba. ¿Cómo podía ser que, ocultado por las ruinas de una iglesia, hubiera un castillo tan inmenso?

Poco después de salir de la habitación decidí ir a ver a Émille. Sabía que no le caía demasiado bien, o esa era la sensación que me daba, pero también sabía que él era el indicado para ayudarme a comprender mejor mis poderes. O eso pude comprobar cuando me dejó su cuchillo.

Empezaba a estar un poco harta de subir escaleras cuando llegué a una sala enorme. Miré por todas partes, deteniéndome curiosa en algunas armas que nunca había visto, hasta que mi mirada se encontró con Émille.

Cerré la puerta tras de mí y me acerqué con prudencia al chico. No quería estorbarle, pero también quería que fuera consciente de que estaba allí para que cuando tuviera un momento, pudiera pedirle ayuda.

Cargando editor
17/08/2016, 20:23
Émille Lalique

Entre enseñar a tanto novato de mierda costaba encontrar ratos en que entrenar de verdad. Y ahora, al fin, lo había conseguido. Estaba sudoroso tras repetir varias veces toda una rutina de acrobacia de combate y al final había terminado sobre una de las plataformas medias. Había aprovechado para cerrar los ojos y tratar de aumentar mi potencial. Había quien entendía esto como un trance espiritual, pero no tenían ni idea.

En cuanto oí la puerta abrirse traté de adivinar de quién se trataba. Sin embargo aún me faltaba para eso. Al final acabé por abrir un poco los ojos y, al ver que Bambi se había perdido, seguir a lo mío. No tardé en darme cuenta de que no se iba. Emití entonces un suspiro hastiado y salté de una plataforma a otra un poco superior, listo para mirarla desde esa altura.

—Qué —enuncié con hosquedad. Y por una vez detuve mi impulso de saludar lanzándole un cuchillo. Vistas sus pintas era capaz de comérselo enterito, con empuñadura y todo.

Cargando editor
18/08/2016, 18:18
Melissa Campbell

La reacción de Émille ya no me sorprendió. Si no fuera porque lo empezaba a conocer, ya me hubiera ido de allí. Las personas bordes me producían un sentimiento contradictorio de amor-odio. Por lo general, no me gustaba la gente tan... antipática. Pero había aprendido a ver que en cada uno de ellos hay una razón por la que son así y mis padres me enseñaron a no juzgar a las personas sin antes conocerlas mejor.

Observé desde mi posición cómo Émille, al cabo de un rato, entreabrió los ojos y me miró. El suspiro me atravesó, pero aguanté y vi cómo saltó hasta otro nivel superior. Fue entonces cuando respondió con aspereza, dándome una pequeña señal de que, aunque le molestaba, podía hablarle. - Gareth dijo que podías entrenarme para ser... una cazadora.
No digo que quiera serlo, pero después de lo que vi en mi casa, no me vendrá mal aprender alguna cosa para defenderme - 
Dije del tirón, sin detenerme a respirar.
Sabía que no sería fácil hablar con él, así que preferí soltárselo de golpe.

Cargando editor
18/08/2016, 19:05
Émille Lalique

Las palabras de la rarita me llegaron aún a pesar de la distancia. Podía hacer empezado de cualquier otra forma, peor no... Tenía que hablar de Gareth. Joder, me iba a tocar pringar. Escuché lo que decía sin mover ni un músculo de mi rostro más que para poner cara de desdén cuando pronunció de esa forma la palabra «cazadora».

—Yo no puedo entrenarte para eso, y menos si no quieres serlo —dije, aunque pareciera que le estaba llevando la contraria a mi mentor la verdad es que era lo que pensaba. Nadie podía. Entonces volví a hablar con más aspereza—. Pero podemos intentar que no seas una inútil del todo. —Y aquello ya sería un logro.

—Vas a sufrir —avisé—. Vas a hacerte daño tú sola, y yo te haré más. Te dolerá más que nada que hayas experimentado. Pero no te mataré y servirá para que otros tampoco lo hagan. Y como se te ocurra pedirme un manual o no hagas exactamente lo que te diga, hemos terminado —enuncié. Bastante había tenido que sufrir ya con la porculera como para no empezar a formarme mis reglas.

