Partida Rol por web

Finales y principios

[Capítulo 1.1] Parque Jackie Robinson

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27/07/2017, 16:03
Narradora

Había que tirar mucho de imaginación para recrear en la mente el bonito jardín con cuidados senderos de arena y setos recortados con esmero que había sido una vez el parque Jackie Robinson, ya que, lo que los ojos veían después de décadas de abandono, era una zona salvaje, donde los árboles crecían agrestes y sin ningún orden más allá de lo que la naturaleza les dictaba.

Tan sólo quedaban dos entradas medianamente transitables, de las muchas que había tenido el parque, y ambas llevaban hacia el corazón de la comunidad que lo ocupaba, donde habitaba un pequeño grupo de Buscadores del Nuevo Edén. Una de estas entradas, la principal, estaba en el cruce entre Edgecombe Avenue y la 145th St, dando directamente al mercado más cercano al Major Morris. La otra estaba en un lateral del parque, en el territorio que Bentley cada día reclamaba como suyo con sus orines. 

El interior recordaba a los hostiles bosques de los relatos de terror antiguos, con árboles de troncos retorcidos y amenazantes, que creaban con sus ramas una madeja enredada y errática sobre las cabezas de los que se atrevían a poner un pie dentro de él. La luz se tiznaba al atravesar el techo de hojas, de verde en primavera y verano y de una tonalidad rojiza en otoño. Sin embargo, en invierno, las ramas desnudas tan sólo dibujaban sus sombras creando una celosía irregular.

A ras de suelo los arbustos y las zarzas silvestres se enredaban tortuosamente con los parterres de las escasas flores que todavía trataban de respirar entre tanto descuido, aferrándose con denuedo a los tobillos de los visitantes, como si el mismo parque las utilizase para espantarlos. 

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27/07/2017, 18:49
[Nuevo Edén] Maeve

Nueva York, 12 de noviembre de 2037, 09.00 am.

Bentley entró en el parque con la facilidad de la costumbre y de inmediato empezó a olisquear aquí y allá, dejando que su hocico fuese quien guiase sus pasos hacia los lugares que ya había visitado o tal vez en busca de algo interesante que cazar. 

Morgana entró tras él y no necesitó dar ni tres pasos para notar que estaban siendo observados. Por el rabillo del ojo notó un movimiento en uno de los árboles que había a su derecha y unos segundos después el sonido de algunas hojas moviéndose a su izquierda. No la pilló por sorpresa el momento en que una flecha surcó el aire para clavarse con precisión en un tronco cercano a su cabeza. 

Su mirada encontró de inmediato su procedencia. Se trataba de una mujer alta y delgada, de aspecto atlético y con una melena pelirroja tan enmarañada como el mismo parque. Vestía de marrón, o quizás era barro lo que teñía su ropa de ese color, tenía la cara pintada de verde en varias franjas diagonales y estaba encaramada a una rama a unos dos metros y medio de altura. Era rápida, eso seguro, ya estaba colocando otra flecha en el arco, apuntando a Morgana. Sin embargo, la exmilitar sabía que no estaba sola. Había al menos otras dos personas más acechándola, escondidas entre los ramajes. 

—No puedes entrar con armas —dijo la pelirroja, alzando la voz con cierta sequedad en el tono—. Si las dejas en el suelo podrás pasar. Si no, ya te estás largando.

Morgana ya había visitado alguna vez el parque y sabía que, si bien los que habitaban en su centro eran pacifistas, también eran una comunidad con tendencia a desconfiar de los visitantes. Los que vigilaban podían ser igual de espirituales que los demás, pero, ciertamente, no solían ser los más amables entre ellos. Aquella mujer pelirroja no le sonaba, quizá fuese nueva o no habían coincidido antes. Sin embargo, lo que sí le sonaban eran sus palabras. Esa era la única regla ineludible para cualquiera que quisiera visitar el interior de la comunidad: pasar sin armas. 

- Tiradas (2)

Notas de juego

Este tipo de tiradas más adelante las haré ocultas, pero por ahora la dejo a la vista porque sigo en modo tutorial XD. Tú has sacado 4 éxitos (el 6 te vale por dos) y yo he sacado 2 en la tirada de dificultad, así que el resultado final es de 2 éxitos a tu favor.

