Partida Rol por web

El Invierno había sido cálido y sin tantas tormentas como la estación suele traer. Cada uno lo pasó a su manera, pero el día de hoy sería similar para todos: El día de ingreso a Flowerfield Highschool.
Los alumnos nuevos estarían con la intriga de saber que les deparaba tan importante instituto.
Los Alumnos que ya habían tenido su paso por la escuela el año anterior ya conocían la rutina. Deberían chequear en las pizarras que la información de inscripción esté correcta y cuando sonara la campana dirigirse al auditorio para una breve bienvenida del director (MUY breve, según el parecer de la secretaria de la escuela).
Luego de eso, serían enviados a clases, y al finalizar podrían ir a sus habitaciones a acomodar sus pertenencias que ya estarían esperándolos allí, en sus maletas.

Los carteles de Clubes ya estaban colocados, así también como los correspondientes a las habitaciones y cursos.
 

[color=#819FF7]~Primer día de clases~[/color]

~entrada a la escuela~

Era su primer día de clases, un buen día le dijo su abuelo cuando se sentaron en la mesa para poder desayunar, pero ella no estaba segura, sabía que a pesar de ser un nuevo lugar, todo lo vivido antes se repetiría, los acosos, las bromas, los empujones en los pasillos, las risas cuando hablaba, todo!, el infierno empezaría de nuevo y cada vez la dejaba con menos fuerza a la joven, pero a pesar de eso, le regaló una sonrisa a su abuelo y asintió, a pesar de que no le creía, ni su abuelo creyó esa sonrisa, de hecho miró sus muñecas y movió la cabeza, esas muñecas ahora estaban cubiertas por las mangas largas de su uniforme.

Tomó su bolso, guardó algunos libros y sus cuadernos, y se fue a la escuela en bicicleta, por la tarde llegarían sus cosas a su habitación, su abuelo y Nana-san, a ayudante de su abuelo, una agradable mujer ya madura, que al quedarse viuda, su abuelo la acogió en su casa.

La joven recorrió las calles, a gran velocidad hasta poder llegar a la escuela, observó el lugar, era un bonito sitio, un  gran edificio de construcción neo clásica, con sus jardines principales muy bien cuidados, y un largo corredor con acetos, era innegable  lo fastuosos de ese lugar a diferencia de otras escuelas. Hermosa,  se dijo la jovencita, mientras entraba y dejaba en el estacionamiento su bicicleta, y se sacaba el casco, el que ató a su bicicleta, de ahí se giró hacia ese edificio. 

Estaba asustada, demasiado asustada...

Apretó sus labios, y arregló su bolso en su hombro, sujetando con fuerza la correa de su bolso y comenzó a caminar hacia la entrada, las clases pronto comenzarían,  eso imaginaba, necesitaba consultar en el mapa que había bajado de la escuela, en donde se indicaban los salones y otros lugares importantes, se detuvo y buscó en su bolso aquella hoja impresa, mientras los chicos comenzaban a llegar.

Un año mas de escuela, interesante, me pregunto que clase de basura llegara este año, cada vez son mas pateticos.

Manny caminaba camino al auditorio observando a los nuevos alumnos y a los viejos conocidos... o desconocidos, le encantaba ver los rostros de felicidad que se convertian en miedo al verlo, o a veces incluso furia, tambien le gustaba ver la cara de los nuevos estudiantes, tanta felicidad de dentro de tan poco se convertiria en meido...casi poetico.

El camino se hacia largo hacia la entrada, habia mucho que ver, carne fresca, no dejaba de ser divertido, ademas, no tenia ningun caso llegar temprano, siempre seria lo mismo, cursilerias y lloriqueos de sujetos que se reencuentran, en tan molesto.

Ryu llegó al colegio como lo haría siempre de aquí en adelante: Con sus auriculares puestos y la música lo más fuerte posible. Además, como andaba por la calle, traía puestos sus lentes de sol, esos que usaba para trotar. Por la calle todas las chicas lo miraban, pero el ignoraba sus miradas y al tener los lentes ninguna se enteraba, y gracias a la música no tenía que escucharlas. Se imaginaba que este año sería como todos los anteriores, solo que esta vez estaba en la escuela de sus sueños, y pensaba dar lo mejor de sí para volverse el mejor.

