Partida Rol por web

Te lanzaste con agilidad a por el cuchillo y lo rescataste de entre las patas del lobo sin que el monstruo te prestase verdadera atención. 

Con rapidez te desentendiste de esa situación para llegar junto a Amber y una vez a su lado, sacaste la estela para dibujar una runa sobre su piel. La mano te temblaba un poco y tuviste que apretar los dientes para poder hacer el dibujo. 

El iratze brilló durante un instante sobre su piel, pero todavía seguía perdiendo sangre. Era una herida grande y el iratze funcionaba despacio. Sin embargo, había algo que no encajaba. La piel alrededor de la herida no estaba sólo desgarrada, sino que había zonas ennegrecidas y se extendían como venas negras desde la herida por su cuello. Si no te equivocabas, la chica había sido envenenada. 

La camarera había perdido el ángulo para el disparo cuando los otros lobos se interpusieron entre la barra y el que parecía haber enloquecido. Así que de un salto se subió a la barra, todavía con el rifle en las manos y apuntó para disparar a la cabeza del lobo.

Sin embargo, lo hizo demasiado rápido y la bala se incrustó en una de las paredes del local. - ¡Me cago en la puta! ¡O lo paráis o me lo cargo!

El líder respondió al rugido del lobo con uno igual, aunque lo hizo sin llegar a cambiar de forma. - Llamad a Marie. No está en sus cabales. - Dijo hacia los de atrás, antes de lanzarse a intentar hacer una presa al lobo, agarrándolo del cuello. 

El lobo forcejeó para liberarse, pero por el momento parecía estar bien sujeto. A pesar de ello, sus ojos enloquecidos buscaron a Amber, tendida en el suelo y rugió en su dirección, como si estuviera deseando soltarse para rematarla.

Escuchaste a uno de los lobos llamar por teléfono, pero antes de que pudieras escuchar su conversación, la voz de Chlöe se interpuso.

- ¿E-está muerta? - Por primera vez la notaste un poco menos segura de sí misma. - Joder. Se va a montar una buena. 

Hizo una pausa y su voz sonó diferente con sus siguientes palabras, casi jocosa. - ¿No deberías llevártelo de aquí antes de que la líe más?

- ¡Merda! - susurré con los nervios a flor de piel. Sabiendo que su vida pendía de un hilo. El iratze era demasiado lento y el veneno seguiría bajo la piel aunque se cerrase la herida poco a poco. Sabía que la cosa se ponía fea por momento, y Chlöe tenía razón... Se iba a liar muy buena.

Me puse a teclear a toda prisa un mensaje, seleccioné a todos y cada uno de los números que conociera del instituto. Tuve que darme prisa antes de que a nadie se le ocurriera eliminar a todos los testigos de la agresión.

AMBER HERIDA DE GRAVEDAD. VENENO. HOMBRES LOBO. THE QUAYS. INTENTARÉ LLEVARLA AL INSTITUTO. SOS

Acto seguido saqué la estela para dibujarme una runa fortis sobre el brazo y conseguir la fuerza para cargarla encima. No era un plan genial pero esperaba al menos que fuese suficiente para llegar al instituto.

En aquel momento varios teléfonos empezaron a pitar al mismo tiempo. El de Milton, el de Gareth, el de Carlo, el de Stuart... Y también el tuyo. 

Cuando lo miraste viste que tenías un SMS desde el número de Andrea con el siguiente contenido:

AMBER HERIDA DE GRAVEDAD. VENENO. HOMBRES LOBO. THE QUADIS. INTENTARÉ LLEVARLA AL INSTITUTO. SOS

En aquel momento un pitido sonó en tu bolsillo. Cuando sacaste el móvil para mirar su pantalla pudiste ver que tenías un SMS desde el número de Andrea con el siguiente contenido:

AMBER HERIDA DE GRAVEDAD. VENENO. HOMBRES LOBO. THE QUADIS. INTENTARÉ LLEVARLA AL INSTITUTO. SOS

En el mismo momento en que los teléfonos comenzaron a pitar saqué el mío con rapidez. Al leer el mensaje mi mente dio por hecho lo que había pasado: había investigado de más. Eso, o el pervertido la había metido en problemas.

Busqué a Gareth directamente con la mirada, y estuve a punto de exigirle que me acompañara. Pasase lo que pasase, no le perdonaría si por su ausencia mi amiga muriera.

Gareth miró su teléfono con cara de "¿Qué más puede pasar hoy?" y su ceño se frunció de inmediato al leer su contenido. Levantó la mirada y recorrió a todos los presentes con ella. 

- Hay que acudir de inmediato. Émille, Derian, Stuart, Carlo. Id los cuatro. No perdáis ni un segundo.

Un par de segundos después de que enviaras el mensaje escuchaste un teléfono móvil pitar cerca de ti. Una vez enviado el aviso al menos pudiste hacerte la runa correctamente y sentiste cómo tus músculos se fortalecían con un cosquilleo cálido.

La herida de Amber tenía muy mal aspecto, no te parecía que estuviese mejorando y las venas negras se extendían hacia su cuello y hacia su pecho. 

Te pusiste en pie, levantándola con una mano bajo sus rodillas y la otra bajo su cuello y al cogerla contra ti sentiste con claridad cómo su sangre empapaba tu ropa a la altura de tu pecho. Una sensación fría te invadió cuando tocó tu piel y eso era aún más preocupante. Nunca habías tocado una sangre tan fría como esa. 