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28/07/2017, 14:48
Morgana Whiterocks

El parque era la prueba viviente y tangible de lo que pensaba, de que la razón la asistía y su verdad resultaba indiscutible. Mamá naturaleza crecía de nuevo, engordaba, descarada y ausente a los problemas que sus retoños se habían creado. Se preguntó si estaba simplemente gorda por el festín o embarazada de algún nuevo engendro, un hermanito hambriento que podría desplazar al mayor. Un Caín afilando las cuchillas.

Satisfecha consigo misma, se internó en la "salvaje fronda" tras los pasos de Bentley. Aspiró profundamente la mezcla a vapores de tierra húmeda, perfumes de putrefacción dulce de diferentes flores, resina y madera sin conservantes. Le gustaba el bosquecillo, una miniatura en comparación a los enormes bosques del norte que se había pateado de punta a punta. Ahí sí que iban a flipar los Buscadores.

Caminaba segura bajo la techumbre de hojas moribundas,  no perdiéndose detalle de cuanto sus ojos podían percibir en la ligera penumbra. No sentía inquietud o  desasosiego, para ella el lugar no desprendía ese halo de novela gótica de terror, las ramas retorcidas eran eso, ramas curvadas o torcidas, no garras acechantes. Sí que evocaba otra dimensión, era un poco como penetrar en otro mundo, la magia de los bosques siempre presente. Extendió un poco la mano y diminutas lanzas de sol motearon su superficie.  Le recordó a Bosque Mitago, aquella historia de fantasía que leyó y la fascinó en su juventud, y de un momento a otro esperaba aparecer al rey Arturo y a Ginebra. 

Pero los que hicieron acto de presencia fueron los elfos silvanos, y el sortilegio se desvaneció en un segundo traspasado por la flecha. Instantes antes tenía localizados a los centinelas, sin embargo le pareció excesivo el aviso. ¿Acaso no la reconocían? Una vez más las aseveraciones de Morgana cobraban vida, en sentido de que no podías confiar en nadie ni un poquito. Lo que hoy era una certeza, mañana mutaba en incertidumbre. Se detuvo en seco y buscó los ojos de la arquera. Dejó fluir una sonrisa amistosa no del todo espontánea pero que consideró daba el pego, a pesar del brillo desafiante que nunca podía evitar en su mirada. ¿Estarían nerviosos por algún incidente? No, era la actitud habitual. No quiso hacer conjeturas ni precipitarse en su respuesta. El recibimiento la mosqueó de súbito; supo mantener la calma, no era una cosa del otro mundo.

-Conozco las normas. He venido más veces. Todo el mundo se descalza cuando entra en casa ajena.

Desde luego que sí. Sin apartar a vista de la amazona y su arco, extrajo la bala de la recámara de su pistola, quitó el cargador y se lo guardó. Dejó el arma y el cuchillo en el suelo. Mientras lo hacía siguió hablando.

-No te he visto antes. Pareces simpática –intentó que la ironía no empañase su tono entusiasta."Me contestará que cambiaré de opinión cuando me meta una flecha entre las tetas". Inició el movimiento de ponerse en marcha siguiendo el antiguo y casi inexistente sendero. En el campamento quería conversar con la gente adecuada, porque estos de aquí pasarían de ella. Apenas dio dos pasos, se paró de nuevo. Probaría primero con la agradable pelirroja vegana y sus colegas, ¿no decían que el que no pregunta no aprende, y que el no ya lo tienes?

-Hoy hemos tenido intrusos en Major Morris. Un poco antes del alba. ¿Habéis tenido algún problema vosotros? ¿Algún capullo merodeando por los alrededores?

 

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31/07/2017, 15:11
[Nuevo Edén] Maeve

La expresión de la pelirroja no se inmutó cuando Morgana afirmó conocer las normas de la comunidad, continuó con el arco en alto y los ojos fijos sobre ella hasta que la mujer dejó sus armas en el suelo y dio un par de pasos. Sólo entonces bajó la trayectoria de la flecha cuarenta y cinco grados, apuntando hacia abajo. 

Tan sólo una leve caída de sus párpados respondió a la consideración de la exmilitar sobre su simpatía pero con la mención al antiguo centro de salud su ceño fruncido se relajó un tanto.

—Ah. Eres una de esos morris entonces —señaló, como si eso suavizase un poco las cosas. 

