Partida Rol por web

Guzman se acerca a uno de los hombres armados con garrotes, busca al mas alejado del grupo. Carga contra el espada en mano montado en el caballo, con tan buena suerte que le propina un tajo en la cabeza a uno de los bandidos.

Amir intenta clavar su cuchillo en el cuerpo de uno de los asaltantes, no obstante falla su tirada. El que sí tiene suerte es Guzmán , aunque más que suerte es pericia... parece que los comerciantes han invertido bien su dinero, pues el Pardo secciona la cabeza de uno de los asaltantes de un sólo espadazo.

Ordoño, aunque por unos breves instantes se había quedado un tanto parado al ver a aquellos atacantes que no eran más que sacos de huesos cubiertos por harapos, reaccionó rápidamente y, acercándose al primero que encontró, descargó con toda su fuerza el hacha sobre aquel pobre infeliz.

Ordoño desgarra el abdomen de otro de los asaltantes, el hombre o mediohombre se agarra la tripa rajada y se lanza al suelo revolcándose de dolor. Otro asaltante menos en pie...

El hombre que está trabado en combate con Amir empuña su palo con fuerza y ataca al joven Amir, pero el palo sólo roza el aire por dos veces.

Los asaltantes, que profileran y estrechan el cerco, se lanzan en tromba contra los defensores más próximos, uno de ellos ataca al Chato pero no consigue darle, otros dos se lanzan a por dos de los comerciantes que empuñan dagas, uno de ellos consigue que el palo no le alcance, pero el otro comerciante tiene mucha menos suerte y el asaltante le golpea en la cabeza dejándolo seco como carne en salazón. El resto de asaltantes se lanzan a por vosotros, dos de ellos traban combate con Guzmán, uno de ellos falla pero el otro golpea al pardo en el brazo, no obstante la Coracina detiene el golpe.

Otros dos asaltantes atacan a Ordoño, el primero de ellos golpea al hombre en la cabeza, de igual modo que al comerciante blandiendo el palo de derecha a izquierda y golpeando al hombre en la sien izquierda. El casco apenas detiene el golpe y el antiguo soldado se desploma inconsciente.

El resto de asaltantes no puede llegar hasta Fernando y Rasiq y quedan detrás de los que están trabados en combate con Ordoño y Guzmán.

¡Santo Alláh y las verdades de mi Padre! -pensaba sorprendidísimo Rasiq ante la fiereza que veía desde la distancia tras ver alguna cabeza rodando-. Fue entonces cuando cargué mi arco de nuevo sentado sobre mi montura.

Uno de los defensores había caído... Fernando no estaba seguro de que ellos fueran capaces de derrotar a aquella turba.

En cualquier caso, quizás no sería necesario tumbarlos a todos, quizás si les daban suficiente estopa ellos solos verían que el negocio se les había puesto muy caro y que no les convenía seguir por allí, que mejor poner los pies en polvorosa.

Bueno, todo es cuestión de intentarlo y encomendar nuestras almas a Dios.

La flecha de Rasiq hiere en el brazo derecho a uno de los dos combatientes que pelean con Guzmán, la flecha atraviesa el brazo derecho y se queda allí alojada, como si de un adorno se tratare. El hombre da un respingo y suelta un gruñido cual bestia, pero continúa trabado con Guzmán.

Por otro lado, el otro arquero del grupo, Fernando, dispara al otro hombre trabado con Guzmán, pero la flecha se estrella contra el suelo a poca distancia del hombre.

Amir se encuentra envuelto en una lucha con la criatura, parece que su cabeza funciona más lenta que su cuerpo, después de fallar en tiro anterior, siente como su cuerpo esquiva casi sólo los dos intentos de ataque por parte de su rival. Amir siempre ha sido bueno en eso. Esto le da fuerza para reaccionar, coge su coltell de nuevo y esta vez ataca con fuerza y destreza.

Amir da una certera puñalada en el pecho al hombre animal con el que lucha, el cuchillo penetra entre las costillas y se hunde en la carne hasta la empuñadura. Con un tirón, Amir saca el cuchillo para volver a atacar en seguida.

Cuando nota el golpe en el brazo, Guzman no puede contener la blasfemia, ¡CAGO EN ROS!. Os partiré en dos, uno a uno. Dijo mientras giraba la espada para atacar a los dos asaltantes que se colocaban a ambos lados del caballo. El primer tajo fue a la cabeza de uno de los atacantes, un golpe certero que seguramente dejaría fuera de combate al malandrín. Se ladeo en la silla de monta para lanzar otro ataque al segundo harapiento, el golpe hizo blanco en el abdomen de este.

Guzmán blande la espada y describe un arco bellísimo con el arma que entra al primero de los hombres por la oreja derecha, cercenándosela y hundiendo la espada en el cráneo. El golpe es de tal brutalidad que el hombre se ni siquiera llega a aferrarse la oreja perdida, sino que cae hacia delante muy despacio. Un trozo de la oreja se queda en la espada de Guzmán y otro trozo cae al suelo. Se puede ver como la hoja de la espada queda manchada de una sustancia viscosa blanquecina.

El golpe que profesa al segundo hombre, atraviesa la tripa del tipo en cuestión, que lanza un gemido y se sienta en el suelo sin dejar de aferrarse las tripas para que no se le salieran. Estaba claro que el Pardo era un regalo de Dios para el grupo, pues a cada golpe dejaba un hombre inservible para el combate...

