Partida Rol por web

En la negrura del subsuelo, entre las tinieblas de lo que una vez fue uno de los mayores logros del imperio en la ciudad Barcino, uno de tus compañeros de avanza hasta ti sorteando todo tipo de excrementos y ratas.

-El anciano llama-  su voz suena cascada, el mensaje es breve simple y conciso, entregado el recado da media vuelta perdiéndose en la negrura.

Una rata se cruza en tu camino, mirándote con esos ojillos rojos, olfateando en busca de algo que llevarse a la boca, tras un agudo chillido se marcha por uno de los numerosos pasillos.

Una gota, cae a lo lejos para sumarse al torrente de aguas fecales que recorren la galería, de pie junto a un pequeño y fétido estanque encuentras al  anciano, de su brazo extendido caen gotas carmesíes, cerca en la orilla, cientos de ratas se acercan a beber del dulce néctar.

-Adelante chiquillo, os estaba esperando- llama sin darse la vuelta, su brazo cae a su costado, privando de su poderosa vitae a los animales, por hoy el festín ha acabado.

Lentamente se gira, como si dispusiese de todo el tiempo del mundo, para mirarte de frente.

-Una raiza de assamitas ha entrado en la ciudad se les ha visto por ultima vez cerca del barrio menestral, he mandado un correo al príncipe para que tome las medidas oportunas- una mueca de desagrado se dibuja en su cara al mencionar al príncipe –encontradlos y observas sus movimientos, andaros con cuidado- advierte en tono benévolo.

A través de negros pasajes olvidados por mortales e inmortales emerges a la quietud de la superficie, el fétido olor de las alcantarillas es sustituido por la brisa del mar, dentro de poco saldrán los marineros a faenar para recoger plateados frutos del otrora tiempo mar azul.

Precavido te ocultas entre las sombras en tu deambular por las desiertas y retorcidas calles, silencio… el silencio y la calma son la constante eterna a estas tempestivas horas.

De pronto, ves algo raro, un hombre de cabellos rojos como el fuego, lleva a cuestas un pesado arcón sin apenas esfuerzo, desconfiado mira a uno y a otro lado atento a cualquier ruido.

Su pelo rojo lo delata tanto como su hercúlea fuerza, de Lecour, hasta hace poco un singular recién llegado de la Provenza, desde la llegada de Aspasia del clan brujah, un criado, un ghoul … , la llegada de la joven ha pasado inadvertida para la gran mayoría de los cainitas pero no para vosotros, sin duda la aceptación de una brujah, un clan de sobra odiado por el príncipe, ha despertado el interés de Salomón, el más anciano,”¿qué habrá llevado al obsesionado y maniaco príncipe el aceptar a su mayor fuente de disgusto ?” es una pregunta que todos y cada uno os hacéis.

Entonces lo ves, oculto tras una esquina, un hombre de tez bronceada, sus ropas extranjeras denotan su procedencia árabe, el filo de su cruel daga brilla a la luz de la luna con la promesa de sangre.

A toda prisa, sin apenas miramientos, Michel vacía el contenido del baúl dispersando tus prendas a un lado y a otro de la habitación.

En cuestión de poco más de un minuto todo ha acabado.

-¡Rápido!, entre- apremia señalando con la mano.

Una vez te acomodas como buenamente puedes en el baúl, echa unas cuantas prendas encima tuya tapándote por completo -lo siento domina, será mejor tomar precauciones- se disculpa antes de cerrar la tapa sumiéndote en la oscuridad.

Al cabo de unos minutos sientes como el pesado baúl se eleva por los aires, Michel debe de haberlo tomado en sus brazos, sin duda una proeza imposible para la gran mayoría de los mortales.

Sientes cada paso que da, por suerte o por desgracia, el espacio al que te ves reducida es tan pequeño que no acusas golpe alguno.

Apenas eres consciente de lo que ocurre fuera de tu reducido habitáculo, solo puedes sentir el traqueteo del baúl, y sus movimientos, deduciendo por ello lo que hace Michel.

De nuevo te deposita en el suelo, para luego elevarte por los aires, debe de haber cerrado la puerta, a estas alturas debe de estar en la solitaria calle. De nuevo se pone en movimiento.

Los tensos minutos pasan, así hasta al menos quince, de pronto Michel baja el ritmo ¿estará cansado?, tal vez sí, a fin de cuentas es un mortal.

