Partida Rol por web

- ¿Podemos acompañarles? Mi amigo está afectado por la noticia, no queremos dejarle solo.- Estaba claro por el impulso de Jaden de que algo no le olía bien, mirando a los dos agentes al sentir que iban a llevarle preso. Antes de que pudiera responderle, Christian apoyó la mano en el brazo que le sujetaba e intentó sonreír, aunque sólo llegó a ser una mueca, haciendo que el agarre cesara.

- No se preocupe, sólo son unas preguntas rutinarias.- El director carraspeó, como si instara a que tenían prisa, haciendo un ligero golpe de cabeza al joven para que les siguiera.

Obediente, Christian se marchó flanqueado por los policías y se marcharon. A través de la ventana podían verse que pasaban al lado de la cinta policial que habían colocado para que nadie se acercara, y varios policías apartando a los morbosos alumnos que todavía seguían en escena, esperando enterarse primero de todas las novedades sobre el suicidio. Los cuatro hombres se perdieron por un lateral, internándose en el edificio principal de la universidad, posiblemente para llevarle al despacho del director.

Su asombro fue inesperado, de estar en aquella habitación del señor Oka, ahora estaba en otro lugar completamente diferente, no entendía nada.

Su mirada miro alrededor, pero ,solo veía una habitación impoluta y ordenada, como si alguien se centrara en dejar todo limpio y ordenado, pero su asombro era en parte, en ese cambio de lugar tan significativo.

Su asombro fue al ver el reflejo en un espejo, según este, la habitación era víctima del paso del tiempo, pero quien era aquella chica?

donde estoy? , estoy soñando por algo que me ha ocasionado el cansancio?- se dice en una voz clara, adrede por si alguien podía escucharle.

Torpemente, al clavar los ojos en aquella chica, la saludo con la mano, no sabía bien porque lo hacia, pero era lo único que se le pasaba en la cabeza , en ese mismo momento.

Hola?, sabe donde estoy? - dice extrañado y sin terminar de comprender, que le ha sucedido.

Entendía perfectamente el por qué de las palabras de Christian. Lo más probable es que Audrey tuviera problemas y él no estuviera al tanto. Ahora mi amigo intentaba aferrarse a la idea de que la muchacha no había querido acabar con su propia vida, pero si había subido desde su habitación hasta la azotea de la residencia no había duda de que había pensado suficiente en aquella amarga y terrible decisión.

Sin embargo, las palabras de de Christian me hacen permanecer pensativo. ¿Alguien le acosaba a través de sus vídeos? "Un troll" me dije a mí mismo, convencido. Yo mismo había dejado de usar la mayoría de las redes sociales debido a la fauna que uno podía encontrarse. Pero, ¿tan terrible habría sido el acoso al que había sido sometida Audrey como para optar por quitarse la vida por las palabras de un desconocido? "Si el canal de Twitch era muy pequeño y solo lo conocían los amigos más cercanos, lo más probable es que incluso el troll pudiera ser uno de ellos" pensé para mis adentros, aunque preferí no alimentar más la paranoia del pobre Christian. "Si fue así, es posible que conociese muchos detalles de su vida con los que acosar a Audrey".

En ese momento, el director del centro y otro hombre acudieron hasta nuestra posición, acompañados por dos policías con uniforme. Pese a la intención de Jaden de acompañarle, el director y los polis no nos dejaron marchar junto a nuestro amigo.

-Tranquilo, no creo que vayan a considerarlo como sospechoso ni nada por el estilo -le dije a Jaden, tratando de mostrar un poco de optimismo tras recibir aquel mazazo-. Christian es un cacho de pan. Le harán unas preguntas rutinarias para saber por dónde enfocar lo que ha pasado a Audrey -Pese a mis propias convicciones, no estaba del todo seguro de si sería un sucidio. ¿Quizá Christian tenía razón?-. Después, le dirán que les llame si recuerda algún detalle y le dejarán en paz. Todo eso de que a Audrey Spooner la acosaban... ¿tú te lo crees?

Mientras le hacía aquella pregunta a Jaden, decidí buscar en mi móvil el canal de Twitch de la fallecida, Sweet Peach, con intención de comprobar qué era el acoso que mi amigo decía ver en los vídeos.

El hombre del reflejo parecía igual de confuso que Sun, mirando al espejo mientras movía los labios, intuyendo que decía algo pero no podía escuchar nada, y levantando la mano a mano de saludo.

Detrás de él donde se situaba la pared de los muebles, una figura tenebrosa atravesaba la pared lentamente. Primero fue una mano blanquecina que traspasaba el armario, con los dedos estirados como si quisiera atrapar algo. Luego fue medio cuerpo, escuálido y con marcas de mordiscos en la piel desnuda, ya que estaba desprovisto de cualquier tipo de tela. Lo único que cubría era una máscara que, aunque antaño fuera preciosa, ahora sólo daba un aspecto tenebroso, dejando que mechones largos de cabello negro se enredaran con la decoración de la máscara.

