Partida Rol por web

En algún momento del día siguiente a su llegada unos nudillos golpearon la puerta de la habitación que se había apropiado Melissa. Era como mínimo el cuarto en llamar a su puerta desde que había despertado.

La primera había sido Amber, con una oferta de prestarle ropa la muchacha. La segunda había sido Jo, sólo para comprobar si ya estaba despierta. La niña quería enseñarle el castillo entero, pero antes de que pudieran hacerlo había tenido que acudir a la llamada de su madre y la idea había quedado en el aire. El tercero había sido Milton, preguntándole si tenía algún tipo de alergia alimentaria y si querría comer con él y Scott.

Finalmente, fue Ethan el que se asomó al cuarto de la pelirroja tras aquella llamada.

Aunque tuve varias visitas a mi habitación, fui capaz de encontrar algun momento solitario para recapitular todo lo que me había pasado las horas anteriores, que no era poco.

Agradecí a Amber que me quisiera prestar ropa. - Pues... Quizás me iría bien una camiseta limpia. O si me decís dónde puedo lavar la que llevo... - Dije, mirando mi ropa. La verdad es que con el ritmo que llevé la noche anterior, aunque hiciera frío, en algún momento llegué hasta a sudar. 

A continuación, la visita de Jo me animó un poco, pero no duró demasiado. Luego respondí a Milton sobre todo lo que me preguntó. - Creo que no tengo ninguna alergia. - Primero. - De acuerdo, me iría bien comer algo. - Finalicé, llevándome la mano derecha a la barriga. Me había ido a dormir sin comer nada.

De entre todas las cosas que pensé durante mis momentos de soledad, todavía no sé cómo, me di cuenta de que ese mismo día había quedado con Claire para ir de excursión con mis padres y tío Ralph. No pude evitar que se me cayera una lágrima, aunque quería aguantarme, sobre todo sabiendo que iba viniendo gente a verme de tanto en tanto.

Y así ocurrió, que me llevé las manos a la cara, sentada en la cama con las sábanas casi nuevas que me habían prestado, y alguien más entró. Era Ethan, y no me supo tan mal que me viera así como si hubiera sido otra persona. Él me entendía... También aproveché para mirarlo con más detenimiento, y en ese momento me sonó de algo. No sabía bien de qué, pero probablemente de la tele.

Me había costado acostumbrarme a aquella cama y a aquella habitación. La había reformado, sí, ya no era aquella vacía sala con cuatro paredes dignas del convento más restrictivo, pero distaba de ser de mi agrado. Había comprado una play, un ordenador y una cadena de música entre otras cosas. Las había tenido que montar con ayuda de Amber, Milton y los guaperas, pero por fin había conseguido poner un toque e modernidad a aquel sitio.

Tras despertarme, desayunar, asearme y peinarme durante varios minutos, me dirigí a la habitación de la nueva. Al ver que Milton acababa de salir, miré directamente. Al instante lamenté no haber llamado a la puerta antes, pese a encontrarse abierta. Esbocé una sonrisa reconfortante y fingí que no había visto como se había llevado las manos a la cara para secarse las lágrimas. No iba a culparla por ello, yo mismo había llorado y seguía haciéndolo, pero jamás habría permitido que otra persona la viese.

Buenos días. Saludé, sin llegar a entrar en la habitación. Hasta que no me invitase a pasar no pensaba hacerlo. ¿Mala noche? La pregunté. Mi primera noche aquí fue horrible.

Me froté los ojos con los puños y pestañeé con fuerza para ver con más claridad. Asentí al saludo y a la pregunta de Ethan y al ver que no entraba le hice un gesto para invitarlo a que pasara. Aunque en esos momentos esa habitación era el lugar en el que me sentía más a salvo, no dejaba de ser la habitación de una residencia ajena a la mía, por lo que no me sentí incómoda por el hecho de que vinieran y quisieran entrar.

Me levanté de la cama lentamente y me acerqué un poco a Ethan para hablar con él. - ¿Qué se supone que puedo hacer ahora? - Pregunté, como si él fuera a tener las respuestas que necesitaba. - ¿Cuánto tiempo hace que... se llevaron a tu familia? - Y en cuanto terminé esa segunda pregunta, me di cuenta de que quizás había sido demasiado brusca. 