Llegó a la escuela sabiendo que tenía que revisar algunas cosas, por lo que mientras caminaba dirigió su mirada a su reproductor para cambiar de tema de música, y a causa de eso no pudo ver que estaba a punto de toparse con alguien sino hasta que se hubo llevado por delante a la pobre de [color=#ff0000]Nadeshiko[/color], quien impulsada por el choque con el fuerte cuerpo de Ryu, cayó al suelo. Fue entonces cuando volvió a la realidad.

-Oh! Lo siento, ¿Estas bien? ¿Te lastimaste? - Ryu se agachó para ayudar a la jovencita que ahora tenía frente a sí, la cual había caído por culpa de su imprudencia.

La joven buscaba  aquella hoja, pero no sabía donde la había dejado, quizás en uno de sus libros, siguió buscando, revolviendo sus cosas, pero al sacar su mano, uno de sus boligrafos cayó, la chica se agachó para recogerlo cuando siente un fuerte empujón que la tiró al suelo de bruces, al estar inclinada no pudo hacer mucho apara evitar la caído, Apoyada en el suelo,  con sus codos los que comenzaron a doler, se quejó, y apretó los ojos "todos se burlarán de mí... por qué a mí!"- se preguntó para si misma, y esperó las malas palabras pero en cambio, un chico era el que quería ayudarla.

En verdad fue como ver un ángel, una aparición, un halo de luz rodeaba su cabeza, Nadeshiko jamás había contemplado un momento tan perfecto, tan bello. La joven sonrió embelezada, pero no por el chico en si, sino por la contemplación de la belleza, su inclinación en ese momento no era distinta a la que la joven tendría en un museo, o en el teatro.

Se giró, intentando de que no se sigan viendo sus bragas color rosado, que al caerse se pudieron ver.

- eh... creo... que... que... sí... sólo me duele un poco el codo - le responde poniéndose de pie, con ayuda del joven, baja la mirada, sus mejillas se han sonrojado, como siempre le sucedía cuando un joven le hablaba con otras personas con las que no tuviera mucho contacto. Era demasiado tímida.

[color=#ff0000]Manny[/color] ya podía ver la deliciosa "carne fresca". A muchos metros de distancia vio a una joven de pelo rosa caer al suelo, quien estaba siendo ayudada por otro de los nuevos. Además, en la entrada pudo apreciar como unas jóvenes con apariencia de aperitivo ingresaban al colegio...Entre ellas, Alana Mistsutan.

Alana ingresó al instituto con cara de estar un poco perdida, mientras giraba un papel tratando de encontrarle el lado derecho. Cuando lo encontró, caminó, mirándolo, hacia las pizarras cerca de la entrada, por lo que no vio la situación de la joven Nadeshiko caída cerca de la entrada. Cuando llego a las pizarras alternó su mirada varias veces entre las mismas y la hoja que tenía en la mano que parecían ser sus papeles de inscripción.

Manny solo podía nombrarla de una forma: Carne de cañon! Pequeña, y aparentemente tímida, debilucha y tonta.

Un nuevo curso y marchaba junto a Sora  mientras el intenta convencerme de porque debo comportarme como un ser civilizado, no debo meterme en líos y ante todo porque tengo que ser positivo con este curso que entra.

Por fin llegamos al centro no puedo evitar fijarme en todas las  chicas  que hay ya que todas son guapas... pero ver el incidente de uno de los chicos arrollando a [color=#ff0000]Nadeshiko[/color] hace que instintivamente me dirija hacia ellos. Me quedo mas tranquilo cuando este le ayuda a levantarse estropeando con una sonrisa que siempre me acompaña incluso en los peores momentos la tierna escena. Dirigiéndome ami amiga pregunto con naturalidad.

¿Nadeshiko te encuentras bien?, justo después pregunto al chico, ¿y tu también te encuentras bien?.

Manny no estaba seguro si era bueno aprovechar ese tipo de oportunidades tan pronto, despues de todo la discrecion es lo mas importante, sobre todo en los primeros dias, no hay que asustar a lso corderos tan pronto.

Un colmillo se asoma de la boca de manny mientras se acomoda en los escalones de la entrada usandolso de asiento, sabia que la niña no se moveria de ahi hasta saber a donde ir o que algun imbecil la ayudara, por lo mientras continua mirandola discimuladamente esperando a que se aparte de la vista del publico.

