Partida Rol por web

Mientras lavaba la manzana con meticulosidad miré a la china con curiosidad. Así que has decidido quedarte. No me extraña, cuando la otra opción es palmarla ahí fuera. Sino a santo de qué estaría yo aquí. La verdad es que no tienes que pedir habitación en ningún sitio, más bien te la agencias. Solo tienes que ir, dejar tus cosas en una de las habitaciones que estén vacías, la que tú quieras, y decirle a Gareth que te quedas.

Me volví a sentar en la silla y le di un mordisco grande a la manzana. No seguí hablando hasta que tragué. Ya no tienes que preocuparte por el pervertido. Dije, refiriéndome a Andrea. Gareth estaba bastante cabreado cuando ha dicho que quería hablar con Andrea.

Al quedarme a solas con cara de Mike, no pude evitar hinchar pecho pensando en la multitud de fans que querrían matarme para estar en mi lugar. Ahora que mi cabeza empezaba a descansar de ese demonio me podía permitir disfrutar un poco de pasarles la mano por la cara a las Copias.

- No sé si decidir es la palabra.- mudé mis pensamientos de la vieja residencia al nuevo campus - Me han dicho que no salga, ni siquiera a por hamburguesas. - me encogí de hombros para resaltar que aquel enclaustro no era cosa mía - Quería un sitio para estudiar un poco. - comenté aunque con "poco" me refería devorar el códice entero.

Me paré a verle morder la manzana, con la sensación de que debía hacerlo y correr a contárselo a Ami-son; ella siempre decía que se podía saber si un chico besaba bien en función de cómo comía manzanas. - Menuda chorrada.- protesté negándome a visualizar de nuevo los besos de ese chico. - Tengo que exorcistarme de Ami-son Aly lo antes posible.

- No me ha hecho nada.- comenté por si realmente le intrigaba y sobretodo porqué parecía que con él corrían las noticias y no quería que llegase ningún rumor extraño a lanzaman sobre esos momentos en que había estado a solas con el italiano- Pero me ha hablado de que se va. De que le guardan una celda en Idris.- hice un gesto con la mano para restar importancia a aquello - ¿Vienes solo?- cambié de tema a uno verdaderamente crudo-Están juntos ahora mismo, ¿verdad?.

Subiste al primer piso para golpear la puerta de Carlo, pero nadie respondió a la llamada y si la abriste, tampoco lo encontraste dentro de su habitación. 

Así que solo te dirigiste al segundo piso, en busca del despacho de Deirdre. Llamaste a la puerta, pero tampoco te respondió nadie. Entonces te diste cuenta de que Ethan te había dicho que Gareth estaba en el estudio, no en el despacho, y recondujiste tus pasos hacia allí. 

Esta vez al llamar a la puerta la voz de Gareth sonó desde el interior. - Adelante.

Cuando entraste, pudiste ver a tu tío sentado a la enorme mesa en la que en ocasiones se hacían reuniones, con un ordenador portátil abierto delante y el ceño fruncido.

Pudiste sentir cómo sus ojos se posaban sobre ti, completamente fríos, y con un gesto de la mano te señaló alguna de las sillas que había junto a la mesa. Sus labios se apretaban en una línea fina con la que parecía estar conteniendo un creciente enfado.

- Andrea -dijo con seriedad, como único saludo-. No te entretendré mucho rato -añadió, esperando a que te sentaras.

Acompañé a Amber al laboratorio, más por inercia que por ninguna otra cosa. Mientras tanto mi cabeza se iba a imaginar esa reunión que iban a mantener Gareth y Andrea. ¿Por qué no podía estar en ella? Sería mejor que las de los últimos días.

Al escuchar su pregunta me encogí un poco de hombros. - Tenemos tantas cosas que investigar que es complicado decidir de cuál tirar. - Expuse antes de hacer un gesto con la cabeza. - Por cierto, ¿qué opinas de lo de Peakes? Aún no hemos tenido tiempo de hablarlo.

