Partida Rol por web

Aunque en aquel momento no lo supierais, atravesar aquel portal os iba a cambiar la vida por completo.

La transición fue rápida, extraña, una experiencia difícil de describir.

Cuando abristeis los ojos de nuevo estabais en un sitio más amplio, muchísimo más amplio. Todo estaba repleto de cristales que mostraban una ciudad sumergida en la noche pero decorada con multitud de luces brillantes como luciérnagas.

El suelo y las paredes parecían de metal brillante, tan brillante que os podíais ver reflejados, todo era.. extraño, como de otro mundo, tan solo queríais encontrar respuestas y sobre todo encontrar a aquel tipo pero no había rastro de él.

Mirando simplemente a los alrededores pudisteis comprobar que cerca del techo había un letrero.

Era una caligrafía que podíais entender pero con conceptos que no llegaban a vuestra comprensión, al igual que un estridente sonido que comenzó un bucle exasperante. Era como si hubiera una criatura ¿quizás una mandrágora? gritando continuamente, como si estuviera alertando a sus conocidos. ¿Qué hacer?

De repente, de una puerta invisible para vosotros surgieron 3 hombres armados con artefactos extraños, seguíais sin entender donde estabais exactamente. Aquellos hombres no tardaron en rodearos y en apuntaros con sus indescifrables armas.

- ¡Las armas en el suelo y los brazos en alto! ¡Cualquier intento de agresión y seréis ejecutados! -

Si la visión de aquel hombre apareciendo de la nada lo había dejado atontado, la situación que se le presentaba frente a sus ojos en aquel momento lo dejó completamente en shock. No entendía nada de lo que estaba pasando, ni dónde estaban, ni cómo habían llegado a aquella extraña zona. El suelo, y en general todo lo que había a su alrededor, estaba hecho de algo que desconocía. Era duro y sonaba extraño al pisarlo, muy distinto al pisar roca o tierra.

Y aquel sonido. Oh Dios santo, ese sonido infernal. No sabía qué estaba emitiéndolo, parecía venir de todos lados al mismo tiempo, y casi se llevó las manos a los oídos, de no ser porque detectó el movimiento frente a sus narices a tiempo. Se quedó mirando a aquellas... ¿personas? Parecían en cierto modo personas, pero aquellas ropas... 

Charls reaccionó instintivamente al momento de escuchar cómo hablaban, interponiendo el escudo entre aquellas personas y sus hermanos. 

«¡Alto, alto, alto! ¡No somos enemigos!» Por supuesto, era muy pronto para decir eso, pero el sentido común de Charls se impuso a cualquier otra cosa que pudiera pensar sobre aquellas personas. Parecían llevar algo en sus manos, y a juzgar por sus amenazas, si se movían, ellos los matarían... o al menos lo intentarían. «¡No sabemos dónde estamos!» dijo tras su escudo. 

Casi al instante de las amenazas, el pequeño Tomberí se transportó a zona segura en la que nadie le viera, aquella gente por parte de Tomy mano eran la persona a la que seguían y con la amenaza y la respuesta de su compañero... Tomi prefirió no moverse muy rápido, ¿Les amenazaban con una barra metálica cogida de forma rara?

Aunque no tan raro como el lugar en el que eataban, el joven domador prefería ir con cuidado. Mostró el martillo y la pala, mucha gente no consideraba ninguno de esos dos como arma - disculpen pero no queremos problemas, estábamos siguiendo a alguien y no sabemos dónde estamos... ¿Necesitan ayuda con la mandrágora?

Sin duda, al cruzar el portal se hizo casi palpable para ella, que habían llegado al lugar indicado. Un lugar tan raro como el hombre que buscaban, no era extraño que viniese de ese lugar o que fuese a ese lugar. El problema más acuciante es que no sabían nada de ese sitio, ni de sus gentes, ni nada de nada.

Se tapo los oídos, un ruido horrible empezó a sonar, no sabia que era, pero quería que parase, empezaba a dolerle la cabeza con tanto ruido, por si ese ruido no fuese suficiente, de otro portal salieron unas personas (suponía que eran personas) que no parecían muy amigables, sus compañeros intentaban dialogar con ellos, solo esperaba que lo lograsen, esas armas... no tenían buena pinta.

- No lo repetiremos una 3ª vez, colocad cualquier objeto que tengáis sobre el suelo y después los brazos en alto. Haced un movimiento sospechoso y abriremos fuego. Último aviso -

Maldita planta gritona, no le dejaba pensar... Aunque sonaba algo diferente a las mandrágoras que él conocía. Siempre amenazaran con esos extraños amasijos de hierros le molestaba un poco ¿Abrir fuego? ¿Tenían una hoguera para pedir refuerzos o algo? ¿Como sabía que no le harían nada si dejaban sus cosas? De hecho le tenía algo de aprecio a su pala, había desenterrado varios tesoros invaluables con ella...

