Partida Rol por web

Cuando quisiste darte cuenta estabas escondida tras el mostrador -por suerte es resistente- de una lluvia de balas que tropas oscuras de lentes rojas habían lanzado sobre los habitantes de Neo Chroma. El Imperio estaba aquí, cual monstruo de cuento para niños chicos.

La sangre de tú viejo jefe inundaba el suelo. Había sufrido más de veinte impactos y lo mejor de todo es que no iban dirigidos hacia él. El Imperio se enfrentaba a las débiles fuerzas policiales de Neo Chroma. Asomabas la mirada por encima del mostrador y solo veías a gente huyendo despavorida. Tropas de armadura negra caminar de un lado a otro mientras abrían fuego contra policías de Neo Chroma.

Estar allí más tiempo no iba a ser bueno para tu integridad física...

El sonido de aquella lluvia de balas había casi ensordecido a la joven. --¡Mierda, qué está sucediendo!-- Pensó mientras cubría sus oídos con las palmas de sus manos. Cuando el miedo le permitió abrir sus ojos, se encontró con la desgarradora escena. El cuerpo del viejo yacía en el suelo, agujereado hasta decir basta por los disparos.

Scooti gateó desesperada hasta el anciano para intentar ayudarle. -¡Viejo! ¡No te puedes morir, no puedes!- Reclamaba la joven consumida por la histeria, aunque el sonido de los disparos se encargaría de que ni ella misma pudiera escuchar sus palabras. Sus manos quedaron bañadas de sangre al golpear de forma desesperada el pecho del viejo en busca de respuesta por su parte. Respuesta que nunca llegaría... --¡Maldición, tengo que encontrar a Gideon antes de que termine igual! ¡Y debo comunicarme con Bethany!-- La chica cerró entonces los ojos del viejo como una última despedida, antes de deslizar rápidamente su mano por sobre el mostrador para tomar sus herramientas y/o algún comunicador que creía podría servirle más adelante. Luego asomó cuidadosamente su rostro a un costado del maltrecho mostrador para intentar observar la situación afuera del local.

Tras analizar la situación sales corriendo tratando de esconderte de los soldados imperiales, usando vehículos parados, edificios y demás lugares donde tú presencia estuviese a salvo. Comienzas a dirigirte hacia lugares donde crees que puedes encontrar a tú amigo.

Trataste de avanzar ocultada, pero por desgracia para ti el suelo estaba repleto de restos que podían delatar tú ubicación. En esa ocasión golpeaste un trozo de chapa que se deslizó por el suelo, girando y chirriando. Dos soldados imperiales se giraron en tú dirección y tú tuviste que ocultarte sin mover ni un músculo.

Ambos se miraron y comenzaron a avanzar tácticamente hacia tú posición con la idea de examinar que había sido el ruido. Todavía no te habían visto... así que tenías la oportunidad de remediar ese problema. 

El lugar era una avenida. A un lado tú taller, al otro un callejón que te llevará a la sala de recreativas. Sabías que el chaval se pasaba allí casi todo el tiempo, incluso a veces sospechabas que podía dormir allí. En mitad de la avenida media docena de policías se enfrentaba a una docena de soldados. Algunos coches servían como parapetos, y dos soldados imperiales se acercaban a examinar tú posición.

La respiración de la joven se aceleraba a cada momento. Su pecho se comprimía y expandía mientras pensaba en la forma de salir de aquella situación. Un torrente de adrenalina calentaba todo su cuerpo. --¡Mierda! ¡¿Qué hago?! ¡¿Qué hago?!-- Pensaba al escuchar los pesados pasos que se acercaban a su posición entre los escombros. --crack-- --crack-- Scooti escuchaba como crujía el suelo a cada movimiento de los soldados, y de ese crujir se le vino una idea a la cabeza. Miró a su alrededor y notó como ella misma estaba rodeada de escombros de todo tipo. Tomó uno de estos escombros y lo arrojó, intentando no ser detectada al hacerlo, contra una de las ventanas que todavía no habían sido destruidas por los disparos en uno de los locales alejados de su posición, esperando provocar el suficiente ruido como para llamar la atención de los soldados hacia ese lugar.

No solo agarras una pequeña barra de acero y la lanzas contra un cristal lejano con total éxito. Si no que además, gracias a tú brillante plan y la excelente suerte que tuviste desarrollándolo, todos los soldados imperiales miran hacia aquel lugar, dejándote a ti vía libre para continuar hasta el salón recreativo. 