Amber se encogió de hombros. - Con toda la mierda de Andrea no me dio tiempo de averiguar nada. Los lupinos no saben nada y no pude hablar mucho con las hadas. Aunque no estoy segura de que ellas me lo hubieran dicho de saber algo. - Hizo una pequeña mueca frunciendo los labios. - ¿Y tú qué opinas? ¿Crees que tiene algo que ver con lo de los hijos de la luna? A lo mejor podríamos aprovechar lo de la casa de la bruja para interrogar al que nos manden...

Y con estas palabras despejó un poco la mesa, dejando a la vista un guante y una pequeña daga. - ¿Te apetece que hagamos algunas pruebas? He estado preparando algunas runas, pero necesito que enlaces el guante y la daga entre sí.

Miré a la china por el rabillo del ojo preguntándome si las hamburguesas sería lo único que echase de menos. Viendo como trataba a su amiga la verdad era que no me extrañaría demasiado. No, no deberíamos salir solos, también me lo han dicho a mí. De ahí los guardaespaldas cuando tuve que ir al rodaje. ¿Sabes defenderte? Pregunté con curiosidad, tratando de descubrir hasta que punto era fuerte. Ya que el psicópata quería enfrentarnos, me vendría bien informarme de su habilidad antes.

Nada más decir aquello me quedé unos segundos meditando mientras le daba otro mordisco a la manzana. Podrían decirme lo que quisieran, pero iba a salir a hablar con Mitch solo. Tenía que hacerlo. Tal vez él supiera algo que el Instituto desconociese, una pista o algo...

Cuando la china siguió hablando la miré. Me sorprendió que el Italiano no hubiera intentado nada con ella. No estaba tan mal para ser china, sobre todo para él. Supuse que no había tenido tiempo o que la había grabado como había hecho con Nora y que la china ni siquiera se había enterado. No sé si lo mandarán a Idris o qué, pero lejos de aquí, seguro. No había una sola pizca de pena en mi tono.

Sí, los demás se han ido a hacer sus cosas. Milton tenía que escribir un informe o algo así- dije, restándole importancia con el tono- y Emille se ha ido con Amber a ese sótano lleno de trastos.

Dicho esto saqué el móvil y me puse a escribir un mensaje a Mitch. 

Hola Mitch! ¿Qué tal os ha ido por Rusia? ¿Habéis conseguido escapar de Putin? Cuando tengas un minuto me gustaría hablar contigo. Es sobre lo que pasó en el rodaje.

Escuché la respuesta de mi amiga sin llegar a decepcionarme. La idea de Andrea fuera del Instituto era demasiado bonita como para estropear nada. - Creo que tiene relación, sí. - Enuncié entonces. - Es raro que desaparezcan tantos subterráneos de repente. No digo que haya alguien secuestrándolos por sistema, lo cual no tendría por qué ser malo... - Bromeé a medias, consciente de que ella tenía amistades de esa clase. - A lo mejor es algo mutuo. Como una guerra de guerrillas interna que sólo algunos saben, o algo así. - Expuse. - Pero sí, tendremos que aprovechar esa oportunidad. Espero que quien sea esté más colaborativo que el gilipollas que nos han mandado hoy.

Dicho aquello me acerqué a la mesa, intercambiando con ella una mirada que demostraba más interés que en lo que habíamos hablado anteriormente.

- Vamos allá. - Le dije, dispuesto a hacer lo que pedía. - Por cierto, ¿te he contado lo del pelirrojo? - Pregunté mientras me ponía manos a la obra. No quería montarme castillos en el aire, pero si aquello salía bien podía cambiar muchas cosas.

Amber negó con la cabeza. - No creo que sea algo interno, los lupinos se mueven en manada, no en grupos pequeños. Todos los demás lo sabrían si se tratase de algo así. 

