Partida Rol por web

Los trabajos de la Loca Mary, Firan el Último Uthurlan y Paolo el Herrero no terminaron hasta bien entrada la tarde. Hasta entonces, la gente del pueblo se les acercaba de vez en cuando, dando consejos que no habían sido pedidos, como "golpear a los vampiros en los testículos" o "lavarse detrás de las orejas por si acaso un vampiro te domina y trata de morderte el cuello, para que no lo encuentro todo guarro".

Katta y Vjelkus estuvieron desaparecidos casi toda la mañana, que es el tiempo que tardó el chico en reunir el valor suficiente como para invitarla al baile. Y a juzgar por la sonrisa de oreja a oreja que ambos traían, la respuesta fue un sí.

Ida y Parriwimple no hablaron del tema, pero por la tarde se ocultaron en una de las casas en ruina a petición de la frutilla roja. No hicieron nada indecente... Ida solo pretendía practicar el baile en secreto. Los dos eran bastante torpes, con lo que se puede concluir que ambos pudieron aprender cosas, y sobretodo que estaban hechos el uno para el otro.

 Urik había recibido un no, y unas disculpas sonrojadas, cuando en la noche del día cuatro hizo su petición a Natalija. Sin embargo, en cuanto se enteró de que sus dos únicos hijos, lo único que le queda en este mundo (si es que su marido no vuelve), Natalija volvió a él. Se lo había pensado mejor, y aunque no lo dijo, quería tener vigilados a Katta e Ivalic.

Ni Helene ni Ivalic pudieron ver a sus respectivas parejas (Ludovico y Firan) durante la mayor parte del día. De hecho, la primera artesana que hizo las presentaciones, bien avanzada la tarde, fue Mary Bogoescu. Por falta de tiempo, se limitó a sobrevestas y capas para los hombres cuyos nombres venían en la invitación. Y vestidos para sus contrapartidas femeninas. En total, capas y sobrevestas para tres adultos y dos niños, y vestidos para tres mujeres adultas y dos niñas.

Casi no doy hecho. Por suerte era tela mágica y se dejaba coser con velocidad, ¿verdad que sí, preciosa?-preguntó, acercándose un vestido al lateral de la cara y acariciándolo como una loca-¿Qué dices, bonita? Por favor, haced el favor de callaos, que no oigo lo que me susurra la tela... Ajá... Sí... Jajajaja, muy bueno. Pero ssssh... ese es un secreto.

A Firan no le va a gustar tener que llevar vestido...

Claro que sí. Firan es una niña muy bonita-dijo del niño-. A todas las niñas les gustan los vestidos. ¡Probadlos, probadlos! Habría terminado antes si mi hija Gertruda hubiese vuelto a tiempo para ayudarme. Le espera una buena regañina por tardar tanto en volver.

No era la única prenda desapareada. Helene no podría llevar la armadura con el vestido confeccionado por la Loca Mary por encima. Simplemente la tela no daba tanto de sí. Y eso significaba que, cogiendo una de las sobrevestas para ella, Ludovico también tendría que llevar vestido, como Firan. Ni siquiera eso: no tendría vestido, porque la vieja herbolaria Gulpika, todavía pensando que iba a ir al baile, se avalanzó sobre uno de los vestidos y se lo llevó lejos para cambiarse.

Dios mío... nunca he tenido un vestido tan bonito...-dijo, embobada-. Muchísimas gracias, señora Bogoescu. También a usted, señor Urik, por invitarme al baile. ¡Katta, Ivalic, venid conmigo! Vamos a cambiarnos de ropa allí-y señaló una de las casuchas ruinosas del final de la calle.

Mientras, Parriwimple tomó sus prendas con esas manos enormes que tenía, pero que no son tan divinas como las de Giussepe. El gigantón iba desnudo de torso para arriba desde que superó su adolescencia, y toda la ropa que se intentaba probar rompía por las costuras siempre. Con la capa y la sobrevesta, eso no pasaba. Solo tenía que meter la cabeza por el agujero en la tela, y tendría un aspecto a medio camino entre esclavo intendente y burgomaestre.