_{-Vamos, vamos, vamos, vamos, vamos...-} Repetia Manny para si mismo mientras la observaba de reojo, habian sido unas largas vacaciones y algo de diversion jo vendria mal

-Si, yo estoy bien...Lo siento, es que estaba distraído. Dejame ver.- Ryu toma los brazos de [color=#ff0000]Nadeshiko[/color] para ver sus codos. Primero uno, lo inspecciona, y luego el otro. Nadeshiko pudo notar los largos dedos del joven, y también su fuerza, ya que si bien él estaba siendo delicado al agarrarla, se notaba que esos brazos tenían un gran poder. -Mmm, parece que estas bien. Sobreviviras.- El tono de voz de Ryu, contrastante con sus amables y hasta amigables palabras, es siempre serio y calmado, que es la ultima persona de la que uno se esperaría un gesto tan tierno. Sin embargo, por sobre la ropa les hace una leve caricia, solo perceptible por Nadeshiko, sonríe por solo un segundo, una sonrisa apenas notoria y luego revisa que no se les haya caído nada en el suelo y al ver un papel en el suelo, lo levanta. -Creo que esto es tuyo...Nade...Nadeshiko Yuzuriha. Bueno, un placer, Yuzuriha-san!- Dice entregándole el papel a Nadeshiko. Hace un gesto de saludo a [color=#ff0000]Sora[/color] y [color=#ff0000]Tora[/color], y luego continua su camino hacia el interior de la escuela.

El joven que estaba antes con la chica de pelo rosa (Ryu, que estaba con Nadeshiko) se acercó al pizarrón y aparentemente le hizo una pregunta a la chiquita de pelo violeta (Alana), lo que derivó en una pequeña charla. Al parecer la suerte de [color=#ff0000]Manny[/color] no sería tan buena, pues lo iban a hacer esperar. Aunque quizás, podían ser dos pájaros de un tiro...
 

La mañana había sido demasiado caótica antes de llegar al instituto. Como muchas veces ocurría, Izumi se había dormido y si no hubiera sido por la cansina voz de su madre, habría seguido durmiendo toda la mañana. Pero era el primer día de clase, su segundo año en Flowerfield, y no era bueno comenzar haciendo novillos el primer día.

El lugar no estaba mal, y este año ya no sería novato, por lo que no debería pagar las novatadas de los mayores, si no que este año podría darse el gustazo de hacer alguna. Eso era algo que lo animaba para ir ya que, el año anterior apenas había hecho amistad con nadie de la escuela, muchos lo miraban como el raro, cosa que le daba igual.

Cogió lo primero que encontró en su armario, mojó su pelo con un poco de agua para intentar no ir demasiado despeinado, guardó algún cuaderno y bolígrafo en la misma mochila donde llevaba los patines y bajó corriendo hacia la cocina para coger un par de magdalenas con las que salir corriendo para el instituto. Tomó justo antes de salir el skate, con el que llegaría antes y, en cuestión de diez minutos, se plantó en la puerta.

Todo era algo diferente al año pasado. Nuevos chicos y chicas entraban deseosos de ver en qué clase les tocaba o que era lo que les depararía su vida en el instituto. Madre mía, pobres corderitos, lo que les espera… Pensó para si al ver a los nuevos mientras el simpático de [color=#ff0000]Manny[/color] los observaba detenidamente.

- Permiso!!... Que voy!!!... Apartense!!! – Iba diciendo mientras sorteaba a los alumnos para ir acercándose a los tablones para ver en qué clase le había tocado. Aunque era muy bueno manejando el skate, no pudo evitar tocar o dar algún leve golpe a alguno de los estudiantes.

Por fin era el primer día de clases, pero él no estaba especialmente emocionado, puede que cansado y  somnoliento pero no emocionado y eso era porque el día anterior acababa de llegar de una gira con el equipo nacional por estados unidos , así que estaba definitivamente cansado, con jet lag y sin ganas de nada… pero aun así sabia que debía asistir, además ardía de ganas de ver a sus amigos, desde que se marcho no había sabido nada de ellos y tenía ganas de saber cómo les fue en el verano.