Después se colocó frente a ti y apoyó los codos en la mesa, esperando que utilizaras tu poder con los dos objetos. Colocó la barbilla entre sus manos y te miró ladeando la cabeza. - No. ¿Qué pelirrojo? -preguntó con curiosidad.

Esto es muy malo, pensé chaqueando la lengua y sentándome delante como pedía. Me sorprendía haberle pillado con un ordenador portátil, ¿pero quien era yo para criticar la modernidad? No dije nada, de hecho no tenía argumentos con los que defenderme y ya imaginaba por donde podía ir. ¿Qué si no he ayudado a Alice? Ni que hubiera marcado una diferencia...

De esta no me libra ni Jerry.

- Me voy - comenté adelantándome a las palabras que me diría en cuestión de segundos. - ¿Es eso?

En un primer momento tu tío no te respondió. Tan sólo sentiste sus ojos fríos sobre ti y las comisuras de sus labios crisparse con desprecio. 

Entonces, manteniendo ese silencio que te tenía en vilo, dio la vuelta al portátil para que pudieras ver la pantalla, estiró la mano y pulsó el espacio para reactivar un vídeo en pausa.

No tardaste ni dos segundos en reconocerlo. Ante tus ojos tenías la espalda desnuda de Nora bajo la ducha. El agua caía con un golpeteo rítmico y la chica se duchaba, ignorante de la presencia de una cámara grabándola por encima de la pared que separaba ambas cabinas de ducha. No te cupo duda: era el vídeo que habías grabado aquel primer día en el Instituto. 

Gareth no lo dejó terminar. Con una mueca asqueada estiró de nuevo la mano para pararlo y entonces te miró, frunciendo el ceño y taladrándote con la mirada. Podías notar la tensión en los músculos de su espalda y brazos. Por mucho que en apariencia pareciese calmado, no te cabía duda de que si pisabas en falso explotaría.

- Dime, Andrea, ¿tú qué crees? -preguntó, masticando cada palabra- ¿Te vas?

Asentí, guardando silencio un instante, a las primeras palabras de mi amiga. Acto seguido me concentré en usar mi poder sobre el guante y la daga, enlazándolos. Una vez sentí que ya había terminado, me dirigí a ella haciéndole un gesto para señalar que ya estaban listos.

- El día que Andrea hizo el ridículo con los rapiñadores luego vinieron Stuart y Derian y cazamos a los dos vetalas que los habían llevado. Tenían un nido, pero los había expulsado de allí un nephilim pelirrojo vestido de negro y rojo. - Expliqué. Lo cierto es que aquello era algo que sí tenía ganas de investigar. - Podríamos llevarnos a Ivy y echar un ojo.

¿Cómo?, fue lo primero que pensé alarmado por ver la prueba del delito en su ordenador portátil. El vídeo de Nora, mi más preciado tesoro ultrajado en manos del director. No comprendía cómo lo habían hecho pero en ese momento no tenía tiempo para encontrar explicaciones, Gareth sería muy directo si vacilaba en mi respuesta.

Enmudecí por completo durante los segundos que dejó las imágenes, pálido y con el rostro descompuesto. Cuando lo detuvo tardé unos instantes en poder mirarle a los ojos directamente.

- Ya no hago esas cosas, lo entendí bien la primera vez que me llamaste para mandarme a Florencia – expliqué. - No quiero irme – dije sencillamente sin mucho preámbulo y esperando que fuera suficiente para aplacar la mala leche que sentía mi tito hacia mi.

Amber te escuchó con la atención dividida entre ti y los dos objetos. Sin embargo, cuando terminaste, entrecerró los ojos, impresionada. 

- Joder. ¿Un nephilim vestido de rojo y negro? ¿Aquí en Londres? No hay ningún pelirrojo en el Instituto... ¿Será alguien de fuera?

Asintió cuando propusiste ir a revisar con Ivy, pero sus ojos se dirigieron de nuevo hacia la daga que habías enlazado con el guante. 

