Partida Rol por web

Otra aldea dedicada en cuerpo y alma al cultivo de arroz.

Arrozal dos es un pueblo no muy extenso, no supera el millar de habitantes, una cuarta parte de los cuales no viven en el pueblo, sino dispersos por los campos de alrededor.

La embarcación llega finalmente a los muelles de Arrozal Dos.

Seguramente, el shampang de Pueblo de Mu haya pasado por aquí horas antes, os llevaba bastante ventaja, aunque todavía les quedarán fácilmente dos días más de viaje.

Al llegar junto al muelle, los dos marineros lanzan los cabos para amarrar la barcaza. La maniobra se lleva a cabo de forma rápida y fácil. Queda algo menos de un metro de separación entre la borda y el muelle. Un salto fácil para Martillo Blanco, aunque difícil para Dulce Loto. ¿Deberá esperar a que pongan la pasarela? ¿O se arriesgará a caer al agua con un grácil salto? Bien pudiera formar parte de su entrenamiento.

VIENE DE LA ESCENA: NAVEGANDO EL RIO HU.

Un poco antes de nuestra llegada entro al camarote y recojo todas mis cosas. El kimono rosa y el cinturón se han secado ya también, así que lo meto todo junto al resto, en el mismo paquete que me entregó Riqueza Efímera.
Cuando salgo del camarote los marineros y el joven están acercando la embarcación a la orilla, así que me acerco junto a Martillo Blanco, que está esperando para desembarcar. Tengo muchas ganas de volver a tierra así que al ver el muelle tan cerca decido no esperar a que terminen de acercar la barca.

Daré un salto, será divertido.

Dejo el paquete a Martillo Blanco que lo recoge con extrañeza.

-¡Sujétamelo, voy a saltar! Digo mientras doy unos pasos hacia atrás y cojo un poco de carrerilla para después subirme al bordillo de la embarcación e impulsarme hacia el muelle. ¡Alla voooooy! Grito ya en el aire.

Para un hombre como Martillo Blanco acostumbrado a moverse en todo tipo de situaciones el salto no revierte ninguna dificultad, pero para mí es todo un reto, aunque será divertido.

La canción que ha cantado Dulce Loto resulta tan dulce y armoniosa que por un momento devuelve a Mazo a su más tierna infancia. Antes de que cumpliera los diez años de edad y su mundo se convirtiera en un infierno.

Incluso el Joven de buena familia parece olvidar por un momento la terrible tragedia que acaba de sufrir y queda embelesado en un instante por el bello canto.

Al llegar al muelle, sin embargo, la canción termina y con ella la sensación de paz y bienestar.

Luce el sol de la tarde en el cielo, y no hay niebla presente. Sin embargo, todo tiene una especie de aura gris. Las pocas personas que hay por las calles del pueblo se apresuran enseguida a meterse en sus casas. En el aire pesa el sabor del miedo, es como un sudor frío que manase de las propias piedras.

- Martillo Blanco es un Exaltado, lo es desde los dieciséis años. Está acostumbrado a desafiar las leyes de la gravedad con saltos que desafían la lógica y que normalmente serían del todo imposibles para una persona de su tamaño y peso. Martillo Blanco es capaz de saltar por encima de un árbol de buen tamaño y aterrizar al otro lado sin hacerse daño en la caída (eso sí, agrietando el suelo donde aterriza igual que si alguien hubiese dejado caer una compacta y dura roca de cien kilos desde una altura considerable).

- Para Dulce Loto incluso un salto de un metro de longitud es un desafío. - Tirada de Fuerza + Atletismo.

Mazo se adelantó a Dulce Loto en el salto, y se quedó allí de pie, justo a un lado de dónde caería la muchacha, para ver que tanto podía hacer.

Su constitución era algo fragil y era muy probable que fallara en algún momento su salto, por lo que el grandullón estaba preparado para salvar la situación si la acción de Dulce Loto no llegaba a buen puerto.

Nunca mejor dicho, a buen puerto.

Entonces, el Exaltado se concentró y se colocó en posición para coger a la muchacha si trastabillaba o perdía el pie en algún momento.

- ¡Venga! ¡Tú puedes! - Le gritó dándole ánimos.

Ante el pasmo de todos, Dulce Loto salta de cabeza contra el borde de madera dura del muelle, rebota y se cae al agua.

El Joven de Arrozal Dos y uno de los marineros de la barcaza se lanzan de inmediato a las aguas del río para rescatarla.