Así que decidí incorporarme de una vez, la habitación del hotel estaba oscuras, las pesadas cortinas no dejaba entrar ni un solo rayo de luz, me quede sentado un momento entre aquellas sabanas extrañas… siempre levantándome en un lugar diferente… viendo cosas que no reconocía… sintiendo cosas que por desgracia si me eran familiares, cada mañana desde hace años era igual… solo podía quedarme sentado abrazándome las piernas hasta que mi corazón se calmaba y mi mente se despejaba. Al fin estire el brazo y encendí la luz de la mesilla que ilumino el lugar y me hizo parpadear un poco… me incorpore de la cama y descorrí las pesadas cortinas,  el día era luminoso y bastante cálido, hace un día perfecto para pasear pensé… lástima que tenga el tiempo tan justo, mire un segundo la calle, el ajetreo de la vida despertando como cada mañana en esa jungla de asfalto era frenético e hipnotizante, me obligue a apartar la mirada y me dirigí a la ducha quitándome la ropa por el camino, de reojo vi que mi uniforme ya me esperaba colgando del armario como un extraño vigilante anunciando mi futuro inminente, pero de momento no le hice caso, abrí la puerta del baño y contemple la imagen que devolvía el espejo, sin duda tenía un aspecto horrible… desee que al menos la ducha no solo me despejara si no que me quitara aquel cúmulo de sensaciones que se reflejaban en mi rostro.

Después de una larga ducha y tras enfundarme en el albornoz del hotel retire con la mano el vapor condensado en el espejo, parecía que tenia mejor cara, supongo que eso tendría que valer de momento, suspire con resignación y Salí del baño. Mire de nuevo el uniforme que me contemplaba impasible frente a mí, supongo que ha llegado la hora me dije, y atravesé la habitación decidido, termine de secarme y comencé a cambiarme poco a poco.

Ya estaba listo para marchar así que contemple por última vez aquella habitación de hotel que durante el verano, y siempre q no coincidiera con un viaje del combinado nacional, había sido mi hogar, no es que fuera a echarla de menos o que sintiera un apego por ella… la verdad hacia demasiados años que no sentía un apego emocional sobre algo a lo que llamar hogar, suspire de nuevo resignado y me dirigí a la puerta por última vez.

En recepción solicite un taxi y les recordé la dirección a la cual tenían que llevarme las maletas, maletas que ya había dejado preparadas el día anterior y que esperaban impasibles en un rincón de mi habitación, di las gracias por todo y me despedí por última vez del recepcionista.

Espere un rato fuera contemplando el cielo azul que en esa mañana nos recibía a todos los estudiantes, me esperaban horas de reencuentros saludos y emoción, demasiadas horas… esperaba que este año el discurso del director fuera más corto y la ceremonia de entrada no se alargara tanto, recordé que el año pasado se hizo tan tediosa que mas de un alumno se durmió, un claxon me saco de mis pensamientos, vi el taxi parado delante mío, así que me subí en el  disculpándome con el conductor por el despiste e indicándole la dirección del Flowerfield Highscool. Durante el trayecto y pese los intentos del conductor de mantener una conversación permanecí callado mirando la ventanilla, contemple a un montón de estudiantes que como yo se dirigían a su nuevo día de colegio y me pregunte como serian sus vidas… seguro que eran vidas normales, con familias normales y sin preocupaciones exageradas... la verdad es que los envidiaba.

Al fin llegue a mi destino las grandes puertas del instituto me recibían, vi un montón de de nuevos alumnos agolpándose en la entrada y eso me produjo de nuevo un suspiro de resignación, supongo que no queda otra me dije, así que pague al conductor y descendí del taxi caminando decidido hasta las puertas del instituto.

Con un rápido vistazo localice lo que buscaba, enseguida vi a Gin con su hermano Sora,  me dirigí hacia ellos decidido y saludándoles con la mano, aunque estaba claro que no me veían, esquive a un último grupo de alumnos y por fin vi la escena completa, [color=#ff0000]Gin[/color] y [color=#ff0000]Sora[/color] no estaban solos, les acompañaba Yuzu, mi corazón latió un poco más rápido durante un segundo pero conseguí controlar fácilmente aquella reacción al verla, por suerte ella miraba a un estudiante que se marchaba y no me vio, termine de andar los pocos pasos que nos separaban y dije.

-Hola chicos, una sonrisa ilumino mi cansado rostro pero feliz de verlos de nuevo.