En caso de que queden libres una capa y sobrevesta, me las pongo.

Después me acerco a Frau Helene.

- "Frau Helene, vos sois la diplomática del grupo. Veréis, Gulpika piensa que está invitada al baile, pese a que en ningún momento he dicho nada por el estilo. Al contrario, he intentado hacerle ver que no es así. Lamentablemente, ni mis dotes de diplomacia ni las de persuasión son las mejores. Ahora se ha agenciado con un vestido. ¿Podríais tratar de disuadirla y lograr que devuelva el vestido que ha tomado? Creo que es el de Frau Ida." -

Ivalic buscó a Vjelkus para jugar un rato con él pues aún quedaba mucho tiempo para que tuvieran que marcharse al baile. Cuando no lo encontró buscó a su hermana como alternativa pero tampoco la vio.

Que raro... ¿Donde se habrán metido?

Tampoco vio a Parriwimple ni a Ida. ¿Se habían ido todos a jugar y lo habían dejado allí? Eso no le hacía mucha gracia. Se dedicó a recorrer el pueblo mientras los buscaba y hablaba con la gente preguntándoles si los habían visto, pero nadie supo darle señales. Tampoco podía jugar con Firan que decía que estaba demasiado ocupado y no tenía tiempo para aquellas tonterías.
Tenía razón pero sus maneras sacaban de quicio a Ivalic, además que estaba un poco celoso de todas las cosas que sabía hacer Firan y él no.
Al final de la tarde todos comenzaron a terminar los trabajos y por fin Vjelkus apareció.

-¡Vjelkus! ¡¿Se puede saber donde te habías metido?! ¡Te busqué toda la tarde!

Ivalic cruzó los brazos y puso cara de enfadado. Eso no se le hacía a un amigo, desaparecer sin decir nada... Si tenía un escondite secreto lo lógico era que lo compartiera con él.
La intervención de la vieja Mary hizo que ese asunto se le olvidara momentaneamente y señalara a Firan apuntándolo con el brazo extendido, se merecía un poco de burla.

-¡Firan es una niña! ¡Firan es una niña! ¡Firan es una niña! Jajajajaja. Seguro que te queda muy bien el vestido Firan, serás una gran acompañante.

Las risas no duraron mucho porque su madre enseguida los llamó a él y a su hermana y el rostro de Ivalic anunció una protesta.

-¡Pero mamá..! Si yo ya tengo la ropa puesta. Llevaré mi capa y me quitaré la gorra porque Herr Urik dice que no puedo llevarla al baile. ¿Tengo que dejar aquí la gorra? -Quizás su madre le dejaría ir con gorra, seguro que decirle algo bonito ayudaba.- Vas a estar muy guapa con ese vestido mamá. Una lástima que papá no...

Agachó la cabeza triste. ¿Donde estaba su padre? Había recorrido los caminos de los alrededores, los bosques, cuevas, cementerios, simas... y no aparecía por ningún sitio. ¿Acaso se había ido? ¿Le habría pasado algo? Ivalic miró a lo lejos y vio la silueta del castillo, ahí no había mirado. ¿Estaría allí su padre, encerrado por el Conde? Quizás aquella noche sería un buen momento para averiguarlo...

Parriwimple miró curioso a Ser Urik y negó con la cabeza.

- Urik equivocarse. Ida estar vestida y estar muy guapa. Ser preciosa. Es Firan quien no tiene vestido- le explica hablando lentamente. Sin embargo es evidente que algo ronda por la cabeza a Parriwimple quien, de tanto en tanto, mira a Ida, y luego a Helene. Al final suspira- ¿Parriwimple, Ida y amigos deber ir? Parriwimple no comprenderlo.- parece que va a decir algo más pero luego suspira- Parriwimple tonto, si Helene y Urik pensar deber ir, deber ir. Parriwimple decir eso antes. Y Parriwimple decir verdad.- tras las palabras mira a la comitiva- Parriwimple preocupado amigos, y preocupado niños. Tener todos mucho cuidado. Parriwimple querer nadie alejarse y todos juntos- la mente simplona de Parriwimple no llegaba a comprender la imposibilidad de lo que estaba diciendo, pero aún así, lo deseaba- Parriwimple preocupado- reiteró mientras, casi sin darse cuenta, tomaba a Ida de la mano.

