Partida Rol por web

La batalla por el Santo Grial va a comenzar, En todas las familias de magos corre el mismo rumor Vencia sera el escenario de esta guerra, aunque nadie sabe exactamente el por que de ello, pero el ambiente esta claro y la iglesia lo confirma los primeros Master ya han aparecido y todo esta por comenzar.

Por todas partes el rumor es el mismo, en apenas un dia todo comenzara y nada se puede hacer para pararlo, se rumeroa que todos los Master ya han aparecido y que esta sera la guerra mas cruenta de todas, pero uno no puede fiarse de nada, todas las familias de magos matarian por tener la oportunidad de participar.

Mientras estas en tu casa Una estraña luz sale de tu mano, no te causa ningun dolor pero cuando se va y mirar puedes observar, la marca, aquello que te hace ser uno de los 7 participantes de la guerra, ahora el grial puede ser tuyo solo necesitas un Servant y sabes perfectamente lo que hay que hacer, Invocarlo.

Sonrío y pienso en mi padre. Gracias a todos estos años de preparación y dedicación sé lo que hay que hacer y cómo.

Comienza una guerra y seré el vencedor, no importa lo que tenga que hacer pero el grial será mío.

Paso lentamente mis dedos por la marca, regocijándome en lo que significa, humedezco un poco mis labios, trago saliva y me dispono a invocar a mi Servant.

Entré en la sala que llevaba preparada desde antes de que yo naciese. Aquel santuario donde todos los Rahl habían invocado a sus Servants generación tras generación. Ahora era mi turno. Entré y cerré la puerta tras de mí.

Sellé la única entrada con un símbolo arcano. Los sirvientes sabían que nunca debían entrar ahí bajo pena de muerte pero por si acaso tomé otra medida de precaución, no quería visitas inesperadas.

Penetré en el jardín de arena y revisé que todos los símbolos estuvieran en su lugar y fueran los correctos. Repasé con tiza los símbolos de los círculos externos de la vida... y después, con la destreza que da la práctica, mis dedos repasaron con sal los símbolos de los círculos internos de la muerte.

La fina línea que separaba el mundo de los vivos del mundo de los muertos iba a ser atravesada esa noche.

Una vez acabé comencé a recitar las palabras del conjuro. Después de repetirlas tres veces en aquél idioma antiguo desconocido hoy en día, cogí el cuchillo ritual y me rajé el antebrazo izquierdo. Derramé mi sangre en el cuenco donde ya había depositado el resto de ingredientes y lo coloqué en el suelo junto a mí, mientras me sentaba con las piernas cruzadas y empezaba la última parte del ritual.

Mi fuerza de voluntad y el poder de los años de entrenamiento para mi mente hicieron el resto y completé el conjuro... perlas de sudor surcaban mi frente debido al esfuerzo, puesto que aunque para mí habían pasado apenas unos segundos, en el mundo real había transcurrido gran parte de la noche.

Mi servant había sido invocado.

El fino velo que separa vida de muerte se había roto...

Tantos años esperando una segunda oportunidad.. Y ahora, por fin, el día había llegado.

De la nada, un brillo cegador inundó la sala. El relinchar de un caballo sobrecarga la estancia, mientras los cascos del equino repiquetean en el lugar.

Conforme aquel brillo disminuye, la armadura celeste tanto de la bestia como del que se encuentra sobre la misma, irrumpen en el lugar, de manera mágica.

El silencio irrumpe en la zona, solo quebrado por la profunda respiración de la criatura. Un hombre de mas de 30 años había aparecido allí, curioso, paseando la mirada, la cual finalmente se posa en la de aquel que le había convocado allí. Su gesto emite un tono de duda y sorpresa, aunque la determinación y letalidad que le hizo característico no se ha perdido en sus oscuros iris.

- ¿Donde estoy, quien eres, y qué hago aquí?

Ni siquiera se presentó, miraba altivo al muchacho, mas joven que el, y con recelo el lugar donde se encontraba al parecer contenido.