Se acercó a la figura del hombre, quien pareció no verla en ninguno momento, colocándose en su espalda. Abrió las manos y las acercó a su cara, como si quisiera abrazarle por la espalda, pero dejando la diestra sobre sus ojos y la zurda sobre sus labios.

En esos momentos Sun sintió frío. Parecía que el invierno había llegado a la habitación, un aire cargado que provocaba un vaho de aliento congelado con su respiración.

El espejo empezó a empañarse debido a la temperatura, borrando aquella imagen para dejarla opaca. Sin embargo a los pocos segundos una pequeña línea de un dedo empezó a surcar el espejo por el otro lado, una mano que pegaba su piel a la superficie dejando ver sólo la sombra de la misma. La mano se alejó y, de la nada, se escuchó un golpe que hizo retumbar el espejo, viéndose después el puño cerrado de la misma y una pequeña grieta.

Quien quiera que fuera al otro lado, estaba golpeando el cristal.

Genial, a pesar de que pudieran verse a través del espejo, parecía que ninguno de los dos podían comunicarse, excepto con gestos como el saludo con la mano. Lo más extraño, era que el hombre parecía bastante sorprendido por todo aquello, por lo que parecía que formaba parte de lo que Sun Hee creía que se trataba de una broma, una muy bien elaborada. Era eso, o el sujeto actuaba muy bien. Sea lo que fuera, lo siguiente que se mostró en el espejo, no hizo más que asustar por un momento a la chica, antes de pensar que aquello podría ser parte de la broma. Vamos, que... ¿quién podía creer en algo así? Una chica que estudiaba en la universidad como ella... sin duda no podía creer en lo que estaba viendo, ¿verdad?

Una extraña figura parecía estar atravesando la pared detrás de aquel hombre, comenzando primero por una mano que no demostraba desear nada bueno para con el pobre sujeto. Sin embargo, no tardó mucho en ver el resto de la figura que no hizo otra cosa más que asustar un poco a la joven coreana, por más que ésta hubiera pensado antes que se trataba de una broma de mal gusto. Parecía demasiado real... y tenebrosa. En especial aquellas mordidas en su piel desnuda que le daban una apariencia bastante aterradora a aquel extraño ser... ¿era una mujer? No estaba muy segura, principalmente porque tampoco podía ver su rostro ya que este se encontraba cubierto por una máscara que no hacía más que empeorar la imagen aterradora de esa pálida figura.

- ¡Ey! ¡Cu-cuidado! - Advirtió la chica mientras apuntaba al hombre, en el momento en el que aquella persona enmascarada le cubría los ojos y su boca, en una especie de extraño abrazo. En ese mismo instante, la joven pudo sentir el frío en el ambiente, en la habitación, provocando que Sun Hee se estremeciera ante aquella sensación, un tanto extrañada ya que antes no había sentido tanto frío. Algo estaba sucediendo, y a la chica no le gustaba para nada. Entonces... permaneció callada, una idea pasando por su mente, una que no era algo que quisiera aceptar, pero que también había buenos fundamentos para considerarlo.

- No... esto tiene que ser una broma... - Murmuró para sí misma, intentando convencerse de que aquello no podía ser verdad. Una broma de mal gusto, sin duda.... o un sueño, más bien, una pesadilla horrible. La expresión de la coreana adquirió un leve tono de terror ante lo siguiente que comenzó a ver en el espejo. Una visión que sin duda hubiera helado la sangre de cualquiera que hubiera estado en la misma situación. La imagen del hombre y la habitación había desaparecido, principalmente porque el espejo se había empañado por la temperatura, si bien, eso no fue lo que la asustó, lo que hizo que un escalofrío corriera por su cuerpo. No, lo que la aterró, fue la mano en la superficie del mismo, apoyándose del otro lado, como si quisiera convencer a la coreana de que aquello era la realidad.

- Una broma... una broma... - Volvió a murmurar, ahora más asustada que antes, mientras comenzaba a caminar hacia atrás, manteniendo la mirada fijada en el espejo, al menos hasta que la mano se retiró de la superficie, y, lo siguiente que sucedió, provocó que Sun Hee comenzara a correr hacia la salida de la habitación, con la idea fija en su mente de escapar de esa horrible casa. Sabía dónde estaba la entrada, sólo debía llegar hasta allí y dejar ese lugar cuanto antes. Podía correr, era lo que siempre hacía, correr, aunque nunca hubiera imaginado que, lo que hacía por mantener su cuerpo en buen estado, sería necesario para algo así, algo que siempre había pensado que era digno de las películas de terror. Quien sea que estuviera del otro lado del espejo, ahora estaba golpeando la superficie del mismo, como si quisiera romperlo para llegar hasta donde estaba ella. Tenía que largarse de allí. Nunca había estado tan aterrada en su vida.