Di unos pasos atrás y di la espalda a Ethan. Luego giré mi cabeza de manera que él pudiera ver el lateral de mi rostro, que mostraba preocupación. - Perdona... Estoy un poco nerviosa. Pero... No paro de darle vueltas a todo. Mi tío me dijo que fuera a ver a Aubrey... Tú dijiste que crees que los que se la llevaron a ella probablemente también se llevaron a tus padres... - Llevé el pulgar y el índice de mi mano derecha a un lateral de mi frente cada uno para masajearla. Prácticamente acababa de empezar el día y ya me dolía la cabeza.

Cuando Melissa me indicó que entrase entré y cerré la puerta tras de mí. No quería que nadie escuchase lo que íbamos a hablar y sabía que en el Instituto había muchos oídos indiscretos, incluso sin el italiano por allí rondando. Por lo general no habría hablado de cosas íntimas con nadie, en especial con alguien que acababa de conocer, pero tendría que hacer la excepción con la chica por mucho que me pesase. Además, tampoco es que hubiera tenido la oportunidad de hablarlo con nadie más. ¿El psicópata? ¿La inmigrante? ¿El salido? ¿La china loca? No, ninguno de ellos entendería nada. Por suerte y por desgracia, Melissa estaba en mi misma situación.

No sé lo que puedes. Ni siquiera sé lo que puedo hacer yo. Estoy aquí porque creo que es el sitio más seguro para mí ahora mismo, pero poco puedo hacer salvo esperar. La pecosa no tardó en ir al grano. Demasiado brusca para mi gusto, la verdad, aunque aquello nos iba a ahorrar un intercambio de palabras vacías de cortesía. Bajé la cabeza cuando preguntó por el tiempo que llevaba sin ver a mi familia.  Casi un mes. Le respondí, levantando la cabeza y esbozando un amago de sonrisa, tratando de ocultar el dolor y la preocupación. Hace casi un mes que se los llevaron y no hemos conseguido casi nada. Añadí, sin intención de darle falsas esperanzas o suavizar el palo. Hay algunas pistas vagas pero, a parte de eso... Es como si se los hubiera tragado la tierra.

La observé con cierta curiosidad. Lo cierto era que la chica se había tomado las cosas bastante mejor que yo. Yo había peleado, pataleado, intentado escapar... Pero ella parecía calmada y pensativa. Admirable. No tienes que disculparte, sé por lo que estás pasando. Al menos a ti no te han atravesado dos veces con una lanza para que estés aquí. Dejé caer, intentando romper el hielo. 

Antes de que tu llegases había una española, Nora. Ella vivía con Aubrey. Nora me llegó a decir que la acogió específicamente a ella en su casa. Eso, teniendo en cuenta que Aubrey era bruja y Nora una nephilim, hace pensar que estaba todo calculado. Aubrey debía saber que Nora venía de alguna manera y la acogió en su casa por alguna razón. Empecé, hablando de aquello en voz alta por primera vez. Teniendo en cuenta que tanto mi casa como la de Nora fueron atacadas el mismo día, es de suponer que el ataque estaba organizado y que no fue casualidad. Por eso creo que fue la misma persona o cosa la que se los llevó a todos.

Esperé unos segundos en silencio antes de continuar. ¿Qué te dijo exactamente tu tío? ¿Y... tus padres? ¿Sabes lo que les ha pasado? Sabía muy muy poco sobre la historia de esa chica. Si queríamos atar cabos tendríamos que sincerarnos los dos.

Escuché las primeras respuestas de Ethan con una atención discreta. Me sabía mal haber sido tan impulsiva, pero aunque había sabido mantener la compostura todo el tiempo, empezaba a desesperarme. Cada minuto que pasaba era un minuto que mis padres y Ralph podían estar en peligro. Por lo menos yo estaba en el Instituto... Un lugar que parecía seguro.

Cuando Ethan dijo que su familia había desaparecido hacía casi un mes, tragué saliva, angustiada. Y esa angustia aumentó cuando confesó que le habían atravesado con una lanza. Al ver que, a pesar de que se le veía afectado, se mostraba relativamente tranquilo al contar todo lo que me estaba explicando, imaginé que Ethan había tenido tiempo durante esas semanas a aprender algo sobre este mundo de nephilims y brujos. Yo seguía sin comprender muchas cosas, aunque habiendo pasado tan poco tiempo desde la revelación, debía ser normal.