- Soy Marcus Rahl. Estás en Venecia, y te basta saber que a partir de ahora estás vinculado a mí. Ha comenzado la guerra por el Santo Grial. Una guerra que tengo intención de ganar. - mi mirada fría se posó sobre los ojos del servant.

- ¿Cuál es tu nombre? - pregunté. No tenía intención de llamarle servant o algún otro tipo de sinónimo, era algo quizá demasiado humillante para tan poderoso guerrero.

- Bien, tenemos poco tiempo - proseguí mientras esperaba su respuesta. - Los demás ya estarán en movimiento. Tenemos que ponernos en marcha. Ven a mi biblioteca. Si conoces a otros servant quizá podamos informarnos y estar preparados ante posibles ataques en el futuro. -

Guié al servant saliendo de la sala de la invocación y me dirigí con paso firme y rápido a la biblioteca que se encontraba en el mismo piso de mi mansión. Era posible que mi servant supiera también algo acerca del paradero del Grial.

- ¿Ya has luchado más veces en esta guerra? -

Aun algo mareado ante tal visión, hizo desaparecer a su caballo, en un destello blanco.

Posó sus pies en la tierra, y entonces, apareció su lanza tras de si: Una lanza que a tantos había eliminado. 

-¿Guerra? ¿Santo grial? Algo de eso escuché, en el otro lado. Sin embargo, pensé que solo sería una leyenda.

Sus pesados pasos repiqueteaban. Su cuerpo en aquel lugar parecía haber recuperado toda la energía y el tesón perdidos con el paso de los siglos en la nada.

-Gánate el honor de llamarme por mi nombre. Y entonces podrás tratarme como a alguien de tu misma categoría, "Marcus Rahl".

"¿Otros Servant? ¿En donde me he metido?"

Se preguntaba el guerrero, aun observando curioso todo el lugar. Obedeció, mas que nada, porque no conocía aquel mundo. Había cambiado tanto....¿Venecia? ¿Donde estaba eso? Muy lejos de casa, seguro. 

-¿En qué año estamos? ¿Como está China?... 

Al salir de la habitación, se quedó por un momento detenido. Su armadura resaltaba entre los colores de aquella mansión, como si no encajaran en el lugar, como si fuera solo una armadura decorativa. Extrañado, disminuyó el paso para observar con mayor detenimiento aquel lugar.

-¿Qué..? Bonitas construcciones.. ¿Cuantos... Pisos tiene esto?

"Vaya, un servant orgulloso. Al menos me había preparado para tal eventualidad. Tendría que ganarme su respeto."

- No estoy muy seguro de qué época vienes. Pero estamos en 2012. China sigue existiendo y es una potencia mundial, aunque no es la más importante. Ahora estamos en Italia, un país junto al mar Mediterráneo. No sé si alguna de estas palabras es nueva para ti. Ha empezado una guerra por conseguir el Santo Grial. La Iglesia maneja los hilos. Y tanto tú como yo estamos involucrados. Yo soy un mago, provengo de un antiguo linaje de hechiceros. Y cuando comienzan las guerras por el Grial los magos podemos invocar a poderosos héroes de otras épocas para que vengan en nuestro auxilio. En mi caso te invoqué a ti. Debes tener cuidado pues otros magos y sus héroes invocados tratarán de acabar con nosotros. - paré un instante. Quizá era demasiada información para alguien de otra época.

- Respecto a la construcción... Esto es una mansión de 3 pisos de altura, no es muy grande comparada con otros edificios que podrás ver. Ven conmigo, hay mucho que debo mostrarte de la sociedad actual para que intentes ir adaptándote, y que nada te pille por sorpresa. -

-¿El mediterráneo? ¿La iglesia? Cuéntamelo todo acerca de esta guerra, Marcus Rahl, ¿Por qué motivo combatimos? ¿Porqué es tan importante? ¿Cuales son los ideales que mueven a nuestras tropas?

Comentó, con orgullo. Altivo, observaba a todo aquel que se acercara. Probablemente sus miradas impactaran contra su armadura como las armas de los enemigos. Si alguien osara mantenerle la mirada, quedaría claro que él no sería nadie a quien ningunear.