Si no fuera porque Yoshi sabía de su apariencia, pensaría que se trataba de su reflejo. La joven imitaba sus movimientos, moviendo los labios para intentar hablar aunque no pudiera escucharse nada más que la respiración del hombre, y levantando la mano a modo de tímido saludo poco después que él la saludara.

Poco a poco su expresión de sorprendida fue transformándose en miedo, volviendo a intentar hablar mientras señalaba dirección al espejo, como si le estuviera apuntando directamente. Casi a la par que su dedo se alzaba el ambiente se tornó gélido, un frío que recorría por su columna y provocaba un vaho en el aire a cada bocanada.

Antes de que pudiera preguntar, siquiera moverse, sintió una presencia tras de sí, un aliento en su oído que sonaba a lamento, paralizando sus músculos. No pudo girarse, unas manos cubrieron sus ojos y bocas, incapacitándolo de cualquier tipo de huida…

Sólo un pestañeo.

Al volver a abrir los ojos, en ese microsegundo, el escenario que había ante sus ojos era conocido. La habitación del señor Oka seguía tal cual la recordaba, un pequeño dormitorio con la ventana cerrada y la cama. La única diferencia es que frente el colchón estaba la hija, agarrando a su padre dormido quien ahora estaba convulsionando.

- ¡Padre, por favor! – Gritó atemorizada mientras no entendía qué había pasado, notándose en su voz resquebrajada que había llorado o todavía estaba en ello.

Yamada acortó los pasos que los separaban, apartando a Yoshi quien había estado embobado mirando las páginas en blanco del diario.

- Llama al hospital, ¡rápido! – Miró a su compañero antes de agacharse para sujetar los brazos del señor Oka, cada vez con convulsiones más exageradas, haciendo resonar la cama bajo su cuerpo.- Puede que le esté dando un ataque epiléptico, sujétalo fuerte.- Manteniendo la calma, ordenó con un gesto a la mujer mientras esta caminaba hasta los pies de la cama, sujetando con firmeza las piernas.

Al abrir la pestaña de Twitch y añadir en el buscador el nombre de “Sweet Peach”, salieron varios banners de distintos canales con nombres parecidos y, entre ellos, el colorido que Chris había mostrado antes, denotándose entonces si no estaba entre las preferencias que era un canal pequeño.

Dentro apenas había diez vídeos, algunos de 30 minutos, otros no llegaban a los 10, pero todos compartían que, en la portada, salía una imagen de Audrey con el fondo de su habitación, posiblemente una captura de pantalla dentro de los videos.

El primero era una presentación de canal, donde la joven hablaba frente a la cámara visiblemente nerviosa, siendo su primer intento ante la cámara. El video no mostraba nada extraño, sólo era ella explicando qué quería hacer y sus objetivos, además de saludar a los que conocía y la estarían viendo, entre ellos Chris.

El segundo se publicó una semana después. La espléndida sonrisa se mostraba en un práctico primer plano, saludando con la mano dirección a la cámara.

¡Hola a todos! Gracias por pasar vuestro tiempo en este nuestro canal. Hoy quiero enseñaros unas cosas que me he comprado y hablar general de la vida, respondiendo a vuestras preguntas.

Primero tengo que ver porqué la cámara no me enfoca a mí.- La cámara estaba desenfocada, concentrándose más en un punto apartado, donde estaba la puerta de la habitación. Audrey se giró, mirando en esa zona, antes de poner una mano frente a la cámara para que enfocara su mano.- Lleva así un par de días, debo comprarme una nueva cámara. Disculpad los problemas técnicos.

Tras unos intentos el video se encarriló y hablaba sobre su día, enseñando unas cosas de Amazon que había comprado, nada nuevo.

El siguiente fue apenas tres días después. Ya no sonreía tanto, su mirada cansada se concentraba en algún punto al otro lado de la cámara, y las ojeras que mostraba, aunque intentaba disimularlo con maquillaje, denotaba que apenas había dormido.

 

Sé que es raro que traiga video tan temprano, pero me mantiene despierta.- Se rascó el hombro, bajando la mirada, antes de coger un vaso que tenía a su lado y darle un largo sorbo.- El otro día fui al cine con unos amigos, vimos una de esas películas de terror que tanto están de moda. La peli en sí no estaba mal, me asustaba más las personas que gritaban en la sala.- Soltó una leve risotada, mirando esta vez a la cámara.- Pero no sé, es como si desde entonces no pudiera pensar en otra cosa, incluso tengo sueños raros. Y sí, sé que es cosa del subconsciente… pero no me quito esa canción de la cabeza.