«Los morris», así era como muchos conocían en el barrio a los habitantes del centro de salud desde hacía ya tanto tiempo que sería inútil intentar liberarse de ese apodo. Una identidad que en ocasiones abría puertas, pero que también les dificultaba pasar desapercibidos, como si llevasen una etiqueta identificativa informando de que no estaban solos en el mundo, con todo lo que eso acarreaba. 

La buscadora del Nuevo Edén guardó todavía silencio durante algunos segundos pero terminó por guardar la flecha en el carcaj que llevaba a la espalda y colgarse el arco del hombro antes de descender con ayuda de una cuerda, hasta llegar al suelo. Se acercó entonces a Morgana y la estudió más de cerca, sin llegar a ponerse a su alcance. 

—No hemos visto a nadie esta noche —aseguró finalmente, con una breve negación de cabeza—. Yo no estaba de guardia, pero no han dicho nada antes de ir a dormir.

Se agachó para recoger la pistola y el cuchillo y después hizo un gesto con la cabeza hacia el sendero que Morgana había comenzado a enfilar.

—Puedes pasar si quieres. Cuando salgas te devolveré tus cosas.

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01/08/2017, 16:57
Morgana Whiterocks

Un morris, sí. Antes marine, luego Tres Cruces, exmilitar. Algunos la llamaron la borde, mercenaria. Este último nombre le repugnaba. No era una puta mercenaria, sin códigos, normas, que se acostaba con el que más pagase.

Ahora una Morris. ¿Qué coño Morris? Le gustase o no, lo era. Vivía en el antiguo centro de salud, y empezaba a acostumbrarse a que se refiriesen a ella y los demás de esa manera. ¿Ganabas o perdías identidad? La gente necesitaba etiquetarlo todo, eso le daba cierta seguridad engañosa. Pensaban que así era más fácil saber a qué atenerse. Nah, un pensamiento alejado de la realidad.

-Vale.

No le dijo que debían ser más silenciosos. Que para unos oídos entrenados su posición no resultaba difícil de ubicar. No eran amigos. No regales información a quien no lo es. No le adviertas sobre sus defectos.

Se adentró en la selva hacia su escondido corazón, vigilante en todo momento. Imaginó que no obtendría gran cosa de los Buscadores. Sin embargo tal vez cayese algún rumor. Había que dejarse ver, mantener el contacto, engrasar los hilos. Relaciones humanas: ese era uno de sus puntos flojos, las jodida interacciones entre personas. Además, le molaban algunas de las tonterías que soltaban estos colgados. Por no mencionar que el paseo por el parque la alejaba un rato de la basura exterior y la sumergía y hacía disfrutar en ese mundo casi onírico y prehistórico.

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02/08/2017, 14:55
Narradora

A la espalda de Morgana quedó la pelirroja, que no tardó en volver a trepar a uno de los árboles cercanos al perímetro del parque. Sin embargo, uno de los que no habían dado la cara siguió a la exmilitar en su camino hacia el corazón del Jackie Robinson, a juzgar por los sonidos de ramas que podía escuchar de tanto en tanto tras ella. 

Esos sonidos se fueron espaciando más y más hasta que, finalmente, dejaron de escucharse cuando la mujer puso un pie en la plaza circular alrededor de la cual los Buscadores habían establecido su campamento. Algunas chozas de fabricación propia, tiendas de lona gruesa y una caravana desvencijada eran los lugares donde esa gente se resguardaba para descansar. Sin embargo, era el huerto, sobre el que habían acomodado una especie de invernadero, el que tenía un lugar prominente en la comunidad de veganos. 

Morgana pudo vislumbrar un par de siluetas trabajando en el huerto, pero más cerca que eso encontró a tres personas que sí conocía, sentadas a lo indio en el centro de la plaza, rodeando una vela aromática y en actitud de meditación. 

Entre ellas estaba Haizea, la líder del pequeño asentamiento. Morgana no conocía lo suficiente a los Buscadores como para saber si ella había sido la fundadora de esa comunidad o hasta qué punto dependían de la concentración más grande de Buscadores que habitaban en el Jardín Botánico, pero sí sabía que esa mujer que debía acercarse a los cuarenta, era quien mandaba en esos días, siendo también la líder espiritual. Rubia, alta, de ojos claros y mirada decidida, pocos eran los que llevaban la contraria a una mujer cuyas maneras eran suaves pero que poseía cicatrices abundantes sobre su piel. Morgana intuía en ella la fortaleza de una guerrera, aunque nunca la había visto alzar siquiera el tono.