—¿Lo has entendido?

Cargando editor
20/08/2016, 09:45
Melissa Campbell

Escuché desde la lejanía a Émille. No pude evitar que internamente me hiciera un poco de gracia que se lo tomara todo tan en serio, pero a la vez comprendía que así debía ser. Después de lo que había visto últimamente, no era para menos.

Asentí con la cabeza, aunque sabía que quizás no me estaba ni mirando, a la dureza de sus palabras. Tenía que reconocer que me asusté cuando dijo que iba a sufrir. En ese momento estuve a punto de echarme atrás, pero seguidamente recordé cómo Ralph se enfrentaba a aquella criatura y que tanto él como mis padres podrían estar en peligro. Yo no podía quedarme de brazos cruzados, aunque me horrorizaba no saber con qué me encontraría a partir de ahora y si sería capaz de superar cualquier obstáculo.

Miré a Émille aunque él no lo hiciera y esta vez respondí firme a su pregunta. - Entendido. ¿Aunque realmente estoy preparada para algo así...? Miré a mi alrededor dubitativa, observando de nuevo aquellas armas que tanto me llamaban la atención, antes de volver a dirigirme al chico. Aunque mi rápido subconsciente ya había respondido por mí. 
- ¿Por dónde empezamos...? - Pregunté, esta vez sí, con un poco de temblor en mi voz.

Cargando editor
29/08/2016, 21:12
Émille Lalique

Emití un suspiro cuando la rarita dijo que había entendido. Quizá no había sido lo suficientemente claro, o quizá tenía que mejorar mi discurso de intimidar. En cualquier caso parecía que me iba a tocar entrenarla. Sin decir nada di un paso al frente, dispuesto a dejarme caer de la plataforma. Siete metros eran una distancia considerable para un mundano, pero por suerte nosotros teníamos nuestras herramientas.

De modo que al caer al suelo simplemente flexioné un poco las rodillas para amortiguar el golpe y me erguí, reevaluándola. Seguía siendo tan poco cosa como cuando había llegado a la casa de la puta bruja de la porculera. Entonces hice un gesto hacia la sala, abarcándola.

—Elige un arma.

Cargando editor
04/09/2016, 16:59
Melissa Campbell

Cuando vi bajar a Émille desde esa altura hasta la mía, me quedé realmente sorprendida. Tragué saliva e inmediatamente procuré que no se notara demasiado que me había impresionado antes de que el chico se incorporara del todo. De todos modos algo se me notaría, inevitablemente.

Miré hacia donde antes había visto las armas sin moverme del sitio. Me miré a mí misma, observando mi ropa prestada. Todo lo que llevaba me lo había dejado Amber, pero me dijo que era de Ivy, ya que teníamos una complexión física más parecida. Se trataba de una camiseta de manga corta de color negro y de algodón, unos pantalones de chándal bastante cómodos de color gris con una tira negra del mismo tejido en cada costado y unas deportivas sencillas.

No estaba segura de que esa vestimenta fuera la adecuada, pero era lo que tenía, así que me acerqué primero a las armas que no tenían filo, ya que me daban menos respeto. Sin embargo no cogí ninguna todavía. Quería escoger bien, aunque no tenía ni pajolera idea de cuál sería la mejor para mí.

Cuando ya llevaba lo que pensé que sería "demasiado rato para la paciencia de Émille", me dirigí a él. - ¿Qué me recomiendas...?

Cargando editor
04/09/2016, 19:10
Émille Lalique

No me sorprendió que la rarita no se esperase una caída como la mía. Probablemente no había visto una mierda en toda su vida. Es lo que tiene vivir acomodado como un mundano, después de todo. Entonces la vi observar las armas y observarse a sí misma y yo la evalué de arriba a abajo con una clara expresión de escepticismo. «No, hija mía, eso de mi cuerpo es un arma no se aplica a ti», parecía decir.

La vi acercarse primero a las armas sin filo y me quedé esperando. Mis ojos pasaban por ellas y sólo de vez en cuando volvían al bicho raro para estudiarla. Joder, parecía que les tuviera miedo.

Pasado un rato cambié mi peso de pierna, impaciente. Si lo llego a saber se lo digo desde arriba, sigo entrenando, me voy a duchar y vuelvo. Y aún entonces seguro que me daba tiempo a que Amber aprendiera a cocinar.