El siguiente video tardó varios días en subirse. Al darle al play Audrey tenía un aspecto agotado, parecía que no había comido ni dormido en todo este tiempo, y en su mirada había una mezcla entre miedo y cansancio. Se despejó el cabello, haciéndose una coleta y dejando entrever en sus brazos varios moratones.

No sé ni por dónde empezar este video. Sabía que había gente mala en las redes, pero nunca esperaba que en un canal tan pequeño de apenas 20 seguidores…- Negó con la cabeza.- Lo siento, estoy algo cansada, no sé ni lo que digo.

Últimamente he estado leyendo mucho, lectura sobre interpretaciones de sueños, aunque todos coinciden que son patrañas creadas para vender dinero.- Dio un ligero respingón, girándose para mirar a un lado que la cámara no captaba.- ¿Quién hay ahí? Ya basta de estas bromas, no tienen gracia. ¡Déjame en paz! - Se levantó de la silla, apagándola después.

El último era apenas de hace unos días. Las marcas en el cuerpo era cada vez más visibles, moratones que recorrían desde sus brazos descubiertos hasta algunos en su cuello. Estaba sentada con la mirada perdida, negando varias veces con la cabeza.

No me van a dejar tranquila. Cada vez está más cerca.- La cámara volvió a enfocar a la puerta cerrada, pero esta vez al fijarse Audrey no hizo ningún amago de impedirlo. Empezó a llorar, tarareando una canción mientras se trataba con sus propias lágrimas.

La conexión se cortó segundos después.

Observé los vídeos de Audrey con detenimiento. Los dos primeros no mostraban nada fuera de lo común, sólo eran la típica presentación de una streamer y un vídeo sobre comparas.

Sin embargo, ya en el tercero se la notaba cansada, ojerosa y daba la sensación de que no estaba tan cómoda grabando como antes. Eso me extrañó. ¿Qué podía haberle sucedido en apenas tres días para haberla cambiado de aquella manera? La mención de que había visto una película de terror me desconcertó. ¿Había tenido "sueños raros" por una ficción? No, me negaba a creerlo, seguramente solo fuera una circunstancia más. Nadie en su sano juicio se suicidaba por una peli de terror.

En el siguiente, a Audrey se le notaba mucho más desmejorada, agotada y se podía ver en sus ojos una mezcla de cansancio y terror. Para colmo, tenía moratones en los brazos. Ignoraba qué podía haberle sucedido, pero aquello no tenía pinta de ser por una simple película. Ahí ya hablaba de supuestos acosadores en las redes, pero a la vez mencionaba que seguía teniendo aquellos sueños. Aunque lo que de verdad resultaba extraño es que parecía girarse hacia alguien a quien había visto en su dormitorio y no a un troll que le hubiera escrito un comentario. "Probablemente alguien le llamó a la puerta de su habitación" me dije, convencido. "Quien la acosaba tenía que ser de esta misma residencia. Puede que supiese que estaba grabando y quiso molestarla en ese momento".

El último vídeo, de hacía solo unos días, finalizada aquella espiral decadente de depresión y angustia. El estado de Audrey había empeorado todavía más y las marcas y moratones de su cuerpo se hallaban más visibles o eran más abundantes. Apenas podía soportar ver así a la muchacha en el vídeo. No pude evitar sentirme afectado y aquella extraña canción... ¿Por qué la tarareaba? ¿Sería la misma que afirmó que no podía quitarse de la cabeza tras ver la película de terror?

-Se suicidó -le dije a Jaden, con tristeza-. He estado viendo los vídeos y la chica estaba cada vez peor. Creo que quien la acosaba tenía que ser alguien que la conociera bien. No sé exactamente qué le pasó, pero creo que incluso se infligía heridas ella misma. -Pensé en el sufrimiento por el que habría pasado Audrey y me entristecí pensando en todo el dolor por el que habría pasado-. Es mejor que no le contemos nada de esto a Christian, lo destrozaría...

Al recuperar la percepción de la realidad, aún preguntándose que había pasado, lo que veían sus ojos se quedo sin palabras.

Frente estaba el señor Oka convulsionando, Yamada rápidamente lo apartó y pidió llamara al hospital

Rápidamente sacó su móvil para llamar al hospital y mandaran un equipo de emergencias , una ambulancia, solo esperaba que llegaran a tiempo.

Dio la dirección donde estaba, en cuando termino , ayudo a Yamada y la hija del hombre que estaba tumbado, teniendo algún tipo de ataque, a inmobilizarlo.

Rápido, ponga algo en su boca para que no se muerda la lengua o se la trague.. - dice alarmado y a la misma vez que nervioso.

Solo esperaba que el señor Oka, no falleciese, mientras sujetaba aquel anciano, que pese a la edad y haber estado postrado tanto tiempo en la cama, parecía tener la fuerza de varios hombres, dado la violencia de sus convulsiones.

