Partida Rol por web

Con un bamboleo, la olla finalmente se detiene.

Con cuidado, Adalverto levanta la tapa.

Con hambre, Bilbo se asoma.

Con un estornudo, Sdahí pregunta: Huele a Jamones?

Sí, el caso es que lo huele. Se encuentran dentro de una gran despensa, llena de las delicias más inimaginables. El lugar, de 4 metros por 4, tiene paredes de acero y una puerta cerrada sin forma interna de abrirla, al menos que se observe.

Se encuentran atrapados... buscarán una salida? Intentarán forzar la puerta? Esperarán al Cocinero tranquilamente? Vuestro Turno!

 Bilbo sonrió satisfecho. Oh, vale, siempre sonreía... pero ahora lo hacía realmente satisfecho.

De un salto se bajo de la olla y buscó un buen jamón. Un jamón de jabugo, un pata negra. 

Desenfundó su katana, que devolvió un reflejo satisfecho, y luego lanzó un montón de tajos a gran velocidad. El resultado fue un plato lleno de lonchas finamente cortadas. 

Luego descendió de la mesa buscando un buen vino. Por el camino cogió fruta, pastelitos, unas codornices... incluso apañó un mantel con el que montó primorosamente una mesa de picnic. Puso tres copas... y volvió a sonreir satisfecho.

- ¡A comer! 

Lentamente acerque la naricilla a las finas lonchas de jamon, para olisquearlas...

-Huele bien...

Un momento despues, me percate de que estabamos en un lugar un tanto claustrofobico, asi que me acerque a la pared, dando unos golpecitos con la mano... Apoyando mi barbilla sobre ella, dije con cuidado de no levantar la voz...

-No podremos salir si no cogemos fuerzas...

Entonces fue cuando me acerque al jamon, y tras probar un trozo, levante las orejas, y me puse nerviosamente a buscar un jamon entero que llevarme a la boca...

Que hambre...

 Adalverto se asomo lentamente y al ver como Bilbo se preparaba para cenar dio un salto, con pirueta de atletismo incorporada, ya que no podía hacerlo de otra forma.

- Jamonesss, esto me recuerda a la señorita nieves... ahhhhhfff (suspiro)... ¿Qué habrá sido de ella? - se pregunto a sí mismo, sin ánimo de obtener respuesta alguna como era característico de su espíritu romántico y aventurero, todo un héroe de telenovela - si si, todo un héroe - largo al aire mientras engullía una de las finas fetas de jamón hábilmente troceadas por el duende de la suerte - ¡Deliciosoooo! Quedarían espectaculares con un glaseado de crema de mango acompañados con finos bocados de arándano musificado. Al señor Chuck le encantaría este platillo.

-Jijiji, Sdahí, ten cuidado con esos jamones que se te pueden caer encima - Tras lo cual el conejo se levanto de un salto, aproximadamente a 1.8 o quizas 2 metros de altura y de un solo movimiento con su katana corto una de las ataduras del jamón más grande vio. Dejándolo caer junto al duende azulado - Con eso tendrás para entretenerte un rato amiguito.

- ¿Cómo salimos de este lugar? - Pregunto a sus compañeros mientras se metía otra lonja de comida en la boca.

Engulle, mastica, traga, deglute... todos los verbos comeriles pasaron por ese lugar. Científicos astronómicos de talla increible (no altos, sino importantes, vamos, que nos entendemos!) pasarían luego años discutiendo si, en la cocina del Polo Norte, se habría manifestado un pequeño agujero negro.

Seguramente eso debe haber parecido, viendo la velocidad con la que la comida desapareció.

Un golpe en la puerta, y un chirrido, les puso en alerta. El sonido era perfectamente concordante con la imagen mental de una pesada barra levantándose en el otro lado, destrabando la puerta. Tal vez porque, del otro lado, alguien levantaba una pesada barra metálica que trababa la puerta. Coincidencias de la vida.

Adalverto pegó la oreja a la hoja metálica. De todas formas una voz resonó por la habitación, que actuó de caja de resonancia; pero el movimiento del conejo quedaba completamente profesional. La voz del otro lado era... familiar. 

- Y los dejaste aquí encerrados? Pero aquí se guardan los jamones más preciados de amorcito! Y si los estropearon? Te va a colgar de las bolas! 

Una voz pareció contestarle. Debía ser algo importante, porque no pudieron distinguir las palabras.

Luego, tres granadas de gas cayeron dentro, y la puerta se volvió a trabar. Un siseo llenó el lugar mientras comenzaban a... oler raro. Y ver colores. Coloooressss....

