Partida Rol por web

Despertarse de buena mañana con los gritos deTillis parecía que iba  a ser la norma. Ese hombre parecía tener peor genio que el mismo Thomas. Pero esta vez el malhumor estaba justificado. Al parecer, unas reses se habían escapado por una abertura en la empalizada. Dicha abertura no parecía ser natural.

- Yo estuve ayer echando un vistazo a las reses y no vi nada raro. Además hemos hecho las guardias religiosamente.¿Cómo es posible?- Thomas se mesa la barba pensativo. ¿Cómo era posible que ninguno hubiera oido nada de nada?

- Debemos tener cuidado. Esto me huele a chamusquina...A las vacas no les gusta correr, pero tampoco pueden hacer una abertura en la empalizada sin hacer ruido. Sólo digo que si vamos a rastrearlas vayamos preparados, no vaya a ser que nos den una sorpresa. Dos mil reses son muy jugosas...

En eso tienes razón, hay que seguir a las reses, eso está claro. Pero no hay que descuidarse, esto que ha pasado es muy raro, y si alguien ha sido capaz de burlar nuestra vigilancia para romper la empalizada también puede jugarnos una mala pasada...dijo Laureen mirando a Thomas.

Elliot montó en el caballo y escuchó a sus compañeros. A todos les parecía raro el incidente de la pared.

—Si me preguntáis, no creo que hayan sido cuatreros —opinó—. No creo que valga la pena correr el riesgo de seguirnos y robarnos sólo por un par de reses, digo yo. Somos muchos y estamos bien armados. Este lugar se cae a pedazos, que se haya abierto una brecha en una pared no es para sorprenderse. Pero si han sido ladrones lo sabremos bien pronto. Habrá huellas de caballos cerca de la pared rota.

Puso al caballo al paso.

—Vamos a echar un vistazo.

Frank, quien ya había analizado el lugar y había visto la deficiencia considero que allí había gato encerrado. Quizá había sido incidental, el no era un ganadero y no podía asegurar que las reces no fueran a romper todo a su paso para intentar escapar; pero a su parecer se trataba de algo mas y ahora mismo iría a comprobarlo. -Dejadme mirar un poco lo ocurrido-.

Thomas antes de partir junto a Elliot deja que Frank inspeccione la zona. Mientras lo hace, le comenta a sus compañeros, a los que considera sus compañeros claro (Elliot, Frank, Laureen, Dallas y Jim), no a los asnos de Tillis.

-Ayer durante la guardia...- El viejo se cuida de que Tillis no pueda oirle. Si  oía lo que iba a decir podría  darle un ataque al corazón.Ese hombre padecía de nervios.- ... en el horizonte me pareció ver algo extraño: figuras moviéndose en la noche. Estaban a unas pocas millas y diría que era gente montada a caballo. Harto extraño, sin duda... No lo quise comunicar en esos precisos momentos por si no fueran más que imaginaciones o engaños de la vista de un viejo cansado. Tampoco sé hacia donde se dirigían ...- Thomas prepara su petate  antes de montar en Álamo.- No sé si tiene que ver, pero por eso digo que tengamos cuidado. De todas formas estoy de acuerdo con que por un par de reses no compense, pero...¿y si hubiera algo más? Puede que esto sea una maniobra de distracción.

Jim escupio un poco de tabaco al suelo.

- Elliot tiene razón: echemos un vistazo. Pero si el rastro se pierde, es mejor no apartarse de las reses. Como dice Thomas, puede ser una distracción.

Hombres como Elliot, Dwayne o el propio Hoyle, que parecía meticuloso en observar bien todo el fuerte (lo cual le hacía precavido, por supuesto), no se percataron de que efectivamente había un clarísimo rastro que iba desde la abertura de la empalizada hasta "el infinito", osea, alejándose de allí como alma que lleva el diablo... Y no había un sólo rastro... ¡sino decenas! ¡Eran de las reses huidas!: intentar discernir algo que no fueran meramente huellas del ganado era, en esos momentos, absolutamente imposible*.

