Partida Rol por web

PROLOGO

"El templo del Alma"...Uno de los santuarios sintoístas el más importante de la cuidad.  En el, los arboles de Sakura y Nadeshiko dan la bienvenida a los visitantes devotos, que vienen al templo a agradecer, pedir u honrar a los dioses.
El aroma de las flores es dispersado por todo el lugar por las cálidas brisas. El sol ilumina entre las hojas, generando un paisaje casi surrealista y brindando la temperatura perfecta. Los peses nadan en las lagunas generando ondas en el agua, figuras casi mágicas, como mandalas....
Sin embargo, para algunos los días son más grises, y su mundo interno, tan oscuro como sus vidas, hacen que la belleza del templo pase desapercibida...
Tal vez, algo más bello que este paisaje pueda traer luz a esas vidas oscuras...Tal vez algo tan bello como las amistad...
Pero....¿Qué podría ser más bello que una flor de Nadeshiko?

....
 

Al fin llegaban las vacaciones de verano, el calor y el buen tiempo nos recibían con los brazos abiertos dispuesto a brindarnos un gran verano de juventud, pero no todo el mundo puede verlo igual, para mí que las clases de la escuela básica terminaran solo significaba una cosa… pasaría más tiempo en casa… el simple hecho de pensar en ello hizo que un escalofrió recorriera mi cuerpo, abrace mis piernas y contemple de nuevo el paisaje desde la azotea, siempre me había gustado ese sitio, era tranquilo, nadie subía y me dejaba tiempo de soledad. Repase mis opciones, pero enseguida una sombra de angustia cubrió mi rostro, por mucho que tuviera entrenamientos durante el verano con el equipo naciones… no eran seguidos y eso me dejaba demasiado tiempo en mi casa… demasiado tiempo con ella… las lagrimas brotaron por mi rostro descontroladas, la angustia se clavo en mi pecho cual miles de agujas afiladas dispuestas a perforar mi maltrecho corazón, no puedo más… me dije… porque no me llevaste contigo mama…, su recuerdo, el cual solo conservaba por unas viejas fotografías fue lo que termino por quebrarme esa mañana… llore como nunca lo había hecho, sabiendo que una parte de mi había muerto en aquella azotea… Cuando al fin descendí de ella ya no era el mismo, ni lo seria nunca, había dejado que ella ganara, ya no me quedaba nada mas que darle, ya no me quedaba nada mas que perder.

Termine aquella mañana mas como una carcasa vacía sin vida que como un estudiante que termina la escuela básica, poco a poco los que habían sido mis compañeros los últimos años decidieron hacerme el vacio, cosa que no disto de días anteriores, y ni siquiera me miraron cuando pasaban a mi lado despidiéndose entre abrazos y lagrimas, total… por que deberían hacerlo? No somos amigos, no tengo amigos… no puedo permitirme tenerlos. Algunas personas se acercaron a mi durante todo ese tiempo, era normal, al fin y al cabo era Kuroko Kaze la promesa del baloncesto nacional… pero desistieron enseguida, después de todo yo no había pedido esa fama, no la quería, solo quería jugar a baloncesto, era el único momento de mi vida que me sentía vivo de verdad, lo único que sabía hacer, lo único por lo que era valorado… pero la fama no desaparece, eso lo sabía, rumores, envidias, incluso palizas… habían estado a la orden del día durante aquellos años, siempre hay alguien que envidia lo que tienes, que equivocados estaban, cambiaria mi vida y mi fama por ser como cualquiera de ellos, por tener un sitio donde volver.