- vosotros mandáis hermanos... - dijo indirectamente acercando sus armas al suelo. Pero solo habían 2 personas a quienes les llamaría de ese modo, de hecho, nimsiquiera necesitaba armas para golpear a alguien, aunque las usará para que no le llamaran animal como cuando de pequeño utilizaba su cornuda cabeza para cazar jabalíes.

Dispuesto a atacar a toda velocidad si sus hermanos lo decidían de ese modo, o depositar con calma su pala y el martillo.

Charls vio que aquellos hombres ataviados con esas ropas tan extrañas no atendían a razones. No sabía de lo que eran capaces aquellos cacharros que portaban en sus manos, y el hecho de estar en un lugar tan ajeno a él y no conocer nada de lo que le rodeaba le hizo dudar unos instantes. Sin embargo, las órdenes eran muy claras: o deponían las armas, o les atacarían. ¿Serían capaces de sobrevivir en ese lugar tan inhóspito y desconocido? Charls lo dudaba.

Sin embargo, tampoco podía dejar de lado una cosa. Ya les habían hecho daño a sus hermanos, y nadie le aseguraba que esos hombres no les fueran a hacer daño también, incluso si se rendían. ¿Quizá querían que claudicaran para, precisamente, poder matarlos más fácilmente después? Su mente estaba hecha un lío, y aún no sabía qué hacer cuando poco a poco fue bajando sus armas hasta el suelo. Quizá fue su instinto, o quizá otra cosa desconocida, pero algo le decía que tenían más posibilidades de salir vivos de allí si trataban de no enfrentarse a ellos.

«Está bien, me rindo. Sigo diciendo que no somos enemigos.» Charls alzó las manos sobre su cabeza, tal y como le pedían aquellos extraños hombres, y alzó una breve plegaria al cielo, esperando que Dios los amparase. Probablemente lo necesitarían.

Parecía que los soldados, si es que lo eran, no estaban muy dispuestos a escuchar, ni parlamentar, en parte los entendía, tres desconocidos habían aparecido por un portal, llevando ropas que, seguramente, a ellos les parecía tan rara como las que ellos llevaban.

Sin duda lo mejor era rendirse, quizás si sus compañeros estaban desarmados (ya que ella no llevaba armas) serian más razonables para poder hablar, o eso esperaba, lo máximo que podían hacer era encarcelarlos y si era así, con su magia igual podían salir, así que levanto las manos tal y como le indicaban.

Por el momento miraría por ahí, Reb no debía estar demasiado lejos. Si veían como escalar, quizás el pequeño Tomberí se acercaría a ayudarles... Pero ¿Que debían revisar exactamente?

Sin duda estaba soñando. Aunque incluso soñando le costaba creer que su imaginación pudiera construir tal fantasía ante sí. Aquel edificio era algo que nunca jamás habría pensado que sería posible, de tan extraño que era. ¿Y esa barrera que los mantenía? Miró a Shedy por instinto, como si ella supiera qué clase de magia estaban utilizando, aunque claro, eso si es que ella lo sabía siquiera. Quizá fuera tan extraño para la muchacha pelirroja como lo era para él mismo.

Tocó con los dedos la barrera que los mantenía prisioneros, empujando levemente, pero era como si un muro de piedra invisible se alzara ante sus narices. Suspiró, mirando a su alrededor simplemente por hacer algo más en su cautiverio. 

«¿Qué creéis que es este lugar? Es demasiado extraño, nunca había visto nada igual en toda mi vida.»

Hasta ahora había adoptado una actitud pacifica, pero ya empezaba a cansarse de ello, ya que sus captores seguían sin prestar atención a lo que ellos tenían que decir, no parecían dispuestos a escucharlos y ella no podía quedarse allí, tenia cosas que hacer, cosas muy importantes -Tenemos que salir de aquí- el susurro a sus compañeros -no podemos estar aquí perdiendo el tiempo- decidió que aquella barrera tenia que tener algún punto débil y decidió probar suerte.

«Viene alguien, escucho pasos que se acercan» Charls se tensó en el sitio. ¿Quién vendría a visitarlos, y qué querría? ¿Sería amigo o enemigo? La incertidumbre lo acosaba, pero en aquella celda poco podían hacer. «Esperemos que sea alguien más amigable que los que nos han traído aquí.»