Contemplaba el paisaje por la ventanilla del automóvil que mis padres habían contratado para desplazarme del hotel al instituto. Sí, hotel; dada la lejanía de mi hogar tuve que pasar la noche anterior al inicio del curso en una habitación de lujo (vamos, que de lo único que me podía quejar era del madrugón). Echaría de menos un año más todos los caprichos a los que estaba acostumbrada, que aunque conocía el centro y sus primeras calidades, ni se acercaban al ritmo de vida al que estaba acostumbrada.

El vehículo, un bonito y brillante coche negro, frenó a las puertas del centro, momento en el que deslicé las gafas de sol a lo largo de mi nariz para contemplar una vez más el hermoso diseño del que sería mi hogar este curso. Otra vez vuelta a las seguidoras plastas, a los falsos rumores de los haters y de lo más importante: los chicos. Bajé del automóvil, vestida de una manera diferente al resto (era partidaria de vestir con mi propia ropa el primer día aprovechando el despiste general); una blusa blanca de cuello monjil, una falda vaquera con terminaciones de encaje y unos zapatos blancos y negros de plataforma para disimular un poco mi baja altura.

Acomodándome la bandolera de cuero y subiéndome las gafas a la cabeza, comencé a caminar entre la multitud levantando las miradas de muchos. En cambio yo me limitaba a observar el entorno discretamente, en especial en los chicos. No pude evitar fijarme en una chica a la que ayudaban a levantarse (Nadeshiko Yuzuriha), levantando una ceja.

- Ya está la típica modosita intentando llamar la atención... Bah. - No le di importancia, me limité a pasar por delante del embrollo observando con indiferencia a la muchacha y guiñando un ojo a los chicos que la ayudaban. Tendría que aprovechar el tiempo antes de que las otras plastas comenzasen a seguirme...

Llegó el día... y casi se le pasa por completo. Ooji se había despertado bastante más pronto de lo habitual, cosa que al principio achacó a un mal sueño o a algún ruido que no había sabido discernir. No fue hasta el momento en el que se asomó por la ventana cuando se dió cuenta de la cantidad de alumnos de Flowerfield y otras escuelas que estaban caminando por la calle ya con sus uniformes.

 - ¡Joder! - exclamó al darse cuenta del día que era. Se le haría tarde si no se daba prisa, así que se puso el uniforme a toda prisa. Dos veces. Volvió a mentar a Dios al darse cuenta que se lo estaba poniendo al revés y bajó las escaleras hacia el piso de abajo, casi matándose en el proceso al ponerse los pantalones de camino.

Sus padres ya se habían ido a trabajar y no había rastro de Aiko en la cocina. Una nota reposaba sobre la mesa: "Me he adelantado.". No necesitaba el nombre del dueño de ésta para reconocer la letra de su hermanastra. Bufó molesto porque no le había despertado y cogió una pieza de fruta de una cesta antes de salir a toda prisa hacia Flowerfield.

Saludó a alguna que otra persona a la carrera y nisiquiera vió a Itoko, que le llamó al salir de casa y cruzarse con él y se quedó toda extrañada al ver al joven nadador correr a toda velocidad. Al llegar a Flowerfield miró con desesperación al reloj y se dió cuenta de que iba con tiempo más que de sobra.

- ¡¡Nnnnggghhhh!! - contuvo las ganas de darle una patada a un cubo de basura y comprendió por fin que no podía pasar más tiempo sin llevar un reloj encima.

Recuperó el aliento mientras comenzaba a andar hacia el interior del recinto. Le habían dado el toque de atención en el equipo de Natación y aquel año debería mejorar sus marcas o estaría en problemas. Realmente no le preocupaba mucho porque no es que estuviera dando 'su mejor esfuerzo', pero admitió que tendría que ponerse las pilas.