-Dudo que pudiera conseguir que Gulpika escuche algo que no desea escuchar. Si se ha llevado el vestido confeccionado para Firan por error, pensando que era una niña, pronto se dará cuenta de que no puede ponérselo. Cuestión de talla. Pero lo intentaré -dijo Helene-. De todos modos, confiemos en que Firan y Ludovico no se sientan especialmente molestos por vestir de mujer. Hablaré primero con Gulpika y después con Firan. Y una cosa, Ivalic. Vuelve a reírte de Firan o a burlarte de él, y haré que seas tú quien lleve el vestido -se mostró muy seria y parecía que ni siquiera la más que probable protesta de Natalija ante aquella amenaza la haría recular en aquel sentido.

Una vez formulada la amenaza, Helene marchó en la dirección en la que se había ido Gulpika.

-No te preocupes Parriwimple, estaremos bien, fuimos invitados y todo el mundo sabe que ante este tipo de invitaciones hay como una especie de tregua, nadie nos hará daño. ¿Verdad Herr Urik?

A Ivalic no le hizo mucha gracia la amenaza de la señora Helene y apretó la mano de su madre mirando hacia ella en busca de protección, ahora la tenía cerca para que ninguna otra mujer le dijera lo que tenía o debía hacer, para eso estaba su madre.

-¡A que no mamá! Además Firan siempre se anda metiendo con todos, se lo merece. Yo ya les dije que tenía que cortarse el pelo y nadie me hizo caso, no es culpa mía. Lo que pasa es que la Señora Helene es una mandona.

- "A decir verdad, mi buen Ivalic, yo tampoco las tengo todas conmigo. Me embargan las dudas. Hay que recordar lo que nos contó Frau Helene, vampiros que habían quedado para parlamentar la paz con los hombres lobo y aprovecharon para masacrarlos. Son criaturas viles y sin honor." -

Me vuelvo hacia Herr Parriwimple:

- "Vos sois el Burgomaestre, Herr Parriwimple. La idea es que utilizar la excusa del baile para reconocer el castillo de manera pacífica y poder observar, y de paso averiguar más sobre el destino de Gertruda, de Bildrath y de todos los que fueron al castillo cuando la amenaza de los hombres lobo. Pero es cierto que un baile de los vampiros puede convertirse en una trampa mortal en un abrir y cerrar de ojos. Como dije, son criaturas sin honor." -

Cuando Ivalic le interpeló, Vjelkus se puso colorado.

Jijijiji... Perdón si no me has visto. He estado andando por ahí. Jijijiji...

Natalija le dió un capón a Ivalic, casi con desinterés.

Gulpika se ha llevado uno de los tres vestidos de adulta. Si Helen lleva sobrevesta, Ida y yo podremos llevar vestido. Si no... A mi no me importa no ir, o ir con mis ropas de siempre. Como veáis...

Y tú, malandrín, no te metas con el otro niño. O se lo contaré a tu padre cuando vuelva. ¿Tú te crees que vas a saber ponerte la sobrevesta tú solo? Mira... en la cara interna hay unas tiras de tela. Se atan a izquierda y derecha, ciñiendo la tela a la altura de la cintura. Ni se te ocurra hacer un nudo muy fuerte, o tendremos que cortar el lazo para quitártelo. ¡Con el trabajo que le costó a la señora Bogoescu coserlo...!

Tú quédate aquí, si quieres, Ivalic. Pero espera a que vuelva para ponerte la sobrevesta.

Firan utilizó un truco de prestidigitación, y al instante su magia descosió la tela de uno de los dos vestidos de niña en algunos sitios y la volvió a coser en otros. El vestido quedó transformado en un traje de paje muy bonito.

