Partida Rol por web

El jardín de Galbadia pareciera ser una laberinto en comparación con los otros dos debido a sus pequeños pasillos y las numerosas aulas. Pero debido a la atenta mirada de los instructores, los alumnos se pasean por allí como si fuera su propia casa. 

El espectáculo que se presentaba ante Kyros no era nada espectacular. Despues de los reiterados e implacables pedidos de su compañero SeeD Urth, Kyros se encontraba en la cancha de Hockey viendo un partido memorable....mente aburrido. El fantasimo de Urth por estas cosas cosas era tal que ya se había olvidado por completo de Kyros. Se encontraba sentado una fila adelante con expresión emocionada y sosteniendose la cabeza con las manos, como si esperara que su bandana se fuera a volar. Quizas fuera una buena oportunidad para alejarse de allí desapercibido...o de darle a Urth una merecida patada por llevarlo a desperdiciar parte de su día con un partido de entrenamiento. 

Esto es un aburrimiento... Podría estar aprovechando para hacer... ¡cualquier otra cosa!

Mientras Kyros está sumido en sus pensamiento, ve como su amigo grita emocionado animando a su equipo. Se acabó, yo me largo. Viendo el panorama, Kyros se levanta y se dirige a la salida del recinto. Ya se disculparía con Urth luego. O tal vez Urth debería ser el que se disculpase.

Una vez fuera del recinto, y sin saber muy bien que hacer, Kyros decide encaminarse a la cafetería. Tal vez un café le ayudase a espabilar su mente después del aturdimiento que le había provocado el partido.

Los pasillos laberínticos del jardín de Galbadia confundirian a cualquiera...a cualquiera que no transite por elloa todos los dias. Com prestwza, Kyros supo orientarse para llegar ala cafeteria.  Se sentía bien dejar atrás el ruido del partido de Hockey. La cafeteria estaba más bien vacía. El camino hacia el mostrador estaba libre y había apenas algunos estudiantes sentados en las mesas del espacioso lugar. A lo lejos, Kyros pudo reconocer una jiven de cabello celeste con quien compartió algunas clases en el pasado, y a un grupo de gente con afro (probablemente miembros de un club de fans),

Mientras echaba un ojo a la cafetería, bastante vacía, Kyros se dirigió al mostrador - ¡Buenos días! ¿Me pones un café? Y uno de esos sándwiches que tienes ahí. -. Tras pagar y coger su ¿almuerzo? y uno de los periódicos que había en el mostrador, Kyros se sentó en la primera mesa libre que vió, sólo, y se dispuso a leer las noticias del día, mientras decidía que hacer luego.

Una soleada tarde, Piros sale de la enfermería del jardín de Galbadia. Afortunadamente no por motivos médicos sino mas bien laborales. La doctora a cargo de la enfermería le había pedido que cuando tuviera oportunidad, le alcanzara unos 12 antidotos puesto que las reservas estaban mermando. Piros se había visto obligado a cumplir. La doctora lo despidió con una sonrisa y el clásico saludo de que la llamara si necesitaba algo. 

Una vez fuera, en el pasillo, Piros ve en una esquina a un grupo de estudiantes jugando animadamente un juego de cartas cuya popularidad se había extendido rápidamente. En la otra esquina, cerca de la escalera, una estudiante caminaba en tono pensativo. 

El empleado de la cafetería saluda con la mano a Kyros mientras éste se dirige a su mesa. 

El periódico informa de algunas noticias pero nada demasiado espectacular. 

Un nuevo hotel en Deling.... recientes estudios indican que los Moomba son más inteligentes de lo que parecen...extraños avistamientos de un objeto volador por distintas partes del mundo... nuevos métodos para curar venenos naturales...

Por el rabillo del ojo, Kyros ve pasar a uno de los dependientes de la armería.El hombre de baja estatura se limpia las manos en su overol marrón y se sienta en una de las mesas con gesto cansino.  Nunca sería una mala oportunidad para pedir consultar por armas nuevas o mejoras...

Kyros se acaba rápidamente su sándwich, y, agarrando el café, se levanta y se dirige hacia la mesa del armero. Con una sonrisa de oreja a oreja, saluda al hombre - Día duro, ¿eh? ¿Te importa? - dice, mientras toma asiento - No sé si me reconoces, hace un par de semanas pasé por la armería para unos arreglillos en mi brazal. - comenta Kyros, mientras se golpe con la mano izquierda el antebrazo derecho. Aunque ahora no llevaba su armadura puesta, el gesto le salió sin más. - Y que gran trabajo hicisteis. Dime, ¿os ha llegado algo de material nuevo? Pronto tendré que jubilar la vieja espada que llevo.

El hombre parece sorprendido xuando Kyros se dirige a él, como si estuviera acostumbrado a que nadie le hable. 

-Ah...sí,  creo que que sí. -responde con la voz algo rasposa.

-¿Algo nuevo..? Ahora que lo mencionas, en la última compra, trajeron un metal interesante y estaba pensando en hacer algo con eso. ¿Qué tenías tu en mente? ¿Otra espada? ¿unas cuchillas o algo así?

Un metal nuevo, ¿eh? - a Kyros le empiezan a brillar los ojos, y no es capaz de disimular la emoción en su voz. - Una espada larga estaría genial, la verdad. Es lo que me he acostumbrado a utilizar, y, no es por presumir, pero no las manejo nada mal.