Echando un vistazo advirtió que Nadeshiko ya estaba en el suelo, más bien levantándose, y no pudo evitar una media sonrisa: aquella chica no cambiaba en nada. Sin embargo ya tenía a varias personas con ella y su presencia allí estaría de más, así que se dirigió a la susodicha pizarra para comprobar que lo tenía todo en orden. Estaba deseando que el gentío se disolviera un poquito...

el año pasado termine con el corazón roto por culpa de un niño loser muy bobo, este ciclo sera diferente, ya no mas tipos tontos para mi, buscare algo mejor... pienso...

llego con mi iphone oyendo mis swets con mucha tranquilidad a mi primer dia ooh pero que monada de tios y tias hay en este instituto, pensé que solo me encontraría con aburridos niños ñoños n_n ji ji... mami, que razón tenias a currarse pues bueno... checo la gente bonita del Instituto y confio que podre saludarlos mas tarde... por  ahora buscare amigas que sepan pasárselo bien

Es la primera en despertar en su casa. Nerviosa por las expectativas del día, prepara el desayuno a sus hermanas, los uniformes y practicamente todo el material necesario. No cabe en sí de euforia y alegría.

¡Ains, que tal habrán pasado el verano mis compis! ¿Cómo estará el bueno de Kuro-san? ¡Estoy deseando conocer a los nuevos!

-WAAAAAA!!! Qué nervios!!!- una vez están listas para partir, las tres hermanas Noara caminan tranquilamente por la calle, aunque, Yuuko, como siempre, parece querer llegar la primera y, cuando ya puede ver el institúto en la distancia, echa a correr. Coloca su mano abierta sobre sus ojos para protejerlos del Sol, y comienza a atisbar el terreno. Al divisar a [color=#ff0000]Kuroko[/color], le chifla y le lanza un saludo -¡BUENOS DÍAS, KURO-SAN!- cuando se lanza hacia él, un grupo de gente se dispersa, y en medio, ve a [color=#ff0000]Ooji[/color] y se le ilumina la mirada al ver a su queridísimo amigo.

- ¡¡¡OOJI-SAN!!!- salta hacia él, literalmente, con los brazos abiertos y le abraza muy fuerte - Te he hechado de menos :3- a pesar de que se habían visto en las vacaciones y habían hablado a través de Facebook.

Mia no quería ir a clases. Su anterior año no fue nada divertido, salvo que conoció a Ooji en el club de natación.  Se levanto de la cama, y bajo hacia la cocina, allí tan solo se encontraba la sirvienta de la casa. Mia no le saludo, no tenia porque hacerlo. Comió su desayuno despacio y subió de nuevo a su habitación. 

-No quiero ir... ¿por que padre no me deja ir a una escuela normal? 

Se puso su uniforme de mala gana, recogió su largo pelo en una coleta, se colgó su katana de madera en la cintura de la falda, aun que eso no le solía gustar a los profesores, era imposible hacer que ella no la llevara consigo. Al salir de la habitación, la cerro con la llave, ya que sabía que su hermana entraría a buscar cosas cuando ella no estuviera. 

Su conductor ya la estaba esperando con el coche puesto en marcha, y las maletas que el día anterior preparo Suzuko metidas en él. Saludo al hombre con una leve sonrisa, sabía que el tampoco tenía ganas de estar ahí a esas horas. Se acomodo en el asiento, y se despidió de Suzuko con la mano, mientras que esa se quedaba en la puerta. 

Al llegar a Flowerfield, se bajo del coche, no le hacía ni falta decir al conductor que llevara sus pertenencias a la que sería su habitación durante el próximo año. 

Ella no quería estar allí. Yo no quiero estar aquí. Ella quería estar con su hermana, en una escuela normal. Quiero comer sandia con Itaku. 

Vio a [color=#ff0000]Ooji[/color] desde lejos y decidió ir a saludarle, pero al ver a [color=#ff0000]Yuuko Noara[/color], decidió no hacerlo. ¿Como esta chica siempre puede estar tan animada? Mia no tenía más amigos allí, así que soltó un leve suspiro y decidió ir a saludar a la única persona que le entendía. 

- Buenos días Ooji-senpai, Yuuko. -les dedico a ambos una sonrisa, con mucha dificultad. - ¿Como ha sido vuestro verano?

Su atención estaba puesta en el joven [color=#ff0000]{Ryu Tsurame}[/color] que la había ayudado, él había visto sus codos, aún cubiertos por la chaqueta, e intentó saber si estaba bien, Nadeshiko estaba sonrojada completamente, mirando el rostro perfilado de ese joven, tenía el cabello largo y sobre todo, la había notado, otro hubiera seguido su camino, a lo sumo le hubiera ladrado un " ten más cuidado", ¿quién era este chico?, se preguntó mientras se ponía de pie y no podía hablar sino sólo asentir con la cabeza a lo que el chico le decía.