-¿Mago? Creía que murieron hace mucho, mucho tiempo. Héroe...

Sonrió levemente, y luego negó con la cabeza

-No deberíamos ser tildados como héroes, aquellos que tuvimos que eliminar a miles en nombre de un rey o un emperador. Ahora me arrepiento de haber servido a un líder cobarde. Y no voy a cometer dos veces el mismo error.

Le echó una mirada desafiante a aquel "Mago". Era toda una declaración de intenciones. Si quería tener su apoyo, debía mostrar fuerza. 

Luego siguió observando a su alrededor.

-Todo ha cambiado demasiado... Es como si no conociera este mundo. Aunque, claro, estamos en una parte del mundo en la que jamás había caminado. Quizás sea por eso..

- ¿De qué año vienes exactamente? - pregunté. - El mundo ha cambiado mucho. La tecnología humana ha avanzado y probablemente hay muchas cosas que en tu época llamaríais magia, pero aquí son habituales. La magia verdadera sólo la conocemos unos pocos. - Me dispuse a reproducir un vídeo en la pantalla de televisión que tenía en la biblioteca. Había preparado el vídeo a conciencia para cuando llegara este día... y por fin era el momento.

- La revolución industrial, la tecnología, la maquinaria y la aparición de los ordenadores han cambiado el mundo tal y como lo conocías. - le doy al play y me siento a ver las reacciones del caballero. - Siéntate y observa - le ofrezco indicándole una silla. El vídeo muestra un breve resúmen de la historia mundial desde la época de Roma, con todos los grandes acontecimientos de impacto mundial, grandes guerras, imperios que caían e imperios que surgían. Así como una pequeña muestra de la tecnología actual: coches, motos, aviones y barcos. Además de algunas armas de fuego, explosivos y algo de armamento militar como tanques.

El video dura cerca de dos horas y media así que me tomo mi tiempo para estudiar las reacciones de mi nuevo compañero: - Cualquier duda que tengas me puedes preguntar. Imagino que algo de lo que has visto te resultará familiar, puesto que tu vienes de algún punto de esa historia. -

Dejándole unos minutos para que asimile todo, vuelvo a comenzar a hablar. Ahora viene la parte importante:

- Desde hace eones, cada 60 años se produce una batalla oculta. Oculta a los ojos del resto de mortales. La Iglesia, una organización religiosa que tapa en la medida de lo posible los destrozos causados por nuestros combates, es la encargada de organizar todo esto. En la batalla participan magos de distintos linajes. Esos magos son los denominados Master. Cada uno de esos magos tiene derecho a invocar lo que se denomina un Servant, como te dije sois héroes históricos o mitológicos, puede que personajes importantes, no tienen por qué ser héroes, pudieron ser villanos o ni lo uno ni lo otro. El objetivo de esta batalla es hacerse con el Santo Grial, una reliquia de tiempos inmemoriales que concede a su portador un deseo. Lo que quiera. De todas esas parejas de Master-Servant sólo puede quedar una, y será la que se hará con el Santo Grial. No pienso permitir que el Grial caiga en otras manos que no sean las mías. He sido entrenado desde mi nacimiento y estoy preparado para afrontar cualquier desafío. -

Esperaba que el extraño caballero empezara a comprender la dimensión de la guerra en que estábamos involucrados.

-Vengo del año 229. Y es bastante, que sepas eso. Aún no mereces mi respeto, recuérdalo.

El propio guerrero se ocupaba de recordarle a aquel jovenzuelo que no había ganado su lealtad.

Qué extraño, todo esto. Es como ver en dos horas el avance de una historia en la que, en algún momento de su pasado, se había visto inmiscuido. De igual modo, nadie nombraba siquiera los eventos de China. 

Se giró hacia Marcus, y comenzó a hablarle.

-¿Porqué no hay eventos de china? ¿Qué ha pasado en el territorio de los tres reinos? ¿Qué ha pasado con las dinastías?

Luego volvió a observar la pantalla. Unas máquinas hacían cosas que desde tiempos inmemoriales habían hecho las personas. Al principio, le causó repudio. Pero, poco a poco, pudo observar que quizás aquello había hecho un bien al mundo..