A su lado estaba Haritz, su aprendiz. El joven rondaría los veinticinco y, por lo que Morgana sabía, llevaba años junto a Haizea, aprendiendo de ella todo lo que estaba dispuesta a enseñarle. Su piel era tostada y solía llevar los negros cabellos recogidos en una larga trenza a su espalda. Tenía la actitud de quien cree estar ya preparado para enfrentarse al mundo y, aunque aún no había desafiado a su mentora, se notaba en sus ojos que ya rebullía bajo su piel la necesidad de encontrar su propio camino.

Junto a ellos estaba Raisie, una joven de tez morena y cabellos trenzados que pasaba por poco los veinte. Morgana sólo la había visto en una ocasión, pero sabía que era aficionada a las hierbas medicinales, como Robin. Parecía agradable y vivaz, pero tenía el seso totalmente sorbido por los rollos místicos que tanto gustaban a la comunidad de neohippies.

      

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02/08/2017, 15:25
[Nuevo Edén] Haritz

Fue Haritz el primero en abrir los ojos, enfocando su mirada directamente en Morgana. No pareció sorprenderse por recibir visita, simplemente la contempló mientras se acercaba y después llevó el puño de su mano derecha contra la palma abierta de la izquierda e inclinó un poco la cabeza. 

—Buenos días, Morgana de los morris —dijo, tomando la iniciativa mientras las otras dos parecían abandonar también la meditación—. ¿Qué te trae a nuestro campamento esta mañana?

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02/08/2017, 15:30
[Nuevo Edén] Raisie Moran

Haizea miró a su aprendiz con una pizca de orgullo antes de que sus ojos se dirigiesen también a Morgana. La líder, sin embargo, no dijo nada, como si estuviese dejando que fuese el chico quien llevase la voz cantante en aquella conversación.

Por su lado, la más joven de los tres, Raisie, estiró las piernas abandonando la posición de loto en las que las sostenía, y se echó un poco hacia atrás, apoyando las manos en el suelo por detrás de su espalda. Dedicó a la exmilitar una sonrisa tranquila.

—¿Quieres tomar un té? —ofreció—. Preparé antes bastante oolong y sobró. Todavía estará caliente. 

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02/08/2017, 18:41
Morgana Whiterocks

El parque era pequeño, el trayecto corto. No daba tiempo a trenzar un largo discurso interior bajo la techumbre otoñal. Bentley desapareció y ella se enredó en los sarmientos de una zarza. Masculló alguna ordinariez ininteligible.

Alcanzó la plaza central. Saludó de la misma forma a Haritz.

-Buenos días, a los tres. Haizea, Haritz y Raisie de los Buscadores.

Evitó que el sabor del cachondeo untase su lengua. Dedicó un cabeceó a la chica y su mirada quedó suspendida unos pocos segundos en el azul celeste de la chamán de la tribu. Los ojos de las dos mujeres hablaban lo suficiente de la una a la otra. Tías que harían lo que fuese para defender su territorio.

"Té. ¿Agua caliente? ¿Para cagarme las patas abajo después de los meados de camello de la achicoria? Mejor te lavas antes el coño con él. Le dará sabor."

-Claro, Raisie. -Agua. Hidratación. Estimulante y antioxidante. No se rechazaba-. ¿Y un bocado de algo sólido para acompañarlo? Mi desayuno fue jodidamente frugal.

Torció la sonrisa, pícara. Podía haber preguntado por el huerto, o interesado por la comunidad desde la última vez que estuvo aquí. Qué tal les iba todo. O preguntado por la agradable pelirroja. Una visita de cortesía. Sin embargo Morgana solía ir al grano, y Haritz se lo puso en bandeja. Echó un vistazo en derredor.

-Me mola el estilo de vuestro jardinero. Se lo curra -probó el té. No estaba mal del todo. Bebió y dejó que limpiase sus cañerías-. ¿Vuestros centinelas nocturnos han reportado algún incidente? Por pequeño que sea, cualquier detalle. ¿Puedes preguntarles? Unos gilipollas han querido colarse en el centro. No me gustan esa clase de cabrones por el barrio.

A nadie les gusta. Tragó un nuevo sorbo de oolong. Deseó pillar una cerveza caliente.

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03/08/2017, 17:27
[Nuevo Edén] Raisie Moran

—Algo habrá —dijo la chica con optimismo mientras se levantaba y se metía en una de las tiendas. 

