Partida Rol por web

Estación de nieblas

Capítulo 3: En algún lugar de la magia

Cargando editor
15/09/2015, 19:29
Carlo Greymark

- Pero tío. Alice está fatal, ¿no lo ves? No pienso dejarla sola. - El chico se giró un poco, evitando así que Alice pudiera ver su rostro y enarcó las cejas en un gesto de advertencia para su amigo. Entonces vocalizó algo en italiano, sin llegar a pronunciar ninguna palabra en voz alta. - Y además entiende el italiano.

Cargando editor
15/09/2015, 19:30
Carlo Greymark

 Pero tío. Alice está fatal, ¿no lo ves? No pienso dejarla sola. - El chico se giró un poco, evitando así que Alice pudiera ver su rostro y enarcó las cejas en un gesto de advertencia para su amigo. Entonces vocalizó algo en italiano, sin llegar a pronunciar ninguna palabra en voz alta. - Y además entiende el italiano.

Cargando editor
15/09/2015, 19:32
Andrea Youngblood

Por algún momento mi cara de repente era un poema, la mandíbula desescajada, los ojos abiertos, las cejas levantadas. Luego pensé en algo y aquello me hizo reflexionar durante unos segundos. "¿Y qué?" - Sono arrivato sono scivolato e mi trovavo al vostro partito - dije encogiéndome de hombros. - Cocacola per tutti e qualcosa da bere. Molti ragazza carina. Io non invito, ma sono andato, mi auguro che intorno al periodo angolo. Non mi osservare, Non mi osservare, Non mi osservare, non mi non mi non mi non mi observare.

Me llevé los brazos en alto y las manos cruzadas detrás de la nuca.

- Figlio della luna - dije mirando a ninguna parte. Fool che non capisce, una leggenda una zingara. Ha evocato la luna fino all'alba ha chiesto di piangere.

Dicho aquello y de mala gana comencé a seguir el paso del resto. 

- Nessun controllo Il mio vestito, perche es total e tutti mundi gusta. 

Cargando editor
15/09/2015, 20:19
Andrea Youngblood

Por algún momento mi cara de repente era un poema, la mandíbula desescajada, los ojos abiertos, las cejas levantadas. Luego pensé en algo y aquello me hizo reflexionar durante unos segundos. "¿Y qué?" - Ha dicho que está bien - dije encogiéndome de hombros. - No nos alarmemos tampoco porque me haya entendido, no va a cambiar nada. Probablemente ella me odia mucho más que su padre, creo que es por aquella observación que hice de los cristales en la casa... Lo cual no lo entiendo, creo que fue una genialidad. 

Me llevé los brazos en alto y las manos cruzadas detrás de la nuca.

- Además tiene pinta de ser dura, no tanto como Lauretta pero oye... Da el pego - dije mirando a ninguna parte.

Dicho aquello y de mala gana comencé a seguir el paso del resto. 

- ¿Y por qué narices todo el mundo habla italiano aquí? ¿Se ha puesto de moda o algo? Comprendo que los italianos somos una fuerza a imitar, pero no es necesario llegar a estos extremos. 

 

Cargando editor
15/09/2015, 20:24
Narradora

Ha dicho que está bien - dije encogiéndome de hombros. - No nos alarmemos tampoco porque me haya entendido, no va a cambiar nada. Probablemente ella me odia mucho más que su padre, creo que es por aquella observación que hice de los cristales en la casa... Lo cual no lo entiendo, creo que fue una genialidad. 

Me llevé los brazos en alto y las manos cruzadas detrás de la nuca.

Además tiene pinta de ser dura, no tanto como Lauretta pero oye... Da el pego - dije mirando a ninguna parte.

Dicho aquello y de mala gana comencé a seguir el paso del resto. 

- ¿Y por qué narices todo el mundo habla italiano aquí? ¿Se ha puesto de moda o algo? Comprendo que los italianos somos una fuerza a imitar, pero no es necesario llegar a estos extremos. 

Cargando editor
15/09/2015, 21:13
Alice Herondale

Alice se apoyó un poco más en el brazo de Carlo para girarse a mirar a Andrea con un desdén gélido que podría congelar a un iceberg. 

- Mi madre es italiana. - Dijo, entrecerrando los ojos y fulminando con ellos al muchacho. - Gilipollas. - Espetó, antes de girarse hacia delante y dirigirse a Carlo. 

- Si quieres largarte con él, hazlo. Puedo caminar sola. - Su tono era frío y su mirada altiva. Incluso consiguió no tambalearse mientras hablaba, aunque justo después un escalofrío la recorrió y se estremeció entera.