Si aquello que vio, tenía algo que ver con lo que le pasaba al señor Oka, debería de saberlo, algo le decía, que no solo pendía la vida de aquel hombre, sino de mas personas.

Sun Hee corrió tan rápido como sus piernas la dejaban, saliendo de la habitación y recorriendo los pasillos buscando la escalera, una que pareció no encontrar. El pasillo se alargaba cada vez más, una sucesión de puertas que parecía no acabar aunque viera al fondo la bifurcación, siempre a la misma distancia, como si no estuviera corriendo. Sin embargo sí lo hacía, lo notaba en el ardor que sentía en las piernas o en el aire que faltaba en sus pulmones por el esfuerzo.

Si se atrevía a mirar atrás no vería más que penumbra acercarse. Las luces que deslumbraban de cada habitación se iban apagando a medida que pasaba por ellas, una vela que se apagaba por el aire gélido que quería agarrarla.

No supo en qué momento el suelo estaba cubiertos de charcos, gotas de agua que volaban con cada pisada y la hacían trastabillar en más de una ocasión. Cuando se percató fue demasiado tarde.

En uno de los pasos dejó de haber suelo, cayendo en las tranquilas aguas que parecía no tener fondo. Aunque nadara intentando llegar a la superficie estaba demasiado lejos, notando que el oxígeno de sus pulmones se vaciaba lentamente, empezando a ahogarla.

Su cuerpo flotaba en el agua, pudiendo ver reflejada la silueta de una luna llena que antes no estaba. Cuando pensó que todo estaba perdido, unas manos la agarraron del cuerpo, impidiendo que se girara.

Una de ellas le atenaza los pies, hundiéndola cada vez más en el abismo que se encontraba. Otras metían las manos por dentro de su camisa, arañando el torso, las últimas pasaron por el cuello, una sutil caricia que terminaba su recorrido en el rostro, tapándole los ojos.

De golpe Sun Hee sintió dolor.

Quienes quieran que fueran la estaban mordiendo, una agonía lacerante que sintió primero en el costado y luego en el hombro. Notaba los dientes clavarse en su piel, desollando pedazos de carne a su paso y dejando que hilos de sangre flotaran a su alrededor.

- Sun, ¡Sun! – El grito de Shin-hye, unido a un leve zarandeo, hizo que Sun Hee abriera los ojos para encontrarse de nuevo en su habitación en el mismo estado que la recordaba.- ¿Has tenido una pesadilla? No dejabas de moverte.- La alocada risa de su amiga se hizo prolongada cuando cogió un cojín y se lo tiró a la cara, esperando que espabilara.- Levanta o vamos a llegar tarde a clase.- Se levantó de la cama mientras se estiraba, poniéndose de puntillas para alargar su cuerpo lo máximo y soltando un bostezo en el proceso.

En cuanto vio que no había una escalera donde debería de haber una, la expresión de la joven se transformó en una de absoluto terror. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Qué era todo eso? No había explicación alguna, y lo que veía no era creíble, si bien, no había duda de que estaba sucediendo y era bastante real, lo cual lo hacía aún más aterrador. A pesar de que continuara corriendo, el pasillo seguía igual, como si nunca pudiera llegar al final del mismo, a la bifurcación, por más que estuviera allí al frente de ella. Era como si no importara cuanto corriera, el pasillo continuaba extendiéndose, o tal vez ella no se movía, pero... eso era imposible ¿verdad? Incluso si lo era... no podía negar lo que veía. Aquello era la prueba definitiva de que lo imposible estaba sucediendo. Si no fuera porque sentía el agotamiento en su cuerpo, habría pensado que no se había movido de su lugar.

Lo peor de todo, si, ya de por sí, toda esa situación la aterraba en demasía, lo que vio, al mirar hacia atrás, tras juntar el suficiente valor para hacer algo así, no hizo más que provocar que las lágrimas comenzaran a correr por su rostro, teniendo en cuenta el miedo, el pánico, que aquella visión despertó en ella. La oscuridad reinaba detrás de ella, y no hacía más que expandirse, a medida que continuaba corriendo, conquistando toda mínima luz en el pasillo y las habitaciones que la joven iba dejando atrás. Era una experiencia que Sun Hee jamás hubiera deseado experimentar, que ni siquiera había imaginado que la viviría, más cuando había siempre creído que lo paranormal no existía, que era algo perteneciente a lo ficcional. No quería aceptarlo, pero a la vez no tenía otra opción que hacerlo, ya que estaba sucediendo frente a sus ojos. Era demasiado real.