Al cabo de un rato la sacan. Tiene un feo golpe en la frente y está desmayada, pero respira. El Joven y el marinero que se han tirado al agua salen tiritando de frío. Algunos aldeanos traen mantas y acuden a ayudar.

Cuando se dan cuenta de los objetos de jade blanco que lleva Martillo se deshacen en reverencias y cortesías ante él.

Mientras estoy en el aire Martillo Blanco también salta y me pasa como una exhalación. Ha dado un salto muy grande y rápido. Veo como llega al otro lado y se gira rápidamente para darse la vuelta y esperar a atraparme entre sus brazos. Me da gritos de ánimo desde allí.
Pero el arco que describo con mi salto cada vez se precipita más hacia abajo y no hacia el frente. He dado un salto muy corto y no voy a llegar.
Antes de caer al agua me golpeo contra el borde del muelle recibiendo un impacto terrible que me catapulta hacia atrás. Supongo que voy directa hacia las frías aguas del río. A partir de ese momento pierdo la consciencia y todo se vuelve negro a mi alrededor.

Mazo intentó cogerla en el vuelo, pero el salto había sido terrible, y estaba claro que no iba a llegar haga lo que haga. Su cara, se transformó en una mueca de furia cuando vió como su protegida se caía al río y después, como era sacada por los marineros que iban con él.

Se acercó a ella y la cogió entre sus brazos, alzándola del suelo y rápidamente, miró al Jóven del Arrozal Número Dos con el rostro serio.

- Vamos. Tiene que verla un médico. ¿Dónde está tu casa? - Dijo el grandullón con voz ronca. - Necesito vendas y una cama para ella, rápido. -

Dulce Loto es llevada a la Casa del Administrador, pues el Administrador de Arrozal Dos, Chi Huang, es su padre.

La muchacha es atendida por el propio Administrador en persona, que le limpia la herida de la frente, le aplica un ungüento y se la venda.

Unas horas después (y tras haber sido puesto al corriente de todo por su hijo):

- "No os preocupéis, noble señor Martillo Blanco. No es más que una contusión leve, se recuperará pronto. Seguramente por la mañana abrirá los ojos y no recordará cómo ha llegado hasta esta casa.

Ahora será mejor que la dejemos descansar. Conocí a sus padres, los Tien eran muy buenas personas." -

- "Venid al salón, Martillo-sama. Se ha preparado una cena de arroz y sashimi en vuestro honor. Puedo invitaros al mejor sake de toda la región." -

CAE LA NOCHE.

DE MADRUGADA.

Después de cenar, y sin dejar de preocuparse por Dulce Loto, Mazo se acomodó mejor en la silla, con sus enormes brazos encima de la mesa.

- Ha sido una cena excelente, amigo, digna de un Rey. - Dijo con una sonrisa mientras bebía un último sorbo de su copa. - Os estoy muy agradecido por haber hecho todo esto por mí y por Dulce Loto, que como bien sabéis, es mi protegida y mi pupila y mi vida perdería sentido si algo grave le sucediera. Seguramente está en muy buenas manos ahora mismo. -

Tras decir eso, Mazo se puso un poco más serio.

- Pero tenemos un problema que tratar y eso es importante. Tenemos que buscar a los Demonios que están asolando este pueblo, y debo hacerlo rápido. ¿Cuando atacan? ¿A qué hora han sido los ataques? ¿Hay algún sitio especial en dónde suelen aparecer? - Preguntó el hombretón. - Está claro que Dulce Loto podrá pasar la noche tranquila, pero si sus ataques son aleatorios, es mejor que me quede con ella hasta que despierte, velando su sueño. No deseo que sea atacada en estas cirscunstancias. -

- "Las víctimas aparecieron en mitad del arrozal la mañana del día tres, por lo que es de suponer que fueron asesinadas la noche del día dos.

Nunca había pasado algo así en nuestro pacífico pueblo, noble señor." -

- "Bueno, eso no es del todo cierto... padre." -

- Hum... - Dijo Mazo pasándose la mano por la barbilla, la cual tenía una incipiente barba. - Tengo que afeitarme... -

Pero después, asintió ante sus interlocutores.

- A ver, ¿podéis poneros de acuerdo? Por qué no contáis ambas versiónes, tal vez así podamos llegar a una conclusión. Si es necesario, me quedaré de pie en el Arrozal provocando a esos malnacidos hasta que aparezcan. Pero me gustaría tener más información. -

Miró al Joven con una sonrisa, recordando lo sucedido con Bambú.

- ¿Tú me acompañarás, no es así? -