El día siguió transcurriendo inexorablemente hacia la ceremonia de despedida, donde unos emotivos y trillados discursos nos hablarían de lo fabulosa que fue la vida en el colegio de lo orgullosos que estaban nuestros maestros, y de cómo esperaban que nuestro futuro fuera prometedor. No os engañare a estas alturas, llore aprovechando el lloro del resto de mis compañeros, pero no por las mismas razones, ellos lloraban por los recuerdos que acababan, por sus amigos, por las separaciones, yo solo lloraba por la angustia que me producía que todo acabara, prefería la soledad, indiferencia y maltratos físico y verbales de mis compañeros a la agonía que era regresar a mi casa cada día. Pero la ceremonia llego a su fin, y mientras la gente volvía a reunirse en grupos, estaba claro que yo ya no pintaba nada en ese lugar, cogí mi chaqueta por última vez, y me dirigí hacia la puerta del salón de actos dispuesto a abandonar la escuela por última vez, pero alguien me detuvo poniéndome la mano en el hombro, me gire lentamente, esperando que no fuera Rioto con ganas de darme una última paliza antes de desaparecer de mi vida, suspire aliviado al ver la dulce cada de Kawa-sensei mirándome.

-Kuroko-chan, me dijo sonriendo, espero que tengas un buen verano, para mi ha sido un honor poder entrenarte y te aseguro que he aprendido yo mas de ti de lo que te he podido enseñar. Me dijo divertido y acabando con una amplia sonrisa, sabía que sus palabras eran sinceras, que aquel viejo profesor de educación física y entrenador del equipo de baloncesto me apreciaba de verdad, lo aria si supiera lo que soy? Lo que hago? Reprimí esos sentimientos antes de devolverle la sonrisa más sincera que pude, si alguien se merecía una sonrisa de mi en ese edificio sin duda era Kawa-sensei y añadí, es modesto profesor le aseguro que si soy como soy es gracias a usted. Si fuera diferente a como soy… podría haber sido de verdad mi primer amigo? Pasamos unos minutos, deseándome suerte en las practicas con el equipo nacional y en el equipo del instituto al que me habían becado, sin duda Kawa-sempai sabia como al menos mientras hablaba con el levantarme el ánimo y olvidarme de todo lo que me rodeaba. Me despedí con él con un apretón de manos y me dirigí a la puerta del salón de actos para atravesarla por última vez.

Una vez fuera me encamine hacia la puerta del colegio solo andando meneado por la pura inercia de mis pasos, cuando doble la esquina del edificio principal rumbo a las verjas de salida del colegio vi a Rioto y su pandilla apoyados contra la parez, sin duda esperándome, Rioto me odiaba y me había estado dando palizas ellos y sus amigos, desde que yo me había vuelto la estrella del equipo de baloncesto y a el lo relegaron a un papel de segundón,

-Kurokooo~ dijo alargando la ultima letra de forma despectiva como solía hacer, no pensarías irte sin despedirte de nosotros no?

Antes de que pudiera ni siquiera contestar ya había dado la orden y sus matones me conducían a una zona poco transitada de la escuela, sabía que resistirme solo lo aria peor así que como siempre hacia me resine y me deje conducir a una nueva paliza.

-Kurokooo~ me duele que no vinieras a despedirte de nosotros, somos tus mejores amigos, no chicos?, sus secuaces rompieron a reír, y aun con mas fuerza cuando el puño de Rioto impacto en mi cara tirándome al suelo, eso no era nada me dije, me han pegado mas fuerte, sentí el sabor de la sangre en mi boca el cual ya me era familiar, me abrace protegiendo las zonas mas propensas a romperse de mi cuerpo, recibir tantas palizas por lo menos te curte y sabes como recibirlas sin que duelan demasiado, y recibí sus patadas durante varios minutos que se me hicieron horas, cuando terminaron Rioto me escupió en el suelo y se fue riéndose con sus amigos diciendo que yo no era gran cosa.

Me quede un rato tumbado en el suelo, el cuerpo me dolía, pero sabía que eso no era dolor real, que podía dolerme mucho mas, me obligue a levantarme, tenía un aspecto horrible, el labio partido y parecía que un camión de mercancías me había pasado por encima, pero no tenía nada roto así que continué caminando fuera del colegio.