-Sí, es un metal algo extraño. Tiene un efecto casi sónico al contacto con otros materiales...-dice el hombre. Al ver la cara de interés de Kyros, agrega. -Me recuerdas a mí cuando era más joven. No era particularmente bueno con las espadas, ni con el combate en general...tampoco era bien parecido...tampoco tan...eh...sociable. Pero de algún modo me recuerdas a mí de joven. Date una vuelta por la armería cuando gustes y pregunta por Edward. No soy yo, pero le dejaré algo para tí. -termina con una sonrisa. -Kyros, ¿verdad? -dice mientras anota algo en una pequeña libretita. -Ahora debo seguir trabajando. Últimamente están pidiendo armas a montones...-se queja mientras se levanta del asiento. 

Una vez que no Edward se hubo ido, Kyros quedó sólo en la mesa. A la distancia, ve a una mujer que lo saluda a la distancia. La mujer era la instructora Erin, con quien Kyros había estudiado en el pasado. 

Preguntar por Edward. ¡Perfecto! Debería pasarme por allí más tarde.

Mientras piensa en sus cosas, Kyros se da cuenta de que hay alguien saludándolo en la distancia - ¡Señorita Erin! ¿Que tal todo? Siéntese, por favor. - le indica Kyros, levantándose y haciendo un gesto para que se siente en la silla que acaba de dejar vacía el hombre de la armería.

Piros salió enérgico con ganas de resolver la petición de la enfermera y con ganas de ayudar. El orondo seed tenía una fama bastante similar al juego de cartas que estaban jugando aquellos frikis. No tenía ninguna intención de menospreciar el juego, pues seguro que sería muy divertido pero lo cierto es que si querían ser mejores estudiantes tendrían que permanecer más tiempo entre libros que entre cartas. Cuando pasó por delante de ellos les saludó colocando sus dedos en su frente a modo de saludo militar. ¡Buenas tardes! ¿Qué, alguna carta buena? Preguntó de forma retórica a los muchachos jugones.

Sin esperar una respuesta concreta continuó caminando y repitió el mismo gesto con la chica de aspecto pensativo. ¡Hola, guapa! Le exclamó para después guiñarle un ojo y seguir en su camino de la búsqueda de antídotos.

La mujer se acercó con paso seguro con su eterna bebida en la mano. En todas las ocasiones en que Kyros vió a Erin, ya fuera en una de sus clases, actividades de campo, o en los pasillos. Siempre estaba con una bebida en la mano. Parecía que tuviera miedo de deshidratarse espontáneamente. 

Con una sonrisa se sentó en la silla que Kyros le ofreció. Era una mujer hermosaa pesar de que su rostro presentaba ya algunas arrugas y su cabello rubio lgunas canas. 

-Hola, Kyros. ¿todo en orden? ¿buscando algo que hacer? Genial, porque necesito un favor. -terminó la instructora con una sonrisa antes de que Kyros pudiera responder. 

Los estudiantes le sonrieron y lo saludaron con la mano mientras se alejaba. La chica se vió sorprendida ante el saludo de Piros. Salió de su ensimismamiento para responder el saludos mientras éste se alejaba. En uno de los pasillos, un hombre sentado en un banco lo saludó al pasar. -¿Vas  a Deling? No olvides pasar por la armería o tu habitación para tener todo lo necesario. Es peligroso salir sin estar preparado. 

- Usted dirá, señorita Erin - dice Kyros, con una sonrisa de oreja a oreja -. Pensaba pasarme más tarde por la armería, pero eso puede esperar.

-Tanto mejor. Necesito recoger algo de Deling hoy mismo y no puedo ir yo misma. Se trata de un paquete importante y quisiera tenerlo cuanto antes. Si te parece, podrías aprovechar el viaje para probar lo que consigas en la armería. ¿Qué te parece? Por supuesto que te compensaré por tu tiempo -termina con un guiño seductor. Pero para no dar pie a confusiones embarazosas, levanta su mano y hace girar alrededor de ella una pequeña bolita de luz ambarina. Kyros tiene suficiente experiencia como para saber que se trata de un GF. Pero antes de que pueda saber más, la instructora esconde el GF en su mano como si de un truco de prestidigitación se tratara, mientras que pequeños destellos de luz surgen de su otra mano, señal inconfundible de hechizos mágicos. 

Con un movimiento suave, mueve la mano y los destellos se ubican en Kyros

-El pedido es sencillo. Hay un negocio en Deling llamado "Maggie's mags". Hice un pedido allí y ya deberían tenerlo con ellos. 

¿Y por qué no podrá ir ella misma? Bueno, tanto da. A decir verdad me irá bien salir del jardín: llevo días aquí encerrado.

- Está bien, señorita Erin - dice Kyros, levantándose de su asiento - Cuente conmigo. "Maggie's mags", en Deling. Entregaré el paquete a su despacho en cuanto esté de vuelta -. Dicho esto, Kyros se despide de su antigua maestra, y sale de la cafetería.

Muy bien, me pasaré primero por la armería, y luego hacia Deling. Preguntar por Edward.

Al salir de la cafetería, Kyros se dirige a paso ligero hacia la armería.