Acto seguido, el viejo Thomas pareció revelar a sus compañeros, no a los de Tillis, que seguían aguantando las órdenes de su jefe, algo que al parecer había visto en plena noche. Todos os dísteis cuenta entonces de la necesidad de recuperar el ganado huido, y tan sólo quedaba una opción: ir sí o sí por el conjunto de reses extraviadas... en el acto.

Entonces Tillis se acercó a vuestro grupo. No le preocupó demasiado acerca de qué estabais hablando, pues tan sólo tenía en mente devolver lo perdido al rebaño, al fin y al cabo era dinero con patas.

¡Venga, hombres! -gritó-, coged vuestras cosas y usted traiga su caballo, pero sin carro -le dijo a Hoyle-. El señor Marx tiene razón: las reses no pueden andar muy lejos, y menos en pleno desierto ¿No véis lo lento que iba el rebaño aún estando conducido por nuestra comitiva? ¡Venga!, ¡Vosotros, a los caballos! -y señaló a Dwayne, Marx, Frank, Jim, Laureen y Thomas-.

Antes de marchar para recuperar el ganado, Tillis ordenó a sus hombres cuidar del resto del rebaño hasta que volviesen, y que maximizaran su nivel de alerta.

La abertura estaba en la misma dirección que habíais venido, y las constantes huellas de vacas huyendo de allí estaban perfectamente marcadas en la polvorienta y seca tierra desértica. Tampoco es que las huellas fueran demasiadas, quizá unas diez o quince vacas, a lo sumo y contadas a ojo...

Notábais cómo avanzábais a todo trapo, más bien recorriendo el camino que el  día anterior ya pisásteis, pero de una forma más rápida. Enseguida y a lo lejos, como en la falda de una pequeñísima roca, vísteis un conjunto marron en su mayoría, negruzco y blanco: eran las reses. Vísteis que estaban todas juntas, hechas un pequeño rebaño, unas muy pegadas unas a otras. Intentaban esconderse unas sobre las sombras de otras, ya que el sol abrasador las sacudía severamente. De ahí que no estuvieran lejos de Fort Brady (se habían cansado enseguida, no estaban lejos, a unos diez minutos del fuerte).

Contasteis que eran unas dieciocho vacas (más o menos lo que pronosticásteis) y al ser un grupo tan reducido y vosotros tantos, no tuvísteis problema alguno en pastorear el pequeño rebaño, incluyendo Tillis, hasta donde estaba el resto de la mercancía.

Os pusísteis en marcha.

Mientras avanzábais dirección Fort Brady, un jinete venía a todo trapo hacia vosotros. Era sólo uno. Por un momento llevásteis vuestras manos hacia vuestras armas, e incluso Tillis (que al ser de día había visto con precisión una figura acercándose), desenfundo su colt e iba con ella en la mano tras soltar la rienda con ella. Enseguida vísteis que era Buck Henry.

Buck, cuando estuvo a cierta distancia, levantó una de sus manos como en señal de desarme, por si acaso no le habían reconocido.

Señor Tillis... ¡son sus hombres! -dijo al alcanzar vuestros pasos-. Sus hombres han dicho ver a un par de jinetes cerca de Fort Brady, parados en la lejanía. Luego, al parecer, han salido huyendo. Su capataz me ha ordenado avisarle con presteza, dice que pueden ser apaches... rastreadores apaches... ¿y eso no es bueno, no?

El bueno de Buck parecía querer arrancarle a su jefe un ápice de tranquilidad.

¡Anda, Buck! -le respondió Tillis- ¡Ve y dile al Alemán que vaya disponiendo las reses, recoja el equipaje y nos espere alrededor del fuerte, no hay un minuto que perder... ¡Que vaya alguno de vosotros y le acompañe! ¡¡VAMOSSS!!

Con un severo grito, Tillis os ordenó que alguno de vosotros cabalgara con Buck para dar la orden de salida inmimente.

Si hay rastreadores... vendrán más... -penso Tillis-.

-Si, jefe- Digo mientras espoleo al caballo y comienzo a toser mienras cabalgo en dirección hacia el fuerte adelantando al pobre Buck que aun no ha tenido tiempo de darle la vuelta al caballo

Jim torció el gesto. No le gustaba el cariz que estaba tomando el asunto.