El sabor de la sangre me distrajo durante todo el trayecto. Tanto que incluso tome un camino diferente a casa, cuando me quise dar cuenta estaba enfrente del Templo del Alma, era un templo sintoísta bastante famoso en la ciudad, y al que en fin de año siempre acudía con… el pensamiento se perdió como las hojas de cerezo que caían llevadas por el viento, ascendí su escalinatas sin saber muy bien el porque, si el sabor de mi sangre me había llevado ahí por algún motivo… sin duda debía ver cual era pensé… aunque mas bien era una escusa para alargar el regreso a casa, sabía que si llegaba tarde esa noche seria un infierno pero ya todo me daba igual.

El templo estaba vacío, cosa que me sorprendió, atravesé su pórtico de recepción que me esperaba al final de las escaleras, y busque con la mirada deseando ver a alguien pero todo estaba vacío, inspeccione el lugar desde donde me encontraba y salvo el edificio, el tablón de deseos y la zona de petición no había nada mas, así que decidí acercarme a rezar ya que estaba allí, he de reconocer que no soy creyente, pero siempre me ha parecido una falta de respeto no rezar en un templo que, deposite 2000yenes de mi cartera y rece en silencio.

Una idea surco mi mente mientras rezaba, era simple, era perfecta… Como no se me había ocurrido? Era la solución a todo, era la forma de acabar con mi dolor. Así que desee, desee como nunca lo había hecho claro conciso pidiéndolo anhelándolo con fuerza, desee mi muerte, que todo acabara, desee una y otra vez mi muerte mientras rezaba, prometí mi devoción hasta que eso sucediera, solo quería morir… y pronto. Rompí de nuevo a llorar, caí de rodillas en el suelo deseando que aquella súplica sincera la escuchara alguien… llore en silencio por un rato. Me levante y prometiendo mi regreso a cambio de mi muerte marche del lugar a morir un poquito más por dentro de una forma diferente en mi casa.

Habían sido sueños constantes, que cada luna se repetían y a dejaban extenuada y triste, porque no podía saber quién era esa persona y porque sentía lo mismo que ese pequeño, a veces, en esos sueños, ella ocupaba el cuerpo de pequeño y sentía todo lo que ese animal le hacia. Era horrible, y Nadeshiko era una persona muy impresionable, esos sueños hacían  mella en su ánimo y eran razón también de su perpetua tristeza, como otros sueños en donde preveía cosas, premoniciones que rara vez eran buenas.

Ese noche no había sido la excepción, había despertado en medio de gritos y de un sudor helado, gritando que dejarán de lastimarla, y fue tal su alteración que su abuelo llegó hasta su habitación para poder ver que le estaba pasando, la pobre joven se aferró a los brazos de su abuelo, y atemorizada le dijo que era una pesadilla, que eso era... Ya por la mañana estaba agotada, su abuelo no dejaba de preocuparse por ella, más luego de lo que había intentado hacer en la escuela, su pequeña  se estaba sumiendo cada vez más en un foso negro en donde él casi no podía alcanzarla.

Nadeshiko, cansada por la mañana, se levantó para hacer sus tareas en el templo, ordenarlo y barrerlo,  los pétalos de de los cerezos habían dado paso a las hojas del verano, y ella descansaba, aunque le dolía la cabeza por las horas menos de sueño, y mientras cantaba una canción, escuchó algo, unos pasos aproximarse y se apresuró a darle la bienvenida a esa persona... Una sorpresa mayúscula se llevó al ver quien era la persona que estaba llorando ante el altar, el corazón de la joven se aceleró y llegó a doler, pero se armó de valor, ella sabía que afligía a esa pobre criatura, y tomó el té que estaba preparado para ella y en una bandeja, se cercó al joven antes de que este se fuera, sus pasos detendrían la caminata del chico.

Nadeshiko se arrodilló al lado de él, con la bandeja en sus manos y le dio el te al chico, sólo en ese momento mirándolo a los ojos, regalándole una tibia sonrisa, hecho esto, le entregó un pañuelo, siempre en mucho silencio,  ahí ella le volvió a sonreir, y levantó sus manos, había juntado sus palmas  e hizo una reverencia al altar lleno de incienso,  inclinó su cabeza tres veces y encendió dos inciensos de jazmin, la joven vestía las ropas de sacerdotiza, el kimono rojo y blanco.