No tardó mucho en salir de nuevo, con un vaso con el té prometido y un pequeño plato con un par de pastelitos verdes. De probarlos, Morgana descubriría que estaban hechos de quinoa y envueltos en hoja de parra, con un sabor intenso que se veía reforzado por algún tipo de sirope. 

Raisie volvió a sentarse en el suelo, con las piernas estiradas hacia delante y las manos apoyadas tras ella, y desde ahí sonrió al escuchar el halago. Respiró profundo y desvió la mirada hacia el vergel que envolvía el refugio. Se la veía satisfecha del lugar en que vivían. Sin embargo, cuando la mujer siguió hablando, Raisie buscó la mirada de Haizea, como si necesitase ver su reacción antes de definir la suya propia.

Están dormidos ahora —informó cuando Morgana preguntó por los centinelas—. Pero yo estaba cuando volvieron y no dijeron nada. 

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04/08/2017, 00:42
[Nuevo Edén] Haizea

Haritz parecía a punto de hablar de nuevo, pero al sentir los ojos de Raisie sobre ella, su mentora se adelantó, haciendo un leve ademán hacia la chica, como reforzando sus palabras. 

—Vuestros intrusos no han venido por aquí —aseguró con voz suave—. Pero te agradecemos el aviso.

La mujer se llevó dos dedos a la frente e inclinó la cabeza en un gesto de agradecimiento. Después se inclinó hacia delante, para soplar la la llama de la vela que había estado encendida entre ellos mientras meditaban, y se puso en pie. 

—Discúlpame, pero si han intentado asaltaros estando tan cerca, hay algunos protocolos que debo poner en marcha cuanto antes. Te dejo en buenas manos.

No dio más explicaciones al respecto, ni aclaró de qué trataban esos protocolos, con un gesto de despedida comenzó a dirigirse hacia el invernadero con el caminar de quien ha recibido un propósito de repente. 

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04/08/2017, 00:53
[Nuevo Edén] Haritz

Fue Haritz entonces el que tomó la palabra, tras dedicar un asentimiento de cabeza hacia Haizea.

—Dices que quisieron colarse, ¿lograsteis expulsarlos a tiempo? —preguntó, colocando las manos sobre sus rodillas—. ¿Todos los morris estáis bien?

Era difícil asegurar si sus preguntas trataban simplemente de obtener información que les resultase útil en la defensa de su comunidad o si en realidad nacían de una preocupación sincera por el estado de los habitantes del antiguo centro de salud. Lo más probable es que fuese una mezcla entre ambas, pues su tono no era desapasionado y su mirada se mostraba franca y directa al encontrarse con los ojos de Morgana. 

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04/08/2017, 12:52
Morgana Whiterocks

Morgana echó  un vistazo, curiosa, al pastelito verde, y se lo zampó  en dos bocados sin demasiados miramientos. El segundo le duró más, paladeándolo y dejando que dejase su sabor terroso en la boca. Los acompañó con otro trago del brebaje.

-Me debería plantear unirme a vosotros –bromeó- .Gracias, Raisie , ¿los has preparado tú?

Mientras masticaba algo deprisa,  jugó con la idea de crear, de intentarlo al menos, algún tipo de pacto o alianza con los Buscadores. ¿Por qué no? Resultaba una incertidumbre el tiempo que Morgana permaneciera en Major Morris, de momento tenía algo en mente, una investigación que para muchos, una inmensa mayoría, sonaría a extravagancia de una lunática, y la base que le proporcionaba el centro médico debía aprovecharla mientras se dieran las condiciones adecuadas. Debían abrirse al futuro, ramificarse, no solo trueques y pequeños favores, sino una unión más grande, más importante. Esta gente era muy suya, raritos, cierto, pero ¿acaso no todo el mundo medraba para obtener su huequecito en esta polis inmensa y escapar a la picadora de carne?

Asintió pensativa  a las palabras de la chica:

-Tal vez tus amigos vieron alguna cosa por los alrededores y no le dieron importancia –insistió. “Joder, si tenían los ojos abiertos, notarían algo, una sombra, un mínimo ruido, algo”.

También cabeceó hacia Haizea. Protocolos. Morgana pensó que mejor sí, que pusieran en marcha su máquina new age de repartir tortas y que los duendecillos movieran el culo un poco y se dejaran de flipadas. Tenía la sensación funesta de que el viento iba a cambiar en breve. A soplar en contra. Estaban muy tranquilos últimamente en la zona. Como se dice, tras la calma, llega la tormenta. Una tempestad camuflada en olor a leche materna.

