Partida Rol por web

El pitido en los oídos se extendió por toda la plaza. Hasta hace poco tiempo estabas disfrutando de un helado con tú hija, y ahora estás a cubierto bajo la silla mientras las balas silban a tú alrededor.

El Imperio ha cruzado una línea y han puesto en riesgo la vida de tú hija la tuya propia y la de los cientos de civiles que hay en aquella plaza. Los soldados con armadura oscura y lentes rojas se baten en duelo con policías locales. Estos últimos tienen las de perder...

Los gritos se entremezclan con el estridente ruido de los fusiles y las armas automáticas. Tú hija llora desconsoladamente y parte del helado que estabas tomando, de color rojo, se funde con la sangre de un civil que ha caído cerca de ti.

Es una plaza redonda, bastante amplia, donde se libra una pequeña escaramuza entre ambas potencias. Hay callejones, coches y otros locales, así como civiles que huyen despavoridos del lugar.

Estar ahí más tiempo aumenta el peligro que corréis...

La búsqueda de opciones en Neo Chroma agotaba a Steven, llevaba varios días tratando de localizar tratantes de información, chivatos, periodistas.. cualquiera que pudiera tener noticias del destino de parte de la Flota Vega. La mayoría lo miraban con escepticismo, otros con condescendencia, y los pocos que se avenían a ayudarle no sabían nada. Le costaba moverse por el planeta, acostumbrado a pasear por los estrechos pasillos metalizados de las naves de la flota, estar tanto tiempo en la superficie de un planeta le hacía sentirse extraño.

Al menos compartía tiempo con su hija, todo el tiempo. Como piloto de la flota no pasaba todo el tiempo que podía con ella, al menos ahora no había obligaciones militares que atender, ahora era un civil más en una galaxia que se rompía a pedazos cada vez más pequeños. Un comentario de su hija le hizo sonreír, una sonrisa se tornó en espanto cuando las primeras balas llovieron sobre la plaza. Un movimiento instintivo lo llevó a tirarse al suelo cubriendo a su hija, y el Cielo se convirtió en el Infierno.

¡Emy! No te muevas, al suelo. exclamó alarmado mientras intentaba buscar el foco del combate. La impotencia le ardía en el estómago, maldiciendo a esos desgraciados que habían empezado a disparar sin miramientos a los civiles. Tranquila, cariño. Escúchame, mírame a los ojos. Haz caso de lo que te diga papá, ¿de acuerdo? Todo va a salir bien.

Ben buscó opciones, aunque había sido piloto de combate tenía la formación básica que se podía esperar de cualquier militar. Claro que todas sus acciones siempre fueron dentro de astronaves, nunca en espacios abiertos, pero enseguida buscó como salir de allí. La opción más viable fue la que usar los coches para parapetarse y alejarse de la plaza, quedarse ahí era equivalente a morir y eso no era una opción. 

Teniendo localizado el frente, Ben tomó en brazos a su hija y se lanzó en dirección opuesta, hacia los coches. Carreras cortas, aprovechando las coberturas, zizagueando como podía para evitar dar un blanco fácil, aunque en honor a la verdad los disparos eran al azar.

¡Talia! Trata de interceptar las comunicaciones, ¡lo que sea! No quiero encontrarme de bruces con un escuadrón de Imperiales. gritó a la IA mientras corría, buscando aliento para hacer demasiadas cosas a la vez.

Consigues correr con tú hija a cuestas hasta llegar a unos coches donde poder parapetarte. Las balas no te dieron, planeaste bien tus movimientos y llegaste sano y salvo. El coche estaba en buenas condiciones, tenía algún que otro agujero de bala, pero ninguno en un lugar que pudiese inutilizar el vehículo. Era un vehículo común, de cuatro plazas.

Talia corría detrás de ti, aganchando la cabeza para que ningún disparo pudiese volar sus circuitos. En ocasiones ponía su cuerpo para tratar de evitar que ninguna bala impactase en ti o tú hija, pero por suerte los disparos imperiales no estaban especialmente dirigidos hacia ti.

-Monta en el vehículo, Ben -dijo la androide con total parsimonía. Sabía cuales eran sus cometidos, y la situación actual, pero la carencía de la representación de esos sentimientos hacía difícil tratar con androides. Ben ya estaba acostumbrado. -¿Adonde vamos?

La adrenalina hizo moverse a Ben con tenacidad hasta la cobertura, siempre llevando a Emily delante para evitar que ninguna bala perdida le impactara. Cuando llegaron a los coches, trató de calmar a su hija casi histérica.