El día de la ceremonia de despedida fue el mejor del todo el curso, no mas clases, no mas profesores, estudiar y el cinal de ensueño  para el día. Un gilipollas de un curso superior molestando a un crío. El idiota y su pandilla se sorprendieron cuando en lugar de hablar le partí la cara al jefe, ya no estamos en el colegio así que ya `podía meterme en peleas sin consecuencias ni esconderme.

El crío con mi intervención se marcho corriendo y gracias a ser uno de los mejores en Muay thai logre ganar al chico y su pandilla. El precio a pagar creo que por el ruido de mis costillas y mi cara un ojo morado, el labio partido y un no se que en mis costillas o en una por lo menos pero mereció la pena.

Decidí ir a buscar a la única persona que no me regañaría y al contrario sin me cuidaría, sin pensarlo dos veces fui en dirección al templo, allí Nadeshiko me ayudaría por lo menos a calmar mi culpabiliad por hacer sufrir a los que se `preocupan por mi. 

Cuando llegué al templo pude ver  a Nadeshima junto a un chico, con mi sonrisa de no pasa nada entro Nadeshiko.....

Fui a salir del templo, secándome las lagrimas, cuando de repente vi a un chica parada delante mío, de donde había salido? Llevaba las ropas del templo, era una sacerdotisa? Realmente es preciosa pensé… pero ella, de repente se acerco mas a mí, entre en pánico y retrocedí unos pasos como pude, mientras ella se arrodillaba y me ofrecía te con una tímida sonrisa… al ver que no extendía la mano lo dejo en el suelo y saco un pañuelo rosa que dejo junto al te, volviendo a sonreírme, después se levanto, junto las manos e hizo una reverencia al altar, encendió un par de inciensos y se giro a contemplarme de nuevo, en sus ojos vi la tristeza que aquella muchacha arrastraba… sin saber porque mis lagrimas brotaron de nuevo, agache la cabeza avergonzado me arrodille ante ella y tome le pañuelo que aquella bella chica me ofrecía, olía... a Flores? Seque mis lagrimas y bebí un poco del té, no quería ser descortés con aquella sacerdotisa que se había tomado la molestia en mi. Entonces pensé en lo que había deseado, en cuanto deseaba seguir muriendo y espere que aquella chica no me hubiera escuchado… solo quería morir no que nadie se compareciera de mi, de verdad solo quería morir… Pensé en lo que me esperaba esa noche y me resigne, nadie me salvaría, me levante aun tembloroso por el miedo, hice una reverencia ante la muchacha y dije…

-Gra..gracias… por las molestias… mi voz sonaba débil, aun mas débil que de costumbre, me levante de la reverencia y vi los ojos llorosos de la sacerdotisa… eso apuñalo mi corazón como miles de agujas, ella me había escuchado… no quería su compasión, solo quería que se terminara de una vez su sufrimiento, tanto era pedir? Me gire para salir corriendo cuando un chico apareció en la entrada del santuario, le escuche decir un nombre pero ni lo escuche lo esquive agilmente y corrí escaleras abajo del santuario.  

Siente la incomodidad del chico en su presencia,  y es una sensación nueva para ella, nunca había producido eso en alguien y se sintió demasiado mal, culpable quizás por ser una molestia para el extraño, sin embargo aún así intento sonreirle, pero él no comprendió aquel gesto y se puso de pie para salir corriendo, Nadeshiko se encogió de hombros y aún sentada en el suelo, se giró hacia él, intentando alcanzarlo, pero no logra hacerlo, sólo ve su carrera loca hacia la salida del templo. Nadeshiko piensa que fue demasiado para él, y que no debió acercársele, se muerde el labio inferior y mira su muñeca, aún vendada...