Me giré cuando Ethan explicó con más detalle la historia de Nora, la chica española que se instaló en casa de Aubrey. Asentí con la cabeza para que supiera que le estaba escuchando, pero me quedé pensativa unos instantes. Aubrey es bruja... Nora nephilim... Tío Ralph, nephilim... Me costó pensar que mi tío era nephilim sin que me lo hubiera dicho él de su boca. Me dijo que me reuniera con Aubrey... 

A los pocos segundos dejé mis notas mentales de lado para responder a Ethan. Sería sincera, me había inspirado confianza desde el principio. - Mi tío... - Suspiré, antes de proseguir. - Me dijo que no sabían a quién buscaban, si a él o a mí. No le dio tiempo a decir mucho más. Uno de esos... monstruos... estaba en mi casa y peleó contra él - Un escalofrío recorrió mi espalda al recordar el aspecto del rapiñador. 

En cuanto me recuperé, agaché la mirada casi de la misma forma que lo había hecho anteriormente Ethan al contarme lo de su familia. - No sé prácticamente nada de lo que le ha pasado a mis padres. Mi tío me dijo que se los habían llevado, pero nada más. Cuando me calmé un poco e intenté recordar lo poco que me dijo, llegué a la posible conclusión de que los que se habían llevado a mis padres fueron "los que controlaban al monstruo" - Expliqué, finalmente.

Di un par de vueltas a la habitación, inquieta. Miré mi mochila, mi única pertenencia en esa sala. Tras otro suspiro, me dirigí a Ethan. - ¿Puedo... preguntarte cómo pasó lo de que te atravesaran con una lanza... dos veces? - Me preocupó bastante ese detalle. Sin embargo, para que Ethan comprendiera que no sólo le daba importancia a eso, lancé una pregunta más. - ¿Y qué has hecho durante este tiempo aquí, en el Instituto?

Escuché con atención la respuesta de Melissa. Desde mi punto de vista lo más probable era que hubieran ido a por la chica en vez de a por el tío, al fin y al cabo había habido tres ataques cuyos objetivos habíamos sido nephilims que no sabíamos que lo éramos. Justo como Melissa. Sin embargo, no llegué a interrumpirla en ningún momento. Escuché con atención intentando encontrar algún punto en común entre las dos desapariciones, pero me resultaba muy complicado. Las familias parecían tan distintas...

Estaba divagando sobre posibles conexiones cuando Melissa preguntó sobre los lanzazos. Resoplé, pensando por donde empezar. Cuidado con Emille. Le dije, simplemente. Cuando me encontraron traté de negarme a ir con ellos. Aún no sabía lo que pasaba e iban todos armados en medio de la calle. Pensaba que querían secuestrarme. Además, se habían cargado a un tipo en medio de la calle... Intenté escapar, así que él me atravesó la rodilla con su lanza.

Después volvió a hacerlo al día siguiente cuando volví a intentar escapar. Añadí, sin pensármelo demasiado. Aquella vez fue peor, casi muero. Perdí el conocimiento y todo. Supongo que no siempre fui su invitado. No te preocupes, no todos son así ni mucho menos. Traté de quitarle importancia con una sonrisa. La mayoría son bastante majos... Pero ese chico solo conoce una cosa: atacar.

Me tomé unos segundos antes de responder a su siguiente pregunta, meditando lo que debía contarle. Pues... a ver. He estado sobre todo entrenando para poder defenderme por mi cuenta cuando me vaya de aquí. La única razón por la que sigo aquí es porque si salgo ahí fuera sería carne de cañón para los demonios. El que atacó a Sun, por ejemplo, era un bicho enorme, gigante. Tenía forma de araña. Ni siquiera fui capaz de hacerle daño. Si viene eso a por mío y estoy solo... no lo cuento.

Además, creo que aquí tengo más posibilidad de encontrar a mi familia que trabajando por mi cuenta. Ellos conocen muchísimo mejor el mundo de los que se llevaron a nuestras familias, no tiene sentido que me separe de ellos, al menos por ahora. Me encogí de hombros. Supongo que no me queda otra opción. Le dije, algo resignado.

A parte de eso hemos estado investigando tanto mi casa como la de Aubey y he buscado información sobre demonios y subterráneos. Cuanto más sepa más posibilidades tendré para saber lo que ha pasado. Aquello último no lo dije demasiado convencido, pero traté de mostrarme positivo. Hoy Milton iba a enseñarnos la historia sobre los nephilim y sobre tu apellido. Puede ser un buen punto por el que empezar a buscar a tu familia. Sugerí.