Eh, cariño. Tranquila. Tranquila. No nos va a pasar nada, papá te lo promete. Lo estás haciendo muy bien, eres una campeona. elogió a Emily con una sonrisa, aunque no quitaba ojo del frente para evitar que las circunstancias cambiaran de algún modo. Cuando Talia sugirió el uso del vehículo, la respuesta fue inmediata. No hace falta que lo digas dos veces, Tal. 

Haciendo entrar a su hija la parte de atrás, él se puso en el asiento del conductor. Un pensamiento fugaz le pasó por la mente, piloto cazas de combate, esto no puede ser tan difícil. Y es que la realidad era que, habiendo vivido toda su vida en la Flota, la conducción terrestre era algo que se le escapaba absolutamente.

¡Emy! No levantes la cabeza, túmbate. le dijo a su hija mientras pensaba en las opciones. Bufó gruñendo de impotencia. Donde sea, pero lejos. Tenemos que salir de este planeta, ya. Al astropuerto.. dame la ruta. arrancó el coche.

Tú hija se escondió detrás, acurrucándose como podía por miedo y por qué seguía tus instrucciones. Algunas balas pasaban cerca, pero parece que de momento las tropas imperiales habían ignorado tú presencia. Arrancaste el coche mientras Talia te pasaba las coordenadas exigidas. No estaba muy lejos, pero tenías la certeza de que, con la situación actual, todo sería más difícil.

Avanzaste por la avenida esquivando los vehículos varados. No parecía tan difícil conducir un coche... Pero llegaste a una zona totalmente bloqueada por otros coches y alguna que otra nave policial derribada y consumida por las llamas. Habían dos rutas posibles... izquierda o derecha. Ambas ofrecían la misma distancia hasta el astropuerto, pero la derecha era más estrecha y sinuosa.

Mientras conducía, Ben se convenció que pilotar cazas era mucho más sencillo que conducir coches. Al menos en el espacio tienes absoluta libertad, sino puedes por arriba, será por abajo, por un lado, el otro.. en definitiva, cuando el piloto se encontró con el bloqueo soltó una maldición.

Me cago en la.. alzó una ceja mirando a su hija tumbada en el asiento trasero, carraspeó y se permitió un breve instante de paternidad. No se dicen palabrotas. 

Izquierda o derecha. murmuró mientras decidía, Ben resolvió que si estaban en los primeros episodios del ataque del Imperio las vías principales serían su principal objetivo, por lo que se decantó por la derecha. Esperó que no hubiera más percances, pero al menos por ese camino no estarían tan expuestos.

Antes de proseguir tuvo la tentación de acercarse a la aeronave policial, tratar de hacerse con algo de material, pero con Emy a su lado desviarse demasiado del objetivo principal era peligroso. Su prioridad era ella, así que decidió encaminarse por el camino de la derecha esperando no encontrarse con más problemas.

Sin duda conducir a toda la velocidad que podías por una calle tan estrecha y angosta como en la que te habías metido era toda una proeza. En varios de los giros rayaste el coche con la pared u otros vehículos estacionados. Detrás tuya todavía escuchabas los gritos del fuego que lanzaban los imperiales sobre la ciudad. Por suerte avanzaste bastante, y quedaba poco para llegar hasta el espaciopuerto.

Las explosiones también las escuchabas, pero eran aleatorias, ocasionales. De vez en cuando la humareda se levantaba en la lejanía junto a muros de fuego y eso, sin duda, te reclamaba tú atención. Te distraía. 

Mientras avanzabas con el coche te topaste con otro problema... una marabunta de gente corría en tú dirección, cortándote el paso completamente. Esas personas, asustadas, se agolpaban para salir de aquel callejón. De manera desorganizada y caótica, la gente se apiño en el callejón y no te permitieron avanzar. Aunque pitases, la gente simplemente no podía apartarse.

La calle estaba cortada, volver hacia atrás no era una opción y mucho menos empezar a arrollar todos aquellos desgraciados con Emily delante. Ben miró a su derecha descubriendo una puerta abierta que daba a uno de los edificio laterales, con un poco de suerte podrían seguir adelante atravesando los edificios. El vegano respiró hondo y miró a su hija.

Bien, Emy.. ahora vamos a tener que salir. Voy a cogerte de la mano y no te sueltes de mi, ¿de acuerdo? esperando el asentimiento de su hija, Ben salió del coche como una exhalación lanzándose hacia la puerta trasera, abrió y sacó a la niña en brazos. Tuvo que pelear un poco contra la marea humana, pero finalmente se metió en el edificio buscando una ruta alternativa o, en su defecto, la gente desapareciera calle abajo.

