Partida Rol por web

Thomas ya bajado del caballo se dispuso a dar algo de cobertura a los jóvenes que debían recargar su arma y que habían demostrado ser tan buenos tiradores. Se olvidó un segundo del cobarde de Tillis y apuntó a uno de los apaches que más cerca estaba.  Trató de seguirlo por la mirilla mientras guiñaba un ojo para no ver doble.

¡¡PUM!!

El disparo falló por los pelos, sólo esperaba que hubiera sido suficiente para distraerlo un segundo.

Laureen trató de recargar su arma, pero parecía que el caballo se estaba poniendo muy nervioso y a Laureen le estaba resultando realmente dificil no perder el equilibrio...

Frank se apuró a apuntar y disparar de nuevo sobre otro apache teniendo éxito de nuevo en el disparo. Sin esperar el resultado, se apresuró a tomar su rifle para estar listo para seguir disparando lo mas rápidamente posible.

Una vez que habia conseguido bajarme del caballo reviso el tambor antes de salir de detras de él y comprobando que solo me quedan tres balas cierro la recamara, salgo, apunto al aleman y vacio el tambor ya que el cabron de Tillis se habia quedado en el agujero inmundo donde se habia escondido

Recargo  parapetado detras del caballo.

Mientras uno de los apaches (4) se le encabritaba el caballo, el otro conseguía disparar. Otro de ellos (que se encontraba a más distancia) (5), comenzó a recargar.

PNJOTIZADO.

Elliot intentó disparar la última bala que le quedaba en el cañón, antes de volver a recargar. ¡Maldición!, la bala pasó rozando muy cerca de uno de esos malnacidos.

Mientras uno de los hombres de Tillis recargaba su rifle, el otro intentaba disparar.

El joven chico de la tos parecía no impedirle aquel mal en su puntería, la cual era perfecta. Simplemente guiñó levemente un ojo y...

      ¡¡BANG!!

                   ¡¡BANG!!

  ¡¡BANG!!

... aquel desgraciado tiparraco de enormes proporciones, el Alemán, cayó abatido mientras recargaba su rifle en la lejanía. el tipo cayó hacia atrás en el acto, haciendo las balas de Dwayne asustar al caballo y acabando sin lugar a duds con el lugarteniente del comanchero Tillis. Uno menos.

Daño: es daño máximo al sacar crítico: 2d6 + (2d6+1) + (2d6+2): 12+ 13+14... Alemán muerto.

Tras ello, el viejo Elliot quiso hacer lo propio que el muchacho joven, pero quizá la edad y una peor punteria hicieron que su bala se desviara demasiado, sin acertar a nadie por poco. Entonces fue cuando Jim decidió bajarse del caballo, ¡Y menos mal que lo hizo! Uno de los apaches (4) Disparó una bala y éste fue a parar a su caballo, y Jim se agachó de nuevo (una vez en el suelo) instintivamene al sentir cómo su montura se desplomaba de un solo tiro... quizá no sobreviviría, pues tenía en el costado un buen agujero sangrante.

Mientras se producía ese disparo, otro apache recargaba y el último de lo que queadaban no controlaba su caballo ¡Parecían nerviosos!. Fue entonces cuando Buck disparó a Apache 4, justo devolviéndole el embiste contra Jim (y su caballo), pero éste parecía cubrirse bastante bien, y el Ranger erró en el tiro. Thomas, por su parte, corrió la misma suerte que Buck, y no acertó por centímetros... Laureen esta vez no pudo hacer nada, pues su caballo se revolvió y no la dejó disparar.

Acto seguido, uno de los hombres de Tillis comenzó a disparar, pero sin fortuna, y fue cuando finalmente, Frank, puso un tremendo balazo en el cuerpo de apache3, uno de los que estaban más cerca. Éste también cayó para atrás del caballo, tal y como instantes antes lo había hecho el Alemán...

       ¡¡¡BOOOOOMMM!!!

Daño: 19. Apache 3 muerto

Los dos apaches que quedaban vieron cómo otro de sus compañeros se desplomaban (habíais liquidado a cuatro de ellos), mientras que el Alemán caía y tan sólo quedaban sobre sus monturas dos de los secuaces de Tillis. Tras mirarse y entenderse perfectamente sin pronunciar palabra, pusieron pies en polvorosa, como se suele decir, y corrieron de allí en medio del revuelo de las vacas.

Vísteis como Tillis asomaba su cabeza desde la lona de su carreta, mientras sus dos hombres, al ver que los aliados apaches habían escapado, tiraron sus armas, se bajaron del caballo, y con las manos en alto esperaron a que las reses se calmaran hasta que Buck y vosotros llegásteis a todo galope. Ninguno de vosotros, aún bajó su arma, por pura precaución. A los pocos segundos, el Ranger os entregó un par de cuerdas para colocárselas a los dos secuaces, apuntaba ahora con su revólver la lona de la carreta de Tillis, que la teniá ahora a escasos metros. Cualquier movimiento extraño, y ¡bang! En esa parte del estado estaría bien visto un balazo a la mínima amenaza y más contra un ranger. Pero Buck Henry era paciente.

Sal de ahí Tillis -gritó Buck mientras caminab paso a paso muy despacio y la carreta permanecía silenciosa-, o debería decir... ¡Wallace Cartwright!

Entonces se escuchó algo en el interior de la carreta.