- Apaches. No dejan su presa con faciliddad. Irán a por usted Srta. Laureen, no se separe del grupo.

Frank espoleo sus corceles con serenidad, no le estaba divirtiendo tanto ir a acarrear ganado de un lado para otro, y aunque era la paga, sentía que había mucha torpeza entre ellos.
Al escuchar el asunto de los indios, no se altero en lo absoluto, Frank se lo esperaba de cierto modo. No tardarían en tener problemas, e incluso el asunto del ganado no terminaba de convencerle del todo aun.

Gracias por su preocupación Señor Walker,comenta a la par que hace un gesto de agradecimiento con la cabeza, pero ahora debemos recuperar esas reses...Espoleó a su caballo en dirección al rastro que las reses habían dejado.

A lo lejos, en dirección perpendicular al recorrido entre el ganado de pastoreo y el fuerte Brady, Buck y tu vísteis un par de caballos con sus jinetes, estaban bastante cerca, pero el caso es que... bueno... no parecían indios, nada de apaches, al parecer. Comenzaron a dispararos.

Haz una tirada de Cabalgar y otra de Esquivar.

Si la superas la de cabalgar, realiza la de esquivar normalmente. Si no superas la de cabalgar, tira la 2ª con un malus del 20%.

Dwayne se fue a la carrera con Buck, el resto os quedásteis conduciendo el ganado lo más deprisa que podíais. En breves actualizo.

Al escuchar los disparos mi caballo se encabrita y soy practicamente incapaz de controlarlo, pero agachandome junto a su grupa consigo esquivar las balas. O al menos eso creo, ya que no noto ningun impacto en mi. La tos, como siempre en los momentos de tensión, se me ha calmado, lo que me da tiempo a preocuparme unicamente por los que nos estan disparando -¿Quienes seran? Desde luego no tienen pinta de apaches- Pienso mientras vuelvo a intentar controlar el caballo

¡Me cago en la leche puta! -maldijo Buck mientras cabalgaba y se agachaba sobre los lomos de su caballo, como fundiéndose con él mientras esquivaba la ristra de balas que sobrevolaban vuestras cabezas. Lo cierto es que para ser vaquero, cabalgaba muy bien, y parecía manejarse bien en ese ambiente tan hostil en el que os habían enredado. Lo que si que te sorprendió fueron sus malhabladas palabras, pues nunca había dicho tales cosas en vuestra presencia... (eso si, la situación quizá bien lo requería).

Sin embargo tu no lo tuviste tan fácil... a punto de caerte del caballo estuvisteis, pues mientras disparaban, éste pegó uno de los brincos de forma brusca, al galope, y tu cuerpo voló unos centímetros en el aire, lo cual casi te hace desprenderte hacia el suelo. Sin embargo, esquivaste las balas perfectamente ... ¡¡casí te cosen a tiros!!

Muchacho, galopa... ¡¡Galopaa!! -te decía Buck cabalgando a todo trapo paralelo a ti hacia Ford Brady-. Entonces los tiros cesaron, pues parecíais inalcanzables. Los tipos huyeron...

Finalmente Buck y el joven Dwayne llegaron a Fort Brady, y el Alemán ya tenía todo dispuesto, incluso el carro de Tillis, colocado mirando hacia la salida, nada más que le quedab enganchar la montura. Buck dio la orden del jefe de recoger las últimas pertenencias e ir sacando el ganado lo antes posible.

A los diez minutos llegó el resto con las reses extraviadas, y las juntásteis con la manada.

Señor Tillis... -dijo un nerviosísimo Buck delante ya de todos-, nos han disparado, no se si eran indios, pues apenas nos dio tiempo a mirar hacia atrás... pero disparaban bastante bien... menos mal que nuestros caballos estaban más o menos frescos y descansados...

Lo cierto era que en el trayecto de mensajería entre el ganado y Fort Brady, Dwayne y Buck habían sido disparados, al parecer, aunque afortunadamente salvaron la vida.