Jejeje...-rió con aires de superioridad, mofándose de Ivalic y su sencilla sobrevesta-Yo me voy a ir allí detrás, a cambiarme. Pero antes... Helene, Urik, Parriwimple, acercaos.

Firan dió un frasco de aceite de hierro frío a cada uno de ellos tres. Luego les explicó:

Tenéis que derramar el aceite sobre el filo de una espada, un garrote, o lo que queráis. El líquido se seca casi al instante cuando entra en contacto con el aire, recubriendo el arma de hierro frío. Al cabo de un minuto, la sustancia pierde consistencia y se vuelve a poner líquida, pero para siempre, con lo que es como pegar con una espada engrasada, sin ninguna propiedad en especial. ¿No soy genial?

Y hubo una tercera ronda de regalos, cuando llegó Paolo.

Hola, chicos. Me ha costado, pero aquí están. Todo lo que me pedisteis...

Para ti, Vjelkus, un espadón de hierro frío.

Para ti, Ida, estas dos alianzas.

Con los restos del hierro frío, hice todas las canicas que pude: diez en total. Para ti, Ivalic.

Helene vió a Gulpika a lo lejos, caminando con su bonito vestido nuevo. Seguramente podrían marcharse sin decirle nada, y no se daría cuenta.

Ida tomó los anillos, y se puso, como era habitual en ella, del mismo rojo que su túnica.

No te pr... pr... preocupes, Papaparriwimple. Yo te protetetegeré.

Tomó la gran mano del Burgomaestre, y le puso un anillo en el anular. Como la alianza no era lo suficientemente grande como para caber en unos dedos tan gordos, Ida pasó el anillo al meñique de Parriwimple. Y se volvió a poner colorada. Con nervios, se puso el otro anillo, y lo acercó al de Parriwimple.

Mira. Ahora vavavamos igual.

Ivalic miró con suspicacia a su amigo Vjelkus y las explicaciones que le estaba dando.

-¿Desde cuando te gusta andar? ¿Seguro que no me ocultas algo? Somos amigos, puedes decírmelo.

El niño no entendía porqué tenía que ponerse aquella estúpida tela encima, pero si su madre se lo decía lo haría. Tampoco le hacía mucha gracia que no le dejara meterse con Firan, además era injusto porque siempre empezaba el otro las chinchas.

-Está bien mamá, te esperaré aquí. Toma, guarda la sobrevesta y me la pones cuando vuelvas.

Hizo un gesto de desagrado hacia la risa de Firan y no añadió nada más sobre lo hermoso que estaría vestido como una niña. Se limitó a escuchar lo que decía sobre el aceite mágico.

-Ummmm. No se... no me convence del todo. Solo puede usarse justo antes de un combate entonces, pero claro, para eso deberíamos saber cuando vamos a combatir y eso nunca se sabe... En cualquier caso me alucina que sepas hacer eso.

Las cosas de Paolo le parecieron mucho más útiles, además el herrero llevaba canicas especiales para él. Cogió una de las canicas y la sostuvo entre dos dedos para contemplar el brillo especial que tenía.

-¡Guauuuu! ¡Como molan las nuevas canicas! ¿Habéis visto que brillo? -Ivalic enseñó la canica a todo el mundo y se detuvo donde su amigo Vjelkus.- ¡Que super espada! ¡Ahora si que eres todo un caballero, pronto serás igual que Herr Urik! -Después se quedó parado mirando los anillos que había pedido Ida. Las chicas siempre pedían cosas inútiles.- ¿Unos anillos? ¿Y para que van a servir unos anillos? Mis padres también tienen anillos iguales, claro que los de ellos no son de hierro frío... Jajajaja ¡Parriwimple tiene los dedos muy gordos y no le entra!

Finalmente Ida consiguió meterlo en el dedo meñique del gigantón y ambos lucieron sus anillos iguales. A Ivalic le parecía que Parriwimple se estaba haciendo demasiado amigo de la fruto rojo y les estaba haciendo poco caso al resto, ya casi no jugaba con ellos, claro que quizás fuera porque ahora era el burgomaestre y tenía otras obligaciones más aburridas. Le hacía gracia que Ida le hubiera dicho que sería ella la que lo protegería a él, pero la había visto haciendo magia así que no dijo nada.