Ja ja ja... -una risa malévolaparecía proceder del interior de la carreta, tras la lona-. Entonces una mano apareció muy lentamente por un lado de la misma, justo donde se sienta el carretero de cualquier carreta similar. Iba saliendo despacito: luego fue el brazo izquierdo entero, su pierna izquierda, media cara, y ¡ay! No se descubrió más, ¡su brazo y mano derecha aún estaban cubiertas por la lona cuando se paró en seco!

Su semblante era serio, pero sonriente, más bien desafiante para con el Ranger.

Muy bien, Buck... con que vaquero ¿eh? ¡Y una mierda! -le gritó mientras escupía y parte de la saliva le caía encima-. Seguro que te criaste en el norte y tu papaíto era un ricachón que no hacía sino jugar a disparar, ¡siempre me has parecido un refinado tras ese sombrero!

Hizo una pausa, miró el interior de su carreta, la cuál aún nadie había visto nada, y comenzó a reirse a carcajadas. Tras ello, os miró a todos y cada uno de vosotros.

Bien, bien, bien... ¿Qué deciros señores y...? -y miró bien a la joven Laureen, de abajo a arriba-; habeis de saber que, bueno, ¿cómo decirlo?: no vais a cobrar... -su sarcasmo era exagerado y poco sutil-. ¡Si! No me miréis así, ¡diantres! Me habéis jodido el negocio, ¿lo sabíais? Mira que llegar hasta aquí para esto... Aunque... el idiota soy yo...Me ha vuelto a pasar. ¿Recordáis al tipo del Álamo? ¿ese que casi me endosa un blazo? ¡Joder! ¡Claro que conocía a ese desgraciado! ¡El muy cabrón se lo merecía! ¡Era como vosotros! ¡uno de mi banda que quería llevarse más de lo que le corresonpondía!, Pero vosotros -he hizo un extraño movimiento de brazo derecho, el que estaba tras la tela-..., vosotros... ¡vosotros no os llevarías nada!

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Esto es un... ¡DUELO! Os recuerdo:

Duelos:

Combate rápido, sin miramientos... y con Armas Cortas.

Existe una velocidad para desenfundar, que el juegador sumará a su DES (que es su iniciativa) en secreto. Esta velocidad varía de 1 a 6 (1 la más lenta y 6 la más rápida). Claro que cada velocidad escogida tiene un malus, de la siguiente forma:

        Velocidad 1: resta 15 a la DES. Sin malus en el arma.
        Velocidad 2: resta 12 a la DES. -10% al Ataque.
        Velocidad 3: resta 9 a la DES. -20% al Ataque.
        Velocidad 4: resta 6 a la DES. -30% al Ataque.
        Velocidad 5: resta 3 a la DES. -40 al Ataque.
        Velocidad 6: no resta a la DES. -50 al Ataque.

- ¡¡Maldito bastardo!!

Velocidad 1

Ante la desesperada situación y conciente de que no podría repeler el súbito ataque, Frank pensó en lo mas importante, su propia vida. Por ello ágilmente se lanzo detrás del carro intentando evitar cualquier bala; con suerte y lograría recargar su escopeta por si las cosas salían mal.

Los enemigos huían o habían caido al suelo, dejando charcos de sangre a su alrededor.  Sus compañeros y él mismo habían tenido mucha suerte. Thomas trató de acercarse usando a las reses de cobertura hacia donde estaban sus compañeros , con el rifle cargado y a punto.  Casi todos se habían enzarzado en un rápido intercambio de balas con Tillis, que parecía desesperado.

Buck sacó su revólver de la funda...

Lo mismo hizo Wallace Cartwright, que era en realidad como se llamaba Tillis...

¡¡BANG!! ¡¡BANG!! ¡¡BANG!! ¡¡BANG!!

El único que consiguió disparar (y acertar, obviamente), fue el Ranger Henry, que no hizo sino desenfundar, pese a que fue el último, para sacar su revólver y dar su merecido al comanchero... Hasta en cuatro ocasiones su cuerpo fue agujereado entre el pecho y abdomen, y Tillis se precipitó hacia atrás, muy malherido, cayendo al suelo desde la altura de su carreta y a través de un trozo de lona, rajándola por el peso y caída...

Cuando dísteis la vuelta, vísteis como Earl B. Tillis, pseudónimo de andar por "el oeste", yacía sin vida en medio del terreno. Las vacas aún correteaban, pero más tranquilas que en el intercambio de tiros.

Eso sí: la imagen que vísteis fue dantesca, espectacular, al mirar el interior de la preciada carreta de Cartwright: una mercancía compuesta por unas doscientas botellas de aguardiante, en perfecto estado (todos apilados y colocados perfectamente) y a un lado algo menos de cien rifles (contados más o menos a ojo en esos momentos) Winchester 73 del calibre 44, todos ellos con su munición correspondiente y más cajas de la misma... Con razón el malogrado Tillis no os dejaba meter el hocico en la carreta.

Este cabronazo, por lo que sé -apuntó el Ranger-, pretendía intercambiar con los apaches lo que aquí llevaba, incluyendo esas cabezas de ganado por joyas... seguramente diamantes, pues los indios han aprendido del valor de la piedras preciosas...

Dándole una patadita simbólica mientras miraba el cadáver de Tillis y guardaba su revólver en la funda, elevó la vista, miró el horizonte entrecerrando un poco la vista y susurró:

Sabía que te cazaría, Cartwright... aunque no esperaba cazarte muerto...

Tras ésto, escupió y volvió a montarse en su montura. Cuando lo hizo, os preguntó algo.

Ya sois libres de hacer lo que queráis señores -el sol resbalaba por su sombrero-. Casi atrapamos a este tipo. Al menos no seguirá con sus fechorías ¿que vais a hacer ahora?