Entraste en el edificio. Era un bloque de apartamentos y frente a ti se encontraba un ascensor y se alzaba una escalera. ¿Cuantas plantas podía tener ese edificio? No tenías ni idea. No eras la única persona que se encontraba allí. Otros asustados usaron el bloque de apartamentos para huir de las lentes rojas del Imperio. Podías contar a ojo rápido casi una docena de personas, todas ellas asustadas.

El lugar estaba algo oscuro. Algún que otro haz de luz se colaba por viejas ventanas, pero por norma general no eran lo suficiente como para iluminar correctamente aquel lugar. Se podía escuchar el gentío en el exterior, los murmullos en la gente del interior. De fondo los disparos y las explosiones, así como los reactores de los soldados imperiales.

Ben esperó que no se hubiera metido en una ratonera, sin quererse separar de su hija bajo ningún concepto controló la calle esperando que se despejara. Mientras lo hacía hablaba con Talia solicitando opciones, si la IA podía irrumpir en alguna red para darle un mapa de cómo llegar al espaciopuerto.

Tali.. búscame un mapa de la zona.. una ruta.. algo por donde nos podamos mover. Lo menos expuestos... la tensión hizo que obviara el por favor, pero su mirada se dirigió hacia los refugiados apiñados en el edificio. Ben se acercó con cautela dejando a su hija entre ellos y él.

He de llegar al espaciopuerto local, ¿sabéis cómo llegar hasta allí por una ruta segura? preguntó asertivo, quizá no de la mejor manera, pero tampoco estaba para ser más diplomático. Es importante.

Una mujer se asomó entre todos ellos y habló por aquellas personas escondidas. -Está difícil... -respondió mirando a tú hija, con cierto aire apesadumbrado-. Las cloacas no se pueden usar, son estrechas y están repletas de droides... A través de edificios, quizás.

Dio unos pasos más adelante, acercándose a ti: -Queremos ir con usted. Parece que salir de Neo es la única manera de sobrevivir...

-Ben... la mujer tiene razón. Los túneles no son accesibles. Anteriormente si, pero se congregaron demasiados vagabundos que hacían difícil los mantenimientos. Como solución reformaron todo el complejo para que solo los droides más pequeños pudiesen hacerlo. 

Ben miró a la mujer que se le había acercado atendiendo a sus indicaciones, a la par también recibía la información de Talia para sopesar las opciones. Miró a su hija con preocupación, la abrazó contra él con gesto serio y volvió su mirada hacia la mujer.

Atravesaremos los edificios entonces. decidió sin titubeos, cuando el grupo de civiles se acercó un poco más no pudo impedir ponerse en guardia. La escuchó recibiendo esas intenciones con tibio entusiasmo, pero recordó el espíritu de la Flota y su recelo amainó un poco. Estaban asustados, perdidos.. quizá estaban como él, varados en ese planeta y querían escapar. Miró a su hija a la que sonrió animoso para después mirar a la mujer.

Está bien, todos juntos. Pero seguiréis mis indicaciones, sin quejas, ¿entendido? respondió con severidad volviéndose hacia el camino elegido, bufó enojado por su actitud huraña y se volvió hacia el grupo con un gesto más amable. Si nos mantenemos unidos, saldremos vivos de aquí. No hay noche que las estrellas no iluminen. citó uno de los lemas de la Flota Vega intentando dar moral a los que iban a acompañarles.

Dicho esto se pusieron en marcha.

La gente sonrió nerviosa, otros lo hicieron de manera forzada. Todo con la intención de mantener cierta tranquilidad. El grupito decidió seguir tus órdenes con tal de llevarles sanos y salvos hasta el astropuerto. Se congregaron cerca de la puerta por la que decidisteis salir, todos listos para que tú dieses la orden.

Fuera todo parecía haberse tranquilizado. El puerto espacial no estaba demasiado lejos, y casi seguro sería el lugar donde la resistencia es más fuerte. Llegar allí significaba sobrevivir casi en un cien por ciento. Todo estaban listos. 

Cuando tú quieras.

Dispuesto a dirigir a aquel grupo, pero sin separarse de su hija en ningún momento, emprendió la marcha a través de los edificios mientras el caos los rodeaba. Ben tenía el objetivo claro de llegar al espaciopuerto, daba instrucciones precisas y breves, esperando que todos los miembros de las comitiva obedecieran sin rechistar. 

Ben tenía la esperanza de poder llegar pronto a la meta y no hubieran más contratiempos, en alguna ocasión pidió consejo a la gente que fuera local para tomar la mejor ruta. No estaba la cosa para desdeñar cualquier colaboración que pudiera sacarles de allí.