- ¿Pero dices ir ahora? Me gustaría hacer unas pruebas con esto. Tal vez podríamos ir mañana, ¿no?

Asentí a las repetidas preguntas de Amber. A las primeras, al menos.

- La duda es por qué no ha pasado por el Instituto alguien así, si está en Londres. - Expuse antes de escuchar sus últimas palabras. Qué mona, parecía más preocupada por no poder ponerse a hacer sus cosas frikis de experimentos y tal ahora que estaba todo listo que por lo otro.

- Claro, vamos mañana. - Le dije, aceptando sin demasiados problemas. - O esta noche, después de la cena. Además tenemos que revisar los dos sitios: el edificio donde los cazamos, y el nido. Pero es verdad: ahora vamos con esto. - Añadí prestando atención a lo que ella estaba a punto de hacer.

Pudiste sentir con claridad cómo los ojos de Gareth te taladraban y no te cupo ninguna duda de que no, tus palabras no iban a ser suficiente para aplacarlo.

- Y como estás tan arrepentido, lo guardas en tu cosa de mierda de eso de la red para tener una copia de seguridad, ¿no? - Te costó un instante suponer que se debía referir a tu iCloud, pero antes de que pudieras decir nada, él continuó. - Ya me has tomado el pelo suficiente. He recibido quejas de varios nephilim del Instituto. Nephilim serios y competentes. No aportas nada aquí, sólo eres un estorbo para tus compañeros y además te dedicas a grabarlos para humillarlos en público -terminó, accionando el ordenador hasta poner en la pantalla el vídeo que habías grabado en el rodaje de Ethan-. ¿Cuál es tu excusa para esto? Esto fue mucho después del ultimátum que te di. - Movió la mano en un gesto cortante. - No te molestes. No me interesa escuchar tus mentiras.

Hizo una pausa antes de parar el vídeo y cerrar la tapa del portátil con un movimiento seco. - No voy a detenerme a enumerar todas las quejas que he recibido, ni todos los motivos por los que he tomado esta decisión. Quiero que te vayas de aquí antes de mañana. Dónde no me importa, es tu puto problema, pero no eres bien recibido en este Instituto. 

Se detuvo un instante para contemplarte con sus ojos fríos antes de continuar. - Y puedes tener por seguro que voy a poner tu caso en conocimiento del Consejo de La Clave. Ahora lárgate y procura que no me vuelva a cruzar contigo.

- Vale, pues vamos a la sala mejor -dijo entonces, echando un vistazo alrededor en el que no te costó darte cuenta de que estaba valorando todas las cosas que se podían romper si el experimento salía mal-. Ayúdame, coge esa caja de ahí -señaló hacia una caja de latón sobre la mesa-, y esto y esto -añadió, tendiéndote herramientas.

Finalmente cogió la daga y el guante, una libreta y una estela y empezó a caminar hacia la puerta.

- Bueno, si sólo estaba de paso podría no haber pasado por el Instituto, pero... ¿Vestido de rojo? Recuerda lo que se dice... -Comenzó a recitar.-

Negro para la cacería en la noche

para la muerte y el dolor, blanco es el color

de oro el vestido de la novia debe ser

y rojo para un encantamiento hacer.

Afilé una sonrisa engreída cuando cara de Mike me preguntó si sabía defenderme, pero la respuesta me parecía tan obvia como preguntarle a él si sabía actuar, y por ello, no realicé la respuesta en voz alta, no creí que la esperara, sino que ya la sabía.

- ¿Todos llevan guardaespaldas al rodaje? ¿o asustaste a la productora? Si quieres te acompaño al próximo. - parpadeé vistiendo mi mirada de inocencia - O te ayudo a ensayar los diálogos. - o a apalizar los guionistas.