Con  casi la mitad de los atacantes heridos, fuera de combate o muertos,el resto de los atacantes se ocupa la mitad de ellos en recoger a los compañeros heridos y la otra mitad pasa al ataque.

El hombre que lucha con Amir ataca al joven pero falla la primera vez y Amir consigue esquivar el palazo por poco la segunda vez. Mientras que el que estaba en combate contra el Chato le da un palazo en la cabeza que le causa la muerte, cuando cae al suelo ya muerto, da un segundo palazo al brazo que no hace sino ser un ensañamiento con un cadáver.

El único comerciante en pie que tiene trabado combate con uno de los hombres, clava su puñal en la cabeza de uno de los asaltantes matando al asaltante en el acto, el cuchillo penetra en la sien del hombre y lo manda al infierno. El otro asaltante que ataca al comerciante le golpea con el palo en las costillas, rompiendo varias de ellas y dejando al pobre comerciante sin respiración.

Varios harapientos corren hasta donde están Guzmán, Rasiq y Fernando. Sólo tres de ellos pueden llegar a su destino y atacar, el primero de ellos golpea a Guzmán en el pecho, la coracina detiene casi toda la fuerza del golpe y queda algo abollada, pero Guzmán sufre daño.

El segundo de los harapientos llega hasta Rasiq y ataca pero el palo no da ni siquiera a su caballo. El tercero ataca a Fernando pero su palo tampoco llega a darle.

Los cinco asaltantes que se encargan de sus compañeros, se llevan a rastras a dos de sus compañeros caídos, dejando al resto en el campo.

Fernando se aleja de aquellos asaltantes, carga de nuevo su arco y dispara al mendigo que ha intentado atacarle.

Nos asaltan con palos y palas... esto no tiene pinta de ser una banda de asaltacaminos, más bien parecen unos desharrapados que no tienen donde caerse muertos.

Con las prisas por alejarse del combate Fernando no apunta bien y su flecha pasa a dos dedos de distancia de uno de los ladrones.

Me cagüen la mar... Más te vale centrarte un poco, Fernando.

Después de clavar su cuchillo en el pecho de aquel hombre harapiento, éste se dispone a devolver el ataque que Amir esquiva agachando su torso con velocidad y soltura.

No puedo creerme que tenga fuerzas para seguir atacando...

Inmediatamente después de otro intento de ataque por parte de su contrincante, Amir da una vuelta y clava su cuchillo en el brazo de aquel hombre, con la intención de dejarlo inmovilizado y clavar después el cuchillo en su corazón, pero no sonsigue llegar a este segundo ataque.

Guzman noto el golpe en el pecho, le costaba respirar, se tumbo sobre la grupa del caballo intentando recuperar el aliento. Hijo de perra. Intento gritar pero de su boca solo salió un hilo de voz.

Desde su nueva posición mas baja, tumbado sobre la grupa, vio las piernas de su atacante. Lanzo dos golpes con la espada, uno fue a dar en la pierna derecha y otro en la izquierda. El pardo tenia la espereza de que ambos golpes cercenar ambas extremidades y que el pobre desgraciado besara el suelo.

En este lance Fernando falla y no logra dar a su objetivo mientras que Amir raja el brazo derecho del hombre que pelea con él, abriendo un corte bastante profundo, aunque sin lograr que el lunático suelte el palo. Por su parte la Ira de Dios o Guzmán para los amigos, esta vez sus golpes no son tan certeros como en otras ocasiones y ambos dan en las piernas* Primero un tajo no muy profundo en la pierna izquierda y luego un tajo perforante en la pierna derecha que hace que la sangre del hombre le salga a borbotones manchando la tierra circundante. El cuerpo del hombre que pelea contra Guzmán no puede soportar el dolor y la pérdida de tanta sangre y se lanza a un lado, como intentando apartarse del combate, en cuestión de segundos se desmaya.

uso una para arrollar y otra para alejarme un poco.

Rasiq pone a su caballo a dos patas y hace que aplaste al asaltante con el que se estaba midiendo. Las dos patas delanteras del caballo golpean al hombre en el estómago, aunque en lugar de aplastarle, más bien le cocea con ambas patas. El golpe no es muy fuerte, por lo que el hombre sólo queda sin aire un par de segundos.Tras el golpe, Rasiq hace retroceder a su montura las suficientes varas para poder lanzar una flecha al mismo hombre.

Los dos harapientos que no estaban trabados en combate y aquel que fue herido en el primer lance en una pierna por una flecha, recogen a un muerto y a uno de los heridos en el estómago que anda medio muerto revolcándose de dolor en el suelo.

Mientras que el resto de los asaltantes que quedan en pie, que son ya bien pocos, continúan la lucha. El hombre que luchaba con Amir golpea a éste con el palo al segundo intento dándole en el pecho y lanzándole varias varas hacia detrás. Otro de los asaltantes se acerca un par de varas y ataca a Fernando por dos veces, el primero de los ataques golpea a Fernando en el brazo izquierdo haciéndole un gran daño, pero en el ardor guerrero, Fernando consigue no soltar el arco. El segundo de los golpes va directo a la pierna izquierda, el golpe es tremendo y Fernando tiene que hincar la rodilla derecha en la tierra porque la pierna izquierda ya no le puede sujetar del dolor tan agudo que le martillea. El último de los asaltantes que continúa en pie ataca al último hombre que véis en pie, ya herido. Pero por fortuna, el palo queda alejado del hombre, tan es así, que el asaltante en el segundo de sus ataques, resbala y cae al suelo.