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Fatal Frame: Mermaid Song

Prólogo

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13/08/2018, 17:44
Máster fantasma

Tanto Jaden como Christian se quedaron en el mismo sitio, aunque el primero mirara extrañado durante unos segundos a su amigo al no entender dónde iba, quitándole importancia como si pensara que fuera corriendo al baño tras un repentino apretón.

Al decidir seguir el hilo de canción la conversación que tuvieron entre ellos quedó relegado a un segundo plano, apagándose a medida que salía del edificio. El canto era más nítido, suave, un susurro directo que incluso podía notar el aliento a su lado, como si la estuviera cantando directamente a su oído.

Era una droga que acariciaba sus sentidos auditivos, cegando el campo de visión a la espalda de la chica, quien frenó su canto al escuchar pasos tras de sí, aunque no se volteara.

- Intenté salvarla.- Giró el rostro lo suficiente para que pudieras verla de perfil. Su tez era blanquecina, casi tanto como su kimono, brillante y rejuvenecida sin ningún tipo de arruga. Sus facciones eran hermosas, una belleza natural nunca vista que encandilaba, pudiendo ser prácticamente una modelo, aunque sus ojos oscuros estaban brillantes, llenos de tristeza, preocupación o miedo, seguían siendo igual de penetrantes, un pozo al que caían los más distraídos.- No pude hacer nada. Lo siento.- Cerró los ojos, dejando que unas lágrimas cristalinas descendieran lentamente por sus mejillas al tiempo que volvía la mirada a donde estaba anteriormente el cuerpo de Audrey, allá donde la hierba ahora estaba pisada y aplastada, antes de sollozar y taparse el rostro con las manos.- Todo es mi culpa, lo siento. Lo siento.- Inclinó el cuerpo mientras seguía llorando, dejando que sus lágrimas cayeran sobre el césped.

Una de ellas brilló al contacto con la naturaleza, formando una gota cristalina que poco a poco fue materializándose, convirtiéndose en una pequeña joya azul traslúcida, simulando ser una piedra preciosa de desconocido valor.

Al agacharse a cogerla sintió un tacto suave, frío y bastante ligera de peso, pero lo que más llamaba la atención era una especie de halo magnético en su centro, una espiral azulada que simulaba las olas del mar. Antes de poder sumergirse, Brandon sintió la mano de la chica agarrándole del brazo y al girarse para encontrarse con sus ojos lo vio, lo sintió.

Recuerdos agolpados que no eran suyos, fugaces imágenes que pasaban a una velocidad sobrehumana y era imposible captarlas al vuelo, al menos no todas. Era un espectador que observaba una película en primera persona, donde el protagonista movía los pies y labios como si fuera él, pero sin serlo.

Sintió orgullo. Una amplia sonrisa se dibujaba en su rostro mientras se acicalaba el largo caballo oscuro frente a un amplio espejo rodeado con bordes de madera con símbolos acuáticos.

Amor. Miradas intercaladas con una persona, siendo correspondida. Los besos, caricias o simplemente las palabras de cariño que teñían sus pálidas mejillas de un color rosado.

Miedo, tristeza, un dolor que llegaba desde el pecho e impedía que dejara de llorar, rompiendo el silencio de su habitación. Pero no parecía importar, el espejo mostraba la misma imagen una y otra vez.

Luego, sólo oscuridad y caos.

Después de eso ya no quedaba nada.

Cuando Brandon volvió en sí le costaba respirar, abrumado por el cúmulo de emociones y sensaciones que había tenido. La chica había desaparecido, dejando como único rastro la lágrima cristalizada que todavía sostenía en las manos. 

Notas de juego

Fin del prólogo

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13/08/2018, 21:31
Jun Shin-hye

Shin-hye no entendía nada, pasando de la alocada sonrisa que siempre mostraba cada mañana a la seriedad por la preocupación al ver la cara descompuesta de su mejor amiga. Pestañeó varias veces intentando averiguar qué le pasaba cuando se abalanzó a sus brazos, pillándola por sorpresa durante unos segundos sin saber qué hacer.