Escuchó la pregunta del joven, no respondió en ese momento,  le urgía otra cosa, su mirada se desvió a la mandamás. "Uno sí se coló" .

-Haizea, espera. ¿Puedo acompañarte? Hay un par de cosas importantes de las que quiero hablarte. A solas. No os mosqueéis, chicos -añadió para los dos jóvenes- ¿Podemos dar un paseo?

Notas de juego

* Si me dices que la vikinga accede, entonces añadiré lo que Morgana desea tratar. No es por correr, pero como la semana que viene solo hay un turno, para adelantar... je. ;)

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05/08/2017, 00:00
[Nuevo Edén] Raisie Moran

Raisie se rió con naturalidad con la broma de Morgana y asintió con la cabeza, pero no llegó a decir nada por el momento, tan sólo asistió curiosa a las preguntas de Haritz y a las palabras con que la exmilitar detenía la despedida de su líder. 

Hizo un gesto sacudiendo la cabeza, como queriendo decir que no le molestaba que se marchase con ella y después incorporó un poco su postura, hasta quedar sentada de nuevo a lo indio.

—Sí que los he hecho yo —respondió fuera de tiempo al asunto de los pastelitos—. Si me lo recuerdas antes de irte, te paso la receta. 

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05/08/2017, 00:04
[Nuevo Edén] Haizea

Haizea detuvo su paso decidido al escuchar el llamado de Morgana y contempló a la mujer durante un instante en el que parecía medir si la importancia de lo que tuviese que decirle rivalizaba en urgencia con la prisa que se había instalado en sus talones. Finalmente asintió con la cabeza. 

—Caminemos juntas —aceptó, retomando el paso, dando por hecho que Morgana se pondría a su altura. 

A la espalda de las dos mujeres quedó Haritz, cuya expresión se debatía entre las ganas de insistir en las preguntas que habían quedado sin respuesta y la obediencia hacia la decisión de su mentora. El chico se levantó mientras ellas se alejaban y se sacudió el polvo de los pantalones mientras decía algo hacia Raisie. 

—Cuéntame qué te inquieta, Morgana de los morris.

Notas de juego

Miniactu para que puedas seguir ;).

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06/08/2017, 09:09
Morgana Whiterocks

Mientras alcanzaba a la rubia hizo un gesto a Raisie levantando el pulgar en un "vale" silencioso. La receta se la pasaría a Shami y a Robin. "Coño. Recetas de cocina." No se reconocía.

Haizea no disminuyó el paso.

-Nada inquieta mi corazón, Haizea de los Buscadores del Nuevo Edén.

"Lo abandoné en la cama de una maldita cabaña en las montañas."

-Nos dejaron un puto crío de pocos meses a la puerta. Rosado, limpito y rechoncho. Una monada, dirían algunos. Dentro de un canasto -su tono era neutral, informativo, sin emergencia. Con aquella suave voz suya de adolescente.

El rumor se extendería tarde o temprano. La Luna y la verdad no permanecen mucho tiempo ocultas. Nick y Trish con sus preguntas, los comentarios de los chicos aquí o allá. Resultaría inevitable. Ella prefería que solo muy pocos oídos lo supiesen de momento.

Dejó transcurrir unos instantes  para que Haizea asimilara la noticia.

-De ahí la importancia de si tu gente notó algo. Aunque fuese una meada que no estaba antes, por decir algo. Verás,  esto puede no ser nada. Le quité importancia frente a los demás, imagina la excitación de los más jóvenes. Sin embargo, es la clase de mierda que puede salpicarnos a todos en un futuro próximo.

Hizo otra pausa. Lo sentía en la boca del estómago. Como otras veces. Ya no era hambre, acababa de comer bien. Sonrió para sí misma. Si se equivocaba, mejor.

-Quiero que estés informada. No soy una jodida diplomática,  Haizea. Ni me gustan los rodeos. Sería buena idea que tu grupo y el nuestro unieran lazos.

"No solo hay humanos, lunares y solares ahí fuera de tu jardín. ¿Lo sabes?"  Morgana no añadió nada al respecto, aguardado la contestación de la mujer.