Ya con el joven lejos del templo, ella se encoge de hombros y va bajando lentamente su mano,  hasta tocar de nuevo el suelo de madera, pero una voz la haría despertar, era Tora que aparecía en el umbral de la puerta, ¿estaba desde antes? no sabía si era así, pero a pesar de ello, se puso de pie y caminó hacia él lentamente,  para recibirlo, pero a medida que se acercaba, vería las marcas en su cara, el labio partido y la tierra en sus ropas.

- Tora-kun...- queda con el aliento suspendido al verlo así, y avanza más hacia él, para llevarlo hacia otro cuarto, lo toma del brazo, y lo conduce al pasillo que daba al jardín interno del templo, ahí le pide que se siente, mientras va con las cosas para curarlo, demora bastante poco, y pronto Tora la ve aparecer con un cuenco de metal y en este algodón y desinfectante. 

- ¿que ha pasado? -le pregunta con mucho cariño, mientras limpia con una gaza con agua sus heridas, sujetando con un a mano su cara, sus ojos se fijan y ella sonríe, sin dejar de curar - no.. no deberías... pelear demasiado -  susurró la joven, mojando de nuevo la gaza, su amigo podría ver las vendas en sus muñecas, muestra de lo que había  intentado hacer hacia un mes atrás.

Nadeshiko comienza a curar sus heridas y la detiene un momento, se quita la camiseta dejando ver su costado realmente amoratado, después deja con cuidado los utensilios con los que le cura en su sitio. Toma sus muñecas vendadas con cuidado y sobre la venda da un suave beso, por último besa su mejilla. No se que ocurriría si no estás, siempre estás cuando te necesito y te necesito siempre...

Se sonroja enormemente cuando comienza a sacarse  a camiseta, de hecho mira hacia otro lado, pero al verlo herido, se preocupa mucho más, ¿dónde había estado? y..¿con quién había peleado? Nadeshiko había vuelto a tomar las cosas para curarlo, una pomada para cicatrizar, pero Tora la detiene  y de rodillas toma sus manos, besando sus heridas, y sus mejillas,  ella se pone más roja de pronto, mirando sus ojos, y escuchándolo, eso la entristece demasiado,  bajando la mirada, había sido mucho para mucha gente, que la reprendió por intentarlo, pero también estaban los médicos, sin embargo ¿cómo explicarles  que aún deseaba hacerlo? Levantó la mirada hacia a su amigo, y se separó de él,  quedando sentada sobre sus pantorrillas y sus manos en su regazo.

- Tora-kun...  sólo continuar, nada... podrías hacer - dice la joven, sin atreverse a mirarlo de nuevo.

Sonrío como si nada pasase, se que no me abandonarías, no ahora. Miro a sus ojos y guío su mano hasta mi costado con suavidad y la otra a mi corazón, gracias a ti..... nada puede hacerme daño.

- claro que sí pueden hacerte daño - sus manos heladas acariciando su piel magullada, la del costado y sobre su corazón - mira como estás ahora, todo lastimado - apretó un poco la mano que estaba sobre su corazón, y luego apartó sus manos rápdamente, y desvía su mirada complicada por esa cercanía. Apretó sus labios  y apenas lo volvió a mirar a sus ojos.

- es... es mejor que te recuestes, para poder seguir atendiéndote, le pediré ayuda a Nana-sama, para poder tratarte, quizás tiene alguna costilla rota - se mordió el labio inferior, mirándolo nerviosa y sonrojada.

Me recuesto para que me cure, ¿porque no me miras  casi?.

La miro y deseo besar sus labios, deseo que me abrace pero ella no siente eso por mi.... mierda.....

Toma la gaza de nuevo entre sus dedos, e intenta limpiar la sangre de las heridas de Tora, con mucho cariño y esmero, pero su pregunta la hace retroceder de nuevo, y continuar sin mirarlo, realmente le era difícil.

- me.. me da vergüenza verte así, Tora-kun - confiesa, ya no  eran los niños que antes eran, que dormían juntos, ambos habían crecido y atrás había quedado las cosas de niños - eres... un hombre casi... ya, un hombre lastimado eso sí - se ríe, y sigue curando sus heridas, haciendo que se siente para comenzar a aplicar la pomada que su Nana-sama hacía y vendar sus heridas.