Entonces, la creación de la bomba atómica lo hizo enmudecer. Cruzado de brazos, frunció el ceño. De manera instintiva apretó el puño. Hiroshima y Nagazaki... Así aparecía China en aquellos eventos.. ¿No? Como poblaciones víctimas de la evolución.

Cerró los ojos y miró hacia otro lado. Duró apenas un par de segundos. Aún tenso, se obligó a seguir mirando. Aquellas guerras mundiales habían cambiado el mundo.

Alemania... La raza aria.. ¿Una raza superior a las demás? Era hasta mas arrogante y presuntuoso que su emperador, pensó.

Aviones...Tanques... maquinas, pólvora, destrucción, bombas... Explosiones. La pólvora no fue algo nuevo, nisiquiera le sorprendió, pero si sus nuevos usos.

Suponía que llegaba el final: La explicación de la "Sociedad occidental", una sociedad a la que no pertenecía. El año 229 estaba muy lejos... Y ahora el estado se ocupaba de todo, las empresas gobernaban el mundo y todo era demasiado extraño como para adecuarse con un vídeo de 2 horas.

Entonces, escuchó a Marcus, el muchacho pelinegro que se encontraba junto a el. 

-¿Porqué lucháis por un artefacto? Es absurdo. Podríais mejorar el mundo, en vez de pelear entre vosotros. Podríais acabar con todo esto, con toda esta historia marcada de guerras, masacres de personas inocentes, y muerte.

-Dime, Marcus Rahl, ¿Cual es tu convicción? ¿Por qué luchas?   ¿O acaso no tienes convicción, y solo eres una marioneta en manos de aquellos que permiten todo esto?

Su mirada volvió a clavarse en la del joven que había dicho que respondería a todas sus preguntas. No había duda, no había alegría. Había profunda seriedad, había en juego mucho mas que una palabra...

Mi mirada pasó de ser fría y analítica a poseer un tono ardiente y apasionado... el fuego en mi interior pugnaba por salir y respondí al servant con firmeza pero con educación, puesto que el hombre llevaba casi 2 milenios sin ver la evolución del mundo:

- Provengo de un linaje antiguo y poderoso de magos. El nombre de la casa Rahl es temido y en cierto modo respetado. Pero todos temen mi apellido, puesto que mis predecesores han cometido crímenes atroces. No estoy orgulloso de lo que hizo mi padre, ni el padre de mi padre... y así podría seguir hasta tiempos inmemoriales. Pienso limpiar el nombre de la casa Rahl, demostraré a todos que no soy como ellos, e impediré que el Grial caiga en malas manos. No voy a dejar que mi mundo sea destruido, ni que un incompetente sin ningún tipo de estudios o conocimientos ponga sus manos en semejante reliquia. -

En cuanto acabé mi explicación me calmé... controlé mis impulsos y mi mente y raciocionio se volvieron a imponer a la pasión: - Disculpa mi tono anterior, estoy acostumbrado a que me prejuzguen por el pasado de mi familia. Pero puedes seguir preguntando lo que quieras. Es mejor que nos pongamos al día cuanto antes. Hay una dura batalla por delante. -

Empecé a pensar de forma pragmática y lo primero que me vino a la mente era cómo ocultaría a semejante caballero en mi época. Podía recurrir a la magia pero era un gasto innecesario si podía evitarlo. Hollywood y sus películas podían ser de mucha ayuda.

Sonrió cuando le comentó todo aquello. En cierto modo, parecía tener sus convicciones. Y, en cierto modo, quería limpiar el nombre de su familia, una familia que había dejado a su linaje en un mal lugar. En cierto modo, aquellos juegos políticos eran conocidos para aquel guerrero.

-¿Y como piensas limpiar el nombre de tu casa, si tienes que seguir matando?

Preguntó, con seriedad.

-El Grial parece un objeto demasiado poderoso para que caiga en manos de cualquiera, y en ello estoy de acuerdo contigo.  Pero esta batalla se perpetuará...Entonces, ¿No sería mas fácil destruirlo, y poner fin a esta guerra?