Para cuando me preguntó lo primero que hice fue emitir un suspiro. Me dispuse a responder.

—No tienes pinta de ser fuerte como para golpear de verdad —valoré. Si no quería sinceridad que no hubiera preguntado— ni diestra como para que merezca la pena que te acerques —expuse. Entonces hice un gesto hacia un extremo de la sala, donde el arma que iba a proponer descansaba—. ¿Alguna vez has hecho tiro con arco?

Cargando editor
06/09/2016, 16:21
Melissa Campbell

La sinceridad de Émille me caló, como todas las veces anteriores. Durante un segundo mi mirada se afiló, pero pronto me contuve y volvió a relajarse. Si pretendía que el chico me entrenara y que encima no hubiera problemas, tendría que aguantar ese tipo de respuestas. 

Respiré hondo y miré en la dirección que me había señalado Émille. Mmmm... No estaría mal... - Pues no. Pero me interesa - Respondí sin mirar al chico y acercándome al arco con la intención de cogerlo, si podía.

Por un lado me convencía más que cualquier otra arma. Sin embargo, una parte de mí sentía que había pecado de un exceso de confianza. ¿Seré capaz de manejar esto sola...?

Cargando editor
08/09/2016, 12:00
Émille Lalique

Al ver cómo la rarita esta afilaba los ojos sentí ganas de darle un varazo. ¿Estaba desafiándome, o algo parecido? Sin embargo no hice nada por el momento.

Luego, al escuchar su respuesta con respecto al arco, asentí. En ese momento me di cuenta de algo. El arco era la mejor idea también por otro motivo: con un poco de suerte podía entrenarla Derian.

—Cógelo y vamos a empezar —dije con un tono severo. Entonces señalé uno de los muñecos de práctica que estaba al nivel del suelo—. Intenta darle y no hacerte daño.

Cargando editor
08/09/2016, 16:33
Melissa Campbell

Cuando recibí el permiso para hacerlo, cogí el arco. No sabía cuánto pesaría, pero estaría preparada por si pesaba mucho. También fui con cuidado, tanto de no romper nada como de no hacerme daño, como me había sugerido Émille.

Una vez lo tuve en mis manos cogí una flecha de la aljaba. Dejé la bolsa en el suelo, apoyada en la pared, porque ya tenía bastante con el arco. No tenía ni idea de cómo colocarme, ni yo ni el arco. Observé desde mi posición el muñeco que me había señalado el chico y al que tenía que intentar acertar con la flecha.

Miré de reojo a Émille un momento muy corto. ¿Pretende que lo intente sin que me haya dado ninguna indicación más...? Sí, eso parece. Me respondí a mi misma mentalmente.

A continuación, me coloqué el arco como creía que debía colocármelo. Vamos a ver... Siendo diestra, tendré que usar el arco con la izquierda para poder coger la flecha y precisar mejor con la derecha. Recordé algunas de las películas que veía Ralph a veces, donde salían indios con sus arcos. No me acordaba demasiado de cómo los llevaban, pero me ayudó a inspirarme.

Cuando me sentí cómoda con cómo cogía el arco me dispuse a probar, sin lanzar la flecha, la mejor manera para apuntar. Me sentía, dentro de lo que estaba consiguiendo sola, un poco perdida. Durante una de las pruebas me di cuenta de algo. Debería llevar alguna protección en el antebrazo izquierdo. Deduje que si no lo hacía, me podría hacer daño con la cuerda.

Miré a mi alrededor y no fui capaz de encontrar nada para ponerme, pero supuse que si tenían un arco como aquél, también tendrían el equipo para usarlo. Bajé el arco y me dirigí a Émille. - Creo que necesito una protección para el antebrazo antes de tirar la flecha - Dije primero, explicando la razón por la que me había detenido. - ¿Dónde puedo encontrarla?

Cargando editor
08/09/2016, 16:54
Émille Lalique

Bueno, había una cosa que se podía decir de la rara esta: podía alegrarme el día. Verla moverse así, como un pato mareado, mientras intentaba colocarse, era la leche. Por un momento me planteé que lo estuviera haciendo a propósito para luego hacer un tiro increíble si ya sabía disparar, pero cada vez parecía menos probable.

