Partida Rol por web

Más pronto que tarde, Kirara llega a la estación de tren. El lugar es tranquilo y despoblado. Apenas una plataforma al borde de las vías. Un hombre joven de barba candado espera sentado en un costado. Cuando ve venir a Kirara, se pone de pie y levanta la mano. 

-¡Hola! Me informaron del jardín que habían enviado a alguien. Mi nombre es Kaz. Soy trabajador aquí en las vías. Me pidieron que te escoltara por los túneles para facilitar el trabajo. 

Una vez restauradas las fuerzas, Kirara retomó el camino hacia la estación. No era más que una plataforma sin más, pero allí le esperaba el encargado de las vías o algo así. -¡Vaya, las noticias vuelan! Soy Kirara, mucho gusto- tras las presentaciones y saber que el hombre la acompañaría en los túneles, la chica asintió conforme, no sin antes dar unas claras indicaciones. -Está bien, pero si aparece un monstruo ponte tras de mí, yo te protegeré- sería mejor eso a que resultase un estorbo. Dicho esto, esperó a que le guiase hacia los túneles.

-Por supuesto, confío en tí, Kirara. -responde el hombre con una sonrisa, probablemente contento por la sencillez de la muchacha. Bajo la guía de Kaz, el dueto se interna en un túnel a pie. En el suelo se pueden ver distintos juegos de vías de tren. 

Kaz toma un equipo de luz pequeño que permite iluminar apenas un metro adelante. 

Afortunadamente, Marcosias decide intervenir. -Hay una habilidad máss que no te comenté, pero no penssé que te fuera útil tan pronto.- Los óidos de Kirara zumban por un segundo y el lugar a su alrededor parece iluminarse. Después de unos segundos de confusión, queda claro que el cuerpo de la chica es lo que irradia luz. 

-Eso es útil-señala el trabajador. Mientras caminan, Kaz explica. -Estamos trabajando en reformar algunos de estos túneles, pero un número de trabajadores fueron atacados en los últimos días. En general se encuentran sin mayores heridas, pero es peligroso si los ataques continúan. 

Por un rato caminan en una misma dirección hasta que llegan a una cámara un poco más amplia. En algún lugar cercano, Kirara puede oir un ruido llamativo...como un rasguño.

Sin esperarlo, tras las palabras de Marcosiass y seguir sus instrucciones, Kirara comenzó a brillar como si fuera una linterna. -¡Vaya!- exclamó sorprendida, -¡cómo mola!- ahora podrían ver mucho mejor lo que les rodeaba.

El trabajador comenzó a explicar sus vivencias con los monstruos y lo ocurrido con sus trabajadores. -¿Antes de comenzar las obras os habíais asegurado de que no fuese una zona con nidos o habitada por monstruos?- eso podría explicar la razón por la que se habían mostrado a la defensiva, protegiendo su territorio. -Si se habían dejado de utilizar los túneles por un tiempo...- algunas razas de monstruos buscaban lugares oscuros y seguros del mundo exterior, como si se tratase de una cueva.

Cuando comenzó a escuchar el extraño sonido, una especie de rasguños, Kirara cambió el rumbo para caminar en esa dirección y descubrir su procedencia. ¿De qué podía tratarse?

-En teoría los túneles hechos debían estar libres de monstruos....-explica el operario. Mientras Kirara ubica el origen de los sonidos, encuentra que pueden oirse a través de una pared. Poco después, esa pared comienza a resquebrajarse y pronto se derrumba. Del otro lado, se puede ver a un par de armadodos que se abren paso a este nuevo túnel. 

-Supongo que tienes razón- evidentemente las zonas construidas para humanos solía ser libre de monstruos. Pero... este no era el caso. -Pero las teorías pueden variar. Los monstruos pueden haber perdido su hogar o sentirse amenazados. Habrá que llegar al fondo del asunto- por desgracia no se había sacado ningún tipo de asignatura que consistiera en dialogar con monstruos. Como fuera, esperaba ser capaz de solucionarlo.

-Maldita sea- regruñó tras el derrumbe de la pared y la aparición del par de armadodos. -¿Por qué siempre venís de dos en dos?- prefería los juegos limpios de uno contra uno. -Bueno- esbozó una media sonrisa, -más diversión- chocó los nudillos y esperó algún movimiento amenazante por parte de los monstruos para iniciar el combate. Esperaba que el operario hiciera caso a lo que le recomendó al principio y aguardase a una distancia prudente tras ella.

-A nadie le gusta estar solo-comentó el operario. 

Con precaución, el operador se mantuvo a un costado mientras los armadodo se acercaban a la chica. Uno de los monstruos se acercó y le dió un manotazo en un hombro. El otro intentó hacer lo propio pero sin éxito. Afortunadamente, el golpe no era muy fuerte. Kirara sabía que este tipo de monstruos eran conocidos por su gran resistencia más que por sus habilidades ofensivas. 

-A los ermitaños- respondió a su vez al operario con una sonrisa divertida antes de centrarse en el combate.

-¿Eso es lo mejor que puedes hacer?- aunque le habían alcanzado apenas había notado el golpe. Con su forma de lucha poco tenía que hacer contra esas armaduras con patas, pero se le ocurría una forma de intentar tumbarlas.

Se lanzó en combate hacia la que tenía más cerca, aprovechando su diferencia de tamaño para esquivar posibles ataques. Se colocó cerca del mentón de la criatura y le lanzó un potente puñetazo vertical para intentar aturdirla o incluso que volcase.