Cuando Ethan me contó lo sucedido con Émille y me advirtió, hice una mueca de preocupación. Justamente se me había ocurrido ir a ver a Émille para que me ayudara a entrenar, pensando que a pesar de lo duro que se muestra siempre, no tendría problemas con él. Sin embargo, lo que me dijo Ethan me hizo dudar. Desde luego sabiendo cómo reacciona Émille, intentaré no hacer nada que le pueda enfadar y... que me atraviese con una lanza como a Ethan. Seguidamente asentí a su advertencia.

A continuación escuché sus respuestas a las preguntas que lancé anteriormente. Entendí entonces que lo mejor que podía hacer era quedarme allí y que por lo tanto cualquiera de mis planes se debían ceñir a no salir del Instituto. Así pues lo único que podía hacer es buscar información sobre todo ese mundo extraño y encontrar pistas hasta dar con algo que me llevara a mi familia.

Miré a Ethan con atención y asentí con impaciencia incluso antes de responder. 
- Gracias por contármelo. De verdad... - Dije, con total sinceridad - Creo que tienes razón, aunque todavía me cuesta creer que tenga que hacer... todo eso... Entrenar, estudiar sobre los nephilim... - Agaché la mirada, un poco agobiada. Suspiré y volví a mirar a Ethan. - Pero por lo que veo es la única manera viable de hallar pruebas para intentar encontrar nuestras familias - Contesté con una pequeñísima chispa de esperanza en la mirada. 

Finalmente cogí mi móvil del bolso, me lo puse en el bolsillo y me volví a dirigir al chico. - Me apunto a la clase de nephilim i Morgenstern - Me medio-animé.

Mientras esperaba si Ethan quería decirme algo más antes de marcharnos, le comenté algo más. - ¿Crees que sería interesante ir a buscar pruebas a mi casa? Lo malo es que está en Edimburgo... 

Casi me sorprendió el interés que mostraba la chica. Por fin alguien que no era un completo inútil o un fanático empedernido. Podría llegar a caerme bien pese a su pelo y sus pecas... Me tomé unos segundos para observarla con disimulo, tratando de discernir su clase social. No era fácil, la chica había venido desde Edinburgo con lo puesto. Sonaba horrible.

No tienes que agradecerme nada, es lo mínimo que puedo hacer. Añadí, quitándole importancia. A mí me costó varias semanas acostumbrarme. En realidad no me he acostumbrado aún. Siento que, pese a ser nephilim, mi lugar no está aquí. No se si me explico.

Me preparé yo también para ir a las clases express sobre nephilismo cuando la pelirroja tuvo una brillante idea. Pues... Ahora que lo dices si en tu familia erais todos nephilims tal vez haya algo que podamos investigar, sí. Mi casa y la de Aubrey fueron un chasco, pero como tu tío era cazador de sombras... Asentí, cada vez más convencido. No te preocupes por la distancia, aquí tienen un portal que te puede llevar a cualquier parte. Es una locura. Fuimos a casa de Aubrey a través de él. Podríamos estar allí en cuestión de segundos. Tendríamos que pedirle permiso a Gareth para usarlo y buscar alguien que nos defienda. Podríamos llevar a Ivy también. Es una especie de medium o algo raro. Supongo que ya la has conocido.

Salí de la habitación bastante más motivado de lo que había entrado. Se había abierto una nueva puerta de investigación y parecía prometedora. ¿Qué prefieres hacer primero? ¿Buscamos a Gareth o a Milton?

Cada vez me sentía más cómoda con Ethan. A veces me recordaba un poco a Alan, supongo que en lo atractivo que era, pero mi gusto se decantaba más por Alan. Alan... ¿Dónde estará? Pensé durante una milésima de segundo. Sin embargo no le dediqué más porque no era el momento. Agité sutilmente la cabeza de lado a lado y volví a concentrarme en lo que debía.

Asentí a Ethan cuando dijo que todavía no se había acostumbrado a la vida en el Instituto. Probablemente yo no era la persona indicada para comprender su situación ya que llevaba a penas un par de días allí, pero me lo podía imaginar.

Vi que mi pregunta llamó la atención de Ethan así que ya no me pareció tan descabellada. No obstante, sí me pareció disparatado el sistema para viajar de un lugar a otro mediante un portal. No lo acabé de comprender. ¿Un portal? Pero... Si el otro día anduvimos desde casa de Aubrey hasta aquí... Tardamos bastante, pero vinimos andando. ¿No...? Me quedé dubitativa entre mis pensamientos.