Al ver que bajaba el arco pensé que ya se daba por vencida. Bueno, había durado poco, pero no pasaba nada. Si había aprendido cuál era su lugar molestaría menos. Sin embargo al escucharla me di cuenta de que no se trataba de eso. La miré, alucinado, antes de reír como si aquello fuera una broma.

—Y unas gafas de seguridad por si te clavas la flecha en un ojo —le dije haciendo un gesto con la mano. Luego negué con la cabeza—. Venga, dispara, que no tenemos toda la mañana.

Cargando editor
09/09/2016, 16:14
Melissa Campbell

Tenía paciencia. Mucha. Así que, a pesar de que Émille me faltara el respeto riéndose de mí de aquella manera, no perdí los nervios. Me quedé un rato observando cómo se reía con una expresión entre hierática y molesta en la cara, esperando a que terminara. No dije nada sobre el comentario que acababa de hacer, pero sí me preocupó que, después de todo, no me dijera dónde podía encontrar algo para protegerme el brazo.

No sé si fue su tono de voz, lo cansada que ya estaba de la actitud de Émille o las ganas de probar si se me daría bien el arco o no que, finalmente y después de un suspiro de decepción muy sonoro, me dispuse a tirar la flecha con el arco.

Volví a la posición que había encontrado correcta antes y coloqué la flecha en la marca correspondiente. Tiré de la parte de atrás de la flecha cogiéndola como pude hasta que la cuerda se tensó por la parte central. Apunté al muñeco que había señalado Émille y, deseando no hacerme daño, solté la flecha.

Cargando editor
10/09/2016, 02:59
Narradora

Melissa se concentró, tensó la cuerda del arco y su flecha salió surcando el aire a toda velocidad. Era evidente al contemplar su posición que no había hecho aquello antes, pero tal vez tuviese un talento natural para manejarse con aquel arma pues aunque la trayectoria no parecía muy certera, finalmente la flecha se clavó en la pierna del muñeco al que la chica había apuntado.

- Tiradas (1)
Cargando editor
10/09/2016, 03:22
Émille Lalique

Es innegable que me sorprendió que la rarita acertase. Mira, mejor para ella. Y Para mí. Si de verdad no tenía ni puta idea aquello era guay y significaba que lo había clavado escogiendo arma. Aunque una vez siempre puede ser suerte, claro, decidí darle una oportunidad para lo siguiente.

—No está mal —enuncié como si aquello ya fuera una gran concesión. Entonces miré al muñeco y volví a hablar—. Queda por trabajar, pero parece que tienes arma.

Entonces, sin decir nada, saqué la estela y le pedí directamente la mano que estiraba la cuerda. En caso de que me la diera no tardaría en dibujar un algunas runas en la cara interna de su brazo. Mientras tanto me fijé en cuál de sus ojos era el dominante.

—Repite ahora —pedí antes de hacer un gesto con la mano señalando sus pies—. Apunta con los pies a la pared de allí —dije señalando una de las perpendiculares—, separados el ancho de tus hombros. Apunta sólo con el ojo izquierdo. El ojo dominante es más importante que la mano dominante, así que cógelo al revés de cómo lo has hecho.

Luego di un paso atrás y volví a señalar al muñeco.

—Venga, dale.

Notas de juego

Runas si se deja:

Puntería, Técnica (Tiro con arco) y Destreza (débil).

También potencio sus físicos con Aumento de habilidad.

Cargando editor
12/09/2016, 16:23
Melissa Campbell

Notaba que me había torcido un poco cuando solté la flecha. Sin embargo, nunca imaginé que a pesar de mi torpeza por novata llegara a dar en el blanco. Bueno, más o menos. Pero nunca pensé que ni siquiera le fuera a dar.

Miré a Émille para ver su cara. Si yo no creía que lo pudiera hacer, seguro que él todavía menos. No vi mucho en su expresión, pero por lo menos me había dicho que no estaba mal, que para venir de él ya era mucho.