Cuando devolvió la mirada al frente, pudo sentir cómo el camino se volvía más extraño, el suelo cubierto de charcos que dificultaban su escapatoria, mientras las gotas de agua volaba para todos lados, a medida que continuaba corriendo por lo que creía que se trataba de su vida. Incluso si lo que fuera que la perseguía no deseaba su vida, la joven no quería quedarse a comprobar su objetivo. Algo le decía que lo mejor era continuar corriendo sin volver a mirar atrás. No podría soportar ver aquello de nuevo, mucho menos cuando sentía aquel aire gélido que se acercaba cada vez más a ella. No obstante... sabía que no podría correr por siempre, tarde o temprano se cansaría y el pasillo no parecía tener final. En ese momento, mientras pensaba con dificultad lo que haría, sus pasos terminaron por encontrarse sin un suelo que pisar, no pudiendo evitar caer.

- ¡Ah! - Fue lo único que llegó a exclamar, antes de sumergirse en la profundidad de manera increíble, sin darle mucho tiempo de coger algo de aire antes de hundirse en aquella oscuridad. Luego de un instante, de absoluta sorpresa mezclada con el miedo, habiendo quedado paralizada sin saber qué hacer, su razón le gritó que nadara hacia la superficie, o de lo contrario moriría ahogada. Desesperada ante esa realidad, no dudó en nadar hacia arriba, aunque sin lograr su objetivo, principalmente porque se había sumergido demasiado en el agua, algo que de por sí no debería de estar presente en esa casa y no con ese nivel de profundidad. Era imposible. Casi como un sueño... pero se sentía tan real. Hubiera deseado poder decir que era sólo eso, un sueño, pero el hecho de que el aire abandonaba sus pulmones, para poco a poco comenzar ahogarse, eliminaba con facilidad ese deseo.

Entonces, lo sintió en su cuerpo. El tacto de manos aferrándose a su cuerpo, sujetándola para sumergirla aún más en la oscuridad del abismo, evitando que la joven pudiera hacer mucho para resistirse, si bien no parecía tener muchas fuerzas para lograr algo así en ese momento. Aún así, hizo lo que puedo para intentar zafarse de aquel agarre, mientras lo único que podía hacer era mirar la luna llena que brillaba sobre ella, a medida que las manos invadían el interior de su camisa, tocando su cuerpo sin el permiso de la joven. La expresión de Sun Hee no hizo más que empeorar en cuanto sintió cómo arañaban su torso, a la vez que sentía aquella sutil caricia sobre su cuello, antes de que su visión se oscureciera cuando otras de las manos cubrieron sus ojos, como lo habían hecho con el hombre del espejo anteriormente. Ahora no podía ver nada. Sabía que iba a morir allí, ante el hecho de que sus pulmones se vaciaron de aire, y comenzaron a llenarse de agua en cuanto la chica intentó respirar de manera inevitable.

Cuando llegó nuevamente el dolor, este aún más intenso que cuando las manos arañaron su cuerpo, la joven deseó gritar para expresar lo que sentía en ese momento. Sin embargo, le fue imposible debido al sitio donde se encontraba. Por suerte para ella, su consciencia no tardaría en desvanecerse en cuanto el agua y la falta de aire hicieran su trabajo, ya que aquella experiencia no era algo que la joven disfrutaría, no cuando podía sentir la agonía en el hombro y en el costado, a medida que los dientes se clavaban sobre su carne y dañaban su cuerpo de una manera demasiado aterradora. No era la clase de muerte que la chica hubiera deseado, realmente esperaba morirse ahogada antes que lo otro. Si se pudieran haber visto los ojos de Sun Hee, se habría podido ver la desesperación y el sufrimiento en los mismos. ¿Qué había hecho para merecer algo así?

Y entonces, simplemente despertó. Escuchó la voz de su mejor amiga, Shin-hye, a la vez que ésta la zarandeaba levemente para despertarla, provocando que Sun Hee se levantara con claro pánico en su expresión, como si deseara liberarse de algo que la había estado apresando hasta ese momento, al mismo tiempo que intentaba llenar sus pulmones de todo el oxigeno que le fuera posible acumular en los mismos. Una fina capa de sudor frío la cubría, luego de la experiencia que había tenido que soportar. Por un instante, tan sólo miró a su alrededor, deseando fijar en su mente el hecho de que estaba en su apartamento, con su amiga a quien quería mucho. No estaba sola, no se encontraba en una horrible casa tétrica, ni tampoco había algo devorando su cuerpo mientras se ahogaba. No pudo evitar liberar un largo suspiro, antes de sentir aquel cojín impactar contra su rostro.  

- ¿Pe-pesadilla? - Preguntó un tanto atontada, mientras se aferraba al cojín que la chica le había tirado. Estaba claro que lo que fuera que había sucedido en aquella "pesadilla", había sido realmente aterrador, por cómo reaccionaba la joven en ese instante. Había sido demasiado real, no había duda de ello, el dolor, el sentir cómo se ahogaba en aquella oscuridad, mientras las manos jugaban con ella, a la vez que los dientes desgarraban su carne y su sangre fluía, diluyéndose en el agua. No había manera de que aquello hubiera sido una pesadilla... ¿o si? Nunca había sufrido algo así, nunca había sentido dolor en un sueño, jamás lo había sentido tan real. ¿Qué demonios había sido eso?