-¡Buen golpe!- exclama el hombre cuando la chica logra tirar al armadodo hacia atrás. El monstruo se balancea como un bebé por unos momentos mientras el otro aprovecha para atacar. El monstruo la de un puñetazo a Kirara, el cual se entierra en su costado. 

-Grrrr-dice elocuentemente el monstruo. 

-¿Puedo ofrecer consssejo? -comenta Marcosias. -Cuando quede sólo uno vivo, puedes aprovechar para extraer sus habilidades másgicass. Podria ser una cabal diferencia en medio de una batalla. 

-Jeje- esbozó una media sonrisa triunfal al ver caer como una cucaracha al monstruo. Ahora tenía el estómago a tiro para comprobar si se trataba de una zona más débil al estar tan protegida. Con suerte se quitaría del medio a uno de los dos.

Por otro lado, Marcosias parecía tener sus propios planes. "¿Y cómo funciona eso?" pensó divertida. Confiaba en él y en sus consejos ciegamente. Además, eso de absorber las habilidades mágicas no sonaba nada mal. -¿Tendré unos puñetazos más chulos?- esta vez, debido a la emoción, no pudo evitar preguntarlo en voz alta.

El monstruo se retuerce por el golpe y comienza a desvanecerse luego de caer a un costado. 

-Muchas cosas son possibles con magia.-responde Marcosias. -Simplemente concentra tus habilidades en absorber magia de la bestia. con algo de suerte, puedes apropiarte de hechizos que tenga consigo, y luego usarlos para tu conveniencia. 

Como si buscara ejemplificar el punto del GF, el armadodo aún de pie lanza una magia Fuego hacia Kirara, lo cual la golpea con fuerza. 

-Tch- chasqueó la lengua con disgusto hacia el armadodo que quedaba tras lanzar la bola de fuego contra ella. -Vamos a probar eso que has dicho- no tardó en recuperarse del golpe y volver a la carga, saltando con potencia para ponerse sobre el lomo del monstruo y seguir las instrucciones de Marcosias. Se concentraría en absorber su magia mientras apoyaba las palmas de las manos sobre la armadura de la criatura.

Kirara puede sentir un brillo celeste surgir del cuerpo del monstruo y volar hacia ella. El armadodo se sacude para alejar a Kirara de su lado. 

-¡Bien hecho! -señala Marcosias. -Ahora puedess usar esas magias cuando gustess para tener ventajas en batalla. 

El monstruo enfrenta a Kirara y lanza un rugido. Luego de éste, una especie de barrera aparece frente a él y se esfuma poco después. 

-Exactamente eso es lo que ha hecho el monsstruo. Con eso, mejoró su defensa ante ataques físicosss. 

-Uh, mola- confirmó con una afilada sonrisa que daba lugar a pensar que pensaba utilizar esta técnica más veces. Si alguna vez la habían explicado en Balamb lo olvidó, pero ahora se aseguraría de no hacerlo nunca más.

Aun así, teniendo en cuenta que el bicho poseía el poder del fuego asumió que también sería resistente al mismo, por lo que continuó con sus ataques físicos normales. Una cadena de varios puñetazos y patadas. Kirara se movía tan rápido que parecía un amasijo de brazos y piernas alrededor del monstruo (aunque parecía ir más rápida que certera con esos ataques).

La ráfaga de golpes no parece amedrentar al monstruo, quien golpea a Kirara con un manotazo. El golpe la envía un poco hacia atrás, creando algo de espacio entre ambos. 

-¿Estás bien? -pregunta el trabajador ferroviario. -A veces conviene alejarse del problema para encontrar una solución-sugiere el hombre. Kirara recuerda que uno de los consejos que se le ha dado en el jardín es el de analizar la situación en batalla. Si bien requería estar unos momentos sin actuar, a veces permitía tener una ventaja -quizás decisiva- en batalla. 

Podría ser que en el jardín les indicaran cómo luchar, pero generalmente Kirara era quien decidía lo que quería hacer y casi siempre era lanzarse como un pollo sin cabeza al combate.

-Tal vez la próxima vez- dijo con una sonrisa mientras se limpiaba con una manga la sangre que se había hecho en la boca al morderse el labio. Ahora ese monstruo era suyo, no pensaba esperar pacientemente para coger una posible ventaja. ¿Qué ventaja? ¡Pero si ya lo tenía dominado! Saltó hacia el monstruo con los pies por delante para imprimir mayor fuerza a su empujón y dejarlo patas arriba, tal y como había hecho con su compañero.

La patada de Kirara surte el efecto deseado y manda el monstruo a rodar sobre su espalda. -¡Eso! -festeja Kaz. 

El monstruo intenta incorporarse sin éxito. -No discuto los resultadoss...-comenta Marcosias. 

La pelea parecía resuelta. Kirara sólo debia dar el golpe final. O quizas aprovechar la situación para adquirir magias del monstruo.

-¿Probamos también a robarle magia a este pringao?- preguntó a Marcossias con sonrisa triunfal. Sus métodos podían no ser los más profesionales pero resultaban efectivos. 

El armadodo comienza a balancearse de un lado a otro y, con dificultad, se incorpora  y lanza un gruñido hacia Kirara. 

-Sssiempre es buena ocasión para esso. Aunque ahora lo mejor ssería tal vez volver a noquearlo. 

-¡Cuidado! -comenta Kaz, casi más que para participar que por otra cosa.