No dijo nada cuando el muchacho se disculpó. Solo se limitó a mirarlo a los ojos.

-Calma en el corazón y en la mente. Eso es lo que un guerrero debe poseer. Si vas a responder así en una batalla, serás la primera baja.

Tras lo mismo, se levantó: No era tonto, y aunque se sentía cómodo en aquella armadura, sabía que, hasta que la necesitara, podía ser excesivo.

-En tu época, no se visten armaduras. ¿Como pretendes que salgamos de aquí si a simple vista desentono con el resto?

Suspiró. Aquel mundo era tan diferente... En cierto modo, echaba de menos su antiguo hogar. A su familia, a sus hijos..

Repasé mentalmente las preguntas del servant. Le dije que respondería a sus dudas y no tenía inconveniente, lo haría  bien y rápido para estar preparados para la batalla cuanto antes:

- Tengo que seguir matando porque me han marcado - digo mientras le muestro mi mano para que vea la marca. - Yo no lo he elegido, pero he sido designado como uno de los 7 magos participantes de la guerra. 7 magos y sus 7 servants. Sólo una pareja quedará viva al final, y el Grial sólo aparecerá cuando sólo que den 1 máster y 1 servant, nunca antes. -

Me encogí de hombros: - Yo no puse las reglas, y créeme, he estudiado mucho para ver si existía la posibilidad de saltárselas... pero no la he encontrado. Limpiaré el honor de mi familia asegurándome de que nadie pueda volver a usar el Grial. Tengo una teoría, acerca del deseo que se puede pedir al Grial, el deseo que el Grial otorga al vencedor de esta guerra. -

Me levanté de la silla y paseé por la sala: - No he encontrado hechizo capaz de destruir al Grial, pero creo que con el deseo que nos concederá si ganamos, podemos hacer que desaparezca de la historia y nadie más lo busque nunca. -

Observé la armadura del caballero y un brillo relució en mis ojos: - Quizá deberías usar otro tipo de armadura temporalmente. - los chalecos de kevlar se podían ocultar fácilmente debajo de ropas normales. - Y puedo conseguir ropa de tu talla. - Medité un instante. - Pero es probable que necesites tu propia armadura tarde o temprano: puedo ocultarla y ocultarte con magia. Pero es mejor que intente ahorrar esas energías. Si aceptas mi oferta puedo proporcionarte armaduras muy ligeras actuales, y ropajes para ocultarlas que no desentonen con mi mundo. -

-Hm.... Al menos buscas un final digno para todo esto: La destrucción del Grial. En cierto modo, eso te honra, Marcus Rahl. No obstante..

Se levantó y entonces colocó una mano hacia el frente, y de su extremidad apareció  una lanza de brillos celestes. Tras unos gestos con la misma, la apoyó en el suelo, y volvió a observar al muchacho rubio

-..Va a ser una batalla complicada. Quiera o no, debo de seguir en este mundo...Y, por ahora, tu causa es justa, así que seguiré los pasos que me indiques.

Luego comenzó a avanzar por la habitación, sin detenerse. Dejó de mirarlo para mirar a su rededor, una vez mas. Volvió a alzar la voz.

-Sin embargo, mis ropajes no te los llevas a ningún lado. Son parte de mi identificación como guerrero. Creo que.. podré traerlos, en algún momento...Tal y como traigo la lanza de los tres reinos. O eso espero.

Luego volvió a observar con orgullo, altivo, a Marcus. 

-Si ello no es posible, me temo, Marcus Rahl, que no podré enfrentar a nuestros enemigos con efectividad. Y ninguno de los dos queremos eso, si nuestro objetivo es el mismo y no me has mentido..

Lo miró mas seriamente, diciéndole con la mirada mas que con las palabras. Tras un momento, relajó su gesto y comentó

-No tengo motivos para dudar de tu palabra. Así que...Podemos probar a desaparecer la armadura, y reaparecerla. Aunque agradecería algo mas de intimidad, en ese momento. Y no creo que ahora sea el adecuado.