Nadeshiko tomó el papel, había visto a [color=#ff0000]Tora[/color] acercarse a ella, y hablarle, y le asintió con  la cabeza, apenas tan sólo, aunque no escuchó del todo su pregunta, sólo estaba pendiente de ese chico, Nadeshiko suspiró, y pegó el papel contra su corazón  sonriendo con ternura, mientras el joven se iba, en eso [color=#ff0000]Kuro[/color] llegaría, y la chica sonrió más contenta.

- buenos días amigos - exclamó con alegría, y giró sobre sus talones, agitando su largo cabello rosado, y luego levantó sus brazos hacia [color=#ff0000]Tora[/color] y [color=#ff0000]Kuro[/color] y los abrazó a ambos al mismo tiempo, saludando también a la chica [color=#ff0000]Yuuko Noara[/color] que de forma tan eufórica saludó a Kuro.

- ¿vamos a ver en que salas no tocaron? yo bajé un mapa de al escuela, en donde salen las salas de clases, y... y... así no me perderé, pero Kuro-kun nos ayudaría ¿no?- mira a su amigo, y le da una dulce sonrisa, tomando las manos de ambos para ir hacia los pizarrones, aunque ahí no se mete entre todas esas personas, Nadeshiko es capaz de esperar pacientemente a que todos terminen de revisar sus clases y lugares donde debían ir.

-umm... ¿esperamos? - preguntó la joven a sus dos amigos, dando un paso hacia atrás para poder dejar que los demás chicos se acercaran a ese lugar y poder saber en que salas les tocaba. La joven mira esas caras, ¿cuales serian sus compañeros de clases? Estaba asustada, por lo menos [color=#ff0000]Tora[/color] estaba con ella, y ya no la buscarían demasiado para atosigarla.

Estaba concentrado observando las pizarras cuando de repente un torbellino le alcanzó en forma de [color=#ff0000]Yuuko Noara[/color]. Sonrió al verla y se giró ante su abrazo, devolviéndoselo con uno de sus brazos. - ¡Eh, eh, con calma! - le dijo, de buen humor - Hola, yo también te he echado de menos, tenía ganas de que el curso empezara. -

Mentira. ¿Quién podía tener ganas de eso?

Fue entonces cuando [color=#ff0000]Mia[/color] hizo acto de presencia y el joven le dedicó un gesto con la mano, ampliando su sonrisa. - ¡Hey! ¿Qué tal estás, Mia-chan? Tienes una cara muy rara, ¿te pasa algo? - digo, notando lo forzado de su sonrisa y aguantando el reirme allí mismo - Anímate mujer, que creo que hoy nos toca nadar. -

Nao se detuvo un momento para contemplar aquel centro que le acojería ese año de inicio de estudios. Había venido en bus por lo que el último kilometro lo recorrió caminando un poco hasta llegar al Instituto. Vestía con el obligado uniforme aunque con la camisa sin acabar de anudar su cuello y sin corbata. Cargaba una pesada mochila de aspecto deportivo sobre su hombro derecho aunque daba la sensación de que no le molestara llevarla pues no parecía fatigado. Sin mucho entuasiasmo se internó en los jardines que comenzaban a llenarse de alumnos. Arqueó su mirada a ambos lados viendo esos coros que se comenzaban a formar. El mas llamativo el de una joven que se habia caido al suelo haciendo que se acercaran a ayudarla. Tornó de lado su atención, esta vez y por un momento sobre una chica muy bella que atraia la mirada de muchos jovenes, todo esto si detener su tranquilo paso que le llevaba a entrar en el edificio. Hizo cola como el resto para buscar en aquellos tablones informativos su nombre .

Cita:

Un chico en skate pasó rozando su cola golpeando levemente la mochila que Kawajiri llevaba sobre el hombro haciendo que esta empujara quien tenía frente a el. En este caso una chica que parecía muy entusiasmada hablando con otro chico y a la que este le había llamado [color=#ff0000]Yuuko[/color]. Nao murmuró algo inconexo y entrecerró su ceño disgustado viendo alejarse al chico del monopatín sin prestar mucho interés en ver si no había importunado demasiado con su empujón a Yuuko.