Qué hará el Trio de la Muerte? Intentará aguantar la respiración hasta que alguien crea que ya hizo efecto el gas (tirada de Físico, Dif 15)? Usarán algún elemento para abrir la rejilla de ventilación y escapar (Físico 13)? Buscarán manipular una consola de aspecto extraño, colocada misteriosamente en el interior del lugar, con propósito desconocido (Tirada de Inteligencia Dif 12, o Destreza Dif 15)?

Vuestro turno!

¡Nieves! ¿Amorcito? ¡Traidora! ¡Lo sabía! ¡Bilbo sabía que jamás había que fiarse de una mujer! ¡Y mucho menos si era bonita! Aunque el pequeño duende tenía un aspecto tímido sabía muchísimo más que cualquier otro ser vivo en la tierra sobre las mujeres. Él había encontrado el manual. Era una historia larga y terrible, con sangre y violencia, pero al final de la misma Bilbo encontró el manual y lo leyó. Era un manual con muchas fotos y esquemas (era un manual para hombres) y tras leerlo todos los secretos de las féminas desaparecieron. Por desgracia para Bilbo ese secreto no estaba exento de riesgos... tras haberlo leído fue incapaz de hablar nunca más cuando una mujer estaba delante de él. Y encima perdió el manual jugando a las cartas con un tipo de Hollywood... ese cabronazo se había llevado el manual y el cerdito que Bilbo había comprado para cenar aquella noche. ¡Y ni siquiera pensaba comerse el cerdito! ¡Quería usarlo como mascota! ¡Maldito bribón! 

En fin... Nieves estaba al otro lado y evidentemente los quería matar. Bilbo sacó su katana. No podría hablar pero podría trocearla sin ningún inconveniente.

Aguantó la respiración...

Habia un dicho por ahi, de que la curiosidad mato al gato, lo que no sabe la gente, es que el cadaver del primer "gato" curioso era un duende un tanto demacrado...

-Que bonito!! Que es, que es??

Y yo, como tal, iba a acercarme a aquello que habian lanzado, pero por suerte, tenia mejor olfato que ideas, asi que antes de que no hubiera marcha atras, me detuve.

-Uhhhg... No parece comestible...

Observando el habitaculo, vi el extraño aparato que habia en el. Mis orejitas se levantaron como un resorte, y alli que me dirigi.

Despues de mirar unos segundos el aparato, y estirar los dedos, preparandome para manipularlo, suspire...

Como un poseso empece a golpearlo repetidamente, masticando cables, orinando circuitos...

-Lo estoy arreglando!! Lo estoy arreglando!!! Soy informatico!!

 - ¿Amorcito? ¿amorchitoo? - el corazón del conejo se rompió en pedazos sonando como una pesada barra de acero que chocaba contra el suelo, para luego desintegrarse en forma de humo, un humo con un olor extraño y picante - Momento, esto no fue mi corazoncito enamorado y cariñoso... Já, ya lo decía el sabio de Don Jhonson, nunca confíes de una mujer con largas, largas piernas.

Observo a sus compañeros en busca de consuelo, pero estaban muy ocupados jugando con una maquina extraña.

- ¡No respiren! Es un gas toxico del gordo - por un momento a Adalverto se le cruzo pensar como el gordo obtendría ese gas tan apestoso - Pufff, que asquete.

Tratando de encontrar una forma de vengarse, su lista cada vez crecía más, ahora no solo pensaba faenar al gordo cabrón con su amada Roberta, sino que también se tomaría venganza de su perrita sexy.

- Nadie le rompe el corazón al cocinero personal del Señor Chuck sin sufrir sus consecuencias. Muaajajajajaj, te atrapare Nieves, te atrapare, muaajajaj

Tras ello, con su movimiento de salto tirabuzón, el cual lo aprendió de un reconocido chef del mediterráneo que muy simpáticamente le había enseñado a cocinar mostachones a los cuatro vientos; tras ello, salto intentando abrir el respiradero y escapar del venenoso gas.

Adalverto escapa por la rejilla, a donde el gas no llega. Bilbo comienza a pasar por los colores del arcoiris aguantando la respiración... una proeza realmente increible.

Sdahí, en cambio, recibe un choque eléctrico del panel y cae al suelo, pateando espasmódicamente. El gas hace que rápidamente comienza a balbucear alguna extra canción de sonido totalmente extraño... algo del estilo de onli yúuuu... meik mai guorl gou raund...

Su voz comienza a perder fuerza, tal vez debido a que su lengua cuelga sobre el piso impidiendo una correcta vocalización.

La puerta comienza a abrirse. Una pierna larga entra, zapatito de taco alto. Le sigue un brazo torneado, con una pistola. Finalmente el cuerpo de Blanca entra al depósito.