Seguidamente Ethan me preguntó a mí sobre qué prefería hacer antes. La verdad es que no tenía muy claro qué sería mejor. Por un lado, si tan fácil era ir hasta mi casa según él, preferiría esa opción. Sin embargo, me daba miedo ir allí. ¿Y si todavía siguen allí aquellos... monstruos? O peor... ¿Y si me encuentro a Ralph...? No quise terminar la pregunta. No cabía en mi cabeza que Ralph estuviera muerto. - No lo sé, Ethan... - Dudé un instante.

Me mantuve unos segundos en silencio, pensativa, y finalmente me auto-convencí de que, si no era entonces, debería ser seguro en otro momento. Así que mejor cuanto antes. - Vale. Podemos preguntarle primero a Gareth y luego hablar con Sun-yun, Amber y... Émille, para que nos acompañen. No conozco demasiado a Ivy, pero si se encuentra bien podría venir con nosotros - Recordé que la última vez que vi a la chica estaba prácticamente inconsciente. No había creído nunca en los mediums ni nada por el estilo, pero no descartaría la posibilidad después de todo.

Seguí a Ethan cuando vi que salía de la habitación. - Si tenemos tiempo hasta que nos reencontremos todos, podemos hablar con Milton para que nos explique, por lo menos a mí, alguna cosa sobre los nephilim que me sea de ayuda - Aunque no lo pareciera, me sentía extraña hablando de esos temas y esas personas casi desconocidos y desconocidas respectivamente, pero "algo" dentro de mí me obligaba a actuar rápido. Ese "algo" era mi desesperación por encontrar a mi familia.

Genial. Comenté, asintiendo al plan de Melissa. Lo cierto era que yo también pensaba que lo mejor era ir a la casa de Melissa cuanto antes. Los demonios habían tenido tiempo de sobra para esconder cualquier prueba, pero igual se habían dejado algo. Era mejor darse prisa. Vayamos a buscar a Gareth entonces. Espero que los demonios hayan dejado algún rastro que podamos seguir o algo.

Lo único que no me gustaba del plan eran el psicópata y la china, pero bueno, alguien tenía que defendernos y Emille probablemente fuese la mejor opción. La china podría distraer a los demonios con sus gilipolleces seguro. 

Vuestros pasos os llevaron al despacho de Deidre con la esperanza de poder encontraros allí con Gareth. Estaba en el segundo piso, tras una puerta de madera con runas sobre ella. Más allá el pasillo se asemejaba al de la primera planta, con muchas puertas que se abrían a ambos lados. Tras llamar con los nudillos una voz masculina, presumiblemente la de Gareth, autorizó el paso. 

Os encontrasteis entonces en lo que parecía ser un despacho, con una mesa en el centro y estanterías con algunos libros y carpetas al fondo. El hombre estaba sentado tras la mesa, examinando un libro que tenía sobre la mesa, en el que algunos nombres se mostraban a modo de esquema, como un árbol genealógico. 

Al veros entrar levantó la mirada y tamborileó con los dedos sobre la mesa antes de hablar con tono cordial, pero mirada seria.

—¿Qué pasa, chicos? ¿Necesitáis algo?

Buenos días Gareth. Saludé con educación, cerrando la puerta tras de mí una vez Melissa y yo entramos. Espero que no sea mal momento. Murmuré al ver lo que estaba haciendo y su tono serio. Hemos estado hablando un poco sobre lo que ha pasado y, aunque no hayamos conseguido sacar nada en claro, a Melissa se le ha ocurrido que tal vez sea buena idea ir a investigar su casa. No iba a quitarle el protagonismo, al fin y al cabo ella era la que había tenido la idea. Creo que es una buena idea, sobre todo teniendo en cuenta que su tío era un cazador de sombras. Tal vez encontremos algo más interesante en su casa.

Hice una pequeña pausa. El problema es que necesitaríamos usar el portal para llegar. Habíamos pensado en llevar a Amber, Sun-yun y Emille con nosotros por si quedan demonios por el lugar. También nos gustaría poder contar con Ivy, siempre y cuando se haya recuperado, claro. Esperé su permiso. Hasta ese momento se había mostrado bastante abierto a todo, nada indicaba que nos lo fuese a negar en aquel momento.