Cargando editor
15/09/2015, 21:47
Andrea Youngblood

- Me alegro de que nos entendamos entonces - dije mientras me encogía de hombros y me daba la vuelta para marcharme en dirección opuesta. Tenía planes muy distintos y desde luego mejores que ir de paquete con los ingleses.

Cargando editor
15/09/2015, 22:04
Émille Lalique

Lo primero que hice tras escribir aquel mensaje fue alzar la cabeza y hacer un gesto seco de asentimiento en dirección a Alice. Qué asquerosamente perfecta tenía que ser aún muriéndose. Entonces escribí otro mensaje mucho más breve y volví a prestar atención a lo que me rodeaba.

Acto seguido, cuando la pirada de los cascos respondió, mi ceño se frunció un poco. Sin embargo antes de hablar me giré y comencé a andar, esperando que hiciera lo propio. Me sorprendió un poco lo que le dijo al cadáver, pero cosas más raras había visto. - ¿De dónde eres? - Pregunté con un tono monocorde, como si me importara más bien poco. Aunque un lugar como el que describía tenía que ser el paraíso. Ethan me había hecho creer que era una mundana más, pero era evidente que no tenía ni puta idea. Esperé su respuesta mirando al frente y pensando en a quién podría llevarme a un lugar lleno de Kuris. A Carlo y a Andrea, sin duda. El primero era competente, y con un poco de suerte el segundo la palmaría de una vez y dejaría de dar por culo. Mi rostro se había mantenido en una expresión mezcla de neutralidad y seriedad, pero se cambió por reproche una vez que los italianos empezaron a hablar en su jodido idioma.

- Vas aprendiendo. - Le dije entonces a Andrea. - No acercarte es siempre una buena opción para ti, justo por detrás de esconderte y dejar que los demás hagamos el trabajo de verdad. - Continué con tono duro. - Aún así para eso lo mejor es que la próxima vez ni vengas. Incordiarás menos. - Sentencié antes de seguir caminando, y no tardé en darles la espalda un instante después, apretando un poco el paso mientras seguían en aquella discusión infantil.

Cargando editor
15/09/2015, 22:14
Émille Lalique

Y tenemos también un cadáver, pero no es nuestro. Lo dejamos aquí para que se encargue mi tío. Lo de la mundana está por confirmar, quizá sea otra cosa.

Notas de juego

Sólo a Gareth.

Cargando editor
15/09/2015, 22:16
Émille Lalique

En el mismo momento en que les doy la espalda a los italianos saco una estela de mi bolsillo y dibujo una runa minúscula en mi muñeca. Es una lástima haber tardado tanto, pero quizá llegue a tiempo de algo. Después de todo, unos días atrás algo así sirvió de mucho.

Notas de juego

Me inscribo Hablar en Lenguas. :)

Cargando editor
16/09/2015, 09:35
(Gi) Sun-yun Herondale

Había llevado ya mis manos a los cascos cuando el chico de la lanza, el macho entre machos, me habló con aquel tono indiferente de los detectives de los años veinte, solo le faltaba encender un cigarrillo y que le acompañara un saxo.

- Corea.- contesté sin alargarme apartando mis manos de los auriculares para hundirlas en unos bolsillos que descubrí que no llevaba.

Con naturalidad me colgué el bolso de ami-son sobre el mío, para hacer algo con mis manos que de pronto me molestaban. - La del Sur.- aclaré aunque me parecía obvio solo para tener una excusa para mirarle sin parecer maleducada.

Vi aquella expresión de reproche formarse en su rostro y entonces arrugué la frente sin terminar de comprenderla, preguntándome si realmente era confusión por no saber ubicar mi país o si me había topado con un prejuicioso racista.

Pronto me lo aclaró. En algún momento su atención había pasado a esos chicos que me parecían iguales. Los busqué entonces con la mirada y por sus voces deduje que el llamado gilipollas por la rubia era el gemelo que estaba dando media vuelta.

- ¿Se va de rave? - miré a todos los demás sorprendida porque ninguno dejara de andar - ¿Dónde vamos? ¿Y por qué andando? - miré a la chica rubia en esa última pregunta - Espero que no sea contagioso. - me decidí a acercarme a ella, quizás ahora que iba a morir tenía ganas de conceder perdones.

- Amish, Amish, espera.- apreté el paso, marchando más rápido que el macho lanzas con el mentón levantado, para llegar a ella.

Al alcanzar la pareja, la observé de labios morados a pierna desgarrada antes de volver a sus ojos - Qué guapa eres, cerda de mierda.- ¿Duele? ¿Quieres un ibuprofeno?

