Partida Rol por web

El gimnasio esta vacio. Aunque en el ring de combate. Hay una gran charco de sangre y luego manchas que se encaminan a la puerta.

Matteus entró en el gimnasio con una toalla alrededor del cuello, una camisa de tirantes, pantalones de chandal y por supuesto, el sombrero. Entró silbando a un volumen bastante bajo, metido en sus propios pensamientos. Cuando llegó al lugar y vio que estaba vacío, no se sorprendió. Al parecer pocos eran realmente de gimnasio en aquel lugar, salvo la teniente. Sin embargo algo llamó su atención, y fue el enorme charco de sangre del ring y los rastros que se encaminaban hacia la puerta.

-¿Que coño ha pasado aquí? Ya se están dando de hostias y aun no empezó el trabajo... -se respondió a su propia pregunta mientras negaba con la cabeza.

Rag no tuvo más remedio que ignorar el charco de sangre, pasó por encima de los restos que se dirigían a la puerta, dando zancadas para no mancharse y encaminó sus pasos hacia una de las cintas de correr. Allí colocó el sombrero sobre la máquina, marcó velocidad y tiempo. Subió y se dispuso a correr unos minutos.

Tras su entrenamiento para no mantenerse frío en gravedad cero, Matteus decidió preguntar en enfermería a que se debe ese charco de sangre. Se aseó, se equipó con su mono de trabajo, sacudió el sombrero y salió.

No sabía donde meterme. De tener mi cabina en condiciones, me hubiese encerrado en ella. Pero eso era imposible en esos momentos. La otra opción era meterme en mi retrete privado y encerrarme allí, pero seguramente quien fuese al aseo a hacer sus deposiciones, se daría cuenta de mi presencia.

El único lugar que nadie usaría en estas horas, debido a la inminente llegada a la Event Horizon, era el gimnasio. Así pues allí me dirigí. Entré llorando, pero aguantando el tipo. La nave estaba llena de cámaras y no quería que me viesen caer. Miré el saco al entrar. Garret hubiese lo hubiese golpeado con fuerza hasta que le sangrasen los nudillos, pero yo sólo quería llorar y sentirme a salvo. Busqué un rincón con la mirada, uno que supiese que era un ángulo muerto para el sistema de cámaras de la Serenity.. un refugio.

Un lateral del ring, que daba justo con la esquina del gimnasio. De pies si se veía quien estaba allí, pero en el suelo no... Torpemente, me deslicé hacia aquel lugar y allí me dejé caer. Rompí a llorar amargamente mientras trataba de buscar a Garret dentro de mi. Debía volver a ser ella, pero no sabía como sacarla de nuevo.

Después de pasar por segunda vez por el comedor e ingerir a solas un segundo desayuno, que suple las carencias del primero, me dirijo al gimnasio con la intención de castigar mi cuerpo para eliminar toda la tensión acumulada. En cuanto llego allí, me sorprende encontrarme con la teniente Garret. Me siento momentáneamente desarmado. El acceso de ira que sufrí en el puente ya se ha desvanecido, y ahora solo queda una extraña y embarazosa sensación de compasión entremezclada con un trasfondo de amargura. No puedo culpar a la teniente por vestir una máscara; al fin y al cabo, todos llevamos la nuestra, y la mía es más gruesa que la de la mayoría. Soy capaz de ver que, en algunas cosas, ella y yo nos parecemos.

Por eso sé que, como yo, necesita intimidad y silencio.

Saludándola con un muy escueto gesto de la cabeza, me dirijo al rincón opuesto del gimnasio, donde apenas hago los estiramientos necesarios para empezar a cargar peso. Después de esta sesión, quiero acabar destrozado.

Seguí a Garret desde lejos.

Me levaba ventaja pero por la dirección que tomaba era el Gimnasio. Seguramente pensó que allí nadie la seguiría y la dejarían desahogarse. Estaba hecha una furia!! O eso me parecía a mi por los sonidos de sus botas sobre el suelo enrejado de metal de la Serenity.

