Partida Rol por web

Como siempre, Amber respondió a mi pregunta más que bien. Seguía sin saber quiénes eran las Hermanas de Hierro, pero ya no pregunté más. Me sentí satisfecha con haber aprendido de dónde salían las estelas y los cuchillos serafín que ya conocía. - Qué interesante - Dije sinceramente dirigiéndome todavía a Amber.

A continuación, Sun-yun llamó mi atención y, dejando de lado mis pensamientos, la escuché. Pero cuando me di cuenta de lo que propuso, me sorprendí con su idea. Antes de decir nada, miré a Amber y a Ivy. No me imagino a estas chicas jugando a eso, pero... Es la fiesta de Sun-yun. 

Después de unos segundos en silencio me atreví a responder. - Bueno, ¿por qué no? - Sólo había jugado a ese pasatiempo alguna vez con Claire. Y entonces recordé a mi amiga y me volví a preocupar por ella. ¿Me estará buscando...?

El rubor de Ivy aumentó con el abrazo de Sun-yun y la chica bajó la mirada con vergüenza y cierta incomodidad, como si no estuviese acostumbrada a recibir ese tipo de gestos. Cuando la coreana se puso en pie, ella también lo hizo, aunque más despacio, y se acercó al zumo para llenar de nuevo su vaso.

Su pestañeo delató su desconocimiento sobre el juego que proponía Sun-yun, pero toda su curiosidad se quedó en sus ojos, pues no llegó a decir nada y tan sólo volvió a sentarse de nuevo en el sofá, contemplando a las otras tres chicas en un silencio tímido y expectante.

Amber en cambio no tardó en mostrar su interés por lo que Sun-yun había mencionado y Melissa aceptado. Tras meterse el último trozo de pastelito en la boca y masticarlo agarró un vaso y se acercó a las otras chicas, con los ojos brillantes.

—¿Y eso qué es? Suena como a desafíos... Yo me apunto. ¿En qué consiste?

Me encogí de hombros con un movimiento extremadamente adorable y para nada pasota con la aceptación extraña de Meri-san. Y, si no lo era, ese gesto quitaría todos los porques noes de la mesa — ¿Verdad? —le dije con complicidad haciéndola coproponiente.

Entonces llevé los ojos a Anbel y luego a la puerta valorando si esperar a Amis para explicar las reglas. Pero finalmente decidí que era mejor no perder el momento, a mi hermana se lo podía contar en cuanto llegase.

— Verdad o atrevimiento, que no truco o trato, es un juego muy sencillo —dije bajando al suelo para sentarme en mis rodillas—. Empieza la más joven, o la mejor vestida, o la que una botella señale después de rodar, lo que queramos — yo—. Y entonces pregunta a quien quiera —Anbel—: ¿verdad o atrevimiento? Y ese alguien responde verdad si prefiere responder a una pregunta con la verdad y solo la verdad —¿cuanto cobras la hora en la esquina?—; o atrevimiento si prefiere hacer un reto o prueba —Tíñete, coño, o ponte un gorro de dormir —. Se puede cambiar de Pregunta a Reto o al revés, pero solo una vez. Si decides no responder, tienes que hacer el reto sí o sí.

— ¿Se entiende? —pregunté por compromiso porqué habiéndolo explicado yo se entendía por cojones.

Dejé mis pensamientos sobre Claire de lado intentando hacerme a la idea de que estaría bien mientras no se acercara a mi casa y esperando que sus padres estuvieran con ella.

Así pues, me concentré de nuevo en el juego que proponía Sun-yun y aunque hacía muy poco que conocía a las chicas me sentí bastante cómoda entre ellas. Sin embargo, noté cómo Ivy no se encontraba precisamente cómoda. Y mientras ella escuchaba cómo la coreana cantaba las reglas del juego, yo la miraba de reojo. Me hacía recordar a Claire de nuevo, con esa forma de ser tan vergonzosa. También me acordaba de cómo siempre había estado tan agradecida por haberla querido tal y como es. Espero que estés bien, Claire...

Con la pregunta de Sun-yun volví a concentrarme en ella. Borré de mi rostro la preocupación que se volvía a asomar en él y asentí con la cabeza. - Perfectamente, Sun-yun - Contesté sonriendo.

La pelirroja se sentó en el suelo en cuanto lo hizo Sun-yun y luego la escuchó atenta, aunque mientras la coreana explicaba el juego, ella estiró la mano para coger la botella de vodka y llenar hasta la mitad de su vaso. Después rellenó lo que faltaba con refresco y para cuando Sun-yun terminó la explicación, ella asintió.