Tu ya eres una mujer, eres responsable, eres madura y evidentemente eres..... preciosa.. . y poco que pueda tener de hombre puede parecer engañoso. Un hombre es algo mas que un cuerpo desarrollado y una edad porque donde hay que  ser un hombre no lo soy o haría lo correcto o lo que debo, confieso que ahora no lo estoy haciendo bien....

Me siento cuando me lo pide y no dejo escapar la ocasión de buscar su mirada.

La joven Nadeshiko se sonrojó mucho al escuchar lo de preciosa, pocas veces se lo habían dicho, y ahora era su amigo de infancia, eso le gustó, bueno, hizo que su corazón diera un brinco tibio, y siguió vendándolo. A  veces su mirada  carmesí se cruzaba con los ojos  claros de su amigo y le regalaba una sonrisa pequeña.

- que bobo eres.. sólo debes intentar meterte en menos problema, a tu madre le dará un ataque cuando te vea llegar así - sonrió y apretó sus vendas un poco más, para poder dejarlo bien. La joven lo ayudó a levantarse, y fue a prepararle un poco de té para poder hacer que se aliviara un poco más. Ya cuando la noche cayó, ambos se despidieron y ella se fue a descansar.

Por la mañana, la joven Nadeshiko ya estaba en sus labores en el templo, vestida con su kimono, debía limpiar las placas de los monolitos de  sus antepasados, y saludar las fotos de sus padres que estaban en el altar familiar, Ya hecho eso, fue al jardín para barrer las hojas y dejar todo pulcro para los visitantes del templo del Alma.

La joven estaba apoyada en  la escoba que estaba usando, y comenzó a cantar dulcemente, Nadeshiko tenía una bella voz, pero que no usaba demasiadas veces, el piano había reemplazado su preciosa voz.

Era una Noche fría de invierno, mi padre, como era costumbre, llegaría tarde de trabajar, su trabajo en la compañía WWL una de las compañías líderes de robótica e ingeniería mecánica siempre ele hacia ausentarse por largos periodos de casa, pero al fin no estaba solo, desde que ese verano mi padre se casara de nuevo ya tenía de nuevo una madre, llego la hora de mi baño antes de cenar, como todas las noches, me encontraba lavando bien mi cuerpo cuando mi nueva madre entro desnuda en el baño,

-Quieres que te ayude Kuro, dijo ella con una sonrisa sentándose a mi espalda.

-No mami, dije yo inocentemente, ya soy mayor y puedo solo.

Una risita sonó a mi espalda, se ve que mi intento de parecer todo un adulto le había hecho gracia, me gire para sonreírle y la encontré sentada con las piernas abiertas acariciándose, no sabía muy bien que le pasaba pero respiraba entrecortada mente y tenía la cara roja.

-Estas bien mami, pregunte preocupado, no soportaría volver a estar sin madre…

-Estoy bien cariño ayudas a mama? Pregunto ella con una sonrisa mientras separaba algo que tenía en las piernas, lamerías esto de mama? Esta sucio y solo tú puedes limpiarlo.

-Claro, dije algo dubitativo, era la primera vez que veía algo asi, mama no tenia tita como yo? me pregunte, pero tengo que lamerlo? Pregunte asqueado al acercarme y notar que olía raro.

-Si cariño, de arriba abajo como si lamieras un helado, hazlo por mama, o no quieres a mama? Me pregunto ella mientras me acariciaba la cabeza.

-Si mama, empecé a lamer aquella cosa, estaba caliente y su sabor no era muy bueno, escuche como mama hacia ruidos extraños así que separe la cabeza y dije, mama sabe muy raro no me gusta.

Ella me abofeteo con fuerza, caí al suelo y comencé a llorar de inmediato me agarro del pelo me levanto y puso mi cabeza entre las piernas gritándome.

-He dicho que lo lamas, o quieres quedarte sin madre y ser un marginado? en sus palabras no había amor solo rechazo y desprecio.