Erni paso por mi lado entrando en el gimnasio igual. Este también necesitaba desahogarse? ¿De que?! Bueno, es cierto que  fue de  los pocos que le importó un pito el tema sobre la cría "bromas-pesadas", pero me parecía que ir al gimnasio no era realmente "prepararse" para la misión. Con todo le saludé con un gesto leve de la cabeza mientras buscaba a Garret con la vista.

- Erni, no se canse mucho... En breve el Capitan formará un grupo de rescate y puede que tengamos que irnos rapidamente.- Donde estaba Garret? - ¿Ha visto a la Teniente? Creo que tendré que "molestarla" un poco mas. Si me mata en el proceso... dígale al Capitan que le quiero- Dije en broma.- Al fin y al cabo hay dos médicos... o casi.

Acababa de entrar. A falta de un cuarto propio donde refugiarme el gimnasio era el único sitio que quedaría como un desierto mientras se preparaban todos para la misión. Estaba mirando un lugar tranquilo y seguro donde despejarme sola y con calma, cuando la puerta se abrió. Erni? Aquí? Le miré con sorpresa. Él, junto con Collins, eran las dos personas que pensé que jamás vería en un gimnasio, salvo que se les llevase a arrastras.

La verdad es que le hacía en la bodega de carga, preparando todo para la misión y el abordaje de la nave. Tantas ganas que había en el puente para que acabase el jaleo y ahora... ¿ya no había prisa ni misión? ¿O acaso quería ver a su teniente llorar y disfrutar de ello? Debí ir al baño... pensé mientras me encaminaba hacia la salida.

Nuevamente la puerta se abrió y entró Jess, quien vió rápidamente a Erni. ¿Sera posible? ¿Y este que quiere? Tomarme la tensión? Ahora no tengo tiempo para hablar. Ni ganas... Le dije al doctor justo al pasar por su lado para salir de allí.

Garret apareció como un suspiro.

Desde luego no tenía ganas de nada y menos de hablar.

Mi padre me enseño todo sobre la botánica y los cultivos hidropónicos. Muchas vences pasábamos las horas muertas observando plantas o amasando la tierra con fertilizante. Tan solo con fugaces miradas nos decíamos cosas. Al llegar a casa , mi madre nos esperaba y nos preguntaba cómo había ido el día. "Genial como siempre , mama" Y era cierto. A veces, no se necesitaban palabras para dar apoyo a alguien. Bastaba simplemente con estar.

Sabía que Garret iría a otro lado, daba igual donde, pero no la dejaría sola. Cogí una toalla seca y limpia de una taquilla y se la tiré a la cabeza justo antes de que saliera. Sabia que eso la cabrearía, pero sobre todo la llamaría la atención. Luego cogí un par de guantillas de saco.

-Pues no hable.- Dije tirándole al vuelo los guantes para que los recogiera mirándola fijamente. Me puse detrás del saco de boxeo y lo sujeté con fuerza

-Venga, piense que es Stepanov- Dije goleando el saco con la palma de la mano desde detrás.- Sabe que soy un cabezota y no la dejare en paz. Así no Garret. Estaré a su lado pase lo que pase...

Recibir el impacto de la toalla en la cabeza me hizo pararme unos segundos. Agarré la tela y la lancé al suelo para darme la vuelta y mirar con furia al doctor. Tiene que haber sido el... Erni no sería capaz...

Me lanzó un par de guantes de boxeo, los cuales cogí por instinto. Si pensaba que iba a pelear con él lo llevaba claro. Escuché sus palabras y miré sus gestos. Sabía lo que pretendía hacer... pero eso sólo funcionaba con Garret y ella se había ido. Dejé caer los guantes a mis pies, desganada, me di la vuelta y salí de allí.

Lo siento Jess... no me apetece jugar...

Mire a Garret pensando las posibilidades de como se lo iba a tomar, y sorprendentemente ... Salió. Estaba más jodida de lo que creía. Y su cara lo demostraba. No encajaba con la tripulación y eso era problema de todos, en realidad. Mire a Erni con cara de intriga mientras el hacia sus ejercicios y me encogí de hombros. -Lo siento Erni, soy un cabezón y las mujeres me pierden... Dije saliendo, a una distancia prudencial de la teniente. También quería dejarla su espacio.