—Mola. Se parece a un juego seelie. —Dio un sorbo de su vaso y luego miró a las otras tres chicas alternativamente. —Empezad vosotras que ya habéis jugado antes y así lo vemos, ¿no?

Ivy, en cambio, parecía menos convencida. Con los dedos retorció el borde de la camiseta de su pijama antes de hablar.

—¿Se puede solo mirar? —preguntó algo insegura, mirando primero a Sun-yun y luego a Melissa para terminar regresando a Sun-yun.

Sonreí con orgullo a la respuesta de la pelirroja de ojos normales, llegando incluso a cerrar los mios en aquella aceptación de su cumplido. Tal vez yo fuera perfecta explicando pero me gustaba que además ella fuera perfecta escuchando y se hubiese dado cuenta de ello.

Gire mi cabeza hacia la voz de Anbel y por el camino dejé mi sonrisa y abrí los ojos — ¿Un juego qué? —pregunté pero rápidamente tuve que negar con la cabeza— Lo siento A.B.-senpai pero tienes que jugar, te vas a divertir. Palabra —le dije tendiéndole el meñique aunque dudaba que esta vez lo pillara—.

— Mira, hacemos una de muestra, solo para que lo veáis —dije tomando las palabras de Anbel para A.B. — Meri-san, ¿verdad o reto?

Me senté en el suelo pero cerca de Ivy cuando vi que Amber decidía sentarse también. Yo tampoco sabía qué quería decir "seelie" así que esperé, aprovechando que Sun-yun había preguntado por ello, a que la pelirroja respondiera y así saliera de dudas.

Aunque estaba tranquila porque yo nunca había hecho nada de lo que me avergonzara, una ligera sensación de inseguridad se apoderó de mí cuando Amber propuso que hiciéramos una demostración y Sun-yun me preguntó. Miré a Ivy porque mi intención inicial era tranquilizarla pero no me atreví a decirle nada. No era el momento.

Acto seguido tosí un poco para aclararme la garganta y, sinceramente, para hacer tiempo. Pero pronto noté que los segundos avanzaban y me vi obligada a decir algo. - Venga... Pues... Verdad - Me daba un poco de pánico dejar que la mente de Sun-yun me preparara según qué reto.

—Seelie —repitió Amber al notar que las dos chicas no parecían haber entendido la palabra. Y parecía a punto de explicar más al respecto, pero con las reticencias de Ivy y la insistencia de Sun-yun, ella extendió una mano para dar un par de golpecitos en la pierna de la nephilim—. Venga, Ivy. Será divertido, ya verás, juega con nosotras —dijo, coreando a la coreana.

Después buscó algún hueco después de que Melissa eligiese enfrentarse a la verdad para añadir una explicación rápida.

—La Corte seelie son los Hijos de Lylic. Hadas —aclaró—. Es lo que sale si mezclas un ángel y un demonio.

Y con eso se calló y sus ojos buscaron a Sun-yun expectantes y con interés por el juego.

Los ojos de Ivy siguieron el gesto de Sun-yun hasta llegar a su meñique extendido y entonces esbozó una pequeña sonrisa tímida. Estiró el brazo y ella también extendió el meñique, imitando el gesto de la coreana a unos centímetros de su mano. Después suspiró y se levantó para arrodillarse en el suelo.

—Está bien —aceptó con cierta reticencia—. Supongo que por probar no me pasará nada...

Sus ojos habían ido adquiriendo más brillo de lo habitual y sus mejillas estaban sonrosadas, probablemente por efecto del vaso que había bebido de un golpe.

Me gustó que Anbel animara a A.B. a jugar, no porqué yo sola no pudiera arrastrarla a ello, sino porqué era como si me hubiese declarado abeja reina, y con orgullo y rectitud iba a cumplir con el cargo.

Asentí a su explicación sobre las hadas con la prisa de quien quiere atender a otra cosa pero le han inculcado no hacer feos como el de ella hablando de hadas como "lo que sale" como si fueran plastilina y ramitas del bosque.

Miré a Meri-san —Verdad... —repetí mientras pensaba algo suave para empezar— ¿qué apellido te vas a coger?

Por fin Amber explicó de qué se trataba aquella palabra desconocida. En mi rostro se notó la sorpresa al averiguar el significado y asentí boquiabierta. Por un instante me había olvidado de que había elegido decir una verdad en el juego de verdad o reto, pero pronto me llegó la voz de Sun-yun ahondando en mi cabeza con su pregunta.