Te cuelas por un callejón sin más problemas. Los soldados están distraídos tratando de aclarar como un cristal se había roto solo. Ni siquiera habían visto la barra de acero. El callejón se presenta estrecha, repleto de basura y algún que otro gato que te mira con ojos amarillentos antes de desaparecer. Avanzas y finalmente das con un edificio de dos plantas, colorido y repleto de luces y figuras holográficas.

Has llegado al salón recreativo. Sus puertas están abiertas.

La joven se sorprendió ella misma al notar el efecto que su plan había tenido sobre los misteriosos soldados, pero poco tiempo había para sorprenderse ante la situación actual. El viejo ya había sido asesinado por estos soldados y tanto Gideon como Bethany podrían correr con la misma suerte. Era una posibilidad que la joven no podía sacar de su mente mientras corría entre el sucio callejón.

Una ves en el lugar se encontró con las puertas del salón recreativo abiertas de par a par, pero Scooti no podía saber si los soldados ya habían pasado por el lugar, por lo cual decidió estudiar el entorno por algunos segundos antes de actuar.

Te paraste, a escondidas, frente al salón recreativo. A simple vista estaba abandonado, con todas sus máquinas encendidas. Pero el salón recreativo era bastante enorme y tenía varias plantas. En ocasiones ves a una o dos personas que huyen hacia algún lado, perdiéndose en el horizonte o entre los callejones.

El silencio es total, solo el estridente sonido de las máquinas recreativas rompe ese silencio. De fondo también puedes escuchar algún que otro disparo. No hay cadáveres, y aunque abandonado, todo parece estar en su sitio. A simple vista parece que el Imperio aun no pisó está zona.

Y allí, escondida en el callejón, el corazón de la joven latía incansable ante todos los sucesos a su alrededor. ---Maldición, ¡¿qué es todo esto?! Gideon...--- No pudo aguantar más la angustia acerca del estado de su casi hermano, y se dirigió sin vacilar hacia el salón recreativo, a pesar de que antes había pensado estudiar mejor la situación, al final la desesperación pudo con la razón de la joven.

No viste nada antes de encaminar tus pasos hacia el salón recreativo. Aquel lugar era extraño. Estaba solo. Todo arrojado y abandonado por los suelos, las máquinas y las partidas en las videoconsolas a medio hacer. Todos aquellos soniditos aun funcionando y sin embargo... todo estaba solo.

Echaste un vistazo en la primera planta, pero no conseguiste ver nada. Lo examinaste de arriba a abajo, pero no viste a Gideon. Sin embargo, arriba escuchaste un ruido. Pudiste diferenciarlo por que no podía pertenecer a ninguna máquina recreativa. Parecía como si algo se hubiese caído, algo grande.

-¡¿Maldición, ¿dónde se metió ese pequeño truhán ahora?!- Se preguntaba la joven al registrar el lugar hasta que aquel fuerte sonido le sacó de su concentración. -¡Gideon!- Exclamó antes de lanzarse hacia la segunda planta del lugar. Algo sucedía allí arriba y bien podría estar su amigo en ese lugar.

En la segunda planta puedes ver a Gideo forcejeando con uno de los soldados de negro. Ambos luchan por agenciarse con el fusil de asalto que las tropas imperiales portan. Dan vueltas y se golpean contra las recreativas del lugar. A diferencia de tamaños, el soldado de negro es mucho más alto y corpulento, pero Gideon consigue resistir, al menos de momento...

Todo el lugar comenzó a brillar y sonar durante unos segundos, los suficientes para distraer al soldado, pero no alertar a nadie más en los alrededores. Gideon aprovechó la situación y cogió una enorme llave inglesa que tenía a su lado. Con ella golpeó al guardia destrozando su casco, y probablemente parte de su cráneo.

El soldado cayó redondo al suelo, dejando su fusil tirado en el suelo. Gideo no dudo en cogerlo-. ¡Scooti! ¡Cuanto me alegro de verte, chica! ¿Estás bien? Dime, ¿lo estás?

La adrenalina calentaba sobre manera la sangre de Scooti mientras esta veía la delicada situación en que se encontraba Gideon. Su amigo finalmente pudo incapacitar al robusto soldado, momento que ella aprovechó para correr a examinar al chico. -Sí, sí estoy bien, ¿y tú?- Preguntó de forma bastante nerviosa. -Debemos salir de aquí.- Empezó a trotar hacia la salida asegurándose a la vez de que Gideon le siguiera. -Tengo que encontrar la forma de comunicarme con Bethany.- No dudando en compartir sus preocupaciones con el joven mientras avanzaban.