Notas de juego

Cargando editor
16/09/2015, 15:16
Ethan Evans

Miré a Andrea y a Carlo con cierto asco. Si van a hablar en italiano con nosotros delante que se piren a su país. Pensé, molesto por sus repetidas faltas de respeto. Estaba claro que eran un par de maleducados que no respetaban a nada ni a nadie. No necesitábamos gente como ella en Londres, me ponían de los nervios. Una sonrisa se formó en mi rostro cuando Alice le mandó a la mierda. Ese chico no hacía más que aumentar la lista de gente que lo odiaba.

Mi mirada se centró entonces en la china, bueno, coreana. Me parecían todos iguales. Ella parecía más centrada que Andrea, lo cual no era difícil, pero había algo que no acababa de cuadrarme. La forma en la que se había creído responsable del ataque de aquel demonio era sospechosa. No le quitaría los ojos de encima, tal vez ocultase algo. Además, eso de ponerse los cascos en medio de la batalla... Muy sospechoso.

Tardaríamos más pidiendo un taxi. Dije, apretando el paso. No le dediqué más que una mirada de superioridad a Andrea. Si quería irse solo en aquella situación, adelante. Ojalá se topase con una de esas cosas estando solo. Eso sí sería divertido.

Miré a la china con incredulidad. No creo que el ibuprofeno vaya a hacer nada. El estado e Alice, pese a que lo intentaba disimular, era horrible. probablemente le debía doler muchísimo, como cuando Emille me hurgó el herida que él mismo me hizo. Tal vez algo peor. Necesitaría sedante en todo caso.

Notas de juego

He supuesto que llegamos antes andando, si no es así, corrígeme y pido un taxi XD

Cargando editor
16/09/2015, 19:48
Carlo Greymark

Carlo dudó un instante. Negó con la cabeza hacia Alice y contempló con incredulidad cómo Andrea se daba la vuelta y se marchaba él solo.

- Il gatto è triste e blu non dimenticare mai che tu eri mia. - Masculló, en un tono que dejaba claro que estaba molesto con la situación. A pesar de eso no soltó a Alice y continuó caminando hacia el Instituto. - Claro que no voy a irme. Esto es importante. - Dijo hacia la chica antes de echar una última mirada de reojo a su amigo y fruncir el ceño.

Notas de juego

A partir de ahora no marquéis a Andrea ^^.

Cargando editor
16/09/2015, 19:52
Carlo Greymark

No sé qué te pasa, pero te estás portando como un idiota. 

Cargando editor
16/09/2015, 19:53
Carlo Greymark

No sé qué te pasa, pero te estás portando como un idiota. 

Cargando editor
16/09/2015, 19:53
Carlo Greymark

No sé qué te pasa, pero te estás portando como un idiota. 

Cargando editor
16/09/2015, 19:54
Alice Herondale

Alice miró a Sun-yun con toda la altivez que fue capaz de sacar cuando se acercó a ella. - ¿Un ibuprofeno? -Preguntó con incredulidad antes de continuar hablando, con un tono frío. - No, gracias, mundana. - Y la última palabra parecía llevar un desdén implícito impregnado en cada sílaba. 

Hizo una pausa en la que siguió caminando, pero apenas había dado tres o cuatro pasos cuando se giró de nuevo para mirar a la coreana. - Y me llamo Alice. A-li-ce. - Silabeó, como si estuviera hablando con alguien con pocas luces.

Cargando editor
16/09/2015, 19:58
Narradora

Carlo decidió quedarse junto a Alice y dejó que te marcharas solo. Sabías que a tu amigo le tiraban mucho las chicas, pero no solía priorizar a ninguna por encima de ti como acababa de hacer. Por mucho que estuviera corriendo peligro de muerte.

Tus pasos te llevaron de nuevo hacia el Shakespeare Globe. La cafetería a la que os dirigíais antes de que todo se torciese estaba en esa dirección, un par de manzanas más lejos. Cuando llegaste pudiste apreciar el glamour que lo ocultaba, era exquisito. Desde fuera parecía un pequeño local cerrado hace años, con las puertas y ventanas tapadas con tablones polvorientos. Sin embargo, para quienes fueran capaces de traspasar el velo, allí había una cafetería con apariencia de taberna irlandesa: The Quays Bar, según rezaba el cartel que había sobre la puerta.

 

Mientras contemplabas la puerta, pudiste ver a una jovencita por cuyas venas sin duda corría sangre de hada. Te miró antes de entrar con unos ojos completamente negros y te sonrió. Sabías que los mundanos no verían su verdadera apariencia escondida por el glamour. 