A continuación, mi expresión pasó de atenta a desorientada. ¿Cómo que qué apellido voy a coger...? Me pregunté a mí misma, pensando en mi apellido, Campbell, como si de aquella forma fuera a comprender mejor lo que me pedía la coreana. 
- ¿A qué te refieres con eso? Mi apellido es Campbell, ¿por qué debería coger otro? - Pregunté al final esperando recibir una aclaración para poder responder.

Una parte de la pregunta ya quedaba respondida, la cachorrita no se había planteado cumplir con su destino, obligación, deber y era una tramposa. Además parecía que no le quitaba el sueño tener sangre despreciada en sus venas.

— Cuando seas cazadora de sombras tendrás que tener un apellido de cazadora de sombras. El de tu anillo, o el que creas que vale para ti, ¿no lo sabías esto? —ladeé la cabeza como Aly cuando dejaba caer secretos con un "upsie" al final — Solo quería saber cual te gusta.

Escuché a Sun-yun con atención y comprendí a grandes rasgos lo que me pedía. Como no lo sabía no podía haber pensado en ningún apellido, aunque decidí responder algo para tirar adelante con el juego y que Ivy y Amber vieran la dinámica. - Pues, como verás... No he podido pensar ninguno antes - Miré a las chicas repasando sus miradas expectantes una tras otra. - Pero la verdad, Morgenstern me parece muy bonito - Sonreí con picardía, sacando la lengua en dirección a Sun-yun.

Luego me acomodé mejor en mi sitio y me volví a dirigir a la coreana. - Es broma, no lo sé... Si quieres pregunta otra cosa.

Amber contempló con ojos atentos el desarrollo del juego, pero al ver la confusión entre las dos novatas, bebió un sorbo de su vaso e intervino con un leve carraspeo.

—En realidad... No creo que podáis escoger ningún apellido, chicas —dijo con cierta cautela—. Supongo que lo habéis leído en el Códice, ¿no? Pero es que el Códice es para los mundanos que ascienden y no tienen sangre de nephilim. Por eso ellos tienen que elegir. Pero vosotras sois nephilim de nacimiento, así que sólo tenemos que confirmar de dónde venís y bueno, ese será vuestro apellido.

Ivy, que parecía poco a poco ir entonándose enarcó un poco una ceja y miró a Amber, ladeando un poco la cabeza.

—Eso no es del todo así, ¿no? —dijo, arrastrando un poco las sílabas—. Quiero decir... Tendrán un padre y una madre, supongo. Si los dos eran nephilim... Podrían elegir qué apellido usar. Como Émille —apuntilló, frunciendo la nariz y abriendo los ojos, como si estuviera sorprendida de las palabras que habían salido de su boca—. Y además —añadió rápidamente, como si así fuese a pasar desapercibido lo otro—. No creo que La Clave vaya a obligarla a apellidarse Morgenstern si no quiere. Ese apellido está cargado de dolor y muerte.
 

Sonreí como señal de una risa que quedó por dentro a la afirmación de Meli-san. Me había gustado y eso no terminaba de gustarme pero era una fiesta, que más daba.

La replica de Anbel me hizo levantarme para llenarme el vaso con otro tgv, si iba a seguir así de petarda toda la noche, iba a necesitarlo. Pero A.B. le calló la boca y mi mano se desplazó sola señalandola como azafata para tomar su respuesta.

— Bueno —dije aparcando ese asunto—, así funciona un poco. ¿Haces reto ahora Meli-san?

Miré a Amber mientras nos contaba que no era tan sencillo el tema de escoger un apellido. Tragué saliva cuando contó que al ser nephilims de nacimiento nuestro apellido ya estaba escrito y, por lo que parecía, el mío no sería Campbell.

Sin embargo, Ivy, que había demostrado ser la más callada del grupo, por fin se animó a hablar y sus palabras me ayudaron a calmar un poco la preocupación que empezaba a asomarse en mí.

No obstante, todo cambió de nuevo cuando Sun-yun me ofreció escoger reto, pasando por completo de la conversación para continuar con el juego. La miré un poco asustada. - ¿Seguro que no quieres terminar el turno de "verdad"? Al fin y al cabo, la primera pregunta que me has hecho no vale... - Dije, esperando a ver si colaba.

En ese momento Amber bebió otro trago de su vaso y tras contemplar a Melissa y a Sun-yun alternativamente, intervino.

—¿Puedo hacer el reto yo? —preguntó a ambas, con un brillo ilusionado en los ojos al mirar a la coreana y cierta curiosidad por las reticencias de Melissa al caer su mirada sobre ella.

La otra chica, sin embargo, parecía pensar que ya había participado más de lo que debía, pues se limitó a echar el cuerpo un poco hacia atrás, como si temiese que la empujasen al centro del círculo si llamaba la atención.