-Mama me haces daño para por favor… dije entre lagrimas, no entendía nada pero no quería quedarme solo de nuevo.

Tiro mas de mi pelo y hundió mi cara en su entrepierna, gritándome mas fuerte –Te he dicho que lo lamas, quieres que deje a tu padre? Quieres quedarte solo? LAMELO¡¡¡ y ni se te ocurra parar. Dijo con voz dura y amenazante.

Volví a sacar mi lengua y comencé de nuevo a lamer aquella cosa viscosa, no dejaba de salir de ella, un liquido trasparente y pegajoso, que mi madre me obligaba a lamer y comerme una y otra vez, ella tiraba de mi pelo con fuerza pegando mas mi boca contra ella, estuvimos así mucho rato, hasta que mi madre empezó a gritar con fuerza, ya le había escuchado gritar así alguna noche cuando yo iba al baño y estaba con mi padre en su cuarto, su cuerpo se puso tenso, grito aun mas fuerte y pego aun mas mi boca contra ella casi no dejándome respirar, después de unos segundo quedo tirada en el suelo jadeando con fuerza me levanto tirándome fuerte del pelo y me dijo,

-Recuerda si hablas con alguien de esto, no solo me perderás a mi si no tan bien a tu padre, todos te dejaran solo, me abofeteo con fuerza de nuevo mientras asentía lloroso haciéndome caer de nuevo y dijo, termina tu trabajo aun queda liquido que lamer.

Desperté de golpe, de nuevo ese maldito recuerdo me atormentaba, estaba sudoroso y mareado, agarre mi cabeza con la mano intentando controlar mi cuerpo, cuando escuche una risa en mi cuarto, el terror me embargo pero quise parecer tranquilo, levante la mirada y allí estaba ella, desnuda con un látigo mirándome divertida,

-Que un sueño divertido? Pregunto con sorna…

-No, simplemente un asqueroso recuerdo que jamás se irá…

Su cara de torno en enfado me golpeo con fuerza con el mango del látigo haciéndome caer de la cama. Tu sucia escoria, como te atreves a hablarme así?

Agache la cabeza y con la voz mas sumisa que pude poner dije… -Lo siento mi ama.

Ella sonrío de satisfacción, abrió las piernas y dijo –Ponte de rodillas basura, acabo de orinar y tienes que limpiarlo…

Me arrodille cerre los ojos queriendo escapar de esta maldita realidad, pero sabía que no era posible, pensé en mi deseo del templo y suplique por que se hiciera realidad mientras mi lengua limpiaba el coño de mi madrastra…

Al día siguiente cuando al fin conseguí despertarme me dolía todo el cuerpo, la espalda me ardía aun de los latigazos y cortes que me había producido mi madrastra esa noche, y la mejilla hinchada y amoratada no se veía mejor… suspire delante del espejo del baño y me quite la parte de arriba del pijama como pude tratando que la sangre seca no abriera de nuevo las heridas, poco a poco conseguí despegarla y abrí el agua de la ducha… estaba fría pero relajaba mis músculos tensos en aquella calurosa mañana de verano, el agua se llevaba los rastros de sangre de mi cuerpo mientras me apoyaba contra el frio mármol esperando que aliviara la hinchazón de mi mejilla.

Después de la larga ducha y un ligero desayuno en solitario me sentía algo mejor, eran de los pocos momentos de paz que tenía en aquella casa… Pensé en el Templo y lo ocurrido cuando recordé horrorizado que me había dejado la mochila con la cartera en el templo… suspire profundamente… sin duda tenía que regresar por ella, total ya tenía que regresar para cumplir mi promesa… a lo mejor si Kami-sama veía que iba en serio con aquello cumplía al fin mi deseo y me liberaba de todo esto… de repente vino a mi mente la imagen de la sacerdotisa… ella tendría mi cartera seguro… así que tendría que hablarle… mi mano tembló y sacudió con un espasmo el resto de mi cuerpo haciéndome que la espalda me doliera de nuevo…me la agarre con la otra mano intentando que dejara de temblar… si me ponía así sería incapaz para mi hablar con ella… como podía ser tan patético? Cerré los ojos con fuerza intentando calmarme, sentí un dolor agudo en la mejilla pero eso ayudo a relajar mis latidos y que la calma volviera a mí, da igual como lo viera, darle vueltas no ayudaría, y tenía que ir igualmente, así que mejor afrontarlo cuanto antes, me vestí con cuidado intentando no hacer movimientos bruscos, aun tenia que se abrieran mis heridas y Sali de casa camino del templo.