La noticia sobre la marcha del otro chico me alivió, aunque me había resultado sumamente útil, era un testigo menos de algo que no había llegado a pasar, pues no había derrota en una pausa, menos, sin mocho manchado en mano.

Sonreía, ilusionada con la posibilidad de que Mike se planteara aquella oferta para colarme al Backstage de Skins, y todavía tenía carrete de preguntas para rato creyendo que esos minutos con el actor serían tan mágicos como cada uno de los que regalaba en pantalla, pero al parecer el chaval se había pasado por el mercadillo de las decepciones, y si con el beso en la serie no me había pateado suficientemente las entrañas, ahora utilizaba con saña, su segunda oportunidad en la vida real.

- ¿Un sótano con trastos? - palidecí y toda mi expresión jovial quedó fulminada en un rostro desencajado que se alargó más que el grito inicial que me había arrancado el Kuri- ¿en serio? ¿Ahora mismo? - Ah... - comenté con un hilo de voz y retrocedí un par de pasos - Que poco discretos...

Le dí la espalda al chico agobiada en mi paranoia e imaginaciones y terminé de lavar los cachivaches que había utilizado - A sobrado arroz. - informé evitando cruzar mi mirada con cara de Mike y guardé la comida en la nevera imaginando que en ese castillo habría alguna Aly que se la comería sin preguntarse de dónde había salido. Al hablar sentí como me subía una arcada junto a una imagen que en mi país hubiesen censurado y, en ese momento, preferí otorgarlo al asco por la escena en sí que indagar más en mis revueltas entrañas. - Lo del ensayo iba en serio. - me despedí buscando la puerta por la que había entrado, aunque terminé apostando por cualquiera de las existentes en esa cocina.

Luego me iría discretamente  intentaría encontrar el camino a una habitación vacía.

En cuanto Amber dijo lo de ir a la sala me dispuse a ello. Contaba con tener que llevar sólo la daga y el guante, no todos aquellos trastos. De modo que cuando me lo indicó me acerqué a la caja y tanteé su peso, por si conviniera potenciarme para llevarla todos aquellos pisos. Al ir añadiendo cosas le hice un gesto para que las dejase sobre la caja.

- ¿No acabaríamos antes subiendo el laboratorio? - Bromeé mientras me encaminaba hacia la puerta.

- Si sólo estaba de paso, ¿no le convendría el portal del Instituto para volver? - Propuse*, mirándola durante un instante. Luego, con sus siguientes palabras, fruncí el ceño.

Seda blanca cuando nuestros cuerpos queman

estandartes azules cuando lo perdido vuelve

Completé para demostrar que sabía de lo que hablaba. - No lo había pensado. - Confesé sin dejar de caminar. - Joder. - Enuncié. Si de verdad iban por ahí los tiros eso podía ser grave. Aún así, comenté algo más. - Aunque es mejor que gris y bronce.

- De todas formas eso sólo significa que tendríamos que investigarlo con más urgencia, pero no que si hay un encantamiento tenga que ver con el nido de vetalas. Quizá lo encontró por casualidad. Si la Clave supiera algo, ¿no tendría que ser notificado a Gareth?

¡Ea!, pensé al escuchar cómo habían vulnerado la seguridad de mi cuenta de iCloud, vaya vergüenza de seguridad tenía Apple. Lo tenía muy claro ya, por si había alguna duda posible, Gareth me quería fuera de su instituto. Y lo más bochornoso fue cuando dijo que varios habían presentado quejas contra mi. ¡Vaya nenazas y chivatos! 

- Se habrá subido solo al iCloud... La sincronización estaría activa... - cuando dijo que no le interesaban mis excusas paré y continué escuchando hasta que acabó.

- Mi puto problema... - enfaticé aquella palabra. - Soy tan nephilim como cualquiera de vosotros - dije intentando quedarme por todas todas. - Gareth déjame quedarme por favor, ya te he dicho que no volveré a hacerlo - pedí de verdad apelando a su humanidad.