Nada de eso importó, en el momento en el que escuchó las siguientes palabras de Shin-hye. Sun Hee tan sólo la miró por un instante, manteniendo el silencio, sin saber qué decir. Había creído que moriría. El terror aún permanecía marcado en su rostro. No tardó mucho en levantarse de la cama, las lagrimas corriendo por sus mejillas, antes de que decidiera abrazar con cierta intensidad a su amiga, como si no deseara separarse de ella por nada en el mundo, como si su presencia le asegurara que no volvería a ese lugar. - Sólo... un poco, ¿si, Unni*? - Le rogó a la chica de actitud alocada, tan positiva, deseando absorber un poco de esa felicidad, de esa energía, además de sentir la presencia de su amiga, y saber que no estaba sola, que no se encontraba en esa casa. Estaba aterrada, se podía notar por cómo temblaba, como si el frío la hubiera invadido, como una especie de conejo asustado. Había despertado en su hogar pero... había sido demasiado real.

Jaden se rascó la cabeza, dubitativo, tras ver los videos y reproducir fragmentos determinados una y vez, como si no se creyera qué estaba viendo o quisiera descubrir qué pasaba tras las cámaras, allá donde enfocaban. Suspiró resignado al no encontrar nada, cerrando el video y sentándose en una de las sillas que estaban dispuestas en la sala, prácticamente dejándose caer sobre ella.

- ¿Por qué no llamaría a la policía? O decírselo al propio director, a su familia. Los casos de bullying o acoso es cuestión de denunciarlos cuanto antes para que no pase…eso.- Señaló con la mano al edificio, refiriéndose al suicidio de la joven. Ladeó la cabeza para mirar a los alumnos que se disponían a volver a sus habitaciones, despejando por fin la escena.- No contárselo no solucionará nada, lo acabará sabiendo.- Dio un ligero golpe de cabeza hacia aquellos que iban subiendo las escaleras, hablando entre ellos.- Estamos rodeados de cotillas que adoran el morbo, y los videos están en Internet, en su canal. No le hecho más de un par de horas hasta que empiecen a circular los rumores. Se acabaría enterando de todas formas.- Resopló, echando la cabeza hacia atrás para enfocar la visión en el techo y echar levemente la silla para atrás, quedándose en suspensión sobre las dos patas traseras.- No me extrañaría que la policía le estuvieran haciendo preguntas justamente por eso, aunque no sé cómo se han enterado tan rápido. Me duele la cabeza de tanto pensar, esto es una mierda.

No tardaron demasiado. La visualización de los videos hizo el suficiente tiempo para que tanto el exterior como la sala principal se despejaran.

El jardín estaba ahora desierto. La ambulancia se llevó el cuerpo de Audrey y la policía había quitado el cordón de seguridad, delimitando que ya no era necesario, quedando sólo un coche patrulla que ahora estaba bien aparcado en su zona correspondiente, posiblemente de los agentes que estaban hablando con Chris.

A través de la cristalera, por el mismo lugar donde el joven había desaparecido, ahora caminaba solo con las manos metidas en los bolsillos del pantalón y la cabeza gacha por el sol, levantándola un momento para ver en vuestra dirección, posiblemente verificando que siguierais esperando.

Al verlo, Jaden se levantó del asiento para darle un rápido abrazo a Christian, quien lo correspondió aunque sin muchas energías.

- Ey, campeón, ¿te han dado mucho la brasa? – Al soltarse, Jaden le tendió la silla para que se sentara, aunque éste negó con la cabeza, apoyándose en la cristalera.

Al hacerlo Brandon pudo ver algo que hace unos segundos se le había escapado. En la parte donde se había hallado el cuerpo de Audrey, había una chica arrodillada de espaldas, llevando consigo un kimono blanco que se extendía por el césped.

Cada vez que miraba más a la chica podía escuchar la canción, una melodía tarareada que se metía en su subconsciente y lo atrapaba, sintiéndose atraído. Era la misma canción que había estado tarareando Audrey en su último video.

-Tienes razón, Jaden. Quizá deberíamos contárselo -le dije a mi amigo, con cierto nerviosismo-. Y mejor que lo sepa por nosotros antes que por cualquier cotilla...

Advertí entonces que el jardín ahora se hallaba desierto. La policía ya había quitado el cordón de seguridad y la ambulancia había partido, llevándose el cadáver de Audrey.