Entraste tras ella al lugar y te encontraste con una cafetería de aspecto elegante. El suelo estaba cubierto por una moqueta granate y las paredes pintadas de verde botella. Acabados en madera de buena calidad se podían ver por todo el local, hasta llegar a la barra, amplia y brillante. Aparte de los taburetes que había junto a ella podías ver distintos sofás de cuero, repartidos por el lugar.

No había demasiada gente a aquellas horas. En la barra los miembros de lo que adivinabas como un grupo de hombres lobo reían de buen humor, gastándose bromas entre ellos. Parecían estar tomando cervezas ya de mañana. Tras ella una mujer con los cabellos negros como el ala de un cuervo y ondulados atendía a unos y otros. Sentada al otro extremo de la barra, sola, pudiste ver a la jovencita que habías visto al entrar. En uno de los sofás más amplios podías ver a una pareja, hablando bastante cerca el uno del otro y con las manos entrelazadas. Él era un chico alto y guapo y ella... Reconociste su melena pelirroja de inmediato. ¡Ella era Amber! La nephilim no parecía haberte visto todavía, demasiado ocupada contemplando a su acompañante.

- Tiradas (1)
Cargando editor
16/09/2015, 22:51
(Gi) Sun-yun Herondale

Miré a cara de Mike cuando contestó por Amis, solo por educación, para que supiera que le escuchaba aunque en realidad no presté atención ni a la mitad de lo que decía demasiado trabajo tenía en mirarle a la cara y reprimirme de intentar arrancársela para devolvérsela al verdadero Mike.

Lo cierto era que en persona era incluso más guapo, aunque quizás aquella luz especial que tenía se debía al puto celestial que le había poseído. Arrugué la nariz con la idea de que otro hombre estuviera dentro del cuerpo de Mike, recordando lo asqueroso que había sido aquel vídeo que Ami-son me había enseñado del beso con Maxxie.

Asentí sin saber a qué cuando terminó de hablar y de él pasé de nuevo a Amis; sonreí a la chica cuando obtuve su negativa, me supuso un alivio pues tampoco estaba segura de llevar el "botiquín" en ese bolso. - Monada tu puta madre italiana.- confundí sus palabras traumatizada por el constante acoso de Aly Ami-son -Vas a ver cuando te vean con esas pintas, disfruta del poco honor que te queda que esos rizos no los vuelves a lucir en tu puta vida. Si es que vives. - mi sonrisa cayó de golpe con el último pensamiento y giré con brusquedad la cabeza, entornando mi torso con ella para mirar atrás, allá donde habían abandonado el demonio temiendo que volviera a presentarse para rematar el trabajo.

Esperé con el cuello tenso y los hombros encogidos hasta que la moribunda volvió a repetir su nombre. - A-ris, sí. - repetí tras de ella convencida de que había pronunciado lo mismo que la rubia - Ya-ya lo sabía- dije afligida y me puse una mano en el pecho para señalarme - Gi Sun-Yun.

Desvié mis ojos hacia cara de Mike y mal tapandome los labios con el dorso de la mano le susurré - Creo que se le empieza a ir la olla, deberíamos darnos prisa.

Notas de juego

Aclaro, en corea los rizos son señal de éxito en la vida.

Cargando editor
17/09/2015, 00:01
Narradora

Los pasos de la comitiva se detuvieron delante de un solar con las ruinas de la Iglesia de All-Hallows-The-Less. Los restos de la iglesia, carbonizada en el Gran Incendio de Londres en 1666, estaban rodeados de arbustos espinosos. 

Conocías el lugar de vista, Ami-son te había llevado varias veces a un Starbucks que había cerca y habías pasado infinidad de veces por delante, pero siempre te había provocado una extraña sensación desagradable. No era miedo exactamente, era como si una honda tristeza invadiera tu corazón de una forma desoladora mientras permanecías mirando ese lugar. La necesidad de alejarte mientras esa sensación de soledad serpenteaba sobre tu piel era probablemente la causante de que nunca hubieras prestado demasiada atención a ese edificio semiderruido.

Alice había terminado por estar demasiado débil para caminar y el chico moreno más mayor la llevaba en brazos. El rostro de la chica descansaba sobre su hombro con los ojos cerrados y era difícil saber si estaba consciente o no. Él fue el primero en guiar a todos hacia la puerta, esquivando la cinta policial de un amarillo descolorido e ignorando los arbustos que pinchaban en tus piernas. El aspecto desde luego no era el de un hogar acogedor. Los cristales de la iglesia estaban rotos y llenos de polvo y la puerta de madera parecía desvencijada, a punto de venirse abajo.

Notas de juego

Ruta