- Ya está, sólo fue una pesadilla.- Susurró de manera maternal mientras, con la diestra, abrazaba el tembloroso cuerpo de Sun Hee y con la zurda acariciaba lentamente su cabello.- Estoy aquí.- Le rompía el alma ver así a su mejor amiga, quien más quería y apreciaba, tan frágil y vulnerable que apenas la reconocía. Se quedó así, apoyándola todo el tiempo que necesitara, esperando a que su cuerpo dejara de temblar para soltarla y sonreír de forma dulce mientras le quitaba una lágrima que descendía de su mejilla.- Vamos a por un dulce, ¿vale? Nos vendrá bien a ambas.- Aunque se alejara de su posición seguía volteando para comprobar si Sun Hee necesitaba de algo, ya fuera consuelo o simplemente compañía.- Estaré en la cocina esperando, cualquiera cosa ya sabes.- Salió de la habitación para dejarle la intimidad suficiente para cambiarse, aunque dejó la puerta un poco entreabierta por si la llamaba poder escucharlo mejor, todavía preocupada por el estado que se encontraba su amiga.

Cuando Sun Hee iba a cambiarse notó algo, un breve dolor tanto en el costado como en el hombro. Al quitarse la camisa pudo notar que tenía dos moratones, justamente en las zonas donde le habían mordido.

Notas de juego

Fin del prólogo

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14/08/2018, 13:26
Yamada Tsudo

Yamada enarcó una ceja por la extraña petición de su amigo, mirando la puerta donde estaba la habitación del difunto señor Oka con los médicos todavía dentro, preguntándose a quién querría hacerle un retrato.

- Claro, conozco a un par del departamento. Haré unas llamadas.- Era cierto, confiaba en la intuición de Yoshi, asombrándose en más de una ocasión de las pizpiretas ideas que había tenido y resolviendo misterios que nunca antes pensó que tuvieran un final.- Estaré fuera.- Sacó su teléfono, avisándole que iba a encargarse ahora del favor mientras salía de la casa marcando el número, viendo a través de la ventana que se quedaba con la espalda pegada al lado de la entrada, moviendo los labios y dejando que el vaho saliera de su aliento a medida que hablaba.

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14/08/2018, 13:27
Máster fantasma

Por otro lado Yoshi decidió entrar en la habitación, demasiado pequeña para retener a la vez a tantas personas. La hija estaba sentada en el suelo, a los pies de la cama de su padre, acariciando la difunta mano con ternura mientras sollozaba. Los dos médicos, uno de ellos el que había salido anteriormente, guardaban los utensilios que habían usado en el maletín oscuro que traían con ellos, después de cubrir el rostro del señor Oka con una tela blanca.

Pero no eran los únicos que estaban.

Dos mujeres completamente desnudas de pálida piel estaban situadas al lado de la cama, una a los pies y otra en el cabecero. Sus rostros estaban cubiertos por una gran máscara azul ornamentada con diversas joyas, todas del mismo estilo y color acuático.

Parecía que nadie reparaba en ellas, siendo simples estatuas que velaban el cuerpo. Una de ellas abrió ligeramente los labios, emitiendo un cántico suave que acompañó la segunda. La melodía penetró en los sentidos auditivos de Yoshi como una caricia, un susurro que atrapaba su mente y hacía que no existiera nada más que ellas, completamente atraído por el tarareo, pareciendo incluso que el tiempo se había detenido durante la melodía.

Estaba tan absorto deleitándose con aquella melodía que no se percató de que el cuerpo de Oka se descomponía. La masa de carne y huesos se vaciaba, como si fuera un globo que se desinflara lentamente hasta quedar en la nada. No quedaba sangre ni órganos que hiciera suponer que hace unos segundos allí había estado tumbado alguien, sólo un rastro de agua con la silueta de un cuerpo y un charco bajo la mesa.

Las dos mujeres pararon de cantar cuando no quedaba nada, girándose a la vez para fijar su mirada en Yoshi, quien recibió una corriente gélida a través de su columna a modo de escalofrío, haciendo que soltara el diario que todavía sostenía en sus manos, cayendo al suelo y abriéndose por la primera página. La misma que ahora estaba escrita.

Notas de juego

Fin del prólogo