Aunque seguía sin convencerme el plan finalmente terminé introduciéndome en el baúl, a lo cual mi estatura menuda ayudó bastante. Gracias a la fortuna, mi naturaleza cainita había implicado que a lo largo de los años me hubiera tenido que encerrar varias veces en sitios similares por lo que estaba bastante acostumbrada a la sensación de agobio, estrechez y sobretodo indefensión. Aún así, no pude evitar sentir cierta duda cuando noté cómo los pasos de Michel se ralentizaban. ¿Habría visto algo? ¿le habría salido alguien a su encuentro? ¿Estaríamos siendo atacados ? ¿o simplemente estaría cansado? Ninguna de estas preguntas tenían respuesta de momento, por lo que de momento me limité a aguzar todos mis sentidos, centrando mi atención en los sonidos que me llegaban del exterior mientras interiormente me preparaba para actuar si algo salía mal.

Voy con mi mascara de mendigo. Observo desde mi puesto privilegiado, y toqueteando mi viejo puñal, espero el siguiente movimiento del Arabe, maldiciendo al viejo que me ha metido una vez mas en sus jueguecitos.

Aclaracion: Tanto por mi charla con el anciano, como por otras misiones llevadas a cabo con el, como por mi conocimiento sobre el y como nos estamos moviendo, ¿espera que sea un mero observador que recaba datos, o quiere que me inmiscuya de lleno en las tramas que puedan surgir? Obviamente en la trama me tengo que insmiscuir, pero no es lo mismo entrar en la trama suavemente, que matando a un assamita o a un brujah con el pelo rojo. Tampoco digo que vaya a matar a nadie, solo pregunto.

Observo el callejon mas proximo que este alejado del Arabe y que haya alcantarillado, subo sigilo 4 puntos, activo presencia invisible, 2 nivel de ofuscacion, y me acerco al pelirrojo, totalmente enbozado en mis ropas. Quiero decir ocultando mi rostro.

Me coloco a su lado, de tal forma que le doy la espalda al arabe y le hablo en voz muy baja:

Tranquilo muchacho, soy amigo, necesitas mi ayuda, corres peligro, sigueme al callejon que esta a tu (donde este).

Si observo que me esta viendo, vuelvo a activar presencia invisible, creo que sigue activo los 4 puntos de sigilo, si no los vuelvo a subir, y me haya visto o no, me dirijo al callejon, observo si me sigue.

Si me sigue, una vez llegue al callejon destapo la alcantarilla, desactivo presencia invisible, y le digo, rapido, corres peligro, arabes planean asesinaros, bajar y esconderos, yo os llevare a sitio seguro.

Si no me sigue. Espero a ver su reaccion.

Si en todo este rato, me ataca, obviamente esquivo. Y ya vere lo que hago.

Oculto a la vista del asesino avanzas hasta el joven, al sentir tus palabras notas como se pone tenso como la cuerda de un arco, por momentos se queda quieto como una estatua, posiblemente meditando su respuesta.

Luego sin decir palabra se dirigi hacia el callejón con su pesada carga, para tu desconcierto no es el único que os sigue, al echar la vista atrás para asegurarte que el joven te acompaña, ves como el asesino se escabuche entre las sombras dejando el callejón para seguiros.

Dentro del baúl eres ajena a lo que ocurre fuera, pero no a los movimientos de tu criado, por momentos el paso de Michel era firme, luego precavido, sin embargo durante un lapso de tiempo eterno, se ha parado, para luego cambiar de dirección.  ¿Acaso estará dudando del camino?, ¿es posible?, no sabrias decirlo, lo cierto es que el camino hacia el puerto no entraña dificultad y Michel debe de estar acostumbrado a recorrelo.

Bueno, yo en verdad queria escribir Astucia, lo cual tambien es un error.

Agacho la cabeza avergonzado. No volvera a suceder, creo...

Durante nuestro trayecto, le doy indicaciones al muchacho, susurrandole al oido por donde debe ir en el alcantarillado, le indico que debe ser rapido una vez halla entrado en el callejon, pues su asaltador nos sigue. Mis indicaciones le llevara a alguna zona segura, que yo conozca y donde pueda ir a buscarlo mas tarde.

Una vez que estemos cerca del callejon, le susurro que entre y corra hacia la alcantarilla, si esta alcantarilla se puede ver desde fuera, entre mis indicaciones le habre dicho donde hay una segunda mas escondida. Si desde fuera del callejon no se ve o no hay una segunda alcantarilla, cojera esta primera. (informame de este hecho).

Yo me quedare fuera del callejon a un metro de entrar en el, de forma que tenga escapatoria a mi izquierda y a mi derecha, esperando que el arabe vaya a entrar.

Subo 4 puntos mi destreza y me concentro.