- Pero qué tenemos aquí? dice Blanca girándose para hablarle a alguien que se mantiene fuera. Ellos no son los agentes encubiertos, ellos son... bueno, creo que son de los nuestros.

La chica entra gracilmente, bajando levemente el arma. Pero eran cuatro. Donde están los otros dos?

Se acerca a Bilbo, acercando la mano para acariciarle la mejilla. Bonito, estás bien? Es un error... o eso creo. 

Detrás de ella entra el chef, con aspecto preocupado como si su madre le hubiera regañado. Blanca se da vuelta y lo regaña. Primero debiste asegurarte de que eran los doble-agentes. Estos gurrumines no pueden ser malosos...

Confiarán en Blanca? Averiguarán lo que sucede? Adalverto saldrá de su escondite? Sdahí se levanta lentamente, un poco atontado, pero puede hablar... dirá algo para conquistar a la bella agente? Vuestro turno!

Aun medio atontado, vi unos tersos jamones con muy buena pinta...
Al dirigirme a hincarles el diente, vi que estaban pegados a una señorita de muy buen ver...

-Nieves??

Mientras daba un bote hacia atras, por el susto, intente localizar a mis compañeros.
Despues de un vistazo rapido, me acerque a la maquina para darle una patada.

-Toma esta, que seguro que funcionas con windows!!! Y esta!! Toma!!

Tras desahogarme, en voz alta, comente:

-Encurtidos??

Aun seguia pensando en comida, asi que busque un hueso que roer, o algun jamon que se me hubiera olvidado devorar anteriormente...

-Encubridos??

Al fracasar en mi intento de llenar mi pobre estomago, mire a Nieves con cara de mala leche...

-Encubiertos?? Si el jamon se come con las manos!!

Despues me percate de que la muchacha no estaba sola, ni se referia a eso, pero no veia a quien le acompañaba...

-Agentes?? Que agentes??

Estirando la mano para acariciar la mejilla del azul alien, Blanca contesta: Es que alguien le está dando información de nuestra... pequeña operación al Gordo. No eres tú, verdad? Bonito? Cuchi-uchi?

Solo pude ladear la cabeza, no tenia ni idea de que estaba hablando...

-Operacion?? Gordo??

Entonces, como un flashback en imagenes vino a mi cabeza...
Yo estaba en la tierra para algo... Relacionado con un tipo Gordo y malvado...

Pero no debe ser aqui, que hay comida y chicas guapas...

Meneando la pata como un docil perrito por las caricias de Nieves le dije:

-No, yo no!!

 El conejo contaba con una visón privilegiada de la habitación, tenía todo controlado para caer sobre los traidores e impartir justicia. Sin dudas que la visión de la falsa agente desde las alturas era algo que no se veía todos los días, sobre todo por la escasa estatura de Adalverto.

*para que se den una idea sería algo así:

- apaaaala chufaaaaa, ¿Que piñatas navideñas! - suspiro el conejo mientras se babeaba por el tentador escote. - Esas patas azuladas no deberían estar ahí - el cuerpo de su compañero asomaba por debajo siendo torturado por la joven de prominentes curvas.

Temiendo lo peor, se lanzo desde su escondite con su espada silbando en el aire (pshhh, pshh pshhh pshhhp pshhh pshhh, Roberta también tenía su personalidad).

- Saca tus manos sucias y traidoras... en realidad suaves y perfumadas con una manicura adorable... pero traidoras al fin, de mis compañeros.

Tomando una pose ninja sobre el piso, para ser más preciso la garra de Optimus-Do Prime.

- Ya verás lo peligroso que es un conejo descorazonado. muejejej, meuejej, has cantado tu última canción Nieves, te destrozare como al malvado de tu amante y luego iré a comer zanahorias asadas con hamburguesa de foca australiana.

 - ¿JSJSHHDDÑÑA? ¿KDKDJDJ? ¡ÑÑÑÑÑIAAAAAAAAAGRRGRHH!

Sobraban palabras. El pequeño Bilbo iba a demostrarle a aquella descarada lo cariñosos y poco peligrosos que podrían ser los ¿gurrumines? ¡Sólo por llamarle eso ya merecía ser descuartizada en trozos muy pequeños!

 Viendo que el duende se lanzaba al ataque, Adalverto no quiso ser menos y impulsado por el despecho y la furia de la traición.

- Amorcito... ¿amorcito, eh? Yo le voy a dar a tu amorcito - el conejo se lanzo con un golpe de jiujitsu hacia el cocinero gordinflón que los encerró y le robo a su pimpollito navideño - AHHHHHHHAAAH YAAAHHH