No protesté. Por dentro le maldije por no acudir él mismo o enviar, como mínimo, a Scott. Sin embargo no tenía tiempo que perder. Eché a correr sin mirar a los otros escaleras abajo, de camino al portal. Tendría que esperar a que alguno de los otros pasase primero, y eso era una mierda, pero más valía que nos diéramos prisa.

De camino fui concentrando mis habilidades, potenciándome a mí y a mis compañeros. Pasase lo que pasase tendríamos que sacar a Amber de allí, aunque hubiera que matar al pervertido para eso.

El lobo forcejeó, tratando de liberarse de la presa del otro hombre lobo, pero este, a pesar de ni siquiera haberse molestado en cambiar de forma, parecía poder controlarlo por el momento. 

Los dos permanecieron agarrados y poco a poco el que se había manifestado como el líder fue obligando al otro a agacharse. El resto de la manada fue formando un corro alrededor de ellos dos, expectantes por recibir alguna orden de su líder.

La voz de la camarera te llegó en aquel momento y te sobresaltó un poco. Estaba a tu lado, aunque no tenías ni idea de cuándo se había bajado de la barra y caminado hasta ti, si es que había caminado. Parecía como si se hubiera teleportado, con el rifle aún en la mano. 

- Andrea, deja de hacer el gilipollas. Ni siquiera llevas una mendelin. - Te dijo, mirándote con el ceño fruncido y los ojos ya casi completamente negros.

A tu espalda, en el mismo lugar donde la habías dejado, podías escuchar a Chlöe, aunque no te quedaba muy claro a quién se estaba dirigiendo. - ¿Sabías que pasaría esto? - Parecía estar divertida de alguna forma. - Quizá deberías matarlo antes de que llegue su jefe. Le librarías del sufrimiento.

Con Amber en brazos saliste apresuradamente del local. Lo cierto era que la chica pesaba más de lo que parecía y aunque podías cargarla, no podrías correr con ella en brazos. Y menos los veinte minutos que había hasta el Instituto.

Sin embargo, en cuanto pusiste un pie fuera tuviste que detenerte y pestañeaste, confuso. La calle se encontraba en una penumbra envuelta del más denso silencio. Una brisa acarició tu rostro trayéndote un intenso olor a pino. Al mirar a tu alrededor te diste cuenta de que no estabas en la calle que habías dejado atrás hacía un rato, sino que te encontrabas en medio de un bosque. Los edificios habían desaparecido y las frondosas copas de los árboles apenas dejaban pasar la luz del sol. Apenas podías ver algunos metros delante de ti, debido a una espesa niebla. 

Tras de ti ya no estaba ese edificio, ahora el local se había convertido en una encantadora casita de madera con un letrero encima de la puerta por la que acababas de salir: "The Quays Bar". 

Y no habían pasado más de un par de minutos cuando otro mensaje hizo sonar tu móvil, esta vez de Amber:

Ni caso. Estoy perfectamente. Andrea ha tomado comida de hadas y está colocado.

Carlo se puso de inmediato en pie al leer el mensaje y antes de que Gareth terminase de hablar, ya estaba corriendo, con el ceño fruncido y expresión preocupada. 

Derian y Stuart salieron detrás de vosotros, pero Derian os adelantó por el camino y fue el primero en ponerse delante del portal. 

Cerró los ojos y tomó aire durante un instante que te puso los nervios de punta. Cuando empezó a meterse en el portal pudiste ver al otro lado una calle, que te sonaba estaba cerca del Shakespeare Globe, donde habíais estado antes. 

En ese momento tu móvil sonó de nuevo, a la vez que el de Carlo y Stuart. 

Cruzaste sin mirarlo, aprovechando la visión que Derian había creado y tras de ti pasó Stuart, al que siguió Carlo. Estabais en una calle junto al río y Derian echaba a correr en dirección a una bocacalle cercana, esperando que lo siguierais. 

Cuando miraste el teléfono, pudiste ver otro mensaje, esta vez de Amber: 

Ni caso. Estoy perfectamente. Andrea ha tomado comida de hadas y está colocado.

En cuanto leí aquel mensaje no supe qué pensar. Si hablásemos de cualquier otro pensaría que era algún tipo de truco para que nos retirásemos. Pero hablábamos de Andrea. Era capaz de eso y más.

- ¡Derian! - Llamé sin dejar de correr tras él, antes de hacerle un gesto con mi móvil para que mirase el suyo. Luego me giré hacia Carlo, dedicándole una mirada de advertencia. Por el bien de su amigo esperaba que Amber estuviera de verdad en las últimas.

- Aún así, vamos. - Enuncié. Ya habíamos cogido el portal. Ahora no era momento de echarse atrás

Carlo detrás de ti soltó una sonora carcajada, probablemente al leer el mensaje de Amber. Y cuando te giraste hacia él no pudo evitar soltar otra mientras se encogía de hombros.

- Creo que ha sido una falsa alarma. -Dijo, mirando a Stuart y Derian y bajando el ritmo de su carrera. 

Al ver tu gesto y escuchar las risas de Carlo, Derian detuvo su carrera y con expresión confusa miró el móvil que Stuart le tendía. Al leer el mensaje frunció el ceño con hosquedad y levantó la mirada para mirar a Carlo.

- Tu amigo además de un puto payaso es subnormal profundo, ¿no? - preguntó, enarcando las cejas con cierta incredulidad.