Cuando llegamos al lugar y Ethan me dejó pasar primero me puse algo nerviosa sabiendo que íbamos a ver a Gareth. Cuando le vi, concentrado en aquél libro, guardé la distancia y esperé a que Ethan se pusiera a mi lado. Cuando el chico saludó, hice una pequeña reverencia con la cabeza a modo de saludo cordial.

Ethan explicó todo lo que había que decirle sin dejarse ningun detalle aparentemente, así que me limité a asentir a todo lo que dijo y a ver la reacción de Gareth ante las palabras del chico.

En cuanto acabó, miré a Ethan y le dediqué una sonrisa de agradecimiento. Luego volví a dirigir mi mirada hacia Gareth, esperando su respuesta y deseando que fuera afirmativa. Aunque también esperaba recibir su opinión sobre si era buena idea o no, fuera cual fuera la respuesta.

El hombre negó con la cabeza a las primeras palabras de Ethan y apartó un poco el libro, haciendo al mismo tiempo un gesto para que os sentaseis si queríais.

Después escuchó con atención todo lo que el chico dijo y cuando terminó, él se quedó un par de segundos pensativo, como valorando aquella idea.

—Sin duda sería interesante poder examinar su casa. Tal vez haya allí alguna pista que pueda ayudarnos —comenzó, con un tono que anticipaba un «pero» que no tardó en llegar—. Pero usar el portal no es tan sencillo las primeras veces. Y ella es la única que conoce el lugar, así que Melissa sería la que tendría que abrirlo con su mente y si no está acostumbrada a usarlo podría salir mal. —No especificó cuáles eran esos riesgos, pero hizo una leve mueca con la boca que parecía indicar que no eran agradables. —Si queréis hacerlo, a mí me parece bien, siempre que al menos dos nephilim entrenados os acompañen. Pero es necesario que Melissa sea consciente del riesgo que correría —terminó, mirando a la chica como si la decisión quedase en sus manos.

Permanecí en silencio, atenta e inmóvil. No moví ni un músculo mientras Gareth hablaba. Escuché desde mi posición todo lo que dijo incluso a pesar de que nos ofreciera asiento. No había dado ninguna explicación concreta de lo que podría pasar si algo saliera mal, pero sólo con ver la expresión de su rostro fue suficiente para que necesitara tragar saliva, angustiada.

Miré a Ethan y ese fue mi primer movimiento después de haber pasado cosa de un minuto estática. Luego miré a Gareth y me atreví a hablar. - ¿Qué... nos podría pasar exactamente? - Pregunté, con inseguridad. No quería que Gareth pensara que era tonta, pero tampoco tenía ni idea de cómo hacer esos portales (suponiendo que fueran reales, que todavía me costaba creerlo). Menos todavía quería que alguien sufriera algun daño por mi culpa. Sin embargo estaba claro que yo decidía, si de mí dependía.

Al ver que Melissa decidía no sentarse hice lo propio. Habría quedado poco elegante que me hubiera sentado y ella se hubiera quedado de pies. Las palabras de Gareth fueron claras. Corríamos riesgo y probablemente no fuese solo ella, sino todos los que la siguiésemos a través del portal. La perspectiva de quedar emparedado, fusionado con la moqueta (o peor aún, con la china) no era una bonita perspectiva, pero tampoco lo era dejar una vía de investigación abandonada. No cuando mi familia estaba por ahí perdida.

Devolví la mirada a la pecosa y asentí, indicándole que yo confiaba en ella, pero sin querer presionarla. Era su decisión y entendía que tuviera miedo, sobre todo teniendo en cuenta que ayer no sabía nada. Aún así esperaba que aceptase el riesgo. Era mucho lo que me jugaba.

—Al abrir un portal tu mente tendrá que concentrarse únicamente en el lugar al que quieres llegar. Así funciona. Pero requiere un poco de práctica aprender a fijar la mente por completo en una sola imagen. —El hombre hablaba despacio, alternando su mirada seria entre ambos muchachos a medida que iba explicando los riesgos. —Si el pensamiento no es lo suficientemente fuerte, o si otro pensamiento se te cruza mientras tanto, podrías terminar perdida en cualquier otro lugar del mundo. O incluso podrías terminar desmembrada. Debes pensarlo bien antes de arriesgarte.

Cuando terminó se os quedó mirando con las manos sobre la mesa, como esperando ver cuál sería la resolución que Melissa tomaría al respecto.