La solana de la mañana me recibió cuando Salí de casa, sin duda por fin llegaba el verano y pegaba fuerte en las calles de la ciudad. Camine como mecánicamente por las calles con rumbo al santuario del Alma intentando que mi mente permaneciera en blanco todo lo posible, sin duda sería difícil pero debía lograrlo, mientras caminaba vi varios grupos de chicos jugando despreocupados por las calles, eso significaría tener infancia? Eso era felicidad? La verdad es que no recordaba haber tenido amigos nunca con los que poder correr despreocupados por la calle o simplemente hacer nada… como seria esa sensación… menee la cabeza alejando esos pensamientos de mi, que sin duda, no ayudaban nada a mi cometido, pero al menos me habían distraído lo suficiente para que el camino se hiciera corto, estaba ya delante de aquellas largas escaleras que me conducirían al Templo.

Me quede mirándolas un largo rato como queriendo que me invitaran a subir dándome ánimos y fuerzas que no tenia, suspire y comencé a subir las escaleras muy despacio esperando que cada paso me diera la fuerza que se escapaba de mi deseando que al llegar a la cima tuviera algo de valor, el valor que me falto el día anterior… porque corrí? Aquella muchacha albergaba tanta tristeza en sus ojos como la que yo sentía…pero y si también me hacía daño? Mis pasos dudaron y temblaron justo cuando llegaron a la cima y el templo se extendía frente a mí.

Levante la mirada y vi a la sacerdotisa que barría justo delante del altar, trague saliva y me acerque poco a poco hacia ella aguantándome las ganas de salir de nuevo corriendo.

-Per…Perdona, yo… ayer… dije trabadamente poniéndome rojo mientras mi voz se perdía en un susurro…

La llegada a casa no fue especialmente buena, el primero en pillarme fue mi hermano que al ver mi cara corrió hasta mí y respiro mas aliviado al ver que ya me habían atendido. Hablando largo y tendido casi le da algo al contarle lo ocurrido, me advierte que no voy por buen camino que lo que hago es una auténtica locura , que no le gusta que me meta en peleas y que mi otro problema me queda demasiado grande, que no puedo hacer que Ndeshiko no se case. Finalmente ante mis ruegos cede en guardar mi secreto de todo, como siempre que se trata de algo importante para mi

El drama mas grande llego con mis padres, que si ya estaba otra vez en peleas, que era la vergüenza de esta familia, que tengo que aprender de Sora y enfadado yo les respondo que mala suerte, que a mi me han tocado ellos de padres, que la decepción es mutua y así empatamos. Por mis palabras recibo un castigo mas que finalmente no cumpliré

Mañana siguiente, aunque intento calmar el dolor me cuesta, el costado me duele pero no puedo decir nada a nadie, mi hermano me conoce y sufre. Por ese motivo decido ir al único lugar que no me harán preguntas y con suerte hasta consigo que me calmen el dolor que siento ahora mismo. En el camino veo que una familia regala gatos chiquitines, por lo visto su gata ha tenido una camada.... por mi mente pasa en ese momento Nadeshiko, lo esta pasando mal y seguro que hará bien de compañero suyo, una vez en la casa de esa familia y una buena actuación me dan uno de los gatos, en este caso es una gata blanca.

He perdido tiempo pero cuando le regale la gata a Nadeshiko seguro que se alegra y con esos pensamiento llego al templo con  la presencia del chico de ayer, miro sin saber bien que hacer o decir delante de Nadeshiko y del chico ese y la gata en los brazos.