 

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07/08/2017, 13:33
[Nuevo Edén] Haizea

Mientras escuchaba a Morgana, la líder de los Buscadores desvió su caminar, rodeando el huerto y continuando por ese sendero que un día había sido mucho más transitable. Haizea caminaba con los ojos hacia delante y los oídos hacia la exmilitar, pero cuando mencionó al bebé, la frente de la rubia se frunció un poco y ladeó el rostro para contemplar el de Morgana, como si quisiera ver en su expresión lo que su lengua pudiese callar. 

Así, transcurrieron algunos segundos de silencio, hasta que siguió hablando y Haizea volvió a mirar hacia delante, sin haber llegado a detener su caminar. Cuando Morgana terminó de hablar, todavía se quedó callada durante varios pasos más, hasta que más allá de los árboles los ojos de las dos mujeres comenzaron a vislumbrar los edificios alzándose alrededor del cruce que solía usarse como mercado. Allí, rozando el lugar donde el parque empezaba a perder su frondosidad, se detuvo y giró hasta encarar a Morgana.

—Un bebé puede ser una buena señal —dijo, con seriedad—. O una muy mala. —Hizo una breve pausa—. ¿Os lo vais a quedar?

El celeste de sus ojos se mezcló con la esmeralda que brillaba en los de Morgana mientras seguía hablando.

—Si los centinelas hubieran visto algo lo habrían dicho, pero igualmente les preguntaré cuando despierten —prometió—. Te haré saber si hay algo más.

Giró entonces sobre sus talones, para continuar caminando de nuevo hacia el interior del parque. Parecía envuelta en pensamientos provocados por las noticias que Morgana le había llevado, pero cuando habló de nuevo su voz sonó centrada. 

—Los Buscadores sólo forjamos alianzas con la Madre Tierra —explicó—. No nos metemos en batallas ajenas. Los morris sois pacíficos, pero no podemos controlar lo que no podemos ver. —Detuvo sus palabras un instante para buscar la mirada de Morgana—. La decisión no es solo mía en tiempos de paz. Presentaré tu propuesta al Consejo. 

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07/08/2017, 23:19
Morgana Whiterocks

Un pensamiento profundo el de Haizea. Mañana puede llover. O no. El café puede ser muy bueno. O muy malo. Una bala lo mismo: si te aciertan es fatal; si lo haces tú, genial. Confiaba en que no se transparentase su incredulidad en la expresión. Por fortuna la rubia preguntó algo con sentido.

-Sí. Ahora es nuestra responsabilidad.

Ahí estaba. La marine. Desde las catacumbas de sus tripas, desde el sótano de su mente. Emergía, feroz, decidida, desatada. No fue Morgana quien respondió sin pestañear. Fue la cabo Whiterocks. Se mordió el labio superior, un tic del que era consciente y que nunca quiso domar.

Siguió caminando a su lado. Haizea indagaría el asunto.

-Te lo agradezco. También quisiera que lo mantengas entre tú y yo.

No había estado nunca por esa zona del parque. No se diferenciaba demasiado del resto, a decir verdad. Sus ojos bailaban captando detalles, juegos de luces y sombras. Un mundo pequeño dentro de otro mundo pequeño dentro de otro más grande.

Igual que matrioshkas rusas.

-Habla con el Consejo, claro. Es un buen comienzo.

Haizea le parecía una mujer valiente, que decía la verdad, nada viscoso salía de su boca, ni palabrería de un lameculos. La consideraba una igual.

- Tus pensamientos enturbian tu mirada. ¿Hay algo que debería saber?

Sin duda, a Haizea le rondaba alguna cosa en la cabeza. La noticia proporcionada por su vecina había causado el efecto deseado en una persona de su sensibilidad. Haizea sabía, o imagina conocer. O era tan solo quizá raíces de ideas nacidas de su filosofía vegana. La armonía del mundo, las estrellas, la tierra, la vida y la muerte. Morgana recordó su amuleto, notó su presencia con fuerza inusitada en su torso. Quizá era la influencia de la exuberante vegetación del diminuto parque.

Agitó la cabeza para disipar la extraña niebla que quería asentarse en ella.

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11/08/2017, 20:24
[Nuevo Edén] Haizea

La líder del pequeño reducto de Buscadores asintió dos veces con la cabeza. La primera asegurando con ese gesto su discreción. La segunda cuando Morgana mostró su conformidad con que su propuesta visitase el Consejo. Después, cuando llegó la pregunta, se permitió una pequeña sonrisa, tan breve como el suspiro entre dientes que exhaló antes de hablar.