Ante las palabras de Natalija, Helene simplemente dio media vuelta, dejando que la vieja Gulpika difrutara del vestido con el que ansiaba ir al castillo del brazo de Urik. Quizá mejor vivir el sueño que la realidad, murmuró para sí. Y a un tiempo, ante el capón de la madre de Ivalic a este, no pudo sino cabecear afirmativa.

Las risas de Firan, tras su pequeña obra de magia transformando el vestido en un traje de paje, hicieron que enarcara la ceja y como quien ve llover, su nudillo golpeó la coronilla del último de los Uthurlan, un golpe que debía picar endiabladamente.

-Estoy cansada de tanta tontería. No aceptaré que ninguno de los dos se ría del otro, ¿entendido? Y no presumas tanto, Firan. Eres inteligente, sí. Y capaz con la magia. Y sabes de muchas cosas que no son propias de tu edad. La formación que te dio tu abuelo fue muy versátil, salvo en el ámbito de la humildad y la empatía -refunfuñó-. Y sí, es un gran trabajo, aunque como dice Ivalic, su empleo va a ser complicado. Pero gracias, Firan -añadió sonriente al tiempo que revolvía su cabello-. Te acompaño a cambiarte. Te ayudaré con esas prendas. Y no acepto un no. A cambio, me ayudarás con la sobrevesta. Vjelkus, ven con nosotros, por favor.

En aquel punto, Paolo los sorprendió con sus últimas creaciones.

-Da las gracias a Paolo, Vjelkus. Vas a llevar una gran arma. Y Ivalic va a tener sus canicas -vio a Ida poner el anillo en la mano de Parriwimple, un gesto cargado de ternura y amor. El comentario de Ivalic la molestó pero no dijo nada. Algún día descubriría la importancia de los sentimientos y los sacrificios que podían conllevar, sacrificios asumidos voluntariamente. Ignoraba el porqué de la petición de aquellos anillos por parte de Ida pero intuía que tenían una razón de ser. No en vano la frutilla había dicho que ella lo protegería en cuanto tuvo los anillos en su mano.

- "Muchas gracias, Firan. Muchas gracias por vuestro esfuerzo a vos también, Maese Paolo." -

Les agradezco a ambos sus esfuerzos con conseguirnos las armas de hierro frío con una pequeña reverencia y un asentimiento de cabeza.

- "Ivalic, si nos enfrentamos a un hada, ciertos tipos de demonios u otras criaturas tan sólo vulnerables al hierro frío, cualquiera de los tres que llevamos un vial de este aceite especial podemos aplicarlo al garrote de Parriwimple para convertirlo en un arma formidable contra esos seres." -

Parriwimple había agradecido el frasco que le entregó Firan, pero su cara fue de estupor y sorpresa cuando Ida le entregó los anillos. Habia visto en ocasiones como parejas en el pueblo se casaban, y se entregaban anillos. Lo cierto era que no había pensado en casarse, y no estaba seguro que esto fuera casarse. Realmente cuando la gente se casaba habían más cosas: bailes y festines. Pero ya habían bailado, y volverían a bailar. Y el festín... bueno, con todo lo que había pasado en el pueblo quizás no sería bueno festines.

El anillo era precioso, y además, sintió una rarísima sensación de calor en el pecho. No era el anillo, comprendió de pronto, a pesar de su naturaleza obstusa: eran las manos de Ida, su rubor, su cariño.

- Parriwimple da gracias Ida. Ida ser preciosa. Parriwimple también proteger a Ida. 

Era evidente que el hombretón quería decir algo más, pero la presencia de los amigos le cortaba. Además, sentía la necesidad de decir muchas cosas, y siempre que sentía esa necesidad, decía cosas tontas. Eso le decía siempre su tio. Tenía que pensar, que pensar bien lo que sentía, para así poder decirle a Ida lo que quería decirle.