Una vez que vaya a entrar el arabe y cuando este muy cerca de mi (siempre preparado para esquivar cualquier ataque), desactivo presencia invisible, y activo repugnante, haciendo que mi cara sea un hervidero de postillas pululantes que explotan, hechando flema rojiza por los ojos y rozo sus mejillas con mi lengua viscosa, a continuacion le propino un buen empujon, con animo de desconcertarlo mas si cabe. Si todo tiene exito, hecho a correr en direccion opuesta al callejon, bien cogiendo por la izquierda, bien cojiendo por la derecha. Percatandome si me sigue o no. Si me sigue, pues a todo correr hasta llegar a otra alcantarilla de la zona, meterme en ella como las ratas de idem y perderme entre sus callejuelas. Si no me sigue, y veo que entra en el callejon, una vez el arabe, me halla dado la espalda, saco mi vieja daga, subo 4 puntos mi fuerza y activo presencia invisible, me dirijo raudo hacia el, y si veo que se dirije a la alcantarilla, le intento rebanar el cuello una vez que tenga medio cuerpo metido en la alcantarilla y este usando las manos de apoyo para bajar. 

Al entrar en el callejón una sombra de preocupación cae en el hombre, aquello era una ratonera, y lo sabía, por un momento duda el volver sobre sus pasos, entonces suena tu voz... ¿la voz de una sirena que le lleva a su perdición?

-¿Donde estas?, juro que si me estáis tomando el pelo os la veréis con el filo de mi espada- susurra al aire una amenaza baldía, entonces ve la vía de escapatoria oculta bajo una pesada losa de piedra.

Dejando a un lado el baúl levanta la losa no sin esfuerzo, aún así es una hazaña encomiable para un mortal, un malsano vaho escapa de la abertura haciendo arrugar la nariz del hombre.

Para cuando termina de levantar la losa, el asesino asoma por el callejón, descubierto y espoleado por la posibilidad de dejar a su presa escapar, corre a toda prisa, olvidando y dejando de lado el sigilo.

-Perdonadme- musita tirando el baúl por la abertura, lanzándose él después.

El asesino llega hasta la cloaca poco después de desaparecer el pelirrojo, de su boca escapa una maldición en su lengua, sus ojos dos ascuas negras como el carbón centellean de rabia al ver como la presa se escapa.

"Puag" escupe sobre la abertura, volviendo sobre sus talones a toda prisa, posiblemente a buscar otra presa que cazar, o a reunirse con sus hermanos, sea cual fuere, el pelirrojo parece fuera de peligro y el asesino no parece haberse percatado de tu presencia.

Por un momento sientes como de nuevo te depositan junto con el baúl en el suelo, ¿qué demonios estará haciendo Michel?, los minutos pasan para mayor desazón, luego la sensación de caida, caes ... caes junto con el baúl, ¿caes? ... El golpe sordo llega, un "ploff", luego el baúl comienza a llenarse de agua, agua turbia y negra, no crees que su color mejore mucho a la luz de una vela. El baúl comienza a llenarse de agua con celeridad.

Al cabo de un minuto escuchas otro "ploff, algo más ha caido en el agua, ajena a lo que ocurre fuera no sabes que demonios ha pasado, una cosa si es cierta, no estas de camino al puerto.

El agua te cubre dentro del baúl, ante la aparente desidia de Michel te ves obligada a salir del baúl, ninguno de vuestros planes contemplaba esto, puede que haya encontrado un pozo y te haya arrojado a él, pero desde luego no son modos, tal vez tu criado se haya tomado demasiadas libertades ... tal vez.

Empapada abres la tapa del baúl, tus ropas echadas a perder por el nausabunda agua, el agua te llega hasta la cintura, cerca, muy cerca de ti, ves una sombra, una figura que se acerca hasta ti.

Haciendo usos de tus dones atacas al corazón de quien quiera que se atreve a acercarcase a ti, moldeando sus emociones, haciendole sentir el más horrendo horror descriptible.

Un gemido seguido del llanto escapa de la garganta de la figura, para tu sorpresa se trata de Michel, tu criado, reconoces su voz entrecortada -no ... no, el fuego no, dejad a los niños ... por amor de Dios ... dejadlos-  llora desconsolado.

Un vistazo al lugar, te da una idea de donde podrias estar, parece una esclusa, un sistema de alcantarillado de tiempos romanos, sin duda un lugar oculto a los ojos de la mayoria de los mortales que habitan en Barcelona.

A lo lejos escuchas el rumor del agua, y los chillidos de las ratas, ahogados por el desconsolado llanto de Michel, su voz suena amplificada por ancestral piedra.El olor te hace arrugar la nariz ante el nocivo aire que aqui se respira en momentos como este agredeces no tener la necesidad de respirar.