—La tierra habla, Morgana —respondió, manteniendo la mirada de la exmilitar, de igual a igual—. Pero no es la única. Los Buscadores vivimos apartados, pero los rumores tienen las patas ligeras y viajan en el viento. El final de una era y el nacimiento de otra. ¿Has oído hablar de ello alguna vez? —preguntó, sin esperar a que llegase una respuesta antes de seguir hablando—. Nueva vida desde las cenizas de la anterior. Puede que no sea nada, seguramente se abandonan bebés todos los días en este mundo perdido. Pero la historia habla tanto como la tierra.

La mujer hizo una pausa corta antes de sacudir levemente la cabeza. En su caminar las dos estaban acercándose de nuevo al huerto que ya se veía al final del sendero medio asalvajado. Detuvo entonces sus pasos para encararse hacia Morgana.

—Me inquieta la presencia de ese bebé llegado de la nada tan cerca de nuestro refugio. Me inquieta, porque te inquieta —explicó—. Si es un presagio sólo el tiempo podrá decirlo, pero estaremos preparados. Por si acaso.

Entre unas cosas y otras ya hacía un rato desde que Morgana siguió a Bentley hacia el parque y el sol se iba alzando lentamente en su recorrido diario por el firmamento. La mujer sabía, por cómo había salido Lincoln escopetado, que el chaval se daría toda la prisa que pudiera en regresar a la valla, probablemente acompañado de Shamira y las herramientas que le había pedido. Y, tal y como percibía el sol más allá del techo de hojas, lo más probable era que el chiquillo ya estuviese allí esperándola.

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12/08/2017, 19:36
Morgana Whiterocks

-Tenía un colega. Mystic River. Hablaba de flujos de energía interior, chacras y el psy. A veces te soltaba una torta, cuando, según el muy cabrón, estabas descentrado, ofuscado, desorientado en el Universo. Lo hacía para restituir tu equilibrio con los elementos básicos y esenciales de la tierra.

Algo había oído del cambio de era. De Acuario a otra. O al revés, no tenía puta idea. Estuvo ocupada en otras cosas los últimos años. Ella era de signo acuario. Se llevó la mano de forma inconsciente al amuleto, en busca de ayuda, de la clave o la luz para comprender por completo a Haizea. Creyó intuir un poco de lo que se movía tras el telón azul claro de sus ojos.

 La sonrisa maquilló su atractivo rostro ante el último comentario de Haizea. Le hizo gracia la seriedad de su posible futura socia. Su expresión relajada no cambió. 

 -¿Acaso no lo estás siempre, preparada? –ironizó.

“Te inquieta porque me inquieta. Ya. Así que crees leer en mi mirada lo que pienso que puede llegar. La tormenta. El puto cambio del que hablas. Valoras mi amistad. O lo que mierda sea esto.”

-Mi maldita curiosidad siempre ha vencido a mi miedo. Escucho. Veo. Observo lo que sucede en mi entorno.

El marrón del suelo se moteaba de dorados y verdes. Quizá el día no resultase tan gris como predecía el amanecer. Recordó a Lincoln y a Shami; la valla y los McAvoy. Se le presentaba una mañana ocupada. Miró hacia el huerto.

-Le pediré la receta a Raisie.

Morgana giró la cabeza de nuevo, de frente a Haizea. La miró, un poco descarada quizá, un poco descortés incluso dirían algunos, si eso conservaba algún significado en estos días. No era la intención de Morgana, sino al contrario, mostrar respeto y confianza. La sutileza de Morga no era su punto fuerte y su mirada resultaba siempre demasiado intensa, en exceso penetrante. Intentó suavizarla.

-Ven a cenar un día, Haizea de los Buscadores. Cuando quieras. Serás bienvenida –no creyó necesario mencionar que esperaría noticias; llegarían cuando la rubia lo encontrase oportuno o supiera algo más. Entonces tuvo un impulso, y el pensamiento furtivo anterior lo liberó a través de su lengua, sin apartar los ojos de la mujer.

- No solo hay humanos, lunares y solares, ahí fuera, más allá de tu selva esmeralda, del centro médico, o de nuestro barrio. Hay otros jodidos seres aguardando a sentar sus sucios culos en nuestros jardines. No hablo de las bestias inhumanas del Soho. La tierra lo sabe, ¿no? Y seguro que aquí, tú también.

Señaló con el dedo índice su propio corazón.