Al darme nuevas indicaciones para repetir y practicar me sentí más segura, con ganas de mejorar. Seguí sus directrices y me coloqué como me dijo. Me pareció un poco raro tener que coger todo al revés de como lo había hecho antes, pero confié en que Émille sabía de lo que hablaba y le hice caso con eso también.

A continuación, sin decir nada, me volví a concentrar en el objetivo. Respiré hondo y finalmente repetí la acción anterior pero esta vez con las rectificaciones.

Notas de juego

¡Melissa se deja hacer las runas! Pero a ver cómo, porque sería la primera vez. O.O

Cargando editor
12/09/2016, 16:47
Narradora

Cuando Émille sacó la estela y empezó a dibujar sobre tu piel, en cuanto la punta te tocó sentiste un dolor punzante y candente que te hizo apretar los dientes con fuerza para no emitir un grito. Sentiste perfectamente cómo Émille movía ese cilindro blanco haciendo un dibujo y el calor se fue extendiendo por tu brazo, ardiente y doloroso. Soportable, pero constante. Como si te estuvieran haciendo un tatuaje de fuego, era difícil describirlo de otra manera.

Cuando terminó sentiste latir tu piel dolorida, pero de alguna manera el calor que se extendía desde el punto en el que te habían hecho esas marcas. Tenías la respiración agitada y la frente perlada de sudor, como si hubieses hecho un tremendo esfuerzo.

Sin embargo, entonces Émille cerró los ojos por un instante y un cosquilleo empezó a recorrer tu cuerpo, por debajo de la piel. Era una sensación extraña, diferente a cualquier otra cosa que hubieras sentido nunca. Al principio te asustaste y tu estómago se encogió ante esa sensación desconocida, pero enseguida te sentiste mejor. Más fuerte, más capaz. Como si algo dentro de ti se hubiera expandido. 

Cargando editor
12/09/2016, 17:16
Narradora

Émille tomó el brazo de Melissa con su consentimiento y comenzó a dibujar en él. De la punta de la estela comenzó entonces a salir una marca negra, siguiendo el dibujo que hacía el movimiento de la estela en la mano de Émille. En ese momento la cara de la joven reflejó el dolor que el chico esperaba ver en ella.

Melissa apretó los dientes, en un esfuerzo evidente por no gritar de dolor y cuando Émille terminó, ella tenía la respiración agitada y la frente perlada de sudor, como si hubiese hecho un tremendo esfuerzo.

Después se preparó de nuevo. Se sentía más ágil y preparada y tal vez por el cambio de mano, o quizás por esa sensación que se extendía desde su estómago, le parecía que apuntar era más sencillo. Tensó la cuerda y la soltó.

La flecha salió a toda velocidad de su mano y viajó certera en una trayectoria recta y bien definida hasta clavarse directamente en el centro de la cabeza del muñeco de entrenamiento.

- Tiradas (1)

Notas de juego

3PM

No corráis tanto, chicos, que habéis avanzado un montón en un solo post y yo tenía que decirle cosas a Melissa por el medio, de lo que siente con las runas y todo eso :P. A ver si lo he apañado bien.

Cargando editor
14/09/2016, 20:14
Melissa Campbell

Estaba ya a punto cuando Émille me quiso dibujar una runa. Cuando nos conocimos, me quise librar de que me la hicieran y lo conseguí. Pero esta vez casi ni me dio tiempo a negarme.

Noté el dolor hiriente que me provocaba la punta de aquel artefacto al contacto con mi piel. No pude evitar que se me notara que me dolía aunque no quería que Émille lo percibiera. Quería que acabara lo más rápido posible pero cuando terminó, el dolor no cesó. El sudor me molestaba y usé uno de mis brazos para secarme la que tenía en la frente.

En ese momento ya podía soportar un poco el dolor y no fue hasta pasados unos segundos más, justo cuando Émille cerró los ojos, que me sentí diferente. Mucho mejor. No entendía por qué había pasado de un extremo a otro en tan poco tiempo, pero me sentía realmente fuerte y segura. 

Me atreví entonces a realizar el segundo intento con esa extraña sensación y, al ver el resultado, me quedé patidifusa. ¿Cómo... he hecho eso? Miré a Émille sin decir nada. Esperaba que él me explicara, ni que fuera un poco, cómo lo había hecho.

Notas de juego

¡Pendón! :P