Cuando vi regresar a Christian, me aproximé de inmediato a él para darle un abrazo después de Jaden. No supe qué decirle. En aquellas circunstancias, ¿qué podía decirle a mi amigo? ¿Que todo iría bien? Para Audrey todo había acabado mal, e intuía que el sentimiento de culpa o el "¿y si hubiera podido hacer algo para impedirlo?" que debía de estar preguntándose Chris no desaparecería sin más. Lo mejor era seguir permaneciendo al lado de nuestro amigo, pero permitiendo que pudiera vivir el duelo por la muerte de Audrey en paz, sin agobios de ningún tipo.

De pronto, reparé en que, cerca de donde había estado el cadáver, había una chica arrodillada de espaldas y que llevaba un kimono blanco. Una canción comenzó a acudir entonces a mi mente, como si aquella persona estuviera tarareándola. Tardé un instante en percatarme de que se trataba de la misma canción que había oído tararear a Audrey en el vídeo.

Movido por una extraña sensación, decidí dirigirme a toda prisa hacia la joven del kimono, como si una necesidad superior me indicase que debía averiguar de quién se trataba. Esa extraña melodía... Tenía que haber alguna relación entre Audrey y aquella chica que tarareaba.

Nada más llegar los médicos despejaron la habitación para encargarse del señor Oka, dejando tanto a los invitados como a la hija, quien estaba al borde de un ataque de nervios, esperando en el pequeño salón.

La mujer estaba arrodillada sobre uno de los cojines con un vaso de humeante té entre las manos que había preparado Yamada. La tetera estaba todavía sobre la encimera, donde un hilo de humo ascendía e impregnaba el ambiente con el dulce aroma del agua caliente con cierto punto a hierbas naturales, posiblemente camomila para relajarla. Él también tenía una taza, pero bailaba entre sus manos sin darle un solo sorbo, dejándola al final sobre la mesa, al lado de la taza de Yoshi.

Los segundos parecían minutos, y los minutos horas. Una larga espera que terminó cuando uno de los médicos, un hombre mayor con gafas de pasta salía de la habitación con un largo suspiro, cerrando la puerta tras de sí.

- ¿Señora Oka? – La mujer levantó la cabeza y se incorporó, dejando la taza con lágrimas en los ojos.- Su padre ha sufrido un infarto cerebral, no hemos podido hacer nada.- El hombre se quitó los guantes que traía consigo, dejándolos después en su bolsillo, mientras echaba un rápido vistazo a los dos invitados.- Lamento su pérdida.

La hija no dijo nada incapaz de articular palabra, asintió una vez mientras apoyaba la mano sobre la pared sintiéndose mareada. Yamada se acercó a ella agarrándola por los codos para sostenerla, temiendo que fuera a desmayarse en un momento a otro, pero ella sólo hizo un amago de sonrisa escueta mientras se apartaba lentamente, metiéndose en la habitación donde ahora yacía el cadáver de su padre.

Yamada estaba tenso, rascándose la coronilla y bebiendo, esta vez sí, un sorbo a su taza.

- Deberíamos irnos, aquí no podemos hacer nada más.-  Miró a Yoshi, señalando la puerta. En estos momentos no sabía bien qué hacer, si quedarse para velar al hombre que no conocía, simplemente para dar apoyo a la hija, o marcharse.- ¿Vas a publicar el artículo? – Echó un rápido vistazo al diario que todavía sostenía entre las manos.- ¿Crees que es lo adecuado? No creo que sea lo más conveniente, estamos hablando de páginas en blanco de un difunto.

En esos momentos sonó el teléfono de Yoshi, viendo en la pantalla el contacto de su jefe, posiblemente llamándole para saber sobre la noticia.

- Si le cuentas esto no te creerá, ya sabes que no es un hombre especialmente afable, más cuando se trata de negocios.- Bibió un último sorbo antes de dejarla sobre la mesa.

Puede que me consideres un loco, pero esto tiene que ver con el diario, lo presiento, ya sabes que mis presentimientos no suelen fallar , aunque tenga las páginas en blanco, algo debe de haberme hecho, te contaré con mas detalle después.. - dice mirando serio a su compañero y hablando en voz baja.

A la misma vez , tomaba el teléfono para poner el mensaje de " Trabajando ", para que saliera cada vez que le llamara su jefe, la noticia no publicaría nada, hasta saber mas.

Aquello solo era el principio, algo le decía que todo era muy real y que tenía una conexión, cual era la conexión?, de momento lo ignoraba, pero investigaría un poco.

Vamos a quedarnos un poco mas, no me gusta dejar sola a una persona que necesita ayuda, acaba de perder a su padre.... - dice a Yamada, bebe un poco de la taza hasta terminarla -... luego necesitaré otro favor, tienes uno de esos dibujantes que pueda ayudarte , para poner rostro a una descripción de una persona? - pregunta con misterio a su compañero.

Luego de que conteste Yamada, entra en la habitación donde estaba el señor Oka y la hija de esta, para